El talmúdico escatológico Netanyahu esperó 30 (sic) años para su pérfido ataque a Irán, mientras éste negociaba
con Estados Unidos su contencioso nuclear (https://bit.ly/43KBhqH).
El ataque de Netanyahu –que valió severas condenas de Rusia y China
frente al apoyo irrestricto de la OTAN (sin Turquía)– obligó a Irán –que
sufrió el mismo modelo de decapitación Hezbolá
cuando altos mandos militares y físicos nucleares fueron asesinados– a izar la Bandera Roja de legítima defensa
en la mezquita Jamkaran, en la ciudad sagrada de Qom(https://bit.ly/43VDM8o).
Financial Times, al unísono de la OTAN (sin Turquía), exultó el éxito
del ataque de Israel y alardeó los sistemas de defensa antimisilísticos occidentales/israelíes
–el supuesto inexpugnable Domo de Hierro, Flechas 1 y 2, y Honda de David (https://bit.ly/43X8Mos)–,
mientras el consultor militar ruso Andrei Martyanov se burla de su
desempeño ante la horadación fulgurante de los misiles hipersónicos de
Irán que han provocado estragos en Tel-Aviv, Jerusalén, Haifa, en la
base aérea de Nevatim y en el reactor nuclear de Dimona: ocultados por
el gobierno de Netanyahu debido a la férrea censura (https://bit.ly/3SNd7FI).
¿A quién creer?
Un barómetro será la cotización de las acciones de Raytheon y Boeing: verdaderos fabricantes de los sobrevendidos sistemas de defensa israelíes.
El consultor Andrei Martyanov fustigó a Israel y a Estados Unidos por su error de cálculo
frente a los indetectables e imparables misiles hipersónicos de Irán.
Misma tónica de los multimedia de Israel y la OTAN (sin Turquía) que
critican el error de cálculo
de Irán.
La segunda noche de la guerra de Israel contra Irán surgieron protestas de la base MAGA de Trump, lo cual expone la fractura
y el rechazo de “90 por ciento (¡mega-sic!) de los partidarios de MAGA (leitmotiv de Trump)” que “se oponen a ayudar a Israel (https://bit.ly/3Tqhx5w)” cuando la cúpula de republicanos y demócratas, generosamente lubricados por el lobby israelí AIPAC (https://www.aipac.org) aboga la participación bélica de Estados Unidos para defender
a Netanyahu.
Hasta el Secretario de Estado Marco Rubio,normalmente un halcón en política exterior, fue veloz en distanciar a Estados Unidos de los ataques unilaterales de Israel
.
Al Jazeera de Qatar (muy amigable a Trump) resalta que la base de MAGA pone en tela de juicio el ataque israelí y advierte una guerra de Estados Unidos contra Irán
. Destacan Steve Bannon –quien teme que Estados Unidos sea arrastrado a una guerra con Irán
y, a mi juicio, contra Rusia y China– y Tucker Carlson, quien fustiga al gobierno hambriento de guerras de Netanyahu
.
El rotativo globalista antiTrump, Financial Times, no puede ocultar que la “base de MAGA se ha fracturado (https://bit.ly/4417GZ0)” debido a la promesa antiguerra de Trump
,
quien festejó el éxito del descontón israelí en la primera noche. La
euforia triunfalista del descontón pasó a la depresión en la tercera
noche debido al éxito de los misiles hipersónicos de Irán.
¿Empinó el pugnaz senador Lindsey Graham a una autoflagelación de Trump?
Una nota amable fue la llamada telefónica de Putin por los 79 años de Trump que duró una hora, explicada por Yuri Ushakov, asesor del presidente, quien propuso la desescalada entre Israel e Irán (https://on.rt.com/d9v1).
Resaltaron dos notas ominosas: 1) La pregunta de Kirill Dmitriev, cercano a Putin, quien inquirió qué sucedería en caso de que Irán disponga de bombas nucleares (https://bit.ly/4kBz0UF) y 2) La amenaza de que Pakistán, potencia mediana nuclear, apoyaría a Irán en caso de que Netanyahu se atreva a usar la “Opción Sansón (https://bit.ly/4l9YfNO)”.
El oficial avión Sion
de Netanyahu, del Día del Juicio Final, fue escondido en Grecia (https://bit.ly/4l6jKPm).
Israel inició pérfidamente la guerra, pero será Irán quien determine su epílogo.
Caminar por sus calles empedradas da la impresión de que el tiempo se ha detenido. El recorrido en auto conlleva dificultades por lo angosto y sinuoso de muchas; sin embargo, la infraestructura para los visitantes es ejemplar con estacionamientos para disfrutar un viaje al pasado.
El casco antiguo está perfectamente conservado, la Plaza Central ( Grote Markt), es el centro de muchas actividades para visitantes y locales. Las construcciones alrededor son de un pintoresco estilo flamenco; carruajes las cruzan, hay innumerables cafés y negocios que garantizan una experiencia en todos los sentidos.
La plaza ha sido el centro neurálgico de la vida cívica y comercial de Brujas desde el siglo X. Fue testigo de ferias medievales, ejecuciones, rebeliones gremiales y mercados que dieron forma al comercio de Flandes, la región flamenca. Incluso cada miércoles se instala un mercado donde lugareños y turistas encuentran gran variedad de productos.
