La
meta de la vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), María de
Jesús Patricio, va más allá de conseguir que una mujer indígena gane la
Presidencia de México, el objetivo es más ambicioso: se trata de
visibilizar, una vez más, a las comunidades indígenas pero sobre todo de
sentar las bases de una organización civil que se mantenga activa,
vigilante y casi en resistencia después de las elecciones de 2018.
“A veces no se entiende porque tenemos la costumbre que nos han
dejado los partidos: que todo es a través de un partido”, explicó a
Cimacnoticias María de Jesús, Marichuy, como le dice la gente, “la
indígena nahua postulada por el CIG y en Congreso Nacional Indígena
(CNI)” para buscar lo que parece imposible, una candidatura
independiente que la lleve a competir con los nueve partidos políticos
nacionales por la Presidencia de la República.
En medio de sus recorridos por el país para conseguir cuando menos 1
por ciento de firmas del electorado en 17 entidades federativas (866 mil
593 firmas) la vocera hizo un descanso de dos días para atender a los
medios de comunicación y exponerles el proyecto inspirado en la
filosofía del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que en
1994 se alzó en armas para hacer que la sociedad volteara a ver a los
invisibles.
A 23 años de que los indígenas exigieran una nueva relación con el
Estado, la candidatura indígena de una mujer molesta e incomoda a
políticos y ciudadanos. La tachan de ser la candidata zapatista, de
querer dividir el voto de la izquierda o de restar apoyos a Movimiento
de Regeneración Nacional (Morena), partido que por primera vez competirá
en una elección presidencial. También dudan de ella porque no creen que
pueda gobernar.
Por otro lado es arropada por universitarios, agrupaciones civiles y
una comunidad intelectual donde destacan personalidades como el escritor
Juan Villoro, el cantautor Óscar Chávez y el artista gráfico Francisco
Toledo, quienes hasta el 4 de diciembre habían conseguido 80 mil 883
firmas que, como dice el CIG, son apoyos que se traducen en conciencias
convencidas.
En un edifico que sirve de oficina del CIG en la colonia Doctores, en
la Ciudad de México, Marichuy habla de las aspiraciones de los pueblos
indígenas. Siempre habla en plural porque no olvida que su voz
representa a una colectividad y en su disertación repite palabras como
dolor, comunidad, despojo y organización, conceptos que inspiran su
andar por el país.
UNA PROPUESTA DE IRRUPCIÓN
Conforme pasa el tiempo la lista de aspirantes a la Presidencia de
México se va aclarando. Habrá por lo menos tres candidatos con
posibilidades de ganar. Uno postulado por Morena, otro por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y otro más por el Frente Ciudadano
por México, conformado por los partidos de la Revolución Democrática
(PRD), Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC).
Además de estos candidatos hay una oleada independiente de personajes
políticos que aspiran a la candidatura sin el aval de siglas
partidarias. Marichuy es una de las mujeres que busca una postulación,
pero ciudadana para que su nombre y su proyecto aparezca en las boletas
electorales el próximo 1 de julio de 2018.
A la pregunta de por qué participar en un proceso electoral si el CIG
se ha mantenido alejado de la política y ha optado por la autonomía,
Marichuy responde que su participación es una propuesta de irrupción en
un país donde la práctica cotidiana de cada seis años es que el gobierno
acuerda, desde arriba, quién continúa en el poder y cómo seguir
despojando a los pobres y a las comunidades indígenas.
“La propuesta de participar en esto es para sacudir a México y que
los pueblos sean visibles, los pueblos que realmente están sufriendo
esas políticas que se construyen desde arriba, los mega proyectos
capitalistas que han traído muerte y destrucción. Más que beneficios ha
sido un despojo de las aguas, de los recursos naturales, de las tierras,
de las riquezas que se tiene”.
En este escenario, continua: “se pensó qué vamos a hacer. No podemos
seguirnos encontrando y seguir manifestando nuestros dolores y nuestras
rabias si no se da un paso más adelante. Es un llamado a que volteen a
ver la problemática real que están dejando estos proyectos extranjeros
que solamente les interesa el dinero y el poder para poder dominar a los
que estamos abajo”.
