Es un mal mensaje del papa Francisco a México: A la capital del país,
de sello claramente progresista, envía a un personaje tanto o más
conservador que Rivera Carrera, un clérigo de la élite y no un pastor
como se asume el jefe del Vaticano, pero además político y claramente
identificado con el grupo en el poder que Peña quiere que siga
hegemonizando el país.
Ante las elecciones, en particular las del Estado de México en que
Peña impuso a su primo Del Mazo, entre Norberto y Aguiar sí hubo
posiciones contrastantes: Mientras que éste asumió posicionamientos
desabridos, “Desde la fe”, el órgano de la Arquidiócesis de México, hizo
una durísima crítica a las prácticas de defraudación electoral de las
“camarillas y dinastías asidas a un poder que se niegan a dejar”.
En “Elecciones de escándalo”, como tituló el semanario “Desde la fe”
en su editorial del domingo 2 de abril, la Arquidiócesis Primada de
México censuró el despilfarro electoral y, en referencia al gobierno de
Peña y específicamente al secretario de Hacienda, José Antonio Meade,
ahora candidato presidencial priista, preguntó: “¿Para esto se usa el
dinero del gasolinazo?”
Pese a que no mencionó al PRI ni a Peña, el semanario de la iglesia
censuró que “la manipulación, clientelismo y compra cínica y
desvergonzada de votos; entrega de despensas y teléfonos celulares, así
como la distribución de tarjetas y monederos electrónicos, se unen al
uso electorero de programas de desarrollo social, condicionando los
beneficios a cambio de copias de credenciales de elector, lo que, por
cierto, es un delito”.
Y en uno de los párrafos más críticos, afirma: “Los mexicanos
volvemos a ser testigos de elecciones caras que nos cuestionan si de
verdad valió la pena una reforma estructural político-electoral, cuando
los hilos de este proceso se mueven por quienes controlan millonarios
recursos que avientan como migajas. Usar electoralmente el hambre,
además de ser inmoral, es una de las peores faltas sociales que implican
la destrucción de la democracia, poniéndola en manos de camarillas y
dinastías asidas a un poder que se niegan a dejar”.
Aguiar, por su parte, guardó silencio sobre las prácticas de
defraudación electoral del gobierno estatal y federal para imponer a Del
Mazo. No sólo eso: Fue el que celebró el matrimonio del gobernador
Eruviel Avila, presidente del PRI de la entidad donde será el máximo
jerarca de la Iglesia católica.
El sustituto de Norberto, quien hoy entra en funciones pero su toma
de posesión oficial es hasta el 5 de febrero –aniversario de la
Constitución–, fue también arzobispo de Texcoco y allegadísimo no sólo
del Grupo Atlacomulco, sino amigo del propio Peña.
El sociólogo Bernardo Barranco, experto en religiones y consejero electoral en el Estado de México, lo descibe así:
“Aguiar, siendo arzobispo de Tlalnepantla, mantuvo, desde el inicio,
una estrecha colaboración con el entonces gobernador Peña Nieto, al
grado de que lo apoyó en su primer gran acto de destape como
precandidato a la Presidencia de la República. Lo llevó a Roma junto con
su novia Angélica Rivera para presentarle al papa Benedicto XVI bajo
los intensos reflectores de Televisa.
“Como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (2006-2012)
Carlos Aguiar fraguó la reforma al artículo 24 constitucional sobre la
libertad religiosa introducida en la Cámara de Diputados en diciembre de
2011. Contó con el apoyo decidido del candidato del PRI a la
Presidencia, Enrique Peña. En la versión original de la iniciativa
constitucional presentada por el diputado priista López Pescador venía
la intervención plena de la Iglesia católica en las escuelas públicas
para otorgar catecismo, así como poseer medios de comunicación y
reconocía una amplia participación política de los actores religiosos,
aun en tiempos electorales. La iniciativa fue matizada y reformulada
hasta la versión constitucional actual, vigente desde 2013”.
La llegada de Aguiar, entonces, sólo augura la consolidación en la
iglesia católica mexicana de la opción preferencial por los ricos, el
fortalecimiento de la relación de ésta con el grupo priista que tiene
como candidato a Meade –un devoto católico–, el avance de la agenda
ultraconservadora y la impostura de Francisco, jefe político de El
Vaticano.
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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