Dominando el lado sur se alza el imponente Belfort, la torre campanario, estructura gótica de 83 metros con más de 700 años que fue torre de vigilancia y depósito de tesoros. Es posible ascenderlo por una sinuosa escalera y la parte superior ofrece una vista espectacular, para lo cual hay que contar con suficiente condición física: son 366 escalones los que hay que dejar atrás.
A medida que se asciende por la escalera de caracol, el bullicio se desvanece. A la mitad se encuentra la antigua sala del tesoro y más arriba la del carillón, donde 47 campanas mecánicas aún interpretan melodías a determinadas horas del día para regocijo de los habitantes de Brujas y sus millones de visitantes.
El Belfort es uno de los monumentos más emblemáticos de Bélgica. Construido en el siglo XIII, comenzó como parte del mercado central y se convirtió en un símbolo del poder económico y político de Brujas. Era un puesto de vigilancia desde donde se preveían ataques enemigos, también se resguardaban los documentos más valiosos de la ciudad, en la denominada cámara del tesoro, que puede visitarse.
En el medioevo, fue también un símbolo de autonomía. La torre albergaba las campanas que anunciaban decisiones del gobierno local, la apertura de mercados y marcaban de alguna manera el ritmo los residentes. Se documenta que su presencia reforzó la independencia de Brujas frente a los señores feudales. Ha sufrido incendios que prácticamente lo destruyeron, volviendo a levantarse como un centinela.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999, es mucho más que una atracción turística, es toda un vivencia que con su enorme reloj sigue marcando las horas de la ciudad y celebrando con sus campanas festividades locales desde hace siglos. Cada año, miles de visitantes suben sus escaleras y se detienen frente a su reloj monumental.
Alia Lira Hartmann
“Y los jóvenes, que creían saberlo todo, incrédulos lloran y se abrazan y gritan y lo siguen, y quieren tocarlo, y lo tocan, como a un santo, como a un Dios, y quieren llevarse un cachito, poseer la reliquia, y cierran calles y paralizan una ciudad… y entonces el mundo también se paraliza. Y Morante, que sonríe discretamente en las vueltas al ruedo y en su salida a hombros, con expresión escéptica, casi disculpándose por la apoteosis, porque él torea para sí mismo, como si estuviera la plaza vacía. Declarándose inocente ante su propio enigma.
“Él, que tan solo se ha sentido, está solo otra vez, solo con sus toros, los de la plaza y solo con sus toros… los de la mente. Mirando hacia adentro, con la quijada, con su cuerpo y con su alma. Mientras, los que atestiguan la liturgia, lo sienten y lo acompañan, lo mecen entre gritos, lo abrazan desde su llanto y lo nombran Dios, en ese dogma tan nuevo y tan añejo. Que si Madrid, que si así no era, que si una oreja, que si dos, que si tres, que ninguna… hay cosas que son, porque tienen que ser, más allá de rigores técnicos, reglamentos y cánones. Hay cosas que no se cuestionan, que se sienten y triste vida quien no las sienta. Y a la mañana siguiente el sol brilla con luz renovada, y todos, resaca a cuestas, hablan de un solo hombre, como si sólo existiera ese hombre sobre la faz de la tierra”, remata Mónica Bay.
El sufijo itis significa inflamación, que es alteración al encender, prender o abrasar, por lo que el neologismo morantitis puede definirse como la alteración emocional que provoca en las masas la tauromaquia del diestro sevillano Morante de la Puebla (45 años de edad, 27 de alternativa), aquejado hace décadas por un trastorno de personalidad y bipolaridad que lo ha hecho interrumpir su actividad profesional en dos ocasiones.
Dolencias siquiátricas aparte, el hombre posee un don: estar tocado
por los duendes del toreo, que es mucho más que personalidad, sello o
técnica sino la capacidad de tocar las telillas del corazón
, como
decía Cervantes, ese algo que, sustentado en el sentimiento, lo rebasa
para convertirse en hechizo, en milagro tan indescriptible como fugaz.
Nadie se parece a él porque su don es único e inimitable, más en estos
tiempos de vulgaridad extendida.
Las apoteosis emergentes (rabo en la Maestranza en 2023 y puerta
grande en Las Ventas el pasado 8 de junio) sólo han confirmado que la
elocuente expresión morantiana de interioridad es lo que trastorna a
públicos y aficionados, pero además constituye el clavo ardiendo o
último exponente de una fiesta ya sin personalidades diferentes. Cuando
se retire, el problema se va a agudizar porque no es sólo falta de
visión empresarial ,sino excesos de una época en la que priva la
clonación o reproducción en serie de lo que se suponía diversidad
expresiva. Los diestros presentes y futuros, con excepción de Fortes,
torean prácticamente igual, sin saber tocar esas las telillas del corazón
. Y los que saben son relegados.
el despilfarro, el abuso y el fraudegubernamentales, despilfarró ayer por lo menos 45 millones de dólares en un desfile militar conmemorativo del 250 aniversario de la creación del ejército estadunidense, que de manera
afortunadacoincidió con su propio cumpleaños 79.
Cada gesto, cada palabra, cada acto coreografiado durante el evento pareció sacado de una película satírica acerca de los excesos del poder, al estilo de El gran dictador de Chaplin o The Dictator del no menos genial Sacha Baron Cohen. Sin embargo, fue real, tan real como se han vuelto durante las presidencias de Donald Trump fenómenos que hasta 2016 resultaban impensables. Aunque el mandatario y su entorno insistieron en que la coincidencia entre el desfile y el onomástico era pura casualidad, en el calor de las celebraciones sus subordinados y el público lo felicitaron una y otra vez por ser ya casi octogenario.
