8/02/2025

Programa Tiempo de Mujeres CFRU sábado 02 de agosto 2025

 

Desde los estudios Frank Ryan de CFRU 
en la Universidad de Guelph en Ontario Canadá

 

cfru 93.3 fm 
Radio universitaria/comunitaria
de la Ciudad de Guelph
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TIEMPO DE MUJERES 
Bienvenida al programa de hoy
Hoy escuchamos la música de
agrupación mexicana de música jazz, hot jazz y dixieland 
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Colaboración 
Psicóloga
Tema de hoy
"Impacto de las redes sociales en la salud mental"
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Colaboración 
Licenciada en Desarrollo Humano
Programadora Neurolinguista
Venus Xcaret García Tellez
Cuentos para pensar 
"Cuando el enojo me quito lo que amaba"
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Colaboración 
Periodista, feminista e investigadora en Género y Estudios Culturales
 Daniela Villegas 
Género en la mira
"Historias de mujeres migrantes latinoamericanas en la Unión Europea" 
entrevista a Rebeca González 
cantante y actriz
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TEMA
Mujeres e infancias saturan hospitales y centros comunitarios
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Todos los Sábados de 8 a 9 de la noche
(tiempo del Este)

En México 10.6 millones de mujeres, niñas y adolescentes fueron víctimas de ciberacoso en 2024

 

.-Ciudad de México.- Se dio a conocer que en México, durante el 2024, el 21% de la población de 12 años y más que usó internet fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses, esto equivale a 18.9 millones en total, siendo 10.6 millones mujeres quienes experimentaron principalmente enojo, desconfianza, estrés, inseguridad, frustración, frustración o miedo, así lo documento Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

En este estudio Módulo del Ciberacoso (MOCIBA) 2024, se determinó que de 90 millones de personas usaron el internet en los últimos tres meses en el país y de ellas, la mayoría son mujeres. Las entidades que tuvieron cifras al alza de este delito fueron: Aguascalientes, Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas.

Mujeres quienes vivieron ciberacoso tuvieron contacto mediante identidades falsas, mensajes y llamadas ofensivas, insinuaciones o propuestas sexuales, recibieron contenido sexual, enfrentaron suplantación de identidad, fueron provocadas para que reaccionaran de forma negativa, recibieron críticas por apariencia o clase social, las amenazaron con publicar información personal, audios o videos para extorsionarlas.

En los casos donde se pudo identificar el sexo de su o sus agresores, en el 57% de los casos fueron hombres agredidos por hombres y 52.1% fueron mujeres agredidas por hombres.

De acuerdo con ONU Mujeres, los espacios digitales -que congregan a más de 5 mil 550 millones de personas de todo el mundo- se ha transformado en escenarios donde prolifera el discurso de odio, el acoso y la misoginia hacia las mujeres y estos lugares han sido identificados como la manosfera donde comunidades articulan ideologías antifeministas para anteponer narrativas patriarcales y excluyentes.

La manosfera también es conocida como la «machoesfera», ya que se trata de un término híbrido que convina la palabra man (hombre) y esfera. Se trata de una red creciente de comunidades digitales que, bajo la apariencia de abordar problemáticas masculinas como la paternidad, la salud mental, las relaciones efectivas o la autoestima, en realidad difunde discursos violentos contra las mujeres.

El informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la violencia contra mujeres y niñas, señala que estos espacios surgen como una reacción directa del avance feminista para señalarse a sí mismo como «víctimas» ante los cambios sociales orientados a la igualdad de género. Esto lo hacen a través de foros, podcast, canales de video, videojuegos o redes sociales, de esta manera, la manosfera atrae a jóvenes hombres ofreciendo respuestas a sus inseguridades personales o frustraciones sociales.

Así se propaga la misoginia en la machosfera. Espacios digitales en alerta – cimacnoticias.com.mx

Algunas formas de ciberacosos son envío de emails, mensajes de texto no deseados e intimidantes, múltiples solicitudes de amistad de personas desconocidas; comentarios abusivos, sexistas y misóginos en línea o uso de lenguaje abiertamente sexual en contra de la víctima; expresiones o comentarios discriminatorios (discurso lesbo/homofóbico); insinuaciones inapropiadas u ofensivas en redes sociales o salas de chat; envío de materiales sexualmente explícitos no solicitados (cyberflashing).

El ciberacoso se presenta en una gran variedad de manifestaciones y estar acompañado de otras formas de violencia en línea. Implica el uso de las TIC para abusar, humillar, molestar, atacar, amenazar, degradar, intimidar ofender o insultar a una persona por razones de género, creando un ambiente ofensivo y hostil en los espacios digitales, según el informe “Ciberviolencia y ciberacoso contra las mujeres y niñas en el marco de Belém Do Para” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres.

Este tipo de violencia suele estar dirigida en su gran mayoría contra las mujeres a través del uso de referencias y estereotipos de género que resultan negativos, dañinos y que están acompañados de lenguaje obsceno y de índole sexual. Siguiendo el informe, en la región americana se comprobó su uso en las periodistas, defensoras de derechos humanos, políticas, o aquellas con participación activa en el debate digital. Funciona como un dispositivo de descalificación, censura y disciplina en el ciberespacio que busca mermar los canales de expresión y presencia.

De acuerdo con la información dada por el Inegi, se determinó que el 31.1% de la población de mujeres de 20 a 29 años de edad que utilizó internet durante 2024 fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses, aunque este delito comienza a manifestarse desde los 12 años hasta más de 60, es decir, no hay rango de edad en mujeres que se exima de vivir esta situación.

Los datos del Inegi señalan que, la mayor prevalencia de ciberacoso estuvo en Yucatán (29.7%), San Luis Potosí (26.9%) e Hidalgo (26.2%). Mientras que, las entidades con menor registro fueron Morelos (15.1%), Tamaulipas (16.1) y Baja California (16.2%).

Además, el 36% de la población que manifestó haber sido ciberacosada y contactada por medio de identidades falsas con mensajes (34%) y llamadas (22.6%) ofensivas. La identidad de la persona agresora fue desconocida en el 62.9% de los casos, conocida en el 21.6% y ambas en el 15.5% de las veces.

Los medios empleados para efectuar el ciberacoso fueron WhatsApp (39.8%), Facebook (39.7%) y llamadas de celular (29.3%). En consecuencia, entre los efectos detectados en la victima se encontró enojo (58.6%), desconfianza (36.7%) e inseguridad (30.1). Además, el 34.5% de las mujeres experimentó miedo a comparación del 16% de sus homólogos.

Formas de ciberacoso

Otra forma que se relaciona con el ciberacoso se encuentra la violencia verbal u ofensiva asociada a la condición de género o a la apariencia física; amenazas de muerte, feminicidas o amenazas de violencia física sexualizada o violación en contra de la víctima o de sus familiares; incitación en línea a cometer violencia física y sexual en contra de una víctima; publicación, producción, envío y/o difusión de contenidos violentos o que retratan a las mujeres como objetos sexuales o las deshumanizan.

Otras formas pasivas son los discursos de odio sexista; troleo de género (gendertrolling); hackeo de dispositivos y robo de información personal; publicación de información personal (doxxing), videos o imágenes íntimos o de información falsa para dañar la reputación de la víctima, de sus hijos/as o personas cercanas; robo y suplantación de identidad en línea mediante el hackeo de dispositivos electrónicos de la víctima (online impersonation); uso de memes para viralizar contenido abusivo o estereotipos discriminatorios; sealioning, el cual consiste en el acoso de una persona con solicitudes persistentes de evidencia, preguntas y/o invitaciones incesantes de involucrarse en un debate en línea con un pretendido sentido de sinceridad y civilidad, a fin de provocar una respuesta agresiva que pueda ser utilizada para contraatacar.

