6/10/2023

El aborto centra batallas legislativas, sanitarias y judiciales en Brasil

 ipsnoticias.net

Mario Osava

RÍO DE JANEIRO – Dos niñas de 11 años, embarazadas tras ser víctimas de violación, pusieron tintes dramáticos al derecho al aborto en Brasil en los últimos meses. A las dos soportaron muchas presiones, incluso de los jueces, para que tuviesen sus hijos, pese a la legalidad de la interrupción de sus embarazos, y sus casos tuvieron finales diferentes.

Una tuvo su segundo hijo apenas cumplidos los 12 años, en marzo, en el nororiental estado de Piauí. La otra aguantó las presiones y logró interrumpir el embarazo en Santa Catarina, un estado del sur de Brasil, en junio de 2022.

En Brasil el aborto es legal en casos de violación y de riesgo de muerte materna según el Código Penal de 1940. Una tercera causa, la anencefalia del feto, se agregó por un fallo del Supremo Tribunal Federal (STF) en 2012.

La niña de Piauí ya había tenido un primer hijo en 2021, a los 10 anos, tras la violación de un primo de 25 años, porque su madre descartó el aborto por recomendación del médico que alegó riesgo de muerte en la interrupción del embarazo.

Ahora tuvo una niña después que un juez de apelación anuló la autorización del aborto concedida anteriormente por una jueza de primera instancia.

La legislación, sin embargo, obvia cualquier intervención judicial en esos casos. La inducción legal del aborto se puede practicar directamente en los hospitales, sin interferencia de la Justicia.

Pero en Santa Catarina el hospital negó el servicio a la niña de 11 años, bajo el pretexto de que ella ya llevaba 22 semanas de embarazo, hecho que no representa ningún impedimento legal.

El caso fue entonces a los tribunales, donde una jueza decidió internar a la niña en una casa de acogida para que tuviera el hijo y lo destinase a una adopción. Fue necesario un habeas corpus solicitado por la familia al Ministerio Público (fiscal) local para que se le pudiera practicar el aborto.

“Es necesario mejorar el sistema de informaciones y la oferta de servicios en relación al aborto, sensibilizar las estudiantes de medicina, enfermería y sicología. La universidad no informa sobre los derechos de las víctimas de violencia sexual”: Ligia Cardieri.

Esos obstáculos al aborto legal persisten en los servicios médicos y en la Justicia, denuncian activistas de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y de sus derechos reproductivos, mientras en el Poder Legislativo proliferan propuestas para mayores restricciones.

Las niñas madres se multiplican

Niñas de 10 a 14 años tuvieron 10 867 hijos en la década de 2010-2019 en el sureño estado de Paraná, según un estudio de la Red Feminista de Salud (RFS). Ese estado tiene 11,5 millones de habitantes, solo 5,5 % de la población nacional de 208 millones estimados por el nuevo censo en proceso de conclusión.

En todo el país, son más de 17 000 nacimientos anuales de madres de hasta 14 años, según cifras suministradas por el Ministerio de Salud.

Todas ellas tenían derecho al aborto legal, ya que el mismo Código Penal tipifica como violación cualquier acto sexual con niñas de menos de 14 años, no importan las circunstancias, destacó a IPS la secretaria ejecutiva de la RFS, Ligia Cardieri.

“Es necesario mejorar el sistema de informaciones y la oferta de servicios en relación al aborto, sensibilizar las estudiantes de medicina, enfermería y sicología. La universidad no informa sobre los derechos de las víctimas de violencia sexual”, lamentó en una entrevista por teléfono desde Curitiba, capital de Paraná.

De las casi 400 000 interrupciones voluntarias del embarazo registradas anualmente por los servicios de salud, menos de 2000 son abortos practicados legalmente, según datos que se consideran muy inferiores a los reales y que para Cardieri también revelan la falta de conocimientos médicos y legales para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

“Aborto legal es justicia social”, rezaba una de las muchas pancartas en demanda de la legalización de esa práctica en Brasil, durante la manifestación en Río de Janeiro por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de 8 de marzo. La Despenalización del aborto es un viejo reclamo del movimiento de las mujeres en Brasil, donde el tema avanza más lentamente que en los países vecinos de Sudamérica. La baja representación femenina en el Poder Legislativo, con solo 15,5 % de las bancas, debilita esa lucha. Imagen: Fernando Frazão / Agência Brasil

Mejoras y precariedades

Pese a todo, los datos indican avances. Se hablaba de más de un millón de abortos inducidos en el inicio del siglo en Brasil, basados en las hospitalizaciones originadas por complicaciones de la práctica ilegal en su mayoría. Las estimaciones cayeron a 400 000, pero en relación a mujeres de18 años o más.