Como reportaron desde Washington nuestros compañeros Jim Cason y
David Brooks, el desfile produjo escenas distópicas en las que pueden
condensarse los peores males que plagan al Estado autoritario que
todavía pretende encontrar la quintaesencia de la democracia cuando se
mira al espejo: el descarado culto a la personalidad; la glorificación
de la violencia; la naturalización de las armas; la capacidad
estadunidense para convertir lo más solemne y terrible en un espectáculo
diseñado por y para las cámaras; la conversión de las fuerzas armadas
en un mecanismo de transferencia de la riqueza pública a manos privadas,
de los recursos de todos a los bolsillos de directores ejecutivos y
accionistas de la industria de la muerte; el dogma del excepcionalismo americano
,
por el cual se justifican dos siglos y medio de una maquinaria de
sometimiento, colonización y asesinatos masivos que ha dejado víctimas
prácticamente en cada rincón del planeta.
Será pertinente recordar el desfile la próxima vez que un joven tome
un arma de fuego y dispare contra sus compañeros de secundaria, los
asistentes a un culto religioso, los compradores de una tienda
frecuentada por latinos o afroestadunidenses, los espectadores de una
sala de cine o cualquier otra locación donde se replique el macabro
fenómeno de los tiroteos masivos. Además de enviar los pensamientos y oraciones
que ya se han vuelto una rutina vacía ante la violencia aleatoria,
Trump y sus correligionarios deberán recordar cómo pusieron rifles de
asalto, destructores de tanques, helicópteros de combate, robots
asesinos y todo tipo de parafernalia bélica en las manos de niños
pequeños, quienes han crecido y seguirán creciendo bajo la doctrina del
asesinato como método privilegiado e incluso único para dirimir
diferencias y alcanzar objetivos.
También habrá que recordar la parada militar cuando esos
mismos niños se vean privados de servicios médicos, de su derecho a la
educación, de vivienda, de medios de transporte asequibles, de
infraestructura urbana básica, de tratamientos de salud mental o
atención a las adicciones porque el presupuesto federal se destina de
manera creciente y delirante a los contratistas de armamentos a los que
una y otra vez se aludió ayer como nuestros patrocinadores
, como si la exhibición de músculo bélico hubiera sido un partido de futbol, y como si esos patrocinios
no provinieran en última instancia del Tesoro, principal o único cliente de las firmas de tecnología militar avanzada.
El costoso festejo que se regaló Trump con dinero público contradice la percepción que Estados Unidos tuvo de sí mismo hasta hace poco, en la que este tipo de desfiles eran indignos de una república y propios de regímenes que gobernantes y ciudadanos de la superpotencia consideraban sus antípodas. Si a ello se añade el contexto de constantes transgresiones a la ley, como ocurre con el despliegue de corporaciones militares para reprimir movilizaciones contra la cacería ilegal de personas desatada por el trumpismo, es inevitable concluir que esa nación enfrenta una de las mayores crisis políticas de su historia, y que por ahora hay muy pocos indicios de que pueda salir venturosa de ella.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), mediante la embajada de México en Egipto, ha estado en contacto permanente con los ciudadanos mexicanos vinculados a la iniciativa y se les ha ofrecido asistencia y protección consular.
La embajada ha monitoreado el desarrollo de los hechos y ha mantenido comunicación con fuentes locales. Actualmente, las personas mexicanas se reportan en buen estado de salud.
Daniela Zapata Zalce, directora General de Comunicación Social de la SRE
Día del Padre
Así es nuestra triste situación, lo que no soslaya la exigencia mayor de reconstruir un patrón de crecimiento hoy incapaz de generar empleos buenos y permanentes, así como excedentes que den sustento a una política social redistributiva, basada precisamente en el trabajo y el empleo bien remunerados. No ven así las cosas por Palacio, donde la autosatisfacción marca el paso de las angustias.
A la militante negación de revisar nuestro fisco y a realizar una reforma fiscal redistributiva se unen gustosos los capitanes del dinero y la plusvalía rentista, pero esas apetencias no hacen la coalición desarrollista que el país reclama. De aquí la urgencia de poner en el centro de la atención pública, y en el primer lugar del orden del día de la política, el debate sobre el crecimiento. Quizá, un viraje en este sentido coadyuvaría a quitarle a esta triste jettatura del no crecimiento su máscara de sabiduría para presentarla como es, una superchería adocenada y parásita.
La masamadre
de nuestra política no puede seguir siendo el
rumor malévolo y la réplica airada desde las alturas, como no puede
centrarse más en nuestra endeble realidad doméstica y cotidiana, debe
inscribirse en visiones ambiciosas de navegación en un mundo turbulento
para evitar encalladuras mayores y poner a flote una voluntad de cambio
realista a la vez que cargada de esperanza.
La política económica, como la social o la exterior, son procesos políticos e intelectuales peliagudos y cargados de riesgos. De aquí la necesidad de contar con unas reservas portadoras de buenos oficios y experiencia, así como de conocimientos fundamentales dispuestos a enfrentar ocurrencias que pugnan por convertirse en ciencia y paciencia sin prueba alguna de su eficacia.