El CIG está conformado por mujeres y hombres que representa a sus
pueblos indígenas. Si María de Jesús Patricio llegara a obtener la
candidatura cada paso que dé debe ser avalado por las y los concejales
porque su filosofía marca que el pueblo sea el que gobierne y el
gobierno el que obedezca, uno de los siete principios zapatistas.
“A veces no se entiende porque tenemos la costumbre que nos han
dejado los partidos: que todo es a través de un partido. ¿Pero quienes
han diseñado esas políticas, pues solamente los de arriba? Nosotros
pensamos que se puede construir otra, desde abajo, otra donde no
solamente vayamos y llevemos a alguien allá, por eso se pensó en algo
más grande, colectivo, son los concejales, ahorita van más de 150 y
todos ellos juntos serían el gobierno”.
La idea es provocadora para una parte de la población pero para otra
es muy difícil creer que las mujeres indígenas y pobres deban o puedan
llegar al poder. Aun así, las razones de Marichuy son muchas. “(¿Para
qué?) Para ya no permitir esos despojos que se están haciendo, esas
contaminación de las aguas, esa imposición de proyectos extranjeros, que
no se consulta a las comunidades; al contrario, que se les impone”.
RECONSTRUCCIÓN PARA TODOS
En su caminar por los rincones del país, esta jalisciense, médica
tradicional, ha confirmado el diagnóstico de sus compañeras y
compañeros, un despojo de los bienes comunes pero también de los cuerpos
y la cultura y un desprecio por los pobres que viven sin educación ni
salud.
“Ante los intentos organizativos de las comunidades por defender los
recursos naturales, el agua, la tierra, viene la represión, la
desaparición de algunos líderes o comunidades. Personas que están al
frente los han desaparecido o encarcelado. Viene esta destrucción
masiva, viene con todo. Se ve más triste la situación yendo directamente
a las comunidades y que ellas lo planteen desde su misma vivencia”.
En Veracruz las tierras han sido concesionadas para la extracción de
petróleo, en Puebla para la construcción de hidroeléctricas, en Oaxaca
para imponer eólicas. De esos proyectos habla cuando se refiere al
despojo del territorio, la tierra, los bosques y el agua pero también se
refiere al exterminio de manifestaciones sociales y culturales como la
partería o el despojo de la lengua, vestimenta y herbolaria medicinal
indígena.
“Justamente para eso es la propuesta, para escuchar todos esos
dolores y juntos buscar formas de cómo le vamos a hacer para reconstruir
este México desde abajo. Pensamos que los pueblos indígenas solos no
podemos dar un paso más allá porque este monstruo es gigante, entonces,
por eso, en este caminar vamos haciendo un llamado a los diferentes
sectores de la sociedad que también sienten que es necesaria la unidad
para poder hacer una fuerza grande e impedir que nos sigan destruyendo”.
Si la vida y la permanencia de los pueblos está en juego, en el CIG
se pensó en hacer algo más para tejer redes entre las comunidades y
participar en un proceso que sirva para acercarse a quienes no son parte
del CNI pero que están viviendo y luchando con el ánimo de que algún
día sus pueblos sean respetados.
“VOTEN POR QUIEN QUIERAN”
El reloj sigue avanzado y Marichuy tiene hasta el 19 de febrero para
recolectar firmas. Hasta diciembre la vocera y aspirante a candidata
había conseguido 9.3 por ciento de los apoyos necesarios para lograr su
registro. Existe la posibilidad de que no llegue a la meta, sin embargo,
eso de ninguna manera sería un fracaso. El éxito está en aprovechar la
vorágine electoral para llevar su mensaje.
“Lo más importante es la organización. Si no logramos conseguir el
millón de firmas que se ocupan para ser candidata, como lo dijimos desde
el principio, nuestra propuesta era organizativa, que surgiera algo
nuevo desde abajo porque está claro que quien llega arriba, al poder, se
corrompe, venga de donde venga, del color que sea, porque ya está algo
diseñado arriba”.
Para los pueblos originarios si no hay organización de nada sirve que
Marichuy sea candidata. “Vamos a seguir insistiendo para que se
entienda y quede claro. Sí, aspiramos al poder pero al poder del pueblo,
que el pueblo decida qué se hace y qué no se hace, que diga si le gusta
lo que están haciendo o no. Que el que está arriba escuche al que está
abajo, y esa es nuestra insistencia por donde vamos pasando”.