Las muertes resultantes de abortos cayeron de 401 al año en 1979 a menos de cien actualmente, por los datos del Sistema de Informaciones sobre Mortalidad del Ministerio de Salud.

La despenalización  del aborto hasta la 12 semana de gestación está pendiente de un muy demorado fallo del Supremo Tribunal Federal, en respuesta a una demanda hecha en 2017 por el izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

“Pero no estoy segura de que sea el momento de la adopción de tal médica, antes de madurar un debate en la sociedad y de ampliar los servicios que aún no atienden satisfactoriamente los casos legales, como los de las niñas violadas”, razonó Cardieri, socióloga especializada en salud pública.

Pero además de las muertes, la ilegalidad en la mayoría de los casos cuesta “soledad, miedo y clandestinidad” a las mujeres, destacó.

Mientras, en el legislativo Congreso Nacional surgen riesgos de retroceso. Ya en 2007 se presentó un proyecto de ley bautizado como “Estatuto del feto (nascituro, en portugués)», que fue obstruido por la resistencia femenina.

Pero la llegada de más diputados y senadores ultraconservadores en la nueva legislatura instalada e1 de febrero ha dado nuevo empuje a la propuesta que pretende definir el feto como un ser humano, desde la concepción, lo que convierte el aborto en un homicidio y anula la legalidad de los casos previstos en la legislación.

Otra propuesta de “alto riesgo”, según Clara Wardi, del Centro Feminista de Estudios y Asesoría (Cfemea), intenta prohibir la telemedicina para la interrupción del embarazo.

Las trabajadoras del Ministerio de Salud, donde son mayoría, corearon consignas como “el aborto es una cuestión de salud” durante una movilización ante la sede del organismo en Brasilia el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. Imagen: Walterson Rosa / MS-FotosPúblicas

Aborto por telemedicina

Ese servicio telemático surgió en Brasil en 2020 para hacer frente a la pandemia de covid-19, que dificultó la atención presencial en los hospitales y clínicas. Se hizo factible por la eficacia y seguridad del uso del medicamento misoprostrol y es aprobado por la Organización Mundial de Salud (OMS).

Sin embargo, la médica Helena Paro, profesora de la Universidad Federal de Uberlandia, enfrentó ataques del Ministerio de Salud, durante el gobierno anterior del ultraderechista Jair Bolsonaro, y de políticos conservadores, por publicación en 2021 del manual “Aborto legal vía telesalud”.

El Consejo Regional de Medicina de Minas Gerais, el sureño estado en que se ubica la ciudad de Uberlandia, instauró un proceso de ética que puede quitar a Paro la certificación profesional.

“Aumentaron desde 2002 los proyectos de ley presentados en el Congreso que buscan criminalizar o dificultar el aborto. A partir de este año esa tendencia crece por la el crecimiento de la bancada de extrema derecha”, apuntó Wardi a IPS por teléfono desde Brasilia, donde monitorea la actividad legislativa que afecta a las mujeres.

La presión por retrocesos legislativos se alimenta del ascenso político de la extrema derecha, desde la elección de Bolsonaro en 2018, junto con el fundamentalismo religioso, evaluó.

“Cuestiones no solucionadas de la sociedad brasileña, como los daños de la dictadura militar” (1964-1985), favorecen las banderas ultraderechistas contra los derechos humanos, en que se incluyen los de las mujeres, acotó.

De todos modos, la oposición al aborto no se amplió en la opinión pública brasileña, según datos preliminares de un sondeo de Cfemea con instituciones académicas sobre tendencias de la población sobre el tema durante los últimos 40 años.