Estoy convencido de que, más allá de una política proteccionista
silvestre o de plano salvaje, que hoy se sostiene con amenazas y gritos
de guerra, tenemos dos caminos. El primero propone más de lo mismo:
continuar priorizando la estabilidad macroeconómica, baja inflación y consolidación fiscal, incluso si para eso se recorta el gasto público
y seguir descuidando el papel del Estado en la economía. Ruta conocida
donde la distribución del ingreso no es ni ha sido preocupación mayor
porque no se considera que la desigualdad pueda dificultar el ritmo de
crecimiento de la actividad productiva. Para eso, se dirá, están las
transferencias directas, aunque no haya recursos de donde echar mano
indefinidamente.
El otro camino implica salir de nuestros esquemas y dogmas, adoptar nuevos ingredientes para nuestro desarrollo a partir de una elemental consideración: propiciar un crecimiento elevado y sostenido de la actividad productiva y del empleo, a partir de la reducción de la desigualdad y el fortalecimiento de la inversión como motores centrales, lo que –hay que insistir– se ha vuelto necesidad vital y opción única para, por lo menos, asegurar nuestra supervivencia como nación y Estado. Así lo enseña nuestra historia patria, pero nos lo ha asestado en pleno rostro la brutalidad imperial que gobierna el país de Lincoln.
Tiene razón Rogelio Gómez Hermosillo al afirmar que ningún programa social puede sustituir al trabajo como puerta de salida de la pobreza
(Rogelio Gómez Hermosillo, ¿Bajó la pobreza laboral?
, El Universal, 6/6/25),
a lo que agregaría que ninguna economía estancada puede generar los
trabajos dignos necesarios. De no ser así, el panorama social del México
será dominado por una informalidad mayúscula que contagiará nuestra
política democrática y hasta nuestra manera de pensarnos como país.
Ante dicho poder interno, al presidente estadunidense no le queda otra salida que obedecer y seguir fingiendo que el que gobierna es él. Netanyahu, quien probablemente esté rumbo a algún país para esconderse, está jugando al héroe de la guerra. A ver quién resiste más con sus baterías bélicas. A ver quién produce más muertes civiles. A ver quién asesina a un mayor número de líderes estratégicos. Por su parte, Trump desearía perfilarse como el mediador entre ambos países. Tal vez piense que, ahora sí, merece la candidatura al premio Nobel de la Paz.
Por lo pronto, el culpable trata de justificar su belicismo. En su cuenta @realDonaldTrump, el presidente escribió “ I gave Iran chance after chance to make a deal”. Como si esta advertencia amañada justificara tal agresión por parte de Netanyahu.
Es decir, Cuando Trump dice le insistí a Irán una y otra vez que hiciéramos un trato
,
en realidad no sabe a quién se dirigió. Para el presidente de Estados
Unidos, decir Irán, ya está refiriéndose al líder supremo, el ayatolá
Alí Jamenei y Masoud Pezeshkianal, presidente de la República Islámica
de Irán y a todas las autoridades de ese país al mismo tiempo. Así, para
no errar, prefiere hablar en general. Lo curioso es que Trump habló con
Irán y quien atacó con drones incendiarios fue Netanyahu. Queda claro
que los intentos pacifistas de los que ha presumido el estadunidense no
funcionaron para nada, o el atacante sionista no entendió el pacifismo
de su amigo y protector. O, aun peor, el ministro del territorio ocupado
de Palestina ya no lo obedecerá más.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, afirmó en un comunicado que Israel había desatado su mano perversa y sangrienta
,
lo que ya había demostrado en su guerra de ocupación, Gaza entre ellas,
una de las ciudades más perjudicada por los miles de asesinatos civiles
cometidos por Netanyahu. Pero el primer ministro sigue sin escuchar al
pueblo israelí que ya no quiere guerras. La sentencia de la máxima
autoridad islámica es clara, el crimen contra Irán no quedará impune.
Volviendo a los acuerdos por los cuales se ha desatado unilateralmente esta guerra sin ningún argumento sostenible, éstos siempre se han planteado a favor de Estados Unidos y de Israel, su socio y cómplice principal. No han doblegado a Irán y esta realidad es la que no pueden aceptar ambos países belicosos. Definitivamente, este ataque es inaceptable.
En realidad, como ya decíamos desde que inició el conflicto en los años 60, no han querido resolver equitativamente los problemas que ocasionan la producción de uranio enriquecido y la primacía en el asunto de la venta de equipo para llevarlo a cabo, así como la comercialización de dicho producto. Y, no perdamos de vista la guerra del petróleo que también está detrás de estos conflictos.
Irán ha puesto su parte, han demostrado que no cuentan con una industria secreta fabricante del mineral enriqueciéndolo a diestra y siniestra. Tampoco han promovido el uso del uranio con fines bélicos. Ya se han reunido, han firmado acuerdos para la no proliferación de armas nucleares, han demostrado que no se fabrican equipos de guerra para venderlos a terroristas. El presidente de Estados Unidos no puede aceptar esa realidad, para su consuelo, continúa vendiendo armamento a cuanta organización ilícita se los demanda.
El paso irracional ya lo ha dado el gobierno invasor de Benjamin Netanyahu apoyado por el jefe de la Casa Blanca. Con el multiabucheado Trump al frente, ese país se perfila hacia una múltiple crisis, entre otras: política, económica de alto riesgo, cultural, de credibilidad institucional, democrática y de derechos humanos.
Hacemos hincapié, como lo hicimos en 2022, en que otros países que no han sido acusados de terroristas por parte de Estados Unidos y sus amigos europeos, o asiáticos, no reciben la misma presión para demostrar que en sus programas nucleares no está incluida la fabricación de bombas o armamento nuclear. Es Irán el objetivo actual, más tarde será algún otro país productor de uranio.