La violencia en línea

De acuerdo con el informe de ONU Mujeres, la violencia de género en línea es un acto de discriminación que se ejerce gracias a la inmediación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), las cuales afectan principalmente a las mujeres, adolescentes y niñas.

El ciberacoso puede entenderse también como violencia de género a partir del articulo 1° de la Convención de Belém do Pará, el cual establece que “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”.

También señala que el espacio físico no es el único en donde se ejerce violencia contra las mujeres, esta se define como «las relaciones de poder que se producen y la naturaleza de relaciones interpersonales de las victimas con sus agresores». De esta manera, la violencia trasciende del ámbito privado a los espacios en donde participan las mujeres: medios de comunicación, transporte, centros educativos, hospitales, lugares de trabajo, entre otros.

De esta forma, la violencia en línea es la «acción o conducta en contra de la mujer, basada en su género, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, económico o simbólico, en cualquier ámbito de su vida, la cual es cometida, instigada o agravada, en parte o en su totalidad, con la asistencia de las tecnologías de la información y comunicación».

La ciberviolencia en contra de las mujeres encuentra sus raíces en factores relacionados con el género, las normas sociales relativas a la masculinidad y la necesidad de afirmar el control o poder masculino, así como desalentar y castigar a las mujeres por su comportamiento; sin embargo, al ser en línea destaca la rápida expansión, permanencia, el registro digital y alcance global.

México rebasa las 30 mil mujeres desaparecidas. Hay 5 mil registros en los últimos tres años

 

Fue en mayo del 2022 cuando México superó las 100 mil personas desaparecidas y entonces había 24 mil 771 mujeres desaparecidas, es decir, en menos de tres años son 5 mil 260 mujeres las que han desaparecido, lo que se traduce en 4 mujeres desaparecidas por día. Cabe señalar que las entidades donde se tenían en ese momento mayores registrados por desaparición eran: Jalisco, estado de México, Nuevo León y Veracruz.

Este aumento imparable de desaparición de mujeres ha sido documentado desde el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), cuyas cifras datan desde 1964 al el 30 de julio de 2025, cuando se registraron 131 mil 437 personas desaparecidas, de las cuales, 30 mil 31 son mujeres y 100 mil 983 son hombres, lo que evidencia la permanencia de una crisis que no ha sido contenida.

Las desapariciones de mujeres ocurren en un contexto diferenciado por razones de género. Aunque, en términos numéricos, desaparecen menos mujeres que hombres, también son quienes tienen menos probabilidades de ser localizadas. La mayoría de las desaparecidas son víctimas de redes de trata y explotación sexual.

De las 32 entidades de la república mexicana, son 10 estados en donde desaparecen más mujeres que hombres: Estado de México, Tabasco, Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, Yucatán, Puebla y Tlaxcala.

Tabla elaborada con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO)

Estado de México y Chiapas: epicentros de la crisis

Dos casos ilustran las desapariciones de mujeres son el estado de México y Chiapas, entidades que concentran índices de violencia feminicida y desapariciones. Pese a contar con AVGM, en ambas persiste la impunidad y la ausencia de resultados contundentes.

En el estado de México, gobernado por Delfina Gómez (Morena), los casos de mujeres desaparecidas continúan en aumento. Según datos de Red Lupa, en 2023 se registraron 4 mil 844 desapariciones, cifra que escaló a 5 mil 588 en el año en curso. La primera AVGM por feminicidio se declaró el 31 de julio de 2015, y en septiembre de 2019 se emitió una segunda alerta —primera en el país por desaparición— para los municipios de Toluca, Ecatepec, Valle de Chalco, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl, Ixtapaluca y Cuautitlán Izcalli.

Sin embargo, el presupuesto destinado no ha sido suficiente. Tanto en 2023 como en 2024, el Congreso local asignó 22.5 millones de pesos para la Alerta por violencia feminicida y la misma cantidad para la Alerta por desaparición. Aunque no ha disminuido, este recurso sigue siendo limitado e ineficaz para enfrentar la magnitud del problema.

En Chiapas, la situación no es mejor, pues la violencia impacta de manera particular a mujeres indígenas en condiciones de vulnerabilidad, generando incluso desplazamientos forzados masivos en regiones como Altos, Norte, Frailesca y Sierra Mariscal. El informe “Chiapas es un desastre” (2023), del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), advierte que el estado se ha convertido en un territorio en disputa por el control político, económico y territorial entre gobierno, empresas y crimen organizado, lo que ha intensificado la violencia.

En este contexto, la violencia machista representa ya el 60% de las desapariciones de mujeres en Chiapas. Desde 2006, las desapariciones de mujeres superan a las de hombres, afectando principalmente a adolescentes de 15 años. Pese a la gravedad, la AVGM declarada en 2016 solo abarcó siete municipios y, a casi diez años, no ha demostrado efectividad.

La ineficacia institucional también se refleja en el Consejo Estatal Ciudadano, órgano previsto en la Ley de Desaparición para Chiapas, que sigue sin materializarse a más de cinco años de su anuncio.

El incremento exponencial de mujeres desaparecidas en México, ejemplificado por los casos de Estado de México y Chiapas, muestra que los mecanismos implementados para prevención están estancados, como la AVGM y no han logrado contener la crisis, así como la falta de presupuesto, coordinación y resultados ha permitido que la violencia, la impunidad y las desapariciones sigan creciendo, dejando en evidencia la fragilidad institucional frente a la protección de mujeres, niñas y adolescentes.

Alerta por Violencia de Género

El Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU ha advertido que estos casos están frecuentemente relacionados con violencia sexual, feminicidio, reclutamiento forzado, trata de personas y explotación sexual, lo que coloca a niñas y jóvenes en una situación de extrema vulnerabilidad.

Ante este escenario, la Alerta de Violencia de Género (AVGM) ha sido una de las principales herramientas para enfrentar la problemática; sin embargo, pese a ser un logro feminista, actualmente la nueva Secretaría de las Mujeres (Semujeres) no ha sido capaz de asumir la función de las alertas ante la falta de estructura administrativa y personal, lo que se tradujo a un retroceso que ha debilitado la protección estatal de las mujeres, según han señalado organizaciones civiles.

De acuerdo con el informe sombra «Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres: Ni armonización/ ni coordinación», entre 2013 y 2025 se han presentado 56 solicitudes de AVGM, de las cuales se admitieron 41 solicitudes y solo se han emitido 26 declaratorias de Alerta de Género, para 24 estados:

Dos en el estado de México (una por violencia feminicida y otra por Desaparición), Nuevo León, Morelos, Nayarit, Chiapas, Michoacán, dos en Veracruz (una por violencia feminicida y otra por agravio comparado), Sinaloa, Colima, San Luis Potosí, dos en Guerrero (una por violencia feminicida y otra por agravio comparado), Quintana Roo, Zacatecas, Oaxaca, Campeche, Durango, Jalisco, Puebla, Chihuahua, Sonora, Tlaxcala, Baja California Estado de México (por desaparición) y Ciudad de México (Declarada por Gobierno Local).

El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) subraya que estas Alertas son importantes porque visibilizan la violencia contra las mujeres, activan protocolos de búsqueda, obligan al Estado a diseñar políticas públicas y exponen la impunidad institucional. No obstante, persisten fallas es la coordinación y operatividad de las alertas.