Y hubo avances tecnológicos que contribuyeron a la reducción de la mortalidad, aunque en Brasil solo 8 % de los abortos se hace por la técnica de aspiración, ampliamente adoptada en el resto del mundo. Aun predomina el curetaje, método agresivo, rechazado por la OMS hace más de 20 años, señaló.

El Misoprostrol, de eficacia comprobada para aborto en los años 90, fue decisivo para bajar la cantidad de muertes. Pero solo fue aprobado para ese fin por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria en 1998 y bajo rígido control, en contrate con otros países que permiten su venta libremente en las farmacias.

En ese cuadro, pese al refuerzo del conservadurismo en la política,  Cardieri dijo que “estoy optimista”, porque el nuevo gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva «mejora el ambiente para un debate positivo de calidad”, además de la llegada de nuevos actores y argumentos a la discusión.

ED: EG

Denuncia a Presidenta del Copred por abonar el terreno para propiciar agresiones a feministas criticas de género

 tribunafeminista.org

Yan María Yaoyólotl

Yan María Yaoyólotl

Activista lesbofeminista y artista feminista mexicana, pintora, gestora y curadora de arte. Fue cofundadora de los grupos Lesbos (1977) y Oikabeth (1978) orígenes del movimiento feminista-lésbico en México.

DENUNCIA CONTRA La Presidenta Del Copred Geraldina González De La Vega Hernández

 Es inadmisible que el Estado y el sistema de justicia mexicanos permitan la existencia de un organismo supuestamente diseñado para erradicar la discriminación y ejerza, el mismo, discriminación contra grandes sectores de la ciudadanía que no desean someterse a una sola línea de pensamiento, la doctrina queer-transgénero. Y que no solo ejerza discriminación, sino que indirectamente aliente y estimule a los adeptos de dicha doctrina a reprimir a todas aquellas personas que disientan de ella.

El COPRED, Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México, (vinculado a la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México), particularmente bajo la gestión de Geraldina González de la Vega Hernández ha incumplido la función para la que fue creado, evitar la discriminación hacia sectores sociales vulnerables GBTTTI, mujeres, jóvenes, indígenas, capacidades especiales, entre otros, al centrarse especialmente en la defensa y promoción de los grupos queer-transgénero poniendo a su disposición infraestructura, aparato administrativo y mecanismos mediáticos.

La presidenta de COPRED Geraldina González en lugar de erradicar la discriminación, discrimina a todas las personas que no comulgan con dicha doctrina dedicándose a ser su vocera, en lugar de respetar la diversidad de opiniones y credos consagrada en la Constitución mexicana.

Especialmente, ha abusado de su investidura institucional al apoyar iniciativas queer-transgénero que cualquiera sabe que dañan a las mujeres, manifestando un alto grado de misoginia; asi como iniciativas contra feministas, lesbianas y personas LGB que no comulgan con dicha doctrina, además de una inaceptable invisibilización y menosprecio a las personas trans-masculinas (mujeres que cambian su género de femenino a masculino). Acusando y calificando injustamente a los primeros de ser transexcluyentes y transodiantes, términos resumidos en el injusto, inhumano y perverso concepto: “TERF” y utilizar el lema: “discurso de odio” contra todo pensamiento que no acepte dicha doctrina como lo expresa en su video y algunos tuits que se anexan a la presente:

Posicionamiento aún vigente (grabado el 8M de 2021)#LasMujeresTransNOMeBorran 🏳️‍⚧️ pic.twitter.com/YWiKUEA3kD

— Geraldina González de la Vega🪶 (@Geraldina_GV) March 11, 2023

Cabe mencionar que el propósito del COPRED es:

“La Presidencia tiene como propósito la generación de un cambio cultural que permita a las personas y a los colectivos, el goce y disfrute de derechos y libertades, sin ningún tipo de discriminación, mediante el diseño, la implementación y la aplicación de estrategias para la prevención y eliminación de la discriminación y el desarrollo de programas de atención ciudadana, educación, capacitación e interlocución con las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, la academia, las Iglesias, las empresas y el sector público”[1]. Por lo tanto, como funcionaria que detenta dicho cargo no puede hacer uso de sus facultades para invalidar y denostar a sectores y grupos que hacen uso de su derecho de libertad de expresión y de opinión públicas, ya que estaría haciendo uso indebido de poder y facultades al reproducir discursos excluyentes y de odio en su parcialidad al actuar.