¿Ahora sí se entiende por qué tanto apoyo para que se creara en esa área de Palestina un país que sirviera al sionismo mun-dial como su centro principal de operaciones?
La comunidad internacional deberá redoblar esfuerzos para ponerle un alto a la nefasta y mortal agresión por parte de Estados Unidos y sus aliados incondicionales. Y si la ONU no puede con el problema, pues que renuncien todos y que se formalice una organización que sí promueva la paz y la no proliferación de guerras y de armas nucleares.
Para Ximena Cuevas y José Muñoz, la justicia llegará
Colaboró Ruxi Mendieta
Descendiente de una de las castas políticas más privilegiadas del país, la cual ha sido protagonista de los claroscuros de la historia de Colombia, como el represor Estatuto de Seguridad o ser víctimas de Pablo Escobar, el delfín Miguel Uribe Turbay es senador conservador, quien se había convertido en uno de los tantos precandidatos de la derecha que aspiraban a la presidencia en el cami-no a suceder a Gustavo Petro, siendo parte de una furibunda oposición que se ha negado a todas las reformas so-ciales propuestas por el gobierno de izquierda.
Desde hace unos meses, la confrontación política en Colombia se agudizó cuando una comisión del Senado de la República, liderada por la derecha, archivó la reforma laboral propuesta por el gobierno de Petro en el que se reconocían derechos básicos de los trabajadores y campesinos. Desde eso se han desplegado una suerte de estrategias políticas para revivirla –la consulta popular desde la izquierda– y para atajarla –una suerte de tramoyas procedimentales desde la derecha–. El día a día en Colombia ha sido un tobogán al que se le aumenta la pendiente sin saber dónde va a terminar; la última etapa de este frenesí es la disputa por la consulta popular, 12 preguntas directas a la ciudadanía que el gobierno de Gustavo Petro quiere hacer, pero a la que se niega radicalmente la oposición.
Es en medio de la mayor confrontación política entre el gobierno y la oposición del país que ocurre este atentado, el primero contra un líder de la oposición después del asesinato de por lo menos 400 líderes sociales –principalmente campesinos, indígenas, sindicalistas, estudiantiles y trabajadores– entre 2022 y 2025, y más de mil 500 hostilidades contra los mismos en esos años, según el informe de la Misión de Observación Electoral de marzo de 2025. También ocurre después de varios atentados que han sufrido senadores de izquierda como Aida Avella o la misma vicepresidente Francia Márquez, ante los cuales ha habido escasa solidaridad de la oposición.
Entre una suerte de mezquindad de una derecha que exige derechos electorales –pasando por alto el desangre del movimiento social de izquierda–, los señalamientos apuntan a desestabilizar la apuesta por las reformas del gobierno, así como por reactivar la retórica del narcoestado trayendo al presente las memorias de los años 80 en el país, uno de los pocos momentos en que líderes de centro y de derecha, además de las principales ciudades, fueron tocados por la violencia que incendiaba el resto del país. Su memoria cada tanto vuelve a esos tiempos trágicos.
Tras el atentado, la oposición aprovechó el hecho para acusar al gobierno e intentar detonar una ruptura institucional que tiene visos de golpe de Estado blando, desconociendo la autoridad presidencial y pidiendo reunirse con las fuerzas militares. El gobierno acusó del hecho al mismo entramado que viene amenazándolo: una red de tráfico entre Dubái, Italia y Colombia compuesta por traficantes que negociaron con la DEA y salieron en libertad. Se le suma que la pelea por las reformas se juega en dos caminos: la consulta popular a través del decreto directo del gobierno de Gustavo Petro y el avance del debate de la reforma laboral en el congreso. En medio la comunidad internacional, la Iglesia y otras entidades intentando bajar las tensiones; de otro lado, en las calles se miden las fuerzas.
Si tuviéramos un ángel de la historia, estaría sentado en alguna
torre del centro de Bogotá, toreando la tormenta. Como relató Walter
Benjamin, filósofo marxista en medio del avance fascista de la Segunda
Guerra Mundial, esta tempestad lo empuja incontenible hacia el
futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de ruinas ante él
va creciendo hasta el cielo. Lo que llamamos progreso es justamente esta
tempestad
. La transición
en Colombia se va sintiendo así.
* Doctora en sociología, investigadora del Centro de Pensamiento de la Amazonia Colombiana A la Orilla del Río. Su último libro es Levantados de la selva
Fueron manifestaciones multitudinarias, con apoyo de sindicatos, iglesias de diferentes denominaciones, universitarios, abogados, escuelas y preparatorias, y obviamente migrantes y sus familiares. Si bien las marchas sobrepasaron con mucho los límites permitidos, no hubo ningún vidrio roto, ningún coche quemado. La ley no prosperó en el Senado, pero dio pie a varias propuestas de reformas migratorias y todas ellas se quedaron en el tintero.
Han sido varios los intentos de eliminar la migración indocumentada. Ahora Trump y sus secuaces están decididos a deportar de manera masiva a los indocumentados, pero hasta el momento los arrestos han avanzado de manera lenta y peor aún las deportaciones. La gente se defiende, se esconde, algunos se suben a lo más alto del techo donde trabajaban, otros a los árboles y muchos simplemente corren y escapan.