La vocera cuenta una anécdota que sintetiza el pensamiento del CIG:
En una comunidad una señora le dijo que estaba de acuerdo con ella. “Los
voy a apoyar pero ¿puedo votar por fulano de tal?”. A esta pregunta la
aspirante presidencial le dijo que votara por quien quisiera. “Lo que
estamos diciendo es que se organicen desde abajo, como comunidad porque
antes de ser de un partido somos de una comunidad”.
Al escuchar los discursos de esta nahua y de las concejalas que junto
a ella toman la palabra, parece que solo se dirigen a los pueblos. ¿A
quién le habla en los mensajes que da? se le pregunta.
“A todos los mexicanos. Lo hemos dicho en algunas ocasiones, es una
propuesta que surge de los pueblos para México ¿y que es México? pues
incluye a obreros, estudiantes, amas de casa, trabajadores del campo y
la ciudad, todos los sectores”. Por esa razón el CNI ha creado nueve
grupos de trabajo donde creen que caben todas y todos: tierra y
territorio; autonomía; justicia; mujeres; jóvenes y niños; personas con
discapacidad; migrantes y desplazados; trabajo y explotación.
La campaña de esta indígena no es la típica campaña porque aunque
recorre el país pidiendo firmas no ofrece nada, al menos no ofrece las
despensas, pintura o gorras, ni siquiera la construcción de clínicas o
fábricas, más bien parece que va en caravana escuchando. Cuando la gente
le pregunta cuál es su proyecto la respuesta es simple. “El proyecto
tiene que surgir de abajo, si no sería lo mismo, ya llevamos algo
diseñado y les decimos sabes qué, va a ser esto”.
Los nueve grupos de trabajo son el comienzo de la redacción colectiva de ese proyecto.
Y CONTRA EL PATRIARCADO
“El silencio, el miedo, el machismo y el patriarcado capitalista que
nos mal gobiernan son el odio mismo de los poderosos contra la vida”,
pronunció la vocera el 27 de septiembre durante un mitin en el municipio
de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, entidad donde el feminicidio
y la violencia contra las mujeres es una constante.
Sobre el patriarcado, concepto que pareciera apropiado por las
citadinas, también tiene una posición. “Los proyectos o programas que ha
implementado este sistema capitalista ha sido diseñado solamente por
hombres. Al no considerarse la participación de las mujeres es que hay
un proyecto que está excluyendo y que está diseñado solamente por
hombres, por eso decimos patriarcado, porque si hubiera la participación
de las mujeres sería diferente”, afirma.
“Vemos que hay una fuerte discriminación contra las mujeres, que se
considera que su opinión no vale. En las comunidades es más fuerte
porque se considera que la mujer solamente es para tener hijos y atender
la casa, no para participar en la organización propia de la comunidad.
Son estas estructuras diseñadas capitalistas patriarcales, porque están
pensando en donde nada más pueden caber los hombres”.
Hablar del patriarcado con las poblaciones indígenas no es tema fácil
por eso la vocera siempre está acompañada de las concejalas, son ellas
quienes dan la cara y van al frente para mostrar que también son líderes
y deben gobernar. “Son las que están al frente porque a los maridos más
rápido los quitan, los hacen a un lado, los encarcelan, los
desaparecen. Nos hemos dado cuenta que hay mujeres que están
participando muy decididamente”.
Aunque hay líderes que la critican por no buscar una alianza con los
partidos de izquierda o quienes esperan que decline a favor de alguien
más, Marichuy está decidida a seguir firme. “Hemos planteado que más que
aliarnos arriba es aliarnos abajo, con la gente del pueblo, con los
diferentes sectores, con los pueblos indígenas. Esa es nuestra tirada
principal, la organización desde abajo. Nuestra mirada va a estar hacia
abajo, con los pobres, con los trabajadores del campo y la ciudad”.
Y si no se juntan las firmas el trabajo continúa. “Quedemos o no
quedemos lo más importante es lo que vamos a construir, es lo que tiene
que quedar para después, porque los gobiernos ya están pensando cómo van
a implementar sus proyectos para después del 2018. No nos podemos
organizar para aquí y ya, cada quien vuelve a su comunidad. Nuestra
tirada es a la organización para después. ¿Cómo vamos a sobrevivir, cómo
vamos a conservar nuestras comunidades, nuestras tierras, agua, bosque?
Solamente unidos”.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-