En ese sentido, la presidenta del COPRED margina a muchos sectores poblacionales al olvidar que su función debe ser, generar “…un cambio cultural que permita a las personas y colectivos el goce y disfrute de derechos y libertades sin ningún tipo de discriminación” al enfocar recursos del COPRED, entre ellas sus redes sociales, para reproducir discursos de odio y reducir al organismo a un instrumento en manos de los adeptos a dicha doctrina al permitir que sean ellos quienes dicten los lineamientos en materia de sexo-género.

Sin embargo, lo más peligroso y cuestionable es que la licenciada González se encuentra abonando el terreno para propiciar agresiones de las bandas anti-terf (también llamadas: transfascistas) contra ciudadanas mujeres indefensas y hombres críticos, mismas que se dedican a impedir, boicotear, sabotear, atacar y violentar todos los eventos organizados o en los que participan mujeres o mujeres feministas, asi como eventos organizados por hombres críticos LGB, sin que la COPRED haga nada y bajo su complacencia. En síntesis, su discurso público institucional sobre el tema sexo-genérico es implícitamente una declaración de guerra contra todos los ciudadanos, especialmente mujeres, que no se someten a dicha doctrina y una apología a la violencia contra estos, contribuyendo a una posible confrontación violenta de hombres trans contra mujeres y hombres críticos LGB.

Una de sus expresiones más graves y perversas es que contradictoriamente bajo un discurso supuestamente “feminista”, Geraldina González se encuntra acusando indirectamente a las feministas de ser las responsables de los asesinatos a personas trans propiciados por los “discursos de odio” de éstas, acusación que sitúa a las feministas como criminales o cómplices homicidas y que, por consecuencia, legitima la violencia queer-trans contra éstas, como lo menciona en el video antes señalado.

Dicho lo cual, denuncio ante la Secretaría de la Contraloría General de la Ciudad de México a esta funcionaria pública que tanto daño a causado a las mujeres de la Ciudad de México y exijo se le impida ocupar cualquier cargo público.

denuncio ante la Secretaría de la Contraloría General de la Ciudad de México a esta funcionaria pública que tanto daño a causado a las mujeres de la Ciudad de México

Ante lo cual, como ciudadana de la CDMX ante la gravedad del hecho exijo la creación de un nuevo organismo: Defensa de las Mujeres contra las Agresiones y Violencia Queer-Transgénero (DMAVQTG).


[1] Cita textual sobre el objetivo del puesto de la presidencia del Copred que se encuentra en la página oficial del organismo y puede consultarse en el siguiente link: https://www.copred.cdmx.gob.mx/secretaria/estructura/1

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La agenda feminista frente a las elecciones

 tribunafeminista.org

Teresa C. Ulloa Ziáurriz

Teresa C. Ulloa Ziáurriz

Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).

  El día de ayer, 28M se realizaron las elecciones municipales y autonómicas en España y aunque todavía es muy pronto para contar con un análisis profundo de estas elecciones, por ejemplo, qué proporción representó el voto nulo, ya que las feministas llamaron a votar anulando la boleta con la frase, #ElFeminismoNoVotaTraidores.

El día de ayer, una prestigiada abogada argentina, Norma Graciela Chiapparrone, me compartió un texto que escribió para su Facebook, el que quiero divulgar porque me pareció muy importante:

“Feminismo no vota traidores

Hoy se vota en España, tanto en los municipios como en las comunidades autónomas.

No sólo se eligen representantes, se discute una forma de hacer política, con unas prácticas y unas políticas públicas que han puesto en riesgo a las mujeres, tergiversando la historia del feminismo, sus postulados, y principalmente su sujeto político: las mujeres.

Y ello no sólo es en sí mismo una mera especulación teórica, sino que significa el borrado de las mujeres, los derechos conquistados, y los que faltan aún.

El Presidente Sánchez no pierde oportunidad en manifestar que su gobierno es el más feminista de la historia, sin embargo le ha entregado el Ministerio de Igualdad a una formación política que ha hecho tabla rasa con la genealogía feminista, ha inventado otro sujeto político, ha ignorado a sus más destacadas referentes teóricas, ha menospreciado toda crítica o sugerencia respecto de su accionar, y lo que es aún mucho peor ha instaurado un reino del terror en el que la disidencia con sus ideas y políticas son objeto de persecución, represión y cancelación.