Uno de los principales obstáculos es la coordinación efectiva entre la federación, los estados y los municipios que fragmentan la implementación de medidas recomendadas. A esto suma la falta de voluntad política en gobiernos locales que impide a los programas trascender más allá de lo discursivo; así como la alternancia política y los cambios administrativos que interrumpen los esfuerzos iniciados como la creación de la Semujeres, a partir de la cual se extinguió la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) que se encargaba de las Alertas por Violencia de Género.

Alertas de Violencia de Género debilitadas por Secretaría de las Mujeres. CEDAW 2025 – cimacnoticias.com.mx

Este retroceso limita los objetivos de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), especialmente en la protección de la vida, integridad y acceso a la justicia, además de evidenciar omisión de recursos presupuestarios que garanticen su implementación.

Otros mecanismos que han mostrado fallas e ineficiencia son el Protocolo Alba y la Alerta AMBER, mecanismos de coordinación para la búsqueda inmediata de mujeres y niñas desaparecidas. Sin embargo, pese a su vital importancia durante las primeras horas de búsqueda en los estados que cuentan con ellos, el informe sombra «Desaparición de mujeres, Alerta AMBER y Protocolo Alba: Cuando no hay voluntad para encontrarlas» indica que no han podido aplicarse de manera efectiva debido a una serie de obstáculos.

En el país se activaron 2 mil 988 Protocolos Alba en 18 fiscalías en donde se lograron encontrar mil 910 mujeres desaparecidas; sin embargo, de las 32 entidades federativas, en Hidalgo, San Luis Potosí y Oaxaca, este no ha sido implementado. Asimismo, a lo largo de 2024, se activaron 871 Alertas Amber en 20 fiscalías locales, aunque de las 32 entidades que disponen de fichas de búsqueda relacionadas con la Alerta Amber, solo 11 cuentan con un protocolo estatal establecido.

De acuerdo con el documento, los obstáculos que enfrentan ambos mecanismos son: activación tardía de las fichas de búsqueda, en algunos casos hasta 72 horas; falta de difusión y seguimiento de las investigaciones; ausencia de campañas informativas sobre la activación de los protocolos; revictimización y minimización de las mujeres desaparecidas; dificultad de acceso a información sobre el seguimiento de las búsquedas; ineficacia en la clasificación de activaciones; falta de capacitación y sensibilización para las y los operadores; carencia de acompañamiento a víctimas y familiares; así como fallas en la coordinación de los mecanismos.

Ante estas obstrucciones, el informe demanda: armonizar el Protocolo Alba y la Alerta AMBER en todos los estados de la República; conformar Comités Técnicos que informen resultados de manera periódica; homologar los criterios de activación, eliminando requisitos discrecionales y estableciendo un plazo máximo de 24 horas; así como fortalecer la transparencia y el acceso a la información, exigiendo que las fiscalías publiquen sus resultados.

México sin voluntad para encontrar a sus desaparecidas. Fallas en Protocolo Alba y Alerta Amber. CEDAW 2025 – cimacnoticias.com.mx

Matrimonio forzado contra niñas y adolescentes: voces robadas, infancias rotas: ADIVAC

 

En junio de este año, con registros de la Secretaría de la Salud, se hizo pública una lista de 30 nacimientos en donde las edades entre las madres y los padres es abismal. La lista se viralizó en redes sociales y medios de comunicación desde la perspectiva de «las madres más jóvenes del 2024», invisibilizaron que se tratan de niñas que sufrieron violencia sexual y quienes probablemente están en un matrimonio forzado.

Entre las edades de las mujeres que rondan en la lista se encuentran de 10 años hasta los 12 años; mientras que las edades de los padres rondan entre los 13 hasta los 65 años. De estos solo 7 hombres son menores de edad y 23 son jóvenes, adultos y personas mayores. Asimismo, la mayor diferencia de edad es de 53 años en el caso de una niña de 12 y un adulto mayor de 65 años en el municipio El Oro, ubicado en el Estado de México.

Por otro lado, los estados en donde más se registraron estos casos fueron: Chiapas (Comitán de Domínguez, Ocosingo, Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo), Guerrero (Acapulco, Chilpancingo de los Bravos y Chilapa de Álvarez) y Puebla (Puebla, Izúcar de Matamoros y Tehuacán). Aunque, en casi todas las entidades de la república se registró al menos un caso, lo que pone en relieve que esta situación acontece de manera generalizada en México.

Una segunda lista se hizo pública; sin embargo, estuvo enfocada en «30 nacimientos con la mayor diferencia de edad entre padres» mostrando a mujeres entre los 16 años y los 49 años; mientras que la edad de los padres ronda entre los 72 años y los 97 años, siendo que la mayor diferencia de edad se registró en 75 años que abarca el caso de una joven de 22 años y el adulto mayor de 97.

De la misma forma, estos nacimientos casos ocurrieron en Guerrero (Arcelia, San Luis Acatlán y Ayutla de los Libres), Estado de México (Otzolotepec y Toluca), Puebla (Acatzingo, Zacapoaxtla y Puebla) y Baja California (Mexicali y Tijuana).

ADIVAC, mencionó que esta «violencia sexual institucionalizada», está documentada desde la Secretaría de Salud (SSa) la cual reporta una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes entre 9 y 19 años. Sin embargo, en ninguno de estos casos se activó el protocolo de la Norma Oficial Mexicana 046 ni se dio aviso al Ministerio Público para que se investigaran como delitos sexuales.

Los cuales se persiguen de oficio, pero es necesario iniciar una carpeta de investigación. Adivac mencionó que en 2024, la Secretaría de Salud, documentó 7 mil 975 partos de niñas entre 10 y 14 años. De esos, 30 niñas de entre 10 y 12 años tenían parejas de hasta 65 años.

La Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas A.C., señaló al Estado mexicano en esa misma comparecencia ante la Cedaw donde tampoco mencionó que México ocupa el octavo lugar a nivel mundial en matrimonios infantiles y uniones tempranas, porque se calcula que un millón 420 mil niñas y adolescentes están unidas o casadas antes de los 18 años.

Desde ADIVAC, autoconsiderada como organización feminista, de derechos humanos y con décadas de trabajo con mujeres y niñas que han vivido violencia sexual, exigen a la Secretaría de las Mujeres federal, al Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), a las fiscalías especializadas en Delitos de Violencia de Género, a los tribunales de Justicia, a la Secretaría de Salud y, especialmente, a la presidenta de México: mirar lo que ocurre con las niñas y adolescentes mexicanas quienes son obligadas a unirse con sus agresores bajo «usos y costumbres», violentando su derecho a una vida libre de violencia.

Además solicitaron que se realice un diagnóstico profundo y sin simulación sobre los resultados de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) 2019-2024. Que se articulen acciones reales, interinstitucionales sin corrupción ni negligencia para reducir de manera efectiva el matrimonio forzado (esclavitud), la violencia sexual, la trata de personas y los embarazos en niñas.

Que se reintegre y audite el presupuesto destinado a esta problemática del Fondo para el Bienestar y el Avance de las Mujeres -(FOBAM), 2019-2024, y se revisen las prácticas de las consultoras que lo han operado y que el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), a nivel federal y locales, actúe con congruencia, con el principio del interés superior de la niñez, y se pronuncie pública ante esta emergencia.

ADIVAC recalcó que en México, las niñas siguen siendo víctimas de violencia sexual y trata, disfrazada de matrimonio, y eso «es inaceptable». Por eso solicitaron a las autoridades voluntad; a la sociedad civil organizada, «no callar» porque «

¡Las niñas no se tocan, no se violan, no se venden, no se casan!

Es preciso recordar que México suscribió la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) en 1979, y la ratificó el 23 de marzo de 1981».

Con ello, nuestro país se comprometió —ante el mundo- a garantizar la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, a eliminar la discriminación directa e indirecta y a proteger de manera prioritaria a niñas, adolescentes y mujeres.

México y la deuda pendiente con las niñas

De acuerdo con el informe sombra ‘Matrimonio forzado, venta y embarazo de niñas y adolescentes’ enviado ante la CEDAW para la comparecencia del Estado mexicano en su X informe periódico, los matrimonios y las uniones infantiles tempranas y forzadas (MUITF) son fenómenos que se relacionan con las desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente, marcos legales y políticas inadecuadas que ponen en riesgo a las niñas y adolescentes.

Las abismales diferencias entre las edades de una mujer y su conyugue revelan que muchas se casan con hombres mayores cuando aún son adolescentes de entre 15 a 19 años. Esto toma relevancia al considerar que cuando las infancias comienzan un matrimonio, este repercute en su capacidad de alcanzar o abandonar hitos de transición hacia la vida adulta.

«El matrimonio infantil y las uniones tempranas son prácticas perjudiciales, nocivas que tienen un impacto negativo en el desarrollo integral de las niñas y adolescentes, exponiéndolas a violencia, el abuso sexual, sobrecarga de trabajo de cuidados, así como de explotación en el trabajo doméstico y agrícola», apunta el informe.

Otro de los apuntes que hace el informe es que los matrimonios infantiles en áreas rurales no tienen la misma connotación cultural y social, incluso en contextos de pobreza la situación se agrava. Por ejemplo, el 30.9% de las mujeres en zonas rurales se casaron antes de los 18 y solo el 19% lo hicieron las mujeres en zonas urbanas.

El Censo 2020 del INEGI demuestra que a nivel nacional 27 mil 800 mujeres indígenas de 12 a 17 años estaban casadas o en unión conyugal, representando el 7.5% de la población femenina indígena en ese rango de edad, de las cuales el 1.2% eran niñas entre los 12 y 14 años.

En la Montaña de Guerrero, una de las regiones más pobres y marginadas de México, las niñas indígenas se enfrentan a matrimonios forzados desde los 12 años, transaccionadas mediante trueques bajo usos y costumbres patriarcales. A veces, el intercambio se da económicamente por 250 mil pesos con la complicidad de autoridades locales.

«Las víctimas son sometidas a esclavitud doméstica y violencia, sin acceso a educación ni protección. La pobreza extrema, la omisión estatal y la falta de políticas públicas perpetuán esta violación sistemática de derechos humanos (…) sin que existan mecanismos efectivos para erradicarla», denunció el informe.

México no ha cumplido con erradicar matrimonios infantiles, van en aumento. CEDAW 2025 – cimacnoticias.com.mx

La Manada de Campeche: una joven denuncia violación grupal

 Escrito por Los Angeles Press

por lo que fueron formalmente procesados los agresores.

El caso de violación grupal en Campeche alentó a otras víctimas a denunciar sus casos

Agencias

San Francisco, CAM. Cielo tiene 22 años edad y el 30 de marzo de 2025 salió de fiesta con sus amistades en San Francisco, Campeche. La primera parada fue un antro, pero al cierre del establecimiento decidieron ir de after party o seguir la fiesta. Fueron al departamento de la joven y ahí Yeshua N., Jorge N. y Ángel N. presuntamente la violaron en manada.

El 31 de marzo, horas después de la agresión sexual, la joven acudió a denunciar al Centro de Justicia para la Mujer de la fiscalía general del Estado de Campeche (FGECAM). Se inició la carpeta de investigación CI-2-2025-448. Las autoridades determinaron que sufrió una violación equiparada tumultuaria y el 15 de abril se giraron las órdenes de aprehensión.

De los tres responsables, el 10 de julio, casi cuatro meses después, arrestaron a Ángel en Campeche.

Luisa Elizabeth Rodríguez Berzunza es la madre de Cielo y es quien se ha enfrentado a las autoridades para exigir justicia para su hija. Vivía en Playa del Carmen, Quintana Roo, y decidió vender su casa y mudarse a Campeche para acompañar y cuidar de su hija.

“Mi hija me avisa en la madrugada, yo viajo y llegué el día 31 en la madrugada. La llevó al Centro de Justicia para la Mujer a poner la denuncia contra los agresores, esperamos unas horas y ahí fue que aprendí que un 58 es una violación, junto con mi hija había otras mujeres que estaban esperando ser atendidas”, relató

Liz, como prefiere que le llamen, tocó las puertas de la titular de la Secretaría de Gobierno, Liz Hernández; de la directora de Participación Social y Comunitaria y también sobrina de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores San Román, Martha San Román, y del titular de la FGECAM, Jackson Villacis.

“Mi hija empezó a declarar y dos funcionarias preguntaron el nombre de los agresores, y una dijo que no creía que fueran ellos. Mi hija renunció de los abogados de oficio el 4 de abril y contratamos otros, ha sido un calvario el andar”, expresó.

Organizó una marcha el 20 de mayo y en compañía de amistades y familiares caminaron al Palacio de Gobierno de Campeche. Esperaba ser recibida por la gobernadora, Layda Sansores San Román, a quien intentó contactar en varias ocasiones a través de las redes sociales. A la fecha, se le ha negado una audiencia.

Los presuntos responsables, Yeshua, Jorge y Ángel están relacionados con familias vinculadas al trabajo de función pública.

«Tienen relaciones políticas, trabajaron para Morena en la campaña de una candidata para presidenta municipal Jamile Moguel y también sé que la mamá de Yeshua trabaja en comunicación en el Gobierno del Estado”, expresó la mamá de Cielo.

El 30 de junio se cumplieron 90 días de la presunta violación en manada. Tres meses en que Cielo y su mamá están luchando para que no quede impune. En ese trayecto, el 16 de mayo, Liz decidió hacer pública la violación para pedir el apoyo de la ciudadanía y dar con los responsables. A la par, acudió al Congreso del Estado de Campeche para pedir la intervención de los diputados.

“No es fácil hablar de una violación tumultuaria hacia tu hija, pero no nos vamos a callar”, apuntó.

Otras jóvenes denuncian el mismo modus operandi

Pero Cielo no es la única. Entre los mensajes que recibió, otras jóvenes aseguraron que fueron víctimas de Yeshua, Jorge y Ángel. Su forma de operar era aprovechar los after party para violar y abusar sexualmente de las mujeres.

Las jóvenes decidieron no denunciar por vergüenza, otras más para no decirle a sus familias. Yeshua, por ejemplo, ya había sido exhibido en un tendedero de denuncias del 8M en la Universidad Autónoma de Campeche.

Liz tiene claro que su hija no es la culpable, que verla llorar, gritar, tener crisis y no dormir tras la violación es algo que no le desea a ninguna madre y a ninguna mujer. A Cielo le cambiaron la vida, no se la quitaron.

“Nadie más que yo sabe lo que son las crisis en la noche, lo que es curar a tu hija, levantarla, ver como grita, que no pueda escuchar música, porque nadie más que yo está viviendo esto. Nos está costando levantarnos, pero no vamos a callarnos. Mi hija tiene un temple fuerte, es valiente, se levantó y denunció porque no podía permitir que siguieran haciendo esto a más jóvenes”, sentenció.

Cielo y su madre seguirán insistiendo por justicia, le han escrito a la presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo con la esperanza de que intervenga en el caso.

**El nombre de la denunciante fue modificado para cuidar de su integridad.

El link original de la nota

«Escribir desde lo negro». Mujeres afrocosteñas, poetas vindican su legado

 

.-Ciudad de México.- Aunque hay escasos escritos históricos sobre las contribuciones de las mujeres afrodescendientes y afrocosteñas sus expresiones sociales y culturales legado y herencia de sus ancestras negras están presentes en México a través de sus letras en poemarios que nos llevan a leerlas «desde lo negro», como lo menciona Aleida Violeta Vázquez Cisneros, con todo el entronque político e histórico que enmarca esta frase.

A pesar de su importancia como constructoras de la igualdad, las mujeres afrocosteñas son particularmente vulnerables a la desigualdad social y económica, suelen tener menos acceso a la educación, empleos formales y servicios de salud, lo que perpetúa ciclos de pobreza, según estudios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), no obstante no solo han logrado sobrevivir a un sistema que las excluye sino que han transformado la historia de las comunidades costeñas en el país.

En las costas del pacífico mexicano y del Golfo de México, han vivido por más de cinco siglos las mujeres afrocosteñas, descendientes de África fueron traídas en condición de esclavas a México durante el Virreinato en el siglo XVI y se asentaron principalmente en las costas de los estados de Veracruz, Tabasco, Guerrero, Oaxaca y Chiapas,

En el 2023 había más de un millón y medio de mujeres que se identificaban como afromexicanas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y de acuerdo con el Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas publicado en el Diario Oficial de la Federación el nueve de agosto del 2024 por parte del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) existen 445 comunidades afromexicanas, se emplean principalmente en el comercio informal, como agricultoras, artesanas y en la pesca, además asumen roles de cuidado no remunerados.

Mujeres Afromexicanas en Movimiento han exigido verdaderas políticas antirracistas que combatan las profundas desigualdades que enfrentan y no sólo discursos y políticas emergentes de corto plazo, agregaron que las afromexicanas seguiran trabajando por una vida digna; impulsadas por la fortaleza, la noción de libertad y de dignidad ancestral implantada por las mujeres negras que caminaron antes que ellas.

La poesía afrocosteña

Las afrocosteñas han sostenido históricamente a las comunidades de las costas, desde las prácticas de sus saberes ancestrales  hasta su firme liderazgo comunitario. Tal es el caso de Aleida Violeta Vázquez Cisneros, mujer afromexicana de Cuajiniculapa, Guerrero, defensora, gestora cultural, escritora y poeta. Poseedora de saberes ancestrales, los cuales manifiesta desde los diez años a través de la literatura.

Vázquez Cisneros, usa la escritura para visibilizar las violencias que viven las mujeres afrocosteñas en México, recientemente lanzó su primer libro de poesía afromexicana titulado con su nombre: Aleida Violeta Vázquez Cisneros, un conglomerado de versos que rememoran las voces de sus ancestras negras.

Aleida no soñó con ser poeta, no porque no pudiera, sino porque en su comunidad la poesía no vino en forma de libros ni se escribió con tinta, allí se dice, se canta, se improvisa y se hereda.

“este poemario lo describo como un sueño que no sabía que tenía y es que para mí hacer poesía o decir versos es parte de mi cotidianidad, donde hay una tradición oral  que no ha necesitado de la palabra escrita para sobrevivir”

Aleida Violeta Vázquez Cisneros

Ante la falta de registros escritos, las afrocoteñas han resistido y sobrevivido a través de la oralidad, no sólo como un recurso cultural, sino como una forma de preservación identitaria frente a la invisibilidad.

La escritora creció rodeada de mujeres afrodescendientes que marcaron su vida y su forma de escribir. Aunque sus primeros versos no hablaban directamente sobre la afromexicanidad, con el tiempo entendió que la discriminación y el rechazo al color de piel oscuro que hay,  incluso dentro de su población, forma parte de la violencia estructural que opera sobre las y los afros y en especial sobre los cuerpos de las mujeres afromexicanas. 

“ yo escribo desde lo negro, desde mi  tierra y desde mis ancestras, porque hacer poesía de este tipo es resistencia ya que transita entre la métrica y rima del verso popular costeño y otras piezas de estilo libre, donde mi principal objetivo es ponerlos al servicio de nuestras comunidades y  de nuestra memoria”.

Uno de sus poemas más populares que escribió para honrar la memoria de su abuela pero también como respuesta desde el orgullo de ser afrodescendiente al racismo que ha enfrentado desde que era niña y que se incluye en este poemario es: 

No me avergüenza ser negra

A ti que me dices negra
con intención de ofender
ponle frenos a tu lengua
no te vaya a hacer caer
pues Dios a mí me hizo negra
y de hermoso parecer 
pa’ que el mundo se alegrara
contemplándome a placer
Llevo en la sangre candela
y en mi pecho algarabía
mis ojos son dos lumbreras
que desbordan alegría
son herencia de mi abuela
que de niña me decía:
¡no me avergüenza ser negra!
¡soy fuerza, fulgor y vida!

Aleida Violeta Vázquez Cisneros

CEO

En el 2024 fue ganadora del Premio Nacional a la Promoción de los Derechos de las Mujeres Afromexicanas por parte del INPI y el Gobierno de México, resultado del compromiso inquebrantable con el fortalecimiento y la promoción de los derechos individuales y colectivos de las mujeres afromexicanas, con un enfoque integral que incorpora la perspectiva de género, antirracista y  pertinencia cultural. A pesar de su reconocida trayectoria dentro del activismo, manifiesta que hasta el momento no ha sido becada o reconocida por su camino artístico, ya que existen obstáculos dentro de la literatura, porque aún se rige desde la perspectiva eurocéntrica que excluye el tipo de poemas que ella escribe. 

“Nos enseñan que el arte debe hacerse desde lo blanco, desde lo Europeo, no desde nuestras historias ni nuestra memoria colectiva”.

– Aleida Vázquez

Vázquez Cisneros no se formó en instituciones artísticas. Su escuela ha sido la costa, la palabra de sus ancestras y la musicalidad del verso costeño.

Las costas y el cambio climático

Es importante señalar que ante un desastre natural las mujeres y las niñas tienen 14 veces más probabilidades de morir debido a las diferencias de género y a las desigualdades existentes relacionadas con sus derechos económicos y sociales, esto de acuerdo con Mujeres, desastres y pobreza.

Circunstancia que pone en desventajas a todas las mujeres afrocosteñas principalmente en la obtención de ingresos económicos, ya que se se ven limitados.

Esta situación que ha quedado al descubierto tras en paso del huracán Erik en el mes de junio, el cual tocó tierra como categoría 3 las costas de Oaxaca y Guerrero, con fuertes vientos que dejó a familias afrodescendientes a la intemperie, algunos sin hogar y a la mayoría sin techos, además de estar incomunicados y sin energía eléctrica por más de 20 días.

Ante la crisis sanitaria que enfrentan actualmente, la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento (MUAFRO) señaló que

«Esta devastación es consecuencia directa, no solo del cambio climático sino también del racismo estructural, institucional y sistémico que ha mantenido al margen del desarrollo al Pueblo Afromexicano. Y que, como en todas las contingencias, las mujeres seremos las que tendremos las mayores cargas».

Cabe señalar que en el año 2024 concluyó el primer Decenio Internacional para las Personas Afrodescendientes (2015-2024), proclamado por la Asamblea General de la ONU para promover el reconocimiento, la justicia y el desarrollo de las personas afrodescendientes, ONU Mujeres México señaló que aún quedan muchos pendientes para cumplir con el objetivo de reforzar las acciones y medidas que garantizan el pleno ejercicio de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de las personas afrodescendientes, así como su participación plena y equitativa en la sociedad.

