6/21/2025

¿Dónde están los del “demasiado feminismo”?


Señores ególatras, viscerales, sexistas y caprichosos, por no seguir con los calificativos, están tomando decisiones que afectan y destrozan muchas vidas.


Estas últimas semanas estamos viendo un despliegue mediático de señores, en posiciones de poder, comportándose como verdaderos imbéciles. Siento el exabrupto, pero hay veces que las palabras más precisas son las más groseras. ¿Cómo calificar una discusión pueril entre el presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo en redes sociales lanzándose acusaciones incluso de pederastia? Una rabieta entre amigos, se supone, que parecían decidir, en el fragor de una discusión, políticas públicas de uno de los países más influyentes del mundo. Nada de decisiones democráticas, consensuadas, pensadas; un y tú más, ahora no te hablo o ¡a que me chivo! para manejar el cotarro.

Un día de rabieta de Donald Trump puede hacer temblar el mundo. Su enfado puede provocar una intensificación de las deportaciones o una escalada de la violencia y de los bombardeos en varias zonas del mundo. O un aumento de aranceles que descuadra las políticas económicas y las previsiones de decenas de países y millones de trabajadoras y trabajadores.

¿Y nadie le ha parecido que esto es demasiada masculinidad? De esa hegemónica y patriarcal, de es así porque lo digo yo, aquí ordeno y mando, porque soy mejor que nadie y no me cuestiones que me enfado.

Un día de rabieta de Benjamin Netanyahu son decenas de personas asesinadas en Palestina. Y no solo en la Franja de Gaza; en Cisjordania las cifras son igual de terribles. En realidad, no hace falta que el presidente de Israel esté enrabietado para que la situación de la población palestina sea tremendamente dolorosa y cruel; su actitud vital está asociada a la violencia y al colonialismo típico de la Edad Moderna: voy y arraso, porque puedo y me aplauden y eso me gusta. Y no me rechistes que soy el elegido del pueblo elegido.

Estoy harta de ver cómo un puñado de señores embravecidos y depredadores están dejando un mundo (o creándolo) asquerosamente violento. Y lo hacen aupados por empresas que les aplauden, con las que hacen negocios y a las que dan rienda suelta para seguir llenando sus bolsillos. Y lo hacen llenando titulares y ocupando espacios mediáticos; que se hable de ellos, que es lo que quieren, mientras quienes sufren sus berrinches parece que no existieran.

¿A nadie le ha parecido que estas actitudes han llegado demasiado lejos y que estamos en manos de un puñado de señores ególatras, viscerales, sexistas? ¿A nadie le parece que hay demasiado capitalismo? ¿A nadie le parece que demasiada chulería? (No quiero usar el término masculinidad tóxica porque basta de eufemismos; son imbéciles, sí, pero con ovación).
Los amigos de Pedro

Hace un par de años (¡parece otra era!) los amigos del presidente Pedro Sánchez estaban “incómodos” con el feminismo. Pobres. ¿Cómo estarán ahora con la bravuconería de los líderes mundiales? ¿O serán Santos, Koldo o José Luis aquellos amigos a los que se refería Pedro? Por lo menos, sabemos que incómodos con el reparto de mordidas y de amaños de contratos públicos parece que no estaban; al contrario, todo apunta a que se movían a sus anchas. Tampoco parecían incómodos con usar el cuerpo de las mujeres a su antojo, como quien se juega un café o una ronda en una partida de mus de sobremesa. Puro capricho de gente que ha medrado por la puerta de atrás, en reuniones en las que se deciden de manera antojadiza cuestiones que afectan a la vida de todas.

Puñados de señores decidiendo quién muere y quién no, a quién se deporta, a quién se destroza la vida. Puñados de señores hablando de seguridad, mientras nutren a empresas de armas, engordan ejércitos. Puñados de señores decidiendo qué empresa se encarga de la obra pública para que ellos se llenen los bolsillos aún más, porque la avaricia nunca es suficiente. Y puñados de señores ofreciendo dinero en B para ganar contratos millonarios de fondos públicos, porque ellos lo hacen muy bien, son emprendedores, el mercado se regula solo, y si tú no ganas es porque eres tonta o no has trabajado lo suficiente. Puñados de señores, un día amigos y otros enemigos (que se lo pregunten a Koldo, a Elon, y a toda esta panda que no quiero seguir nombrando porque en realidad lo que me gustaría es escribir sobre gente que hace cosas hermosas), que dicen que el feminismo ha llegado demasiado lejos, que eso de que la gente tenga derechos está muy mal porque entonces no podrán ganar tanto dinero ni tener tanto poder ni hacer tantas sandeces que arrasan con vidas, con esperanzas y con ilusiones. Puñados de señores que ocupan medios de comunicación dirigidos por señores. Siempre con corbata, por cierto, que la imagen es importante para la foto. Sí, ya sé que hay alguna señora, ¡pues claro!, pero las estructuras son las que son y los matices son buenos cuando aportan algo que descuadra. Puñados de señores que compran voluntades mientras hablan de mérito. Puñados de señores que están ahí por ser hijo de o amigo de, pero, vamos, que el feminismo ha llegado demasiado lejos y está lleno de chiringuitos. Ja.

México sigue sin consolidar sistema de justicia penal para las mujeres. CEDAW 2025

 

Recordemos que mañana y pasado mañana, es decir, 17 y 18 de junio, representantes del Estado mexicano viajarán a Ginebra, Suiza, en aras de realizar la sustentación de su X informe Periódico. México llega ante la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer [CEDAW] con un aproximado total de 209 recomendaciones que el Comité ha extendido desde 1998; un número extenso que pesa más, por las omisiones e incumplimiento, pues según comparte, Azucena Enríquez, secretaria académica de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM (CUDH-UNAM), con Cimacnoticias, se calcula que aproximadamente el 70% de las recomendaciones no han sido cumplidas de forma satisfactoria.

En el noveno informe periódico de México, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) destacó la falta de un código penal unificado y de un mecanismo judicial para resolver los casos de discriminación contra las mujeres por motivos de sexo.

Por ello, recomendó que se reformara el articulo 73° de la Constitución para que el Congreso pudiera aprobar un código penal nacional que regule todos los asuntos penales en que se incluya todos los delitos y sanciones, así como una base mínima que garantice plenamente los derechos de las mujeres mediante una ley penal general.

«El sistema de justicia penal en México no ha logrado consolidarse y la dispersión legislativa de los delitos que se cometen contra las mujeres por razones de género se ha caracterizado por la subsistencia de leyes contradictorias, en las que persisten legislaciones discriminatorias contra las mujeres en razón del sexo, en 33 códigos penales que no están homologados»

De esta manera, el informe señala que la aplicación de una ley penal única que permitirá la aplicación igualitaria del derecho para todas las mujeres facilitará la coordinación y la persecución de los delitos y la armonización de las decisiones y sanciones. Algunos ejemplos que requieren homologación jurídica penal urgente son los feminicidios, aborto, violación sexual, estupro, abuso sexual y trata de mujeres.

Con la unificación penal se busca establecer criterios y reglas claras para la aplicación de justicia en todo el territorio; evitar confusiones y disparidad en decisiones judiciales; facilitar la cooperación de diferentes autoridades; y garantizar una justicia equitativa y coherente.

Además, con la aplicación de la perspectiva de género se permitirá incluir sanciones, así como medidas de prevención y erradicación. Actualmente su incorporación no ha sido posible en su totalidad gracias a la falta de capacitación y sensibilización de operadores de justicia, su implementación en el proceso penal, y la falta de recursos.

Para lograr crear un código penal homologado, el informe apunta a que las autoridades necesitan consultar a organizaciones feministas y expertos en género en materia penal y en el proceso penal para evitar errores e injusticias del sistema patriarcal.

Por el lado contrario, cuando una mujer es a quien se le acusa de algún delito existe una falla al no considerar perspectiva de género en la integración de las carpetas de investigación y emisión de sentencias por parte de agentes ministeriales y en las personas juzgadoras.

El informe apunta que, cuando las mujeres se ven involucradas en un proceso penal muchas veces es gracias a la violencia de género: actuar frente años de violencia familiar, sexual o física; bajo síndrome de inhabilidad aprendida; de Estocolmo o por ser una mujer maltratada. En consecuencia, enfrentan los estándares de delincuencia masculinas e incluso sus sentencias son mucho más altas que los hombres por el mismo delito.

«El Estado mexicano continúa violentando el derecho al acceso a justicia y al debido proceso de las mujeres privadas de su libertad»

Los problemas con el acceso a la justicia para las mujeres

En primer lugar, el informe señala el procedimiento abreviado, el cual es la facilidad concedida al imputado para obtener beneficios durante una investigación judicializada como una sentencia menor de lo que obtendría si llegara a un juicio. Se trata de una facultad que pueda dar una Fiscalía; sin embargo, se desconoce el tipo de delito o la gravedad para que pueda considerarse como opción este procedimiento.

Asimismo, el informe señala que se usa esta medida para proteger a la persona acusada de cometer violencia contra las mujeres y buscar un atraso en las investigaciones para evitar juicios, ya que las Fiscalías no pueden armar correctamente los casos o porque buscan beneficiar a los agresores.

Esto promueve la impunidad institucionalizada concediendo penas mínimas que se pueden reducir aún más. Por ejemplo, el Ministerio Público puede solicitar la reducción de hasta un tercio de la pena mínima en casos de delitos dolosos y hasta la mitad en delitos culposos. Esto también es gracias a que la mayoría de quienes cometen crímenes contra mujeres no cuentan con antecedentes registrados al ser pocos los procesos penales que llegan a su culminación, por lo que, se otorgan penas o multas bajas cuando es la primera vez.

«Esto manda un mensaje contundente de la institucionalización de la violencia de género: no importa, la violencia contra las mujeres y niñas no es importante dentro de las políticas públicas de seguridad mexicanas»

Ante esta situación, la única oposición que las víctimas pueden hacer en contra de la decisión de un juez de control es cuando no están conformes con la reparación del daño, lo cual incumple con el mandato de tener un enfoque en la victima del delito y resarcir el daño a la misma.

Posteriormente, el informe aborda el asesor victimal, es decir, el abogado que debe orientar, asesorar o intervenir legalmente en la representación de las víctimas directas e indirectas de los delitos. Son proporcionadas por las Fiscalías que operan a favor de estas sobre la defensa de la víctima como convencer a las víctimas de aceptar procedimientos abreviados en delitos contra la mujer.