La democracia se juega hoy una partida importante, pues no sólo es estar a favor de unos o ser adversario de otros. Es cambiar las cimientes del sistema que vino a desmontar todo el andamiaje represor del franquismo, fundamentalmente, la convivencia en el disenso y el libre juego de las ideas. Sorprendentemente, esta formación que ha dado lugar al gobierno de coalición, ha tomado el carril del insulto, de la mentira, de la persecución, con todas aquellas otras posturas que no consienten sus postulados.

Y esto es tan así que cualquier oposición se tilda de fascismo. Vaya pues, que esta gente no parece tan siquiera haber leído la historia, no sólo de España, sino de otros países que también han vivido bajo el yugo del fascismo.

Esto es así, no sólo por el dogmatismo que siempre ha caracterizado a Podemos -formación de la que hablo- sino porque pretenden cambiar el rumbo de la historia, y de la civilización misma. De hecho, los dineros públicos les han permitido a sus adláteres pasearse por el mundo propagando sus ideas, pretendiendo el borrado de las mujeres, y responder a los gritos con insultos y maltrato a quienes se le paran enfrente.

Irene Montero no sólo no es feminista, sino que no conoce la historia del feminismo, y me animaría a decir no ha hecho ni siquiera un cursillo introductorio de esta teoría. Porque si lo hubiera hecho sabría que el único feminismo es el emancipador como lo ha enseñado la maestra Celia Amorós, que el feminismo lleva más de tres siglos y ha elaborado una teoría social crítica, que ha identificado claramente su sujeto – las mujeres- y develado el origen de la opresión que padecemos la mitad de la humanidad, y que se llama patriarcado, y ha señalado y señala con claridad que el género es la opresión y no una marca identitaria que puede usarse a medida, sin ton ni son.

No me sorprende la virulencia, porque vivo en Argentina y de esto va y mucho nuestra propia política, sino la instrumentalización de la cancelación como su herramienta utilizada en contra de todas las personas que han querido confrontar sabiamente y con evidencia teórica y científica, de sus sentires. Porque de esto va Podemos, de sentires, y si te opones a ello eres una zorra, una guarra y una fascista.

Por ello, porque algunas de mis mejores maestras son españolas, porque ellas también son perseguidas, ignoradas y canceladas, hoy siento el imperativo de decir esto. El feminismo no puede ser borrado, como a nosotras las mujeres no podrán borrarnos, porque la historia es nuestra y su genealogía también. Y porque nos tendrán enfrente hoy, mañana y pasado, resistiendo. Por nosotras, por nuestros niños y niñas, por la humanidad que tenemos y queremos que siga evolucionando en derechos, en igualdad y en justicia, y por seguir construyendo sociedades democráticas, con derechos y libertades para todas las personas.”

Estuve escuchando los discursos de los líderes de los partidos que participaron en la contienda electoral en las Comunidades Autónomas y en los Municipios, pero no mencionan para nada las demandas feministas y el efecto del #FeminismoNoVotaTraidores.

Pero lo cierto es que Unidas Podemos se desploma y pone en aprietos a Sumar para las elecciones generales. El espacio a la izquierda del PSOE se hunde la noche electoral del 28-M. A falta de los datos definitivos, Podemos e Izquierda Unida, coaligados en 10 de las 12 autonomías en juego, quedan fuera de las Cortes Valencianas, la Asamblea de Madrid y Canarias, no logran entrar en el Ayuntamiento de la capital y retroceden en casi todos los parlamentos autonómicos.

Lo cierto y por los datos que circulan hasta el momento, al parecer hubo un gran avance de la derecha encabezada por la alianza PP y Vox. Y eso pasa en todos nuestros países, no votamos por el mejor, porque no hay alternativas, acabamos votando por el menos peor. Y es importante tomar esto en cuenta, frente a las próximas elecciones de un buen número de países de Iberoamérica.

Armemos nuestras demandas y la agenda feminista frente a esta coyuntura electoral, porque #ElFeminismoNoVotaTraidores.