Muchos migrantes que estaban en proceso de tramitar su regularización caen en la trampa de ir a las oficinas y allí los atrapan; si no se presentan, caen en desacato; si van, se arriesgan a ser deportados. El miedo ha cundido en la población de origen migrante, incluso a los residentes y naturalizados se les recomienda no salir del país, nadie sabe qué puede pasar al regreso. También hay denuncias de un vecino, familiar, enemigo o competidor y, en estos casos, la orden se aplica de manera implacable.
En un barrio de San Diego la migra entró a capturar a migrantes que trabajaban en un restaurante italiano y fueron increpados por parte del personal e incluso los vecinos. La norma de exigir la documentación en la calle tampoco ha funcionado, muchos ciudadanos se plantan y no presentan sus documentos alegando que es inconstitucional. Muchas policías locales se oponen a las redadas y no colaboran con la migra. Las redes sociales sirven para alertar de la llegada de la migra y evitarla.
Pero en California, especialmente en Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades, los ánimos se han caldeado y la gente protesta, especialmente los migrantes de segunda y tercera generación que son ciudadanos y tienen parientes indocumentados. Ya se acabó aquello de que primero se iba a deportar a los que tuvieran un récord criminal, ahora se busca a los trabajadores en su centro de trabajo, en la construcción, los restaurantes, los hoteles. No hay ningún tipo de consideración.
Las medidas que se han implementado, como exigir el registro de todos los migrantes indocumentados, bajo pena de multa, no han funcionado; tampoco se obedecen las órdenes de deportación ya emitidas, nadie cree en la promesa de que se daría mil dólares a los que se autodeporten.
Las manifestaciones de protesta en Los Ángeles y otras ciudades han sido un buen pretexto para pasar a la acción y la represión de los migrantes, también para someter a las autoridades de este bastión demócrata que siempre ha apoyado a los migrantes y que muchas veces ha actuado como santuario.
Desde aquellas marchas de 2006, son más de 20 años de espera, de angustia, de trabajo continuo, de esfuerzo por integrarse, por construir comunidad. El 75 por ciento de los migrantes indocumentados tiene más 15 años viviendo y trabajando en Estados Unidos, esperando una solución a su caso, después de haber protestado y demandado públicamente.
La de 2006 fue una tormenta perfecta que agarró desprevenida a los políticos, la policía y los opositores de cualquier tipo de reforma migratoria que fuera considerada como una amnistía. No se iba a repetir el error de 20 años atrás, la regularización de 1986, que les dio papeles a 3.3 millones de migrantes indocumentados.
Los Dream ers, la propuesta de ley que solicitaba la regularización de los jóvenes que habían sido escolarizados, viene de esa época, el movimiento de jóvenes que emergieron y tomaron conciencia en esas marchas todavía sigue esperando, y desesperando.
Las recientes protestas pacíficas, pero también desesperadas, responden a décadas de frustración, desaliento, incredulidad. Pareciera que, en el otro lado, también había frustración, pero faltaba la oportunidad para reprimir y, finalmente, trastocar la realidad y considerar a 12 millones de migrantes como criminales. No sólo eso, ahora son enemigos extranjeros, invasores.
Sólo hay una salida y ya se ve la luz al final del túnel. Que se reconozca que son trabajadores indispensables. La vieja y manida huelga, en este caso de brazos caídos, va dando resultados. Que no sea por miedo, sino por ganas de luchar, de reivindicar un derecho al trabajo, a vivir en paz, no en la clandestinidad.
Trump ha empezado a recular y a detener las redadas en restaurantes, hoteles y campos agrícolas.
Muchas otras naciones poseen igualmente patrimonio valioso en esos ámbitos que han merecido reconocimientos, pero lo que no existe en ningún lugar del mundo más que en México son las chinampas.
Ese prodigio ecológico se utilizó en la cuenca de México posiblemente miles de años atrás. Algunas evidencias señalan que quizás hubo chinampas en Teotihuacan. Lo que sabemos de cierto es que las desarrollaron con gran éxito los xochimilcas, la primera de las tribus nahuas que arribaron en el siglo X a la cuenca de México.
Esas construcciones artificiales de varas, lodo y raíces del árbol llamado ahuejote tienen uno de los índices más altos de productividad agrícola del orbe. Pueden llegar a dar hasta cuatro cosechas al año, entre las que sobresalen las de hortalizas y flores.
Increíblemente, pese a la brutal desecación de los lagos que cubrían gran parte de la cuenca, en el sur de la Ciudad de México han sobrevivido cinco zonas chinamperas: Xochimilco, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco, Tláhuac y Mixquic.
Ésta fue de las primeras declaratorias de Patrimonio de la Humanidad que le otorgaron a nuestro país, lo cual conlleva la obligación de preservarlas; sin embargo, padecen múltiples problemas, entre otros: desabasto de agua, contaminación e invasión de viviendas.
Señalamos que un factor esencial para desarrollar cualquier plan es conocer cuántas chinampas hay y en qué estado se encuentran. En este sentido, destacamos el trabajo notable que desde hace más de dos décadas lleva a cabo un grupo de investigadores del Departamento de Teoría y Análisis de la División de Ciencias y Artes para el Diseño en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
El doctor en arquitectura Alberto González Pozo, conocedor como pocos y comprometido hasta la médula con el proyecto, coordinó el trabajo excepcional de cinco investigadores y 23 colaboradores.
Con el apoyo de los chinamperos, catalogaron las mil 530 chinampas activas de San Gregorio Atlapulco y clasificaron las de las otras cuatro zonas chinamperas donde la densidad es menor.