Tampoco solicitan que se obedezcan los criterios de la Corte y de los instrumentos internacionales. En varias ocasiones se omite la explicación a la víctima sobre las consecuencias de aceptar la terminación anticipada de un proceso o una suspensión.

Esto se agrava al considerar que los intereses de la Fiscalía no coinciden con los de las víctimas, sino presentar estadísticas con sentencias condenatorias por más mínimas que sean. Además, el informe advierte que la Ley General de Víctimas establece que estas figuras deben estar adscritos a la Comisión Ejecutiva de atención a víctimas y a sus equivalentes en cada estado, lo cual no se cumple al estar vinculadas a las Fiscalías.

Por otro lado, hay una situación preocupante ante la falta de traductores e intérpretes para mujeres indígenas en las Fiscalías o en el Poder Judicial, ni siquiera una lista a quienes puedan acudir. En consecuencia, se viola sus derechos de manera constante, incluso se les asignan traductores que no corresponden con su variante.

Por ello, el informe afirma que es necesario dar difusión al Padrón Nacional de Intérpretes y Traductores en lenguas indígenas; la presencia y contacto directo con el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas tanto en las Fiscalías como en los Juzgados de control y enjuiciamiento penal federal y local; facilitar un intérprete a cualquier miembro de la comunidad indígena para que los apoyen cuando estén detenidos en audiencias y centros penitenciarios; y proporcionar ayuda psicológica.

La intervención policial en violencia contra las mujeres también fue agregada como una de las problemáticas por el informe sombra. En primera instancia, los reglamentos internos en corporaciones policiacas carecen de perspectiva de género y paridad afectando sus responsabilidades en casos de violencia contra las mujeres.

Cuando una persona policía debe iniciar el proceso judicial al atender una denuncia, se convierte en el primer respondiente, por ende, tiene que fungir como testigo de cargo de la acusación y acudir al juicio, una responsabilidad que no están dispuestos a asumir al no sentirse preparados o minimizar los casos de violencia. Esto se vuelve un obstáculo para que las mujeres acceden a la justicia.

Por último, también hay dificultades para que las sentencias de reparación integral se ejecuten, ya que algunas ordenan cifras mínimas constituyendo actos revictimizantes por parte de las personas juzgadoras. Cabe recordar que, las víctimas tienen derecho a una reparación integral del daño que las repare en lo material y lo moral comprendiendo medidas de restitución, rehabilitación, compensación, satisfacción y de no repetición.

En adherencia, el informe denuncia que el sistema de justicia en México se ha encargado de beneficiar con la libertad a los imputados sin considerar el riesgo para las víctimas:

«No hay garantía para que la víctima reciba justicia y que su agresor pague la pena impuesta y la reparación integral del daño, y esto constituye un obstáculo para la justicia restaurativa de las mujeres en México, por la aplicación de un sistema de privilegio y apoyo a los agresores». 

En el límite: Las mujeres en el Territorio Palestino Ocupado

 



«¿Quieres que enterremos a tus hijos juntos o en tumbas separadas?»

Amal recuerda como vio a una madre cerca de un hospital de Gaza a la que le hacían esta pregunta después de perder a dos hijos en un único ataque aéreo hace unos meses.  Amal trabaja para el Women Affairs Center, una organización de la sociedad civil que opera en el Territorio Palestino Ocupado.

«Aquí en Gaza, nuestras esperanzas son muy reducidas. Antes del alto el fuego, confiábamos en morir juntas con nuestros hijos cuando llegara la hora, y rezábamos porque nuestros cuerpos quedaran intactos en lugar de despedazados,» declaró Amal.

«No quedan viviendas en pie, no hay agua ni electricidad.  ¿Quién habla sobre estos asuntos en 2025?» , se preguntó Amal.

La peor parte es la incertidumbre, aseguró Hala, una trabajadora de la ONU de protección en Derechos Humanos.

«Es imposible volver a cualquier estado de normalidad si no podemos al menos contar con que se ponga fin a la carnicería,» explicó Hala.

«Nuestras vidas están a años luz de volver a ser normales. Olvídate de abrir un grifo y conseguir agua, o de apretar un interruptor para tener luz,» señaló Shorouq, directora de proyectos en la organización palestina Shorouq Maan Development Center. «Cuando empezaron las noticias sobre el alto el fuego vacilante, las madres a mi alrededor empezaron de nuevo a escribir nombres en los antebrazos de sus hijos».

Amal, Hala y Shorouq trabajan bajo el paraguas del Grupo de Protección, coordinado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el Territorio Palestino Ocupado, donde se unen organizaciones nacionales e internacionales con el fin de dar respuesta a las necesidades de aquellas personas más vulnerables, incluyendo a niños, mujeres, personas con discapacidades, y personas desplazadas.

Amal dirige una organización que le ofrece servicios de protección a mujeres supervivientes de violencia y que incluye apoyo psicológico, espacios seguros, así como servicio de derivaciones a especialistas y albergues. Hala forma parte de una iniciativa de coordinación dentro del Grupo de Protección de las Naciones Unidas. Shorouq dirige proyectos para suministrar letrinas móviles comunales, así como en la evaluación y respuesta a los riesgos de protección asociados con el uso de baños compartidos en centros de personas desplazadas.

Las operaciones militares desde octubre de 2023 han acabado con la vida de más 49 mil palestinos en Gaza, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, además de arrasar infraestructura civil incluyendo hospitales, escuelas, instituciones gubernamentales y de justicia.  Este grado de destrucción afecta  a las mujeres de una manera desproporcionada, y provoca un aumento acusado de la violencia de género.  Las mujeres han de esforzarse más por garantizar sus necesidades básicas, son las que resultan más afectadas por la pérdida de seguridad pública, y son las que soportan la carga de algunos de los peores mecanismos de supervivencia como es el matrimonio precoz.

Al igual que la mayoría de la población de Gaza, las tres mujeres tuvieron que desplazarse en repetidas ocasiones desde el 7 de octubre de 2023 debido a las órdenes constantes de evacuación y los bombardeos incesantes por parte de Israel.  Ellas volvieron al norte de Gaza después de que se anunciara el alto el fuego y se encontraron entonces sus casas parcial o totalmente destruidas.  Ellas también han de seguir lidiando con las experiencias traumáticas a las que sobrevivieron. 

Dos mujeres palestinas huyen en el norte de Gaza, 16 Nov 2024.

© Olga Cherevko/OHCHR OPT

Sobreviviendo a lo inimaginable

Cuando estalló la guerra, Shorouq estaba embarazada de seis meses, y tuvo que huir entonces desde el norte de Gaza hasta Khan Younis.  Unas pocas semanas antes de la fecha prevista para dar a luz, su médico le explicó que debido a su estado necesitaba de un parto por cesárea.

«Se estaban quedando sin anestesia, por lo que programamos la operación tan pronto como era posible.  Todavía les quedaba epidural, pero se les habían agotado los analgésicos para el período postoperatorio.  No me olvidaré nunca del dolor que sentí,» explicó Shorouq.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, hay cerca de 50.000 mujeres embarazadas en Gaza y 130 de ellas dan a luz cada día, rodeadas de residuos y agua contaminada, y con un sistema sanitario que ha quedado en ruinas.

Menos de un día después del nacimiento de su hija Salma, que en árabe significa «segura», Shorouq ya se encontraba huyendo hacia el sur con una incisión aun abierta, sin analgésicos, y con un bebé recién nacido.  El hospital recibió una orden de evacuación, y posteriormente un ataque aéreo impactó cerca del refugio improvisado donde ella vivía.

Acabaron entonces viviendo en una tienda de campaña durante meses.

«Tuve que dejar de dar el pecho a Salma a los tres meses ya que yo estaba muy desnutrida,» afirmó ella.  «Todas las mañanas, la confiaba a Dios antes de salir de la tienda para ir a trabajar.  Todas las mañanas, me iba sin saber si la iba a volver a ver.»

Ahora que está de vuelta en el norte de Gaza, Salma, de 14 meses de edad, se sigue asustando fácilmente ante cualquier sonido alto.

«El otro día ella vio una tienda completamente iluminada por baterías muy potentes.  Se quedó muy sorprendida.  Era la primera vez en su vida que veía un espacio tan iluminado de noche,» señaló Shorouq.  

Un campamento improvisado durante el invierno en la ciudad de Gaza, 2 de enero de 2024.

Media Clinic

Las mujeres en Cisjordania

En la Cisjordania Ocupada, las mujeres palestinas se enfrentan a sus propias dificultades.  Con base en los datos que arroja la supervisión llevada a cabo por Derechos Humanos de las Naciones Unidas, desde el 7 de octubre de 2023, la violencia por parte de las fuerzas de seguridad de Israel se incrementó hasta niveles no vistos durante décadas.  Comunidades enteras se han visto desplazadas por culpa de operaciones militares, el aumento en las demoliciones de viviendas, y la escalada de la violencia por parte de los colonos.  Las incursiones y ataques israelíes contra comunidades palestinas en Cisjordania se han convertido en una práctica rutinaria, incluyendo mediante el uso cada vez más extendido de ataques aéreos y de otro armamento militar pesado, los cuales no están permitidos donde operan los cuerpos policiales.

Según diferentes testimonios, las mujeres se hacen cargo  de los niños y los ancianos, mientras las fuerzas israelíes ocupan viviendas para usarlas como bases militares durante sus incursiones.  Algunas de estas viviendas son utilizadas para proteger a las fuerzas israelíes ante posibles actos de represalia durante sus registros.  Las defensoras de derechos humanos han denunciado un incremento de acoso sufrido a través de inspecciones, detención arbitraria y malos tratos.

Según UNFPAhay 73.000 mujeres embarazadas en Cisjordania muchas de las cuales se enfrentan a riesgos graves para su salud debido a restricciones a sus movimientos y a cierres de los puestos de control, lo que limita drásticamente su acceso a atención prenatal, posnatal y en el parto.

En febrero de 2025, durante el transcurso de una operación de seguridad israelí, Sondos Shalabi fue asesinada a tiros estando embarazada de ocho meses, mientras huía junto a su marido del campamento de refugiados de Nur Shams. 

Fuerzas israelíes excavan carreteras usando maquinaria pesada, a la vez que destruyen infraestructura y viviendas de personas palestinas en Jenin, Ribera Occidental, el 3 de marzo de 2025.