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La higiene menstrual está vedada a las más pobres en América Latina


Humberto Márquez

CARACAS – La higiene menstrual es un bien huidizo para millones de mujeres, niñas y jóvenes en América Latina, que sufren porque sus condiciones de vida en la pobreza bloquean el acceso a recursos y servicios que puedan hacer de la menstruación una experiencia tranquila.

“Cuando llega el período falto al clases tres o cuatro días. En casa no tenemos plata para comprar las toallas sanitarias que necesitamos mi hermana y yo. Nos colocamos telas para recoger la sangre, aunque a mí me produce una erupción que es molesta”, cuenta Omaira *, de 15 años, estudiante de secundaria.

Vive en la humilde barriada Brisas del Sur, en Ciudad Guayana, a 500 kilómetros al sureste de Caracas, desde donde habla con IPS por teléfono: “Tampoco compramos pastillas para calmar el dolor, y mi período es irregular, no aparece todos los meses, pero aquí no hay servicios médicos para ir a tratarse eso”.

En Venezuela “una de cada cuatro mujeres no cuenta con productos de higiene menstrual e improvisan alternativas antihigiénicas, como ropa vieja, paños, cartones o papel higiénico para elaborarse compresas que funcionan como toallas sanitarias”, dice a IPS la activista Natasha Saturno, de la oenegé Acción Solidaria.

“La pobreza genera que adolescentes y mujeres falten a días de colegio o de trabajo por no contar con los insumos para atender su menstruación. Se convierte en un círculo vicioso, porque se afecta su rendimiento académico o laboral, dificultando sus posibilidades de desarrollar su máximo potencial y acceso a mejores ingresos”: Natasha Saturno.

“El gran problema con estos insumos es que pueden provocar, en el mejor de los casos, incomodidad y vergüenza, y, en el peor, infecciones que comprometen su salud”, expone Saturno, directora de exigibilidad de derechos en la oenegé que conduce programas de asistencia, encuestas y documentación en el tema salud.

Las campañas que mujeres adultas y jóvenes hicieron en México y Colombia reivindicando la salud menstrual como un derecho lograron que las autoridades eliminasen el impuesto al valor agregado para productos esenciales del cuidado durante el periodo. Imagen: Nora Hinojo / ONU México

Problema universal, enfoque integral

¿Un problema local, focalizado? En absoluto: “En un día cualquiera, más de 300 millones de mujeres en todo el mundo están menstruando, y se estima que un total de 500 millones carecen de acceso a productos menstruales e instalaciones adecuadas para la gestión de la higiene menstrual”, reporta un estudio del Banco Mundial.

“Hoy más que nunca necesitamos visibilizar la situación de mujeres y niñas que no cuentan con el acceso y la educación a una higiene menstrual. La comunicación hace la diferencia”, ha resaltado Hugo González, representante en Perú del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

El Unfpa considera que hay un amplio acuerdo sobre lo que las personas necesitan para una buena salud menstrual, y sostiene que los enfoques integrales que combinan la educación con la infraestructura y con los productos y esfuerzos para combatir el estigma son los más exitosos para lograr una buena salud menstrual.

Los elementos esenciales son: suministros seguros, aceptables y confiables para manejar la menstruación; privacidad para cambiar los materiales; instalaciones para lavar de forma segura y privada; e información para tomar decisiones adecuadas.

Sobre esa base, el Fondo estableció como tema de este año para del internacional Día de la Higiene Menstrual, que se celebra cada 28 de mayo, “Hacer de la menstruación un hecho normal de la vida para el año 2030”, el año de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la comunidad internacional en las Naciones Unidas.

Trabajadoras del Fondo de Población de las Naciones Unidas alistan paquetes de artículos de higiene menstrual dirigidos a mujeres de comunidades pobres en América Central. El costo de algunos de estos productos los hace prohibitivos para muchas familias. Imagen: Unfpa

El impuesto rosa

Nueve de 31 países de la región consideran como productos de primera necesidad los de higiene menstrual, lo que permite que estén exentos de impuesto al valor agregado o tengan un IVA reducido, según el estudio “Impuestos Sexistas en América Latina”, de la alemana Fundación