Corresponsabilidad frente a la VPMRG

 

.-De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGADMVLV), la violencia política contra las mujeres en razón de género (VPMRG) es toda acción u omisión que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de las mujeres, con base en elementos de género, es decir, cuando se dirijan a una mujer por su condición de mujer.

Las expresiones de la VPMRG son diversas y los agresores pueden ser agentes estatales, superiores jerárquicos, colegas de trabajo, dirigentes de partidos políticos, militantes, simpatizantes, precandidatas, precandidatos, candidatas o candidatos postulados por los partidos políticos o representantes de los mismos; medios de comunicación y sus integrantes, por un particular o por un grupo de personas particulares.

La VPMRG no es aislada, también presenta otras violencias como la psicológica, la física, la comunitaria, la institucional, incluso la feminicida.

En el caso de los medios de comunicación, se suman otros tipos de violencia también reconocida en la LGAMVLV, como es la violencia digital, es decir, la que se comete mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación y la violencia mediática que sucede a través de cualquier medio de comunicación.

Ambas involucran la difusión de informaciones, imágenes y videos cuyo contenido puede menoscabar la identidad de las mujeres, les causan daño psicológico y emocional, atentan contra la igualdad y su autoestima, así como salud, integridad, libertad y seguridad, promueven estereotipos sexistas, hacen apología de la violencia machista.

Estas violencias se presentan de manera recurrente. De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), en 2024, se recibieron 209 quejas por VPMRG, 42 por ciento de los ataques sucedieron en redes sociales, 18 por ciento en medios de comunicación. Los medios de comunicación se posicionan en la lista de los tres agresores principales, 13 por ciento servidores públicos, 11 por ciento integrantes de partidos políticos y 10.5 por ciento medios digitales.

La violencia que sucede desde los medios de comunicación presenta al menos tres características. Por un lado, como señala Amelia Várcarcel (1997), las mujeres que participan para ocupar un cargo público y cuentan con una trayectoria dentro de este ámbito, habitualmente no son reconocidas por parte de algunos actores políticos, enfrentando el “techo de diamante”, la representación mediática desigual y sexista naturaliza la exclusión de las mujeres del espacio político.

El avance político de las mujeres se enfrenta al sexismo en los medios que ha observado y narrado el poder político en masculino. Aunque las mujeres políticas ocupan un 50 por ciento de los espacios en la toma de decisiones, su presencia mediática no supera el 21 por ciento, donde las noticias reproducen estereotipos de las mujeres como alejadas del espacio público, narran la paridad como un capricho de las mujeres, cuestionan su vida privada y sexual con diferentes formas de ridiculización, recurren a lenguaje que las invisibiliza con el masculino genérico, que violenta incluso su derecho a participar en condiciones de igualdad.

En segundo lugar, el abordaje que realizan los medios de la VPMRG cuando las mujeres políticas son amenazadas, agredidas de diferentes formas e incluso asesinadas en campaña o en el ejercicio de los cargos, se presenta desligada de su acción política, con una exposición del cuerpo violentado y sexualizado de las víctimas, con narrativas que justifican la violencia y la duda sobre sus denuncias.

Una tercera expresión de la VPMRG desde los medios es cuando éstos son agresores directos de las mujeres en la política con publicaciones especificas donde se refieren de manera despectiva sobre ellas como el caso del Medio Contraparte en Puebla (Expediente: SCM-JDC-838/2018 y acumulado parte actora: Violeta del Pilar Lagunes Viveros y Fabian Gómez Hernández por citar un caso), en el que los medios han sido sancionados por menoscabar los derechos políticos de las mujeres.

Sin embargo, recientemente, existen casos que nos llevan a revisar el papel de los medios y las políticas por un uso indebido de la VPMRG.

Por un lado, contra la ciudadanía como lo es el caso reciente de Karla María Estrella Murrieta, quien deberá disculparse públicamente en su cuenta de X durante 30 días, publicar un extracto de la sentencia, pagar una multa económica, tomar cursos de violencia en razón de género e inscribirse en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género, debido al post que escribió sobre una diputada federal.

Por otro lado, los casos directos contra periodistas donde son sentenciados por VPMRG por ejercer la libertad de prensa.

La construcción teórica del tipo de VPMRG y de todas las violencias, así como de la creación de protocolos y procedimientos de denuncia, es una conquista del movimiento amplio de mujeres en la lucha por los derechos políticos. El uso de la VPMRG para inhibir la libertad de expresión constituye no solo un atentado a esa lucha si no a la misma democracia.

Las mujeres periodistas han sido las aliadas históricas para la defensa de los derechos políticos de las mujeres. Las periodistas sufragistas de hace más de un siglo abrían espacio en sus medios para la exigencia de la igualdad política y social. Hoy, otras tantas periodistas son quiénes posibilitan el reconocimiento de permanencia en el espacio público, pues son ellas quien producen noticias que cuestionan las desigualdades y violencias que viven.

Por ello, se requiere corresponsabilidad. Mientras las periodistas reconocen el derecho de las mujeres a participar en la política, las políticas deben reconocer la necesidad de un periodismo libre y crítico para la democracia genérica, como Marcela Lagarde lo señala.

La violencia envía un claro mensaje a todas: no eres bienvenida.

Los medios son espacios de poder que contribuyen y refuerzan el sistema patriarcal; pero también son la herramienta que puede acercarnos a la igualdad.

Se debe romper la impunidad y permisividad social de la violencia contra las mujeres, de todas, las periodistas y las políticas en una responsabilidad compartida por la defensa de nuestros derechos.

Defensoras abandonan El Salvador ante persecución de Bukele. Exigen liberar a Ruth López

 

Uno de los casos más representativos de esta represión es el de Ruth López, directora anticorrupción de Cristosal, detenida el 18 de mayo por presunto enriquecimiento ilícito. Tanto ella como la organización han negado las acusaciones, denunciando que se trata de una venganza política debido a sus investigaciones y a su voz crítica frente a un gobierno que presume un aparente progreso.

El 4 de junio se llevó a cabo la audiencia inicial en contra de Ruth López, defensora de derechos humanos, quien fue detenida con una serie de irregularidades, se documentó que ha tenido cambio el supuesto delito, problemas en el debido proceso y presunción de inocencia.

De acuerdo con Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), tan solo en marzo de 2024, se contabilizaron 923 agresiones contra 23 defensoras y 2 organizaciones o grupos que de igual manera representó el 13% de las 7 mil 345 agresiones registradas en el conjunto del año.

Las agresiones tuvieron como principal objetivo a las defensoras de derechos de las mujeres a una vida libre de violencia (26%), de la tierra y el territorio (23%), de la participación política (15%) y de la libertad de expresión (15%). Además, IM-Defensoras identificó discriminación por razones de género en más de la mitad de las agresiones documentadas.

Para IM-Defensoras, estas agresiones buscan desarticular el poder colectivo de las defensoras, generar afectaciones que limiten su derecho a manifestarse pacíficamente e infundir miedo para que se abstengan de participar en movilizaciones futuras.

Cabe señalar que desde su llegada al poder en 2019, Bukele comenzó a sentar las bases de un gobierno autoritario, que se consolidó en 2022 con la implementación del estado de excepción bajo el argumento de combatir a las pandillas. Sin embargo, esta medida provocó un recrudecimiento de violaciones a derechos humanos y casos de tortura por parte del Estado, denunciados por defensoras y periodistas, quienes han sido amenazadas, obligadas al exilio o incluso criminalizadas. De acuerdo con la Organización Mundial Contra la Tortura, al menos 34 personas defensoras de derechos humanos permanecen encarceladas en el país.

 Para Cristosal, este hecho representó el “punto de quiebre” que los obligó a cesar sus actividades en el país. No fue el único caso de hostigamiento, pues integrantes del equipo también denunciaron vigilancia e intimidaciones por parte de la policía.

En el marco del régimen de excepción en El Salvador, Amnistía Internacional (AI), señaló que

«Las autoridades salvadoreñas han cometido violaciones masivas de derechos humanos, entre ellas miles de detenciones arbitrarias y violaciones al debido proceso, así como tortura y malos tratos, y al menos 18 personas han muerto bajo tutela del Estado, dijo Amnistía Internacional hoy, tras llevar a cabo una investigación de crisis en el país».

La represión no ha sido exclusiva contra defensoras de derechos humanos, sino que también ha impactado de manera severa a periodistas. El pasado 1 de junio, el medio El Faro El Salvador anunció que todos sus integrantes se exiliarían en Guatemala, ante el temor de detenciones arbitrarias, tras publicar una investigación que reveló acuerdos entre pandillas y el gobierno de Bukele. El primer capítulo, titulado “Las confesiones de Charli”, fue publicado el 1 de mayo, y generó una reacción violenta del gobierno.

En su fotoreportaje “Retrasos de un nuevo exilio”, El Faro El Salvador documentó la difícil situación de sus periodistas, señalando que, hasta el 13 de junio, al menos 40 habían sido recurrido al desplazamiento forzosado, de acuerdo a la Asociación de Periodistas de El Salvador,  lo cual definió como un “éxodo masivo”. Aunque se desconoce el número exacto de defensoras y defensores exiliados tras la detención de Ruth López, se sabe que muchos también han abandonado el país por seguridad, tal y como los integrantes de Cristosal.

Una de las periodistas exiliadas es Aracelí, quien llegó a Guatemala el 8 de junio, confesó que uno de los principales motivos de su salida fue proteger a su familia, ante el temor de represalias. «A través de este trabajo podemos ser testigas del miedo, el cansancio y la ansiedad que embarga a aquellas mujeres que han tenido que abandonar su país por su labor de defensa», afirmó.

Aunque esta crisis se ha agravado desde 2022, el hostigamiento contra Cristosal y medios críticos comenzó mucho antes, con acciones encubiertas como el espionaje mediante Pegasus, un software desarrollado por la empresa israelí NSO Group para infiltrar dispositivos móviles. Aunque fue diseñado para combatir el terrorismo, se ha documentado su uso contra activistas, periodistas y figuras de oposición en varios países, incluido El Salvador.

Tanto Cristosal como El Faro han sido blanco de este espionaje. En el caso del medio, se detectó la intervención de los teléfonos de 22 periodistas, según una investigación realizada entre septiembre y diciembre de 2021 por Citizen Lab, laboratorio de ciberseguridad de la Universidad de Toronto.

“No nos ha sorprendido sabernos intervenidos, sino la cantidad, frecuencia y duración de estas intervenciones. Casi todo El Faro fue espiado. Todo apunta, según los peritajes, al gobierno salvadoreño”, denunció el medio.

Otro factor clave que ha acelerado este éxodo es la Ley de Agentes Extranjeros, aprobada el 20 de mayo de 2025 por la Asamblea Legislativa, dominada por el partido oficialista Nuevas Ideas. La legislación obliga a cualquier persona o entidad que reciba financiamiento internacional a registrarse como “agente extranjero” ante el Ministerio de Gobernación y Desarrollo Territorial. Aunque el gobierno sostiene que la ley busca fomentar la transparencia, organizaciones como Human Rights Watch han advertido que en realidad otorga al Estado amplias facultades para controlar, estigmatizar y sancionar a medios y organizaciones independientes.

La ley contempla multas, suspensión o cancelación de la personería jurídica para quienes no se registren, además de un impuesto del 30 % sobre todo financiamiento extranjero, incluidas donaciones y pagos.

“La Ley de Agentes Extranjeros busca silenciar a quienes denuncian la corrupción, las violaciones a los derechos humanos y las negociaciones secretas entre los líderes de las pandillas y el gobierno de Bukele”, afirmó Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch.

A pesar del clima de persecución, Cristosal ha reafirmado su compromiso con la defensa de los derechos humanos, y continuará su labor desde el exilio, enfrentando la censura y el hostigamiento de un gobierno que ha vulnerado la dignidad de defensoras, defensores y periodistas.

“Por Ruth López, por Alejandro Henríquez, por José Ángel Pérez, por Enrique Anaya, por cada víctima del régimen, por cada persona silenciada o desaparecida, por cada madre que aún espera justicia: Cristosal no se detiene. Sigue. Más libre. Más firme. Más necesaria que nunca”, concluyó Cristosal

El Salvador, país que viola derechos humanos de mujeres

En El Salvador, el aborto está completamente penalizado desde 1988, sin excepciones incluso en casos de violación, incesto o cuando la vida de la mujer o niña embarazada está en peligro. Esta legislación ha tenido consecuencias devastadoras, pues ha costado la vida de muchas mujeres y niñas, y ha llevado a otras a enfrentar sentencias de hasta 40 años en prisión.

El pasado 14 de enero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) declaró a El Salvador responsable por vulnerar los derechos fundamentales de Beatriz, una mujer con un embarazo de alto riesgo, a quien el Estado le negó la posibilidad de abortar, ya que no está legalizado en el país. Actualmente, este caso es un ejemplo de la situación que viven las mujeres en Latinoamérica ante la prohibición del aborto.

El 20 de diciembre del 2024, la decisión de la CoIDH estableció que el Estado salvadoreño violó su derecho a la salud, a la protección jurídica, a la vida privada, y a la integridad personal de Beatriz y su familia.

De acuerdo con el informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) documentó que la cifra de niñas y adolescentes embarazadas en El Salvador fue de 10 mil 352 en 2022, por lo que se ubica entre los primeros 50 países, de 236, con el mayor número de embarazos entre los 10 y 19 años.

Actualmente no se dispone de una cifra exacta sobre el número de abortos realizados en El Salvador. Sin embargo, según datos proporcionados por Amnistía Internacional, entre 2005 y 2008 se registraron 19 mil 290 abortos en el país, de los cuales más de una cuarta parte involucraron a mujeres menores de 18 años.

Ante la prohibición total del aborto en El Salvador, la ONU ha exigido al país cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y poner fin a esta restricción absoluta. A pesar de estas recomendaciones, las mujeres salvadoreñas continúan enfrentando las consecuencias de un sistema que les niega el acceso a un aborto seguro y gratuito, poniendo en riesgo su salud e integridad.

Si expresas lo que sientes y te dice «loca», es violencia psicológica. Ángela, la serie que revela la luz de gas

 

.-Ciudad de México.- En la miniserie «Ángela», la protagonista experimenta diferentes episodios de violencia por parte de su pareja y padre de sus dos hijas, aunque intenta esconder la situación frente a sus cercanas, es percibida con facilidad: ella se ha retraído, tiene menos contacto con el exterior de su casa, se mira ansiosa y cada tanto en su piel se asoman los moretones de la violencia física recibida, pero cuando finalmente quiere acabar la relación es tildada como «loca», lo cual constituye otra forma de violencia: el gaslighting o luz de gas.

Aunque esta trama en esa mini serie en plataformas lleva la situación hasta un hospital psiquiátrico en el que recluyen a Ángela por supuestamente estar «loca», lo cierto es que muchas mujeres enfrentan este tipo de violencia sin ellas a esa situación, basta que expresen sus sentimientos para vivir bajo ese concepto emitido por su pareja y esto la hace dudar todo el tiempo de ella misma.

El gaslighting es definido como una forma de manipulación y abuso psicológico: “Es una violencia sutil, muy normalizada, que ejerce un hombre a una mujer por su posición de poder. Con el gaslighting se invalidan emociones y sentimientos, comienzas a disculparte, a dudar de ti al grado de preguntarte: ‘¿Seré yo el problema?’”, contó a Cimacnoticias Erika Díaz, psicóloga integrante de la Red de Acompañamiento Psicológico para la Salud Integral (Redapsi), una red de especialistas que brindan psicoterapia con perspectiva de género a mujeres.

Esta violencia recibe su nombre por “Gaslight” o “Luz que agoniza”, proviene de una película de 1944 dirigida por George Cukor, en la que un hombre manipula a su esposa lentamente hasta hacerla creer que está volviéndose loca. El protagonista aísla a su víctima dejándola sin redes de apoyo y poco a poco juega con su mente para obligarla a instalarse en un mundo casi irreal, así evita que ella descubra que él asesinó a su anterior pareja en su primer matrimonio. ¿Perturbador? Sí, pero nada lejos de la realidad.

Desde afuera, Ángela parece encajar en el ideal de una familia perfecta y esto es un peso mayor para ella quien no desea destruir este concepto en el imaginario de sus hijas, no obstante, el miedo la invade constantemente. Todo cambia cuando una denuncia anónima por maltrato revela a la luz su vida personal. La exposición pública intensifica el control y el abuso que sufre hasta que no puede distinguir lo que es real.

Una de las formas más comunes de violencia emocional es el gaslighting, una práctica que usa el agresor para mostrar una aparente amabilidad que encubre tácticas de manipulación. De acuerdo con el articulo «Gaslighting. La invisible violencia psicológica», esta conducta forma parte del ciclo de abuso en relaciones de pareja, el cual comienza con una etapa de tensión caracterizada por hostilidad y daño emocional. Posteriormente, se produce una fase de confrontación que puede escalar en agresiones física y situaciones de riesgo.

A partir de ese momento inicia el gaslighting en donde el agresor adopta un comportamiento manipulativo que hace que la otra parte dude de sí misma y su construcción o criterio sobre la realidad, esta táctica produce inestabilidad emocional y debilita la confianza. Después, se activa la última fase del ciclo de violencia: llegan las disculpas, las promesas de cambio y los gestos amorosos con los que intenta restablecer el vínculo y reiniciar la dinámica de abusivo.

La violencia que no se ve

Si bien Ángela termina viviendo diferentes episodios de violencia física, su historia también denota violencia psicología, la cual puede pasar desapercibida. De acuerdo con la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, este concepto se define:

«Como cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.»

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 exponen que el 39.9% de las mujeres de 15 años y más sufrieron violencia durante una relación de pareja. Esto representa una manifestación extrema de desigualdad de género y se muestra por medio de diferentes agresiones, siendo el maltrato psicológico el mayor usado, el cual estuvo presente en el 35.4% de las encuestadas.

FUENTE: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)

Sentirte «loca»

De acuerdo con la feminista, académica, antropóloga e investigadora Marcela Lagarde y de los Ríos, en su libro «Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas», las mujeres son consideradas «locas» cuando viven «con una intensidad fuera de lo común», es decir, que se atreven a ser, sentir o actuar de forma desmedida o transgresora, desafiando las normas sociales impuestas. En consecuencia, son vistas como locas, irracionales o desequilibradas, ya que la sociedad las cataloga así por salirse de los límites esperados de una mujer y esto es llamado locura patriarcal.

«Las mujeres locas son las suicidas, las santas, las histéricas, las solteronas, las brujas y las embrujadas, las monjas, las posesas y las iluminadas, las malasmadres, las madrastras, las putas, las castas, las lesbianas, las menopaúsicas, las estériles, las abandonadas, las políticas, las sabias, las artistas, las intelectuales, las mujeres solas, las feministas» -Marcela Lagarde y de los Ríos.

La antropóloga considera que las diferencias son interpretadas como síntomas o manifestaciones de enfermedad mental, marcando de «anormales» a quienes no encajan y justificando la exclusión y la represión institucionalizada que se reproduce y se difunde principalmente en canales dirigidos a las mujeres. Esta dinámica refuerza el control sobre ellas y limita su autonomía.

Para Lagarde, cuando una mujer es considerada «loca» se le señala pensando no en la afectación que se produce en su cerebro, sino en su matriz, es decir, en su útero. Este es imaginado como el lugar de origen de la locura femenina llamada histeria. No solo se considera una enfermedad mental, más bien se convierte en motivo de acusación hacia las mujeres.

¿Por qué ellas enloquecen? Porque se les enseña a renunciar a sí mismas (sus sueños, deseos, autonomía), por lo que se vuelve la raíz de su malestar psicológico. La presión de género, la ruptura de las instituciones tradicionales (familia o matrimonio) y las expectativas contradictorias son las que las llevan a una sobrecarga emocional, aislamiento y culpa.

La locura no es una experiencia personal, sino un constructo social y el poder, según las normas sociales vigentes de cada época, establece quien se considera normal o loca. ¿Qué sucede después? Históricamente, el encierro es la herramienta predilecta para tratar la anomalía. Algunas permanecen recluidas dentro del hogar y otras son internadas en instituciones públicas o privadas, siendo la familia la encargada de decidir cuándo y cómo se realiza.

«El momento político de darle el nombre de loca a la mujer, como el signo de otra naturaleza, ocurre en el ritual del encierro, ritual de pasaje que simboliza la institucionalización de la locura.» -Marcela Lagarde y de los Ríos.

Una vez que las mujeres son encerradas, Lagarde señalan que pasan por diferentes rituales para llevar a cabo la «transformación», por ejemplo: la purificación (baños y desinfectantes), la confesión (entrevista médica), el cambio de indumentaria (de la ropa a la bata), la mutilación del cuerpo (corte de cabello o violencia), la modificación del nombre (apodos), y la reclusión en un nuevo territorio (celdas, cuartos, salas, rincones).

Salir del ciclo

En muchas dinámicas de poder, las mujeres se ven atrapadas sin posibilidad real de escapar, como ocurre con Ángela. Aunque en ciertos momentos encuentra la fuerza y los elementos necesarios para denunciar a su esposo, las circunstancias que la rodean la paralizan: el miedo a perder la custodia de sus hijas, la manipulación emocional constante, la ausencia de respaldo institucional y la presión social que termina por silenciarla.

Cabe recordar que, de acuerdo con el Violentómetro –herramienta para detectar conductas violentas en los vínculos, desarrollada por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género del Instituto Politécnico Nacional (IPN)– este tipo de agresiones registradas en las relaciones afectivas no son aisladas, ya que se derivan de un sistema machista que brinda permisividad, protección y tolera que estos actos escalen incluso hasta llegar su grado máximo: el feminicidio. 

Si identificas que estás siendo víctima de gaslighting, u otra forma de violencia, recuerda que no estás sola. Reconocer el maltrato es un primer paso fundamental para romper el ciclo. Te invitamos a consultar el siguiente directorio de acompañamiento psicológico feminista, donde podrás encontrar apoyo profesional, empático y libre de juicios.