© Nedal Eshtayah / Anadolu

Poniendo todo de su parte

A pesar de los ataques y el agotamiento, las mujeres palestinas en el Territorio Palestino Ocupado encuentran maneras de apoyarse unas a otras y a sus comunidades.

«Estamos prestando servicios a comunidades desplazadas a la vez que nosotras mismas somos también desplazadas.  Esas personas tienen necesidades, pero nosotras también,» reclamó Amal.  «El día que inauguré la rama en Rafah de la organización fue el día después de que recibiera la noticia de que mi hermano había muerto al no poder llegar a un hospital para recibir su diálisis.»

«El dolor nos alcanzó a todas y no dejó a nadie a salvo.  Pero no podemos quedarnos sentadas mirando sin hacer nada.  Estoy muy orgullosa de la labor que venimos haciendo y de los servicios que hemos prestado a la vez que los misiles volaban sobre nuestras cabezas». 

Esta historia fue originalmente publicada en la web de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. 

México concluyó examen CEDAW 2025. Estado mexicano no asumió su responsabilidad y queda deuda con mexicanas

 

-Ciudad de México.- Este miércoles, concluyó el segundo y último día de la audiencia que sostuvo el Estado mexicano ante la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), en la cual, una delegación de funcionarias acudieron a Ginebra, Suiza para rendir cuentas rinde cuentas sobre el avance y cumplimiento de sus obligaciones internacionales en materia de igualdad de género y de nueva cuenta, las mexicanas evadieron los cuestionamientos, además, negaron problemáticas que violentan a las mujeres, niñas y adolescentes en el país.

Esta negación sistemática a lo largo de los dos días llevó a la determinación de no concluir este examen hasta que el Estado mexicano entregue respuestas por escrito las cuales fueron solicitadas por la CEDAW pero evadidas con contundencia.

La segunda audiencia comenzó puntualmente a las 7 de la mañana hora de México) y 3 de la tarde, hora de Ginebra, con la participación de la delegación mexicana quienes retomaron los temas pendientes de la sesión anterior. A diferencia del día anterior, cuando se destinó gran parte del tiempo a responder únicamente dos de los cuestionamientos del Comité, esta vez las respuestas fueron más concisas haciendo que la audiencia fuera más corta.

Durante la sesión, la relatora para México del Comité CEDAW, Yamila González Ferrer, reconoció la diversidad cultural y natural del país así como su importancia como referente en América Latina y felicitó a México por la elección de una mujer como presidenta por primera vez en su historia y destacó la creación del Sistema Nacional de Cuidados.

Aunque es importante recordar que fue la misma Citlalli Hernández, Secretaria de las Mujeres quien informó el pasado 26 de noviembre del 2024 durante el Encuentro Nacional: El Futuro de los cuidados en México, organizado por extinto Instituto Nacional de las Mujeres, que este sexenio México no tendrá un Sistema Nacional de Cuidados y con ello fue la misma funcionaria quien despejó la incertidumbre por la promesa de campaña que emitió la actual presidenta de México. En ese momento dijo:

«Difícilmente, México gozará de éste en 2025, pues será un año crucial de trabajo, diseño y estadística que permita poner las primeras piedras rumbo a 2026; configurar un Sistema Nacional de Cuidados requerirá de años de planeación, políticos y recursos que, probablemente, no alcancen a estar completamente cubiertos al cierre del sexenio.

Se cae promesa de Sheinbaum. En este sexenio no habrá Sistema Nacional de Cuidados

Hay que recordar que México firmó la CEDAW el 17 de julio de 1980 y la ratificó el 23 de marzo de 1981, por lo que está obligado a eliminar la discriminacipon contra las mujeres en todas sus formas y adoptar medidas legislativas, judiciales y administrativas para garantizar la igualdad sustantiva. 

En esta ocasión, México rindió cuentas ante su X informe periódico en el que representantes del Estado mexicano viajaron a Ginebra, Suiza, para sustentar el documento enviado en septiembre de 2024. México llegó con 209 recomendaciones de la CEDAW que ha desobedecido desde 1998 y según compartió Azucena Enríquez, secretaria académica de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM (CUDH-UNAM) a Cimacnoticias, aproximadamente el 70% de las recomendaciones no han sido cumplidas de forma satisfactoria.

En este contexto no cumplido, el Estado mexicano concluyó esta comparecencia CEDAW 2025 donde las relatoras Ana Peláez Narváez, Patsilí Toledo Vázquez, Jelena Pio Comella, Esther Eghobamen-Mshelia y Rangita de Silva de Alwis cuestionaron la falta de cumplimiento de las recomendaciones en lo que respecta a los artículos 8 al 16 de la Convención -las cuales mencionan derechos en: migración, educación, salud, trabajo, economía, condiciones jurídicas y discriminación en contextos familiares y relaciones de pareja.

Pero en el turno para responder de la delegación mexicana evadió los cuestionamientos, por ejemplo, Citlalli Hernández, titular de la Secretaría de las Mujeres, destinó tiempo de las respuestas a enfatizar las acciones implementadas desde la llegada de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia de México y de la narrativa oficialista de «es tiempo de mujeres», pero no dio cifras de avances en migración, educación, salud, trabajo, economía, condiciones jurídicas y discriminación en contextos familiares y relaciones de pareja.

Hernández a lo largo de estos dos días estuvo acompañada también de la senadora Martha Lucía Mícher; Jennifer Feller, directora de Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Sayuri Herrera, directora de Acceso a la Justicia para las Mujeres de la Semujeres; Mónica Soto presidenta del Tribunal del Poder Judicial de la Federación (TPJF); Ingrid Gómez Saracibar, subsecretaria para una Vida Libre de Violencias de la Semujeres y la Janet del Rosario Cruz, representante del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas.

Así transcurrieron las horas y los cuestionamiento pero la constante de la delegación mexicana fue la evasión y evitar la presentación de datos concretos sobre la disminución y de la violencia contra las mujeres que permitieran evaluar si, efectivamente, existe una disminución.

Esta omisión generó un vacío informativo en el diálogo ante la CEDAW al no dar impacto real de las políticas públicas implementadas en este sexenio. La falta de evidencia concreta debilitó la evaluación del Estado mexicano. 

Este escenario ya había sido advertido por varias organizaciones de la sociedad civil como el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF), en la presentación del informe sombra «Informe al Comité CEDAW ante la Décima Evaluación al Estado mexicano», el pasado 17 de junio, en el que documentaron retrocesos, omisiones graves y falta de voluntad política en la protección de los derechos de las mujeres, evento donde también se reiteró que la narrativa oficial del Estado mexicano no corresponde con la realidad que enfrentan las mujeres en México, sobre todo aquellas en situación de mayor vulnerabilidad.

Temas claves evadidos

Durante la audiencia ante la CEDAW, las discrepancias señaladas se hicieron evidentes. Temas como la violencia feminicida, la criminalización de las mujeres que abortan, la militarización de la seguridad pública, la falta de justicia en casos de desapariciones, la funcionalidad de los órganos autónomos, fueron negados principalmente por Citlali Hernández.

Por ejemplo, la titular de la Semujeres declaró que la militarización de la seguridad en el país no existe, pues argumentó que la Guardia Nacional es una nueva figura policial nacional, que ha sido acompañada por la DEFENSA, por lo que no implica una «militarización». Reconoció las violaciones a derechos humanos cometidas por fuerzas armadas, pero atribuyó que este problema había ocurrido en el pasado, sin tomar en cuenta las 219 denuncias por violación de derechos humanos ante la CNDH interpuestas contra la Guardia Nacional desde el 2020 y las 4 mil quejas del mismo tipo en contra de las fuerzas armadas en general.

Actualmente existen diversas investigaciones que evidencian cómo los contextos de militarización incrementan la violencia estructural que viven las mujeres, volviendo sus cuerpos territorio de guerra y control. La Investigación “Permiso para matar” publicada en 2024, señala que fue posible identificar 222 mujeres que fueron víctimas de asesinatos y desapariciones en México, desde el año 2006 y hasta 2022, a manos de policías estatales, agentes federales, soldados y marinos, es decir, integrantes de las corporaciones que ejercen sus funciones con amplia discrecionalidad.

Por otro lado, la Secretaria de las Mujeres afirmó los efectos positivos de la elección judicial asegurando que la reestructuración del personal del Poder Judicial podría ayudar a mejorar el acceso efectivo a la justicia sin informar los señalamientos y problemáticas que se tuvieron durante el proceso como la falta de capacitación especializada para juzgar con perspectiva de género o la cantidad de personas acusadas por violencia de género que se le filtraron al INE para ser electos el pasado 2 de junio.

Es importante traer a cuenta a Fatima Gamboa, abogada y directora de Equis Justicia, quien señaló previamente para Cimacnoticias que la celebración de una elección popular para elegir al Poder Judicial no cuenta características que neutralicen la ineficiencia de la impunidad o mejore la atención judicial para las mujeres desde sus cimientos, pero sí se atañe un valor preocupante, que es el de permitir un proceso electoral donde se ondeen banderas políticas.

Otro tema evadido fue la manera en que la Secretaría de las Mujeres, operará los programas que ya manejaba el extinto Instituto de las Mujeres (Inmujeres) en conjunto con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) y que desaparecieron junto con éste como las Alertas de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM).

También es necesario señalar que la Conavim, surgió como dependencia federal en 2009, durante el mandato de Felipe Calderón Hinojosa, en respuesta a las Convenciones sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) y de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención Belem do Pará), así como a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Al respecto, un informe sombra reveló que la institución, refiriéndose a la Secretaría de las Mujeres, no ha sido capaz de asumir la función de las AVGM ante la falta de estructura administrativa y personal, por lo que la nueva reestructura se ha traducido a un retroceso que ha debilitado la protección estatal de las mujeres.

Pero Citlalli Hernández solo se limitó a reiterar que la institución es nueva y, por lo tanto, aún falta un largo camino para adaptarse y lograr cubrir todas las áreas de las que se encarga, sin hacer mención del despido masivo a las antiguas trabajadoras que operaban antes de la creación de la Secretaría de las Mujeres.

También, negó que en el país existieran mujeres encarceladas por el delito de aborto cuando datos del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) publicados en su informe «Maternidad o castigo. Hacia la despenalización del aborto en México» muestran que de enero de 2012 a diciembre de 2022 hubo 12 mujeres en prisión preventiva por el delito de aborto, en 412 ocasiones se ejerció la acción penal por abortar (145 fueron mujeres) y se emitieron 142 sentencias (32 dirigidas a mujeres). Dichos datos fueron obtenidos a través de solicitudes de información a las 32 entidades de la república mexicana.

La Secretaria de las Mujeres añadió la efectividad de la Ley de Amnistía implementada en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la cual otorga «perdón» a cualquier persona sentenciada por el delito de aborto; sin embargo, el informe del OCNF se señala que solo en 1 caso una mujer ha podido salir en libertad de las 10 solicitudes que han demandado esta ley.

También afirmó su confianza en las medidas implementadas por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para combatir la crisis de desapariciones como consolidar la Clave Única de Registro de Personas (CURP), como única fuente de identidad y crear una base nacional de identificación humana, sin mencionar que estas propuestas ya existen en el país de forma previa a la llegada del partido oficial Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), mismo en el que milita Hernández, es decir, no hay políticas nuevas para enfrentar la crisis de desaparecidas.

En este tema el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, ya lo advertía, la iniciativa presentada por la presidenta de México, no aborda la búsqueda inmediata y de campo, o las células de búsqueda municipales. Tampoco reforma a las fiscalías, al Sistema Nacional de Atención a Víctimas o ayuda a las Comisiones de Búsqueda, no fortalece los mecanismos extraordinarios de identificación forense, del Centro Nacional de Identificación Humana o los centros regionales de identificación humana. No se destinan más recursos económicos del presupuesto o la participación de familias en la creación de políticas de búsqueda y en la misma reforma que está en procedimiento legislativo.

Diez años de Ni Una Menos, hora de «recomponer las redes»

 NiUnaMenos & Argentina

Fuentes: https://www.pikaramagazine.com

Mientras el Gobierno de Milei ha desmantelado todas las políticas de género, la violencia contra las mujeres en Argentina no se detiene.


Chiara Páez tenía 14 años cuando el 10 de mayo de 2015 su novio la mató a golpes y la enterró en el patio de la casa de su abuelo, en Rufino, provincia de Santa Fe, Argentina. El asesinato de Chiara, embarazada de dos meses, empujó a las 20.000 personas del pueblo a manifestarse y pedir justicia. La asociación civil La Casa del Encuentro llevaba registrados 140 femicidios solo en los primeros meses de aquel año. Sus estadísticas también mostraban que entre 2008 y 2015 habían sido asesinadas 1808 mujeres en todo el país.

“¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando”, tuiteó entonces la periodista Marcela Ojeda. Fue el germen de una marcha que comenzó a gestarse entre un grupo de comunicadoras, que convocó a manifestarse contra la violencia machista bajo la consigna “Ni Una Menos”.

Se eligió que fuera el 3 de junio, un miércoles, frente al Congreso de la Nación. “Si no marchamos juntas nos matan por separado”, decían los carteles. Aquella tarde hubo 150.000 personas en la plaza más céntrica de Buenos Aires, y miles más en otras cien plazas de todo el país. El reclamo principal: que se cumpliera la ley número 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, sancionada en 2009.

Rodeada de una multitud estaba Verónica, la mamá de Chiara, y su tía, y su tío. Romina, la hermana mayor, había quedado en Rufino, donde las calles desbordaron de gente como nunca antes en la historia del pueblo.

“Hace diez años yo estaba muy encerrada en el dolor, en el enojo, pero el grito de Ni Una Menos fue algo muy importante en medio de los pensamientos. Fue muy emotivo escuchar el nombre de Chiara, y que además de acompañarnos a nosotros era un grito que nos unía a todos los que queríamos decir ¡basta! -recuerda Romina-. Me sentí muy atravesada, fueron tiempos muy difíciles. Pero también pudimos empatizar con el dolor de otros familiares que se nos acercaron y que habían atravesado situaciones similares, nos ayudó a reconvertir todo este dolor en lucha, y pensar que todo lo que había pasado con Chiara nos llevaba a una lucha en común. El primer Ni Una Menos fue una mezcla de sentimientos de dolor y esperanza”.

Luci Cavallero es socióloga e investigadora en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tiene una maestría en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad es docente en la Maestría de Géneros en la Universidad Nacional Tres de Febrero, coautora del libro Una lectura feminista de la deuda y forma parte del colectivo Ni Una Menos.

“Ni Una Menos nació como un grito colectivo para hacer visible un problema que no tenía visibilidad pública ni estaba tomado con la seriedad necesaria por las políticas públicas: los femicidios como expresión máxima de violencia por razones de género. Fue una manifestación que surgió en redes sociales y que después se transformó en un movimiento estructurado en asambleas y marchas y manifestaciones que fueron complejizando los diagnósticos de las violencias por razones de género”, explica.

Y sigue: “Ni Una Menos es un proceso de sensibilización de la sociedad quecambia los umbrales de tolerancia con respecto a las violencias, que produce desplazamientos subjetivos de las mujeres en todos los ámbitos, pero también transforma a los varones. Y más allá del proceso de destrucción que estamos atravesando en este momento, este proceso sigue presente y latente”.

La destrucción

Tras el MeToo mundial que generó una oleada de denuncias por acoso y abuso, en 2018 comenzó en Argentina el debate por el aborto legal, una discusión que puso al feminismo en primer plano. Y se sumaron las pibas. La marea verde fue la consecuencia de un trabajo de décadas, una marea en la que se encontraron abuelas, hijas y nietas que se unieron para exigir, y se hicieron escuchar. En 2019 se creó el Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad y en 2020, en medio de una epidemia mundial, se aprobó la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Por entonces Javier Milei era un economista excéntrico que se paseaba por canales de televisión repartiendo frases rimbombantes y protagonizando shows bizarros, como golpear con un palo una maqueta del Ministerio de las Mujeres y prometer que cuando fuera presidente lo tiraría abajo. Fue lo primero que hizo al asumir, en diciembre de 2023.

El Gobierno autodenominado libertario pasó “el tema género” al Ministerio de Justicia. El funcionario al frente de la cartera, Mariano Cúneo Libarona, aseguró que “el género era un tema primordial”. Enseguida le tiraron de las orejas. Desde el propio área de comunicación del Ministerio salieron a decir que el Gobierno no iba a tener políticas de género: “La violencia no tiene género”, fue el mensaje.

Ante el anuncio del vaciamiento, la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados citó al ministro Cúneo Libarona. El funcionario hizo una polémica presentación contra de la diversidad, negó la violencia contra las mujeres e insistió con las “denuncias falsas que hacen para vengarse”. Aseguró que “el género se acabó”, y que el eje sería “la familia tradicional y cristiana”. También dijo que rechazaban la diversidad de identidades sexuales que “no se alinean con la biología”. Sus dichos generaron masivos repudios, que incluyeron el pedido de juicio político y hasta su renuncia. El Gobierno lo respaldó.

El programa más importante del Ministerio de Mujeres fue Acompañar, que había asistido a 352.000 mujeres en situación de violencia de género. Se les dio, durante seis meses, un salario mínimo para lograr cierta autonomía económica que les permitiera salir de relaciones abusivas. Solo en la ciudad de Buenos Aires se realizan 10.000 denuncias anuales por violencia de género. Según la Corte Suprema de Justicia, hay un promedio de 250 femicidios por año en el país, que suman 2.500 en la última década, y que han dejado más de 3.000 niñas y niños huérfanos.

La provocación

El 8 de marzo de 2024, en el primer Día de la Mujer como gobierno, el Ejecutivo de Milei cambió el nombre al Salón de las Mujeres de la Casa Rosada y lo rebautizaron Salón de los Próceres. Sacaron las fotos de heroínas como Alicia Moreau de Justo, Alfonsina Storni, Juana Azurduy, Victoria Ocampo y Mercedes Sosa para reemplazarlas por cuadros de varones comoCarlos Menem y Julio Argentino Roca. El 8 de marzo de este año el Gobierno volvió a provocar a las mujeres: difundió un video en el que aseguraban que “solo en 2023 se gastaron en género cuatro billones de pesos, que superó al gasto en Defensa o Seguridad en ese año y fue diez veces superior al presupuesto del Poder Judicial”.

“El presupuesto del ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad fue mucho menor. En 2023 gastó $172.000 millones [de pesos]. Representó 0,21 por ciento del gasto total del Estado, muy por debajo de áreas como Defensa (3,38 por ciento) y Seguridad (2,2 por ciento)”, respondió el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

“El dinero se destinó a burocracia, oficinas de lujo y políticas simbólicas que no ayudaron a reducir la violencia”, decía también el video libertario. “Los fondos se usaron para programas muy concretos”, aseguraron desde ELA citando la Línea 144 de atención para víctimas, el programa Acompañar y los centros de protección de todo el país que daban refugio, asistencia legal y psicológica.

“Hemos conseguido bajar los homicidios aplicando una sola política: el que las hace, las paga. Fuimos en contra de todos los delincuentes, y las mujeres fueron las más beneficiadas”, asegura otro pasaje del video. La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema asegura que solo en enero de 2025 la denuncias aumentaron un ocho por ciento con respecto al año anterior. En los primeros cuatro meses de 2025 hubo 96 víctimas de violencia de género.

A pocos días de un nuevo 3 de junio, el Gobierno ha salido con otra provocación: “Eliminamos 13 programas ideológicos creados por el kirchnerismo, que eran financiados por todos los argentinos. Entre ellos se encuentra el insólito ‘MenstruAR’”, escribió en sus redes el ministro Cúneo Libarona.

Y detalló: “Los 13 programas que eliminamos son: 1. Menstruar. 2. Promotoras y promotores territoriales de género y diversidad. 3. Fortalecimiento de las organizaciones sociales de género y diversidad. 4. Escuelas populares de formación en género y diversidad ‘Macachas y Remedios’. 5. Perspectiva de género e igualdad en la diversidad en el desarrollo rural ‘Sembrar Igualdad’. 6. Acceso a derechos para personas travestis, transexuales y transgénero. 7. Dispositivos territoriales de protección integral de personas en contexto de violencia por motivos de género. 8. Participación social y ciudadana en materia de género y diversidad. 9. Igualdad de géneros en el trabajo, el empleo y la producción ‘Igualar’. 10. Apoyo urgente y la asistencia integral inmediata ante casos de violencias extremas por motivos de género. 11. Capacitación en perspectiva de género y diversidad para el sector privado ‘Formar Igualdad’. 12. Producir. 13. Generar”.

“Eliminar este despilfarro le ahorrará 6.000 millones de pesos por año a los argentinos”, concluyó el funcionario. Varias organizaciones, entre ellas ELA y Amnistía Internacional, ha salido a cuestionarlo.

“La discusión sobre el margen para asistir a las víctimas de violencia no puede quedar desvinculada de las decisiones que un Estado puede adoptar para distribuir los recursos disponibles. Por ejemplo, si tomamos en cuenta los miles de millones de pesos que el Estado dejó de recaudar del impuesto a las ganancias a magistrados/as y funcionarios/as de los Poderes Judiciales nacional y provinciales (en 2023 esta exención fue de 285.728 millones de pesos en valores nominales), vemos que equivale a 4,2 veces lo que costó el programa Acompañar (67.755 millones de pesos, también en valores nominales)”, aseguraron desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ).

“La eliminación sin reemplazo vulnera obligaciones claras del Estado argentino en materia de derechos humanos, establecidas en tratados internacionales con jerarquía constitucional. También ignora las advertencias de organismos internacionales, que alertan que negar la violencia de género o desfinanciar las políticas que la abordan debilita seriamente la legitimidad institucional y la respuesta pública frente a una problemática de altísima importancia”, agregaron.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó el Informe Anual 2024 sobre la situación de los derechos humanos en la región. Su análisis sobre Argentina es malo: “En cuanto a los derechos humanos de las mujeres, la reestructuración de la Administración Pública iniciada en diciembre 2023 ha afectado seriamente la institucionalidad y políticas de protección a sus derechos. En particular, tras la eliminación de la Subsecretaría de Protección Contra la Violencia de Género que concretó el cierre del Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad. Por primera vez en 40 años, el país no cuenta con un organismo rector encargado del diseño y ejecución de políticas dirigidas a prevenir y erradicar la violencia de género”.

La resistencia

“El Gobierno libertario está desarrollando actualmente un ataque sistemático sobre los derechos de las mujeres en nuestro país, no solamente con el desmantelamiento de casi todas las medidas públicas con perspectivas de género que había en el Estado, sino también con discursos de odio. Se usan los cargos máximos del Estado Nacional para promover el odio, para desinhibir una violencia social sobre determinadas poblaciones, entre ellas las mujeres, la población LGBTIQ+. Por otro lado, tiene una política de ajuste muy fuerte que provoca una precarización acelerada en la vida de las mujeres, que tienen muchísimas menos oportunidades para salir de las violencias, con salarios congelados, subsidios y programas sociales eliminados”, asegura Cavallero.

Y concluye: “Nuestro trabajo ahora es recomponer las redes, apostar a las tramas colectivas, la recomposición del tejido social, la prevención de la violencia entre pares y seguir sosteniendo los procesos de organización y movilización”.

A Romina aún se le quiebra la voz al hablar de su hermana: “Hoy en día, a diez años, recuerdo a Chiara con el mismo amor y más, y a veces me agarra el mismo dolor y la misma rabia. Hemos avanzado en varias cosas y tenemos más leyes, aunque ahora vivimos tiempos muy complejos, especialmente las mujeres. Todavía sigue habiendo muertes, pibas desaparecidas, madres que buscan justicia, pero hay que enfocarse en la fuerza de organizarnos, de luchar, que no se ha detenido y que no haya vuelta atrás, que no haya retroceso de los derechos. Lo que falta conseguir lo vamos a conseguir entre todas más allá de las diferencias. Y hoy más que nunca mi hermana Chiara va a estar presente en cada lucha, en cada movilización y en cada una de nosotras”.

Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2025/06/diez-anos-de-ni-una-menos-hora-de-recomponer-las-redes/

Niñas con top y labios pintados, niños con corbata: el machismo llena las fiestas de fin de curso

 Por Lucía M. Quiroga

Fuentes: El Diario [Foto: Cartel de la fiesta de fin de curso de una escuela pública infantil madrileña]

Familias y profesoras critican que muchas celebraciones infantiles de final de curso están marcadas por sesgos y estereotipos de género, y que tienden a sexualizar a las niñas: “Si ven cómo se les segrega hasta en los eventos festivos, crecerán apreciando esa diferenciación y jerarquización como normal”.

La temática de la fiesta de fin de curso que se celebrará dentro de unos días en una escuela infantil pública de Aluche, en Madrid, es “Los años 50”. Ofrecen tres modalidades de vestuario para su alumnado, que va de los cero a los tres años: se puede llevar minifalda y pañuelo al cuello; camiseta escotada y leotardos ajustados; o bien pantalón vaquero y camiseta blanca. En un colegio privado de Murcia, la fiesta para el nivel de 4 y 5 años tiene temática West Side Story. Las niñas llevarán maillot y tutú rojos y los niños deberán vestir pantalón vaquero, camiseta y pañuelo rojos al cuello.

Y en Sevilla, la fiesta de fin de curso de una escuela infantil es un festival de baile en el que las niñas de entre dos y cinco años se suben al escenario prácticamente desnudas: top tipo bikini anudado al cuello, espalda y barriga descubiertas, falda mínima, bailarinas y enormes lazos en el pelo.

A lo largo de las próximas semanas se celebrarán cientos de festivales de fin de curso en centros escolares de todo el país. Escuelas públicas, privadas y concertadas que despedirán a su alumnado con celebraciones que, en ocasiones, están marcadas por un sesgo de género muy claro, basado en estereotipos machistas. Las consignas para el vestuario están diferenciadas por género: vestidos, faldas, tutús, brillantina y purpurina para las niñas; trajes, camisas, corbatas, gomina o sombreros para los niños.

En algunos casos, los disfraces para las más pequeñas –algunas de 0 a 3 años– incluyen prendas sexualizadas: minifaldas, camisetas escotadas, tops cortos, tacones, labios pintados. Con todo lo que esto implica, además, en términos de sobreexposición de niños y niñas al colgar fotos y vídeos en redes sociales, páginas web o grupos de Whatsapp.

“Las fiestas escolares, además de un momento de celebración, deben servir también para seguir educando a niñas y niños, por lo que hay que diseñarlas con especial cuidado, especialmente en lo que a reproducción de roles y estereotipos se refiere. Si niñas y niños crecen viendo cómo se les segrega hasta en los eventos festivos, incurriendo ellas, además, en vestimentas más incómodas y sexualizadas, crecerán apreciando esa diferenciación y jerarquización como normal”, denuncia María Gijón, experta en género y coeducación, que lleva años analizando este tipo de situaciones y las conoce bien, ya que recibe a diario denuncias de familias y profesoras. Gijón ha compartido muchas de ellas con este diario, documentadas con fotografías y vídeos.

Sexualizar a las niñas

En la escuela madrileña que propone la fiesta de los años 50, cuyo cartel encabeza este reportaje, una de las madres se ha plantado. “Nos han mandado la foto explicando cómo tienen que ir vestidos los peques y estamos alucinando. Les mandamos a la escuela un correo superamable explicando por qué nos parecían mal las consignas: por los roles de género, por el enfoque adultocentrista del evento, por la sexualización… pero no parecen estar dispuestas a escuchar”, denuncia esta madre. “Una de las consignas que más resuena es que las niñas vayan con vestido o falda y que, para dar volumen, se pongan debajo un tutú. Y que, por otro lado, los niños vayan con pantalones y camiseta. Los disfraces reproducen también patrones de sexualización preocupantes”, alerta.

Y añade un elemento más a su denuncia: el adultocentrismo de la celebración. “Este tipo de eventos están pensados para los adultos, no para los niños y niñas, que ni siquiera conocen ese tipo de películas porque obviamente no han vivido en los años 50 del siglo pasado”, explica.

El curso pasado, otro colegio infantil público madrileño festejó la despedida de su alumnado de dos años con un baile al ritmo de Salta conmigo. En las imágenes se ve cómo las niñas llevan tutús rojos y lazos en el pelo del mismo color; los niños visten traje, camisa y corbata roja. Las profesoras bailan a su lado, parecen orgullosas de su creación. Las de la clase de al lado, una propuesta semejante pero con distinta canción: Summer nights, de Grease.

Una docente del sistema educativo público madrileño, que prefiere no dar su nombre, señala que es una práctica de lo más habitual: “Estamos muy solas las profesoras que tenemos perspectiva de género y que señalamos que este tipo de celebraciones no tienen sentido”, asegura. Reconoce que a ella misma le tocó organizar una fiesta de fin de curso con temática Grease, pese a estar totalmente en contra. “Lo que más me sorprende es que a muchísimas profesoras y profesores les encanta hacerlo, no lo ven problemático”, explica.

Un patrón

María Gijón recibe tantos casos parecidos que ya ha identificado algunos patrones: “La temática de Grease, por ejemplo, es muy común entre el alumnado de la etapa infantil; es una propuesta totalmente sexualizada y alejada del contexto”, asegura la experta. Y aporta más ejemplos semejantes; uno de los más impactantes, el de una escuela infantil sevillana en la que las niñas se suben al escenario sin apenas ropa: un top tipo bikini, una falda mínima, bailarinas y lazos en la cabeza. En función del aula, los modelos y colores varían, pero el patrón es el mismo: mientras que los niños van completamente vestidos, con pantalón largo y camisa, las niñas aparecen prácticamente desnudas.

A veces, el sesgo machista no está solo en la diferenciación de las propuestas para niños y niñas, sino en dar el estándar masculino por supuesto. En Galicia, una escuela infantil pública optó por inspirarse en la película Bebé jefazo para sus disfraces: traje de chaqueta, camisa, corbata, gafas de sol y maletín. Lo cuenta una madre implicada: “Cuando nos explicaron la temática, yo no daba crédito. Intenté hablar con la profesora para que al menos entrasen en razón, pero las vi tan orgullosas de su idea que no me atreví a ir mucho más allá y a escribir a la escuela, porque no lo iban a entender”.

Y eso no es todo: en otra de las aulas, niños y niñas se disfrazaron de “indios”, “con toda la carga racista que eso conlleva”, denuncia esta madre. “Una auténtica machistada y una racistada”, redunda. Andrea, que es profesora en Galicia, conoce de cerca el caso, aunque no es el colegio en el que ella trabaja. “Les dijeron a las familias que les vistan de bebé jefazo, con o mayúscula, dando por supuesto que los jefes son siempre ellos, incluso desde bebés. Como hemos avanzado un poco en los últimos años, ya pocos colegios se atreven a decir que los niños vayan de una forma y las niñas de otra. Pero el hecho es que si les vistes de traje y corbata es obvio que van de jefe hombre, no de jefa mujer, con todo lo que eso conlleva. La carga de género está ahí”, explica esta docente.

Una reflexión y propuestas alternativas

Más allá de este caso concreto, Andrea propone una reflexión en torno a los disfraces en las aulas: “Muchas profesoras estamos hartas de ver a niños y niñas con disfraces de indios con una pluma en la cabeza, de chinos con kimono y todo tipo de connotaciones racistas. También de ver bailes de fin de curso de niñas muy pequeñas hipersexualizadas, y estamos denunciando todo esto. Porque desde la escuela no podemos seguir perpetuando estereotipos machistas y racistas, y además tenemos que darle una vuelta al adultocentrismo. Porque, ¿para quién se hacen las fiestas? ¿Para los niños y niñas o para profes y familias? A veces los y las peques lo pasan fatal en este tipo de actuaciones, que se hacen fundamentalmente para las personas adultas”, asegura.

A ella le molestan mucho las reacciones del entorno cuando señala lo que no le parece correcto: “Cuando dije que las niñas de sexto no deberían hacer un baile súper sexualizado, me respondieron que era yo muy puritana, que había que modernizarse un poco”, protesta. “Y cuando denuncié el racismo en los disfraces que perpetúan los estereotipos de cada país, me respondieron con el típico ‘ahora ya no se puede decir nada’”, prosigue.

Un criterio con el que coincide plenamente Ana, profesora en una escuela de la red municipal madrileña que apuesta por un modelo completamente opuesto al descrito: ellas no celebran ningún tipo de graduación, ni siquiera fiesta de carnaval, bajo la idea educativa de que muchos niños y niñas de esa edad no disfrutan de los disfraces. Su opinión es muy crítica con respecto a este tipo de celebraciones: “En vez de generar una fiesta familiar, adaptada a todas las edades, se convierte el final del curso en una fiesta que para los niños y las niñas es un horror”, denuncia. Por eso en esta red de escuelas han decidido directamente no celebrar este tipo de eventos.

Pero si se quiere hacer, existen alternativas más respetuosas, adaptadas a la edad de niños y niñas y no sesgadas. María Gijón aporta algunas ideas: “¿Cómo hacerlo entonces? Es muy fácil: no diferenciando disfraces o vestimenta por el sexo, teniendo especial cuidado en la selección de la temática y fomentando estilismos sin sexualizar, que sean cómodos y propios del público infantil. Existen multitud de temáticas como para tener que centrarse en las más estereotipadas”, explica. La madre que denunció la vestimenta de su escuela en Madrid aporta también algunas ideas: “Unos disfraces de animales, peces, estrellas, o colores del arcoíris serían más adecuados”, explica.

Y la profesora que tuvo que organizar la fiesta de Grease contra su criterio, intenta ahora hacer las cosas de otra manera: “Este año nos toca temática medieval, y tengo algunas compañeras que ya están vistiendo a las niñas de princesas y a los niños de caballeros. Yo estoy preparando materiales que no diferencian por género, como castillos, escudos, cascos o caballos de juguete”, expone.

Fuente: https://www.eldiario.es/blog/micromachismos/ninas-top-tutu-labios-pintados-ninos-camisa-corbata-machismo-llena-fiestas-curso_132_12363019.html

Licuado de frutas


Tanita siempre anheló un licuado de frutas, un sueño inalcanzable en su infancia. Las licuadoras eran voladas de las que hablaban en los anuncios de radio cuando sintonizaban a Porfirio Cadena “El ojo de vidrio”. Qué emoción, recuerda Tanita, cuando llovía en la radio, escuchar los truenos que sacudían la lámina de la casa, el sonido de las manitas de los caballos caminando sobre el adoquín: taca, taca, taca, ta…

Se imaginaba que todo aquello acontecía entre los montes y se le perdía la mente entre los caminos reales, los palos de guayabos rojos y los zacatales. Se preguntaba si en las casas de ese lugar también se alumbraban con candil como en la suya, o si las niñas también tenían que acarrear agua de la quebrada como le tocaba a ella. Si tenían un radio Philips de batería como el que tenía su abuelo, si también remendaban la ropa y si hacían mamasos con sal cuando torteaban. Si los hombres dormían en una cama y las mujeres en otra, como en su casa y en las casas de las vecinas de su aldea.

Si tenían hamacas colgadas de las vigas en el corredor y si en sus pueblos también tenían nacimientos de agua. Si fiaban la sal, el aceite y la panela y lo pagaban con cargas de leña, manojos de ocote y flores de izote en la temporada, como en su pueblo. Si en el pueblo de Porfirio Cadena también las niñas anhelaban ir a estudiar y si las mujeres podían decidir no tener hijos, si en algún lugar del mundo las mujeres podían decidir no tener hijos. Si se lavaban los dientes con sal y ceniza y si hacían jabón de aceituno.

A la hora del almuerzo su papa sintonizaba Mosaico en madera, el programa radial que le permitió conocer la hermosa melodía de la marimba. Un sollozo silencioso humedecía sus ojos cuando las notas se deslizaban lentamente como bejucos entre las ramas de los matasanos y el palo de jocote corona, observando desde las alturas el chiquero de los coches donde ella les desgranaba mazorcas para alimentarlos. Sentía una especie de vahído, un suspiro que se le quedaba ahogado en la garganta, algo tan profundo y armonioso como el canto de las chicharras acariciando su alma al medio día o como la oscuridad de la noche siendo cortejada por la luz de las luciérnagas.

¿Qué será la marimba, a qué le llaman Tierra fría, el Altiplano guatemalteco?, todo lo que ella conocía estaba ahí, lo más lejos que había llegado su vista era a Ahuachapán, El Salvador, cuando se subía a la piedrona del patio y allá a los lejos asomaba entre la arboleda un puñado de techos de teja. Su mar era el río Paz. Y un camino angosto y serpentino, acolchonado de cáscaras de árboles de encino rojo, conacaste y chaparrones era la frontera entre Guatemala y El Salvador.

Siempre tuvo preguntas que se le anudaban en la garganta y que jamás se atrevió a verbalizar: por qué las niñas no van a la escuela y los niños sí, por qué los hombres de la casa no lavan los trastos, por qué solo los hombres tienen permitido hacer los chicharrones, por qué las mujeres tienen prohibido subirse a los árboles. Qué es argeñar, por qué dicen los adultos que cuando alguien está muy feliz y sonríe es porque algo malo pasará después, que mejor no esté tan feliz y que evite la desgracia. Por qué es prohibido estar feliz si la desgracia en realidad es tener amebas en la panza y estar cundida de piojos. Por qué los niños se comen los mocos. Y la pregunta fundamental de su vida, ¿por qué los zompopos de mayo dan tanta felicidad?

El día que emigró a la capital siendo adolescente, Tanita al recibir su primer sueldo como empleada doméstica fue al mercado la Terminal y con una sed de toda una vida compró un licuado de frutas, lo sintió tan insípido que fue como tomar atol shuco hecho de máiz blanco.

Y sorprendida por la puñalada en la espalda que le dio el progreso de la capital, vino a acordar que el gran avance del que hablaban: el cemento y la urbanización, no alcanzaba para que las hijas de las empleadas domésticas también fueran a la escuela.

Sangrando por la herida, en el famoso pueblón conoció a las hermanas de muchos músicos que tocaban marimba, cuando el domingo se juntaban en Guatemala Musical, niñas y adolescente que al igual que ella fueron destinadas al trabajo doméstico mientras que los hombres de la casa eran los artistas respetados.

Entonces supo que la licuadora no era un lujo, que el jugo de frutas no era inalcanzable y que la imaginación era más dulce, acogedora y humana que la realidad, entonces hizo su propia revolución: comenzó a aprender a escribir el abecedario.

Ilka Oliva-Corado.
1 de junio de 2025.

Estado mexicano miente a CEDAW. Mujeres siguen siendo encarceladas por abortar en 2025

 

El día de ayer concluyó la comparecencia que sostuvo el Estado mexicano ante CEDAW, en la cual, una delegación de funcionarias acudieron a Ginebra en Suiza para rendir cuentas sobre el avance y cumplimiento de sus obligaciones internacionales en materia de igualdad de género y de nueva cuenta, además de evadir los cuestionamientos, negaron problemáticas que violentan a las mujeres, niñas y adolescentes en el país, como el encarcelamiento de mujeres por aborto, una realidad ampliamente expuesta por defensoras con cifras y casos específicos.

Durante la segunda audiencia de comparecencia del Estado mexicano ante la CEDAW, la relatora española Ana Peláez Narváez cuestionó la detención de mujeres por abortar con sentencias bajo figuras como homicidio o infanticidio y preguntó a la delegación mexicana cómo piensan abordar estos retos para armonizar su legislación con los estándares internacionales.

En respuesta, la titular de la Semujeres evadió la respuesta hasta que la relatora Patsilí Toledo Vázquez hizo hincapié en una pregunta complementaria para que el Estado mexicano respondiera. Fue entonces que Citlalli Hernández atajó la inexistencia de mujeres detenidas por practicarse un aborto.

Actualmente, en México ya son 23 entidades federativas en las que está despenalizado el aborto hasta las 12 semanas de gestación y a pesar del avance de las mujeres, persiste el número de muertes maternas relacionadas con abortos inseguros, el cual ya alcanzó el 11.3%, según el informe semanal de la Secretaría de Salud y además persiste la criminalización contra mujeres.

No perdamos de foco que en el 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México, dictaminó la inconstitucionalidad de criminalizarlo a nivel federal.

Datos de la organización Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) publicados en su informe «Maternidad o castigo. Hacia la despenalización del aborto en México» muestran que de enero de 2012 a diciembre de 2022 hubo 2 mil 169 denuncias por el delito de aborto (680 mujeres), así como 2 mil 456 averiguaciones previas y carpetas de investigación (258 mujeres) reportadas por procuradurías o fiscalías.

En el mismo periodo se encontraron 14 mujeres en prisión preventiva por el delito de aborto. Asimismo, en 412 ocasiones se ejerció la acción penal por abortar (145 de las veces fueron mujeres) y se emitieron 142 sentencias (32 dirigidas a mujeres). Dichos datos fueron obtenidos a través de solicitudes de información a las 32 entidades de la república mexicana.

La titular de la Semujeres también trajo a colación la existencia de la Ley de Amnistía para liberar a las mujeres en prisión acusadas por abortar. No obstante, el informe sombra «Informe al Comité CEDAW ante la Décima Evaluación al Estado mexicano» del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF) y de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos (RED TDT) denunció que esta ley no ha sido eficaz, pues solo una solicitud ha sido procedente desde su implementación y 9 han sido rechazadas.

Pese a que la delegación celebró ante la CEDAW la despenalización del aborto en 23 entidades del país, la realidad es que persisten diversos problemas para llevarla a cabo. En primera instancia, el delito de aborto continúa estando tipificado a nivel federal ya que no se han eliminado los artículos 329° al 334° que establecen la ilegalidad de «la madre que voluntariamente procure su aborto o consienta en que otro la haga abortar», entren otras disposiciones.

Esto ha provocado no solo que en 8 entidades el aborto siga siendo un delito, sino la existencia de 218 carpetas de investigación por aborto, incluidas entidades donde el procedimiento ya fue despenalizado. Además, persiste la práctica de denuncias por parte de personal de salud, lo que refuerza la criminalización de quienes deciden abortar.

La criminalización del aborto por el personal de salud

Garantizar el acceso seguro al aborto es una medida de salud pública fundamental para las mujeres, ya que permite su autonomía y dignidad. Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil, colectivas feministas y personas defensoras de derechos humanos reportan que persisten barreras para acceder a este servicio incluso en entidades donde ya está despenalizado.

De acuerdo con la organización GIRE, entre 2012 y 2023 atendieron 46 casos de criminalización de mujeres y acompañaron 27 de ellos. El rango de edad de las mujeres estuvo entre los 15 y los 42 años y los casos ocurrieron en once entidades (Aguascalientes, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Durango, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Yucatán).

De los 27 casos acompañados, en ninguno se criminalizó al personal de salud y, en varios de ellos, fue ese personal adscrito a los hospitales el que denunció o dio aviso al personal de seguridad pública o a las fiscalías o procuradurías locales. La mayoría de estos casos concluyeron porque se solicitó el cierre por falta de actividad procesal por parte de las fiscalías o por no acreditarse los elementos del delito.

«El fenómeno de la criminalización por parte del personal de salud tiene consecuencias graves. La percepción de que las personas que decidieron abortar han cometido un delito solo las somete a escrutinio y las coloca bajo sospecha, sino que pone en riesgo la calidad de la atención médica que reciben. Al privilegiar los temas legales, la participación y las actividades del personal ministerial antes, durante y después de la atención médica, se puede afectar la recuperación de las personas investigadas» -Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) en «Maternidad o castigo. Hacia la despenalización del aborto en México»

No obstante, las barreras para acceder al aborto por parte de las instituciones de salud, así como su criminalización por el personal terminan por vulnerar los derechos humanos de las mujeres, representando uno de los mayores obstáculos para que el aborto sea aceptado socialmente como un servicio de salud.

Los obstáculos

Según señala GIRE, esta criminalización contra mujeres, además de representar una violación a los derechos humanos también ha generado incremento en las carpetas de investigación por el delito de aborto en casos como cuando una mujer aborta fuera del límite de las 12 semanas de gestación incluso cuando es involuntario.

Otra barrera para las mujeres persiste en varias entidades del país donde aún no se ha despenalizado hasta las 12 semanas de gestación, pese a la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2021. Actualmente, los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Hidalgo, Michoacán, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Guerrero, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Hidalgo, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, ya despenalizaron el aborto hasta las 12 semanas.

Por otro lado, 8 entidades mantienen vigente la penalización de la Interrupción del Embarazo (ILE): Durango, Guanajuato, Morelos, Nuevo León, Querétaro, Sonora, Tamaulipas y Tlaxcala, y se tiene el caso extraordinario de Aguascalientes donde el aborto sólo está permitido hasta las 6 semanas de gestación. Esta disparidad territorial refleja un acceso desigual al derecho, y aunque la legalidad no reduce la práctica del aborto, su criminalización obliga a muchas mujeres a interrumpir su embarazo en condiciones clandestinas, vulnerando sus derechos humanos e incluso su vida.

A eso se añade la objeción de conciencia, ya que permite que personal médico se niegue a practicar abortos por motivos religiosos o morales. Aunque las leyes mexicanas establecen que los servicios de salud deben garantizar personal disponible que no objete, en la práctica esto no siempre se cumple. También hay una grave falta de capacitación técnica y ética en el personal médico, lo cual es fundamental para ofrecer una atención segura, profesional y basada en derechos humanos. Esta carencia limita la calidad del servicio y dificulta el acceso oportuno al procedimiento.

La falta de infraestructura adecuada es otra barrera importante, especialmente en hospitales públicos ubicados en zonas rurales o marginadas, donde no existen los insumos básicos, medicamentos o espacios físicos apropiados para realizar abortos. La centralización de clínicas especializadas en capitales estatales deja en desventaja a las mujeres que viven en comunidades alejadas o indígenas, pues implica un esfuerzo económico, logístico y emocional adicional. A esto se suman los trámites burocráticos arbitrarios e ilegales que muchos centros de salud exigen, como permisos notariales, autorizaciones familiares, valoraciones médicas o psicológicas innecesarias, e incluso periodos obligatorios de “reflexión”, todos los cuales constituyen formas de violencia institucional.

Por otro lado, las barreras socioculturales también juegan un papel fundamental. El estigma social alrededor del aborto genera culpa, vergüenza y discriminación hacia las mujeres que deciden interrumpir su embarazo. La desinformación sobre salud sexual y reproductiva, y en particular sobre la seguridad del aborto, contribuye a que muchas mujeres no conozcan sus derechos ni las opciones médicas seguras disponibles. Finalmente, los factores económicos limitan el acceso a anticonceptivos, medicamentos como el misoprostol o la mifepristona, o servicios clínicos adecuados, dejando fuera a las mujeres con menos recursos.

A esto se añade los impedimentos de instituciones para abortar en casos de violencia sexual, desobedeciendo la NOM-46. Esta institución ha establecido una norma interna que impone requisitos adicionales —como ultrasonidos, opiniones jurídicas o testigos— que obstaculizan el acceso al procedimiento. Este conflicto refleja una serie de barreras institucionales que persisten incluso en estados donde el aborto ya fue despenalizado.

Debido a estos factores que han sido denunciados en reiteradas ocasiones por la marea verde, no se puede invisibilizar la criminalización de las mujeres que abortan, siendo este uno de sus derechos sexuales y reproductivos. Por ello, el Estado mexicano no puede negar que aún existan mujeres encarceladas o procesadas penalmente por interrumpir su embarazo.

«Si las gitanas abandonamos lo comunitario, nos absorberá el individualismo»

 Entrevista a Paqui Perona

Fuentes: Pikara

Paqui Perona, presidenta de Veus Gitanes, lleva más de 20 años promoviendo los derechos de las mujeres gitanas en el barrio de la Mina de Barcelona. Critica que los recursos de inclusión social responsabilicen a las mujeres gitanas de su situación, en vez de poner el foco en el antigitanismo institucional de género.

Paqui Perona es una figura reconocida por su activismo en el barrio de la Mina en Barcelona. Es mediadora intercultural y presidenta de Veus Gitanes/Voces gitanas, una asociación de mujeres gitanas con trayectoria profesional en la intervención social y en la promoción de la cultura gitana con perspectiva de género. Hemos conversado con ella para conocer la evolución de la situación de las mujeres gitanas en el mercado laboral y su discurso desde un feminismo comunitario.

Foto: Paqui Perona (Bárbara Boyero)

Trabajas desde hace más de 20 años ayudando a las mujeres gitanas a acceder en el mercado laboral. ¿Cuál ha sido tu mayor reto en esta lucha?

Miro hacia atrás y me siento feliz y orgullosa de haber contribuido a ello. Cuando empezamos, atendíamos a mujeres del barrio de la Mina que llevaban décadas segregadas, con infinidad de barreras arquitectónicas y sociales. Y las consecuencias de estos procesos forzados de antigitanismo institucional las hacía vivir recluidas en sus zonas de confort; no solían salir solas de sus entornos familiares y comunitarios a otros espacios de la ciudad. Recuerdo cuando les ayudábamos a hacer el currículum y les preguntábamos en qué trabajos tenían experiencia; nos decían que en nada. Lo primero que tuvimos que trabajar fue la autoestima, que tomaran conciencia de todas las competencias que tenían y habían adquirido a lo largo de su vida como mujeres, en sus casas, en el cuidado de sus hijos, en el mercadillo.

Era tan simple como que ellas fueran capaces de transferirlas al mercado laboral formal, pues la mayoría de mujeres gitanas de la Mina llevaban vendiendo toda la vida y, sin embargo, no le daban valor, ni siquiera lo consideraban como trabajo. Muchas no estaban acostumbradas a coger el metro solas, no sabían moverse lejos de sus barrios. Hoy atendemos a las hijas o incluso a sus nietas y se nota todo lo que se ha avanzado. Sus madres, tías y abuelas son las que les han abierto puertas en infinidad de empresas a muchas jóvenes, y aunque sigue habiendo un antigitanismo brutal en el mercado laboral, muchas mujeres gitanas de la Mina están muy empoderadas laboralmente. Muchas han heredado habilidades culturales para defenderse del antigitanismo. Hay que decir que existen empresas que han cambiado y valoran tener gitanas en muchos puestos, valoran sus competencias.

Aparte del acceso al empleo, ¿cuáles son las principales luchas de las mujeres gitanas por la igualdad?

El antigitanismo institucional de género que sufrimos y que recae en todos los ámbitos. También, al igual que todas las mujeres de todas las culturas del planeta Tierra, para conseguir la igualdad tenemos doble lucha, fuera y dentro de nuestras propias culturas.

La asociación Gitanas Feministas por la Diversidad denuncia en el documental Carmen, sin miedo a la libertad la falta de acción directa para ayudar en el acceso al empleo de las mujeres gitanas y la ineficacia de los cursos de desarrollo y formación. ¿Qué opinas al respecto?

Estoy de acuerdo con ellas, la mayoría de circuitos laborales y cursos para la población gitana son recursos pensados desde una lógica individualista, poniendo el foco en las mujeres gitanas como si solo dependiera de ellas estar fuera del mercado laboral estructural. En el fondo, se culpabiliza a la cultura gitana de la exclusión que padecen la mayoría de gitanas y gitanos, y no es así. El mercado laboral está creado desde una necesidad neoliberal, desde que nacemos nos inculcan socialmente que el éxito en nuestras vidas depende del proyecto profesional y que los proyectos vitales deben ser secundarios. Y seamos realistas, la cultura gitana está sostenida desde una estructura familiar y comunitaria donde el proyecto vital está por encima de todo.

Está claro que como cultura no tenemos poder para cambiar este sistema individualista. En contraposición, la formación es la clave para optar a puestos de trabajo remunerados de calidad. Porque estar fuera del sistema mercantil nos lleva a la exclusión social. Desde que entramos en Europa los estados han hecho hincapié para que las personas gitanas accedamos a los puestos más precarios, como mano de obra barata… Esto sigue manteniéndose con políticas, es una forma de ejercer el control, también porque alguien tiene que hacer este tipo de trabajo.

Cuando se habla de machismo se tiende a dividir los patriarcados: el musulmán, el gitano… ¿Cómo explicarías a las payas que esta división es racista?

El patriarcado es una forma de organización mundial y las personas gitanas formamos parte de este mundo, no somos alienígenas. El feminismo hegemónico blanco, antes de juzgar, debe analizar cómo sus luchas están impregnadas y contaminadas de las necesidades de Occidente de incluir a las mujeres en el mercado por una necesidad de crecimiento en producción. El acceso de las mujeres al mercado de trabajo se produjo dentro de una estructura neoliberal, individualista, mercantil y machista: les hicieron creer que salir al ámbito público y trabajar las liberaría, sin tocar la estructura.

Esto acabó cargando de más responsabilidades a las mujeres fuera y dentro del ámbito familiar. Ahora a toda la clase obrera en Occidente y al movimiento feminista blanco les toca revisar qué impacto tuvo todo esto en una sociedad empujada al individualismo con un orden social competitivo. Analizar lo que hemos perdido en el camino en un sistema que no se ha preocupado en valorar el tiempo para la conciliación familiar y los cuidados de las personas más vulnerables. Hay que empezar a tener en cuenta todos los valores positivos que hemos dejado atrás, como el sentimiento de pertenencia comunitaria. Y aquí, nosotras, las personas gitanas, tenemos mucho que enseñar. Tienen que empezar a dejar de imponer y aprender un poco de los valores de otras culturas, y valorar a las mujeres gitanas por el coste que hemos tenido que pagar por negarnos a perder nuestra identidad.

¿Cuáles son los logros y las dificultades que atraviesa actualmente el feminismo gitano?

Hay feministas gitanas, yo entre ellas, pero, ¿estamos organizadas como movimiento? No creo que exista un movimiento feminista gitano. Ninguna feminista gitana de forma individual está legitimada para poner las bases y decidir por ella misma que es el feminismo romaní. Casi todas las feministas gitanas pertenecemos al mundo asociativo, o somos mujeres que llevamos luchando por nuestros derechos desde hace décadas.

Otras suelen ser mujeres licenciadas privilegiadas que viven fuera de las comunidades, fuera de barrios gitanos, que se dedican a dar grandes discursos solo en espacios feministas blancos; no militan ni hacen incidencia en las bases gitanas. La mayoría de gitanas vivimos concentradas en barrios estigmatizados con presiones sociales y antigitanismo naturalizado en todos los ámbitos, apoyadas y sostenidas en valores de vida en comunidad, que es lo que nos identifica identitariamente como personas gitanas.

Los gitanos y gitanas que vivimos agrupadas somos quienes mantenemos nuestros valores milenarios y velamos por ellos, pagando un precio por mantener la identidad comunitaria gitana. Como todas las comunidades, los procesos de las personas se entrelazan y comparten. Me refiero a una identidad compartida en la que el reconocimiento como tal debe ser de reconocimiento mutuo. En el momento que las personas gitanas abandonemos esta identidad de vida comunitaria compartida, acabaremos absorbidas por el sistema individualista, y se acabará la identidad gitana.

Por nuestra supervivencia como Pueblo es contraproducente crear un movimiento feminista consensuado desde arriba hacia abajo y no al revés. El feminismo blanco hegemónico nos debe servir para no caer en los mismos errores. Al feminismo hegemónico le debemos muchos logros pero, por otra parte, en muchas cosas no nos sirve el modelo de las blancas, ni de las gitanas que viven fuera de la cultura, ya que la mayoría de las que no viven en las comunidades son muchas veces las que el sistema legitima. Eso sí, quiero dejar claro que ellas no son culpables y que sus luchas también suman y son necesarias para todas.

¿En qué se basan las iniciativas de cooperativismo que habéis impulsado desde la asociación Veus Gitanes?

Nuestro objetivo principal es dar voz a las gitanas, promoviendo acciones que contribuyan a combatir los prejuicios y estereotipos de nuestra cultura desde una perspectiva de género e interseccional, y que van dirigidas a los medios de comunicación y a la sociedad. Luchamos para modificar la escasa y estereotipada representación de las gitanas, incidiendo en todos los ámbitos de la sociedad. Contribuyendo a la lucha de las mujeres en general para conseguir la igualdad.

Surge desde la conciencia de que, para construir un feminismo propio, lo primero es deconstruir todos los estereotipos de género que han marcado nuestro pasado, lo que nos perjudica en el presente e incluso nos afecta en nuestras propias identidades culturales. Empezamos a trabajar desde la memoria histórica y la creación de documentales audiovisuales. También hemos hecho diferentes investigaciones y recomendaciones, como Diagnóstico desde una perspectiva interseccional, basado en cómo se atiende a las mujeres gitanas en los circuitos de violencia de género que hay en Cataluña. A partir de aquí hemos hecho un recorrido, creando alianzas con otras activistas gitanas y profesionales, gitanas y no gitanas, con el objetivo de crear entre todas propuestas para la mejora de estos recursos.  Porque es prioritario que todas las mujeres que están sufriendo situaciones de violencia, reciban una atención de calidad desde una perspectiva interseccional.

¿Qué iniciativas habéis impulsado este último año?

En 2024 hemos organizado en Barcelona el Segundo Congreso de Antigitanismo de Género reuniendo a gitanas activistas de toda Europa para crear alianzas. Ahora estamos en un proceso de debate y participación entre diferentes gitanas activistas de Cataluña para modificar la ley de violencia machista en Catalunya, me refiero al artículo 73 que está redactado de forma racista porque culpabiliza a la cultura gitana del patriarcado y describe a las Kalis como mujeres pasivas. También estamos presentes en diferentes espacios feministas y formamos parte de diferentes órganos, como el Consell municipal y el Plan Integral del Pueblo Gitano. Tenemos varios proyectos de intervención social y empoderamiento en distintos barrios segregados de Barcelona. Trabajamos por la promoción de la salud, el empoderamiento económico y, lo más importante, el empoderamiento cultural y la igualdad de género.

¿Cómo se organizan las mujeres gitanas que trabajan en el mercadillo? ¿Qué reivindicaciones surgen desde este espacio?

El mercadillo es una respuesta de resistencia hacia una legislación cuyo principal fin durante siglos ha sido, y sigue siendo, mercantilizar precariamente a los gitanos en una estructura de mercado patriarcal, individualista y racista, donde a nosotras siempre se nos ha expulsado. Los mercadillos son una respuesta en positivo, son una forma de resistencia laboral desde una estructura familiar, de economía comunitaria, y además cotizan y pagan sus impuestos. También de conciliación, donde las mujeres siempre han tenido un liderazgo y se les ha permitido estar desde siempre empoderadas económicamente y, lo más importante, poder escapar de los intentos de control institucional. Pero ahora es insostenible porque en los barrios segregados las respuestas de resistencia de las mujeres están cambiando.

Sin embargo, muchas siguen en la venta porque es lo que mejor saben hacer y no les queda otra salida que vender en la calle con sus carritos o a través del Whatsapp, que es como las jóvenes se están adaptando a los nuevos tiempos. En los barrios segregados y en las redes sociales se crean formas naturales de sostenibilidad económica entre las comunidades gitanas: yo compro a mi prima unas zapatillas y ella me compra pijamas para los niños. Esto es trueque, y a esto se le podría calificar como economía comunitaria feminista, pero para nosotras son estrategias de conciliación y resistencia. Es una forma de dar respuesta a las políticas de control y asimilación.

Hay varios oficios que han pertenecido a la cultura gitana como la herrería o la cestería. ¿Se conservan en la actualidad? ¿Se ha trabajado en su recuperación?

Durante los años 70 y 80 y parte de los 90, muchas entidades intentaron crear proyectos para mantener estos oficios tan gitanos y milenarios, pero lo hicieron con un coste personal y sin apoyo de las administraciones, hasta que llegó el momento en que fueron insostenibles. Incluso muchas entidades y activistas gitanas ridiculizaban los espacios donde se defendía la recuperación de estos oficios diciendo: “Otra vez los resquicios de Carlos III asomando la cabeza”. Al sistema y los poderes públicos solo les interesaba el absentismo escolar y proyectos de empleo en escuelas segregadas y en trabajos precarizados. Todo para asegurarnos estar dentro del último escalón de la sociedad.

No obstante, sí que ha habido algunas entidades que se han dedicado a fortalecer nuestros legados musicales y oficios gitanos. También hay muchos gitanos y gitanas que, de forma altruista y a través de las redes sociales, están realizando un trabajo espléndido recuperando memoria, relatos olvidados y saberes antiguos. Culturizándonos sobre nuestros legados y oficios.

¿Qué otras luchas vecinales se enfrentan en el barrio de la Mina? ¿Hay alianzas entre la lucha de las mujeres gitanas con otras luchas?

Yo no estoy involucrada en las luchas organizadas de la Mina, pero me consta que las hay. Me quedo con las luchas que surgen por la sociedad, en los barrios, de forma natural. Las respuestas que se dan desde los márgenes, desde mi realidad, porque cuando una lucha se organiza siempre la acaban monopolizando los poderes públicos. Desde Veus Gitanes estamos aliadas con grupos de mujeres gitanas y no gitanas, creemos que es crucial crear alianzas y redes con otros movimientos feministas y encontrar puntos de lucha en común para conseguir la igualdad de todas.

Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2025/05/si-las-gitanas-abandonemos-lo-comunitario-nos-absorbera-el-individualismo/a