Una auténtica hazaña ya que hay alrededor de 20 mil, o sea que el trabajo tiene que continuar por largo tiempo, pero lo importantes es que ya existe la metodología para la catalogación, que fue muy difícil de elaborar, ya que no existe ninguna semejante por la complejidad que guarda cada chinampa.
Hace unos días, en el Centro Cultural Jesús Reyes Heroles, en Coyoacán, presentamos la tercera edición del libro Las chinampas: Patrimonio Mundial de la Ciudad de México.
La obra presenta el fruto de la catalogación, la situación actual y hace propuestas estratégicas, tanto para la recuperación de las zonas chinamperas deterioradas como para la rehabilitación del patrimonio edificado en los poblados, del cual –en conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia– también han realizado un registro.
Hay la novedad de un capítulo sobre la bioética de la zona. Es impresionante conocer la riqueza de la fauna y flora que conserva la Ciudad de México: mil 598 especies de plantas (nativas e introducidas), 517 de vertebrados, 96 endémicas del país y cuatro de la Ciudad de México. Un agasajo conocer algunas de las 355 aves, ya que el libro está profusamente ilustrado con fotografías, además de planos para quienes quieran meterse más a fondo.
Indudablemente, el salvamento de ese tesoro único del país merecería una política de Estado que desarrolle un esfuerzo serio y sostenido.
Para seguir soñando, nos cruzamos la calle a la preciosa plaza de
Santa Catarina 4, al merendero Las Lupitas, para compartir un combinado
especial que lleva tres burros, una chivichanga, frijoles y unas
gorditas norteñas que son de harina, rellenas de papa con chorizo casero
y de bajativo
, como dice mi amigo salvadoreño, un atole de canela.
Pertenezco a una generación en la que las mujeres que deseábamos entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) íbamos a dar a dos facultades muy socorridas: Filosofía y Letras y Sicología. Hoy observo con admiración a la ingeniera biomédica, rectora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de Iztapalapa, la doctora Verónica Medina, sentada frente a mí a la espera, y me lanzo con cuidado y mucho respeto a la primera pregunta:
–¿Qué motivó a la joven Verónica a estudiar ingeniería biomédica? ¿Fue en secundaria o en preparatoria que ya sabía usted cuál sería su vocación?
–Fíjese que mi familia es numerosa, fuimos ocho hijos, seis hombres y
dos mujeres. Para mi mamá era muy importante que sus hijos fueran a la
universidad, porque mis padres no tuvieron esos estudios. Después de
1971, alguien dijo a mi mamá que iba a construirse una nueva universidad
en Iztapalapa y otra en Xochimilco, y le recomendó: Cómprese usted un terreno por allá, si quiere que sus hijos estudien ahí
.
–¿Dónde vivían, doctora?
–Vivíamos en Mixcoac. Mis hermanos habían empezado a estudiar en el Politécnico y por alguna razón, mamá no escogió la UNAM; quiso acercarse a universidades nuevas y escogió la UAM Iztapalapa, y construyó su casita en 1972 en una zona cercana. Allá nos cambiamos porque mis hermanos ya habían dejado los estudios; se cansaron de viajar tan lejos. Cuando se abrió la UAM recuerdo que me gustaba mucho la medicina.
–¿Usted quería salvar vidas?
–Sí, pero también me gustaban las matemáticas y la física; esas dos ciencias me atraían sobremanera. Cuando terminé mi preparatoria, en 1976, fui a preguntar en la UAM Iztapalapa qué carreras tenían; resultó que había una llamada ingeniería biomédica y estaba nuevecita. En esos años, sólo la Universidad Iberoamericana y la Metropolitana la impartían. Pensé: “esta carrera combina todo lo que me gusta, la ingeniería aplicada al desarrollo de dispositivos médicos, de información médica, una ingeniería muy cercana a la cuestión clínica, que siempre me apasionó. En ese momento decidí cuál sería mi profesión y, para mi gran suerte, entré a la UAM Iztapalapa, a los dos años de que abrió. Pertenezco orgullosamente a la UAM Iztapalapa y, mire, Elena, aquí estamos 50 años después, y ahora soy la primera rectora en esta unidad.
–A lo largo de su historia, doctora Medina, siempre hubo hombres rectores. En la UNAM son puros hombres. Es de veras notable y emotivo que usted haya visto a la UAM Iztapalapa levantarse desde sus cimientos y que ahora sea usted la primera mujer rectora de ese campus.
–Sí, la primera. Muchos científicos muy importantes vinieron de otras universidades para crear la unidad de Iztapalapa y se comprometieron en su desarrollo. Fue un arranque muy bonito el que se tuvo en Iztapalapa, hace casi 51 años.
–¿Sintieron el apoyo de las autoridades de la UNAM o se consideran algo así como hermanas menores?
–Sí, compartieron esa idea de ayudar a crear otras opciones educativas. La UAM se abrió a todos en zonas donde iban a crearse polos de desarrollo; la UAM se creó en el norte, en Azcapotzalco; en el sur, en Xochimilco, y en el Oriente. Fue la primera universidad pública que abrió en el oriente de la Ciudad de México. Al poco tiempo, la UNAM abrió la Facultad de Estudios Superiores en Zaragoza, pero la primera opción de educación superior en Iztapalapa fue la UAM; la intención era generar un desarrollo regional en esas zonas más bien vacías. Con la UNAM tenemos una colaboración estrecha. La UNAM es una referencia en términos de crecimiento, de desarrollo.
–La doctora Silvia Torres de Peimbert, siempre generosa y alerta, ha asistido en varias ocasiones a actos de la UAM Iztapalapa para apoyarla y estimular trabajos en común e investigaciones.
–Así es. La astrofísica Silvia Torres es una investigadora totalmente solidaria. En una ocasión platicaba yo con la doctora Patricia Ávila, que es secretaria general de la UNAM, egresada de UAM Iztapalapa, quien también nos ha apoyado mucho. Coincidimos en que para las personas que no tuvimos padres universitarios, la UAM nos dio una oportunidad enorme de acceder a la Educación Superior (así, con mayúsculas). Ambas, Patricia y yo, compartimos que la UAM nos dio la posibilidad de crecer y desarrollarnos profesionalmente. Resultó trascendental la misión de la UAM al incidir en el desarrollo regional de aquellas regiones donde la UAM se instaló, porque tuvo un efecto benéfico sobre los habitantes de las zonas aledañas. A las diferentes unidades de la UAM acudieron hombres y mujeres que encontraron entre nosotros una opción de educación superior muy cercana a su casa.
–Entonces, el alumnado sí proviene de los alrededores.
–Ahorita sí, al principio se dio un fenómeno muy interesante, porque la UAM no era tan barata. Recuerdo que sí había que hacer un esfuerzo económico para la gente de la región, y fueron los hijos de los propios académicos que arrancaron ahí. En las primeras generaciones estaban los hijos del rector Alonso Fernández, un físico muy reconocido. Era un ambiente muy rico en cuestión formativa.
–¿Cómo decide usted ir de la investigación a la docencia?
–Esa es una particularidad fascinante de la UAM, porque creció como un proyecto innovador, totalmente distinto a lo que se ofrecía en la UNAM, ya que se basó en el modelo en el que la docencia y la investigación están vinculadas en gran medida; es decir, la investigación se enriquece de la docencia y la docencia está ligada a la investigación. El modelo de la UAM es educativo, y nos ha ayudado a formar un pensamiento crítico, un conocimiento profundo y también una visión interdisciplinaria con esta correlación que tenemos en el modelo departamental. Para nosotros, es importante que haya una interacción entre los campos del conocimiento: las ciencias biológicas y de la salud, las ciencias y las artes para el diseño, las ciencias sociales y las humanidades, con lo que logramos una formación integral del alumnado. En nuestro caso, la docencia y la investigación están intrínsecamente ligadas, lo que hace muy rica la participación de los alumnos. Seguimos este pensamiento formal investigativo que nos lleva a aplicar mucho del conocimiento teórico que manejan muy bien nuestros estudiantes.
–Con sólo escuchar, me doy cuenta que debe ser una excelente expositora…
–La docencia siempre me llamó mucho la atención, me gusta enseñar. Cuando terminé ingeniería biomédica, me fui tres años al Instituto de Cancerología. Cuando vino una gran devaluación en los años 80, después de una evaluación rigurosa, muchos profesores empezaron a buscar mejores condiciones salariales; entonces, contrataron a jóvenes que teníamos poco tiempo de haber egresado para participar en la docencia.
–¿Muchos se fueron por la devaluación?
–Sí, y los nuevos
nos quedamos e iniciamos nuestra carrera de
docentes; la universidad nos ayudó a formarnos en maestrías y
doctorados. Hubo un programa excelente de la UAM para habilitarnos hasta
niveles de posgrado y seguir con nuestro vínculo de investigación.
–Finalmente, doctora Medina, usted podía quedarse con el resultado de sus investigaciones para su provecho personal, pero decidió compartirlo con otros, porque dar conocimiento es también un acto de generosidad, ¿no?
–Sí, coincido con usted. Hice mi licenciatura y mi maestría en la UAM; después, la UAM me apoyó para hacer un posgrado y mi doctorado en Francia, en la Université de Technolgie de Compiègne, durante cuatro años. Fue una experiencia enriquecedora conocer otras costumbres e interactuar con culturas que tienen otra forma de abordar la investigación. Obtuve una beca del gobierno francés y permanecí en Compiègne. En mi grupo había muchos brasileños, y aprendí su idioma. También había chinos, pero no aprendí su lengua, aunque puedo entenderla, pero aprendí bien portugués también gracias al bossa nova.
–En un país como el nuestro es difícil que los niños y jóvenes se despeguen de la pantalla televisiva. La ciencia requiere curiosidad y afán de investigación…
–Estamos viviendo una transición retadora. Fíjese que en dos generaciones (de 50 años para acá) han cambiado mucho las expectativas de los universitarios, que proviene de la pérdida del deseo de aprender de generaciones anteriores. Después de la pandemia se perdió aún más la capacidad de los jóvenes de investigar en grupo. A escala mundial tenemos un desafío, porque el rango de atención escolar en la actualidad es mucho más corto y los chicos buscan un aprendizaje rápido e inmediato. Antes, recuerdo que un título universitario era una garantía de movilidad social y de cierta estabilidad económica, pero en los años recientes, la incertidumbre tiene que ver con la transformación tecnológica. Ahora, un dispositivo muy pequeño te da toda la información del mundo y el estudiante pierde capacidad crítica y razonamiento lógico. La información instantánea impide la investigación. Recuerdo con qué expectativa esperaba un libro pedido en la librería o un artículo que devoraba, porque valoraba la información conseguida con trabajo, y ahora los jóvenes copian sin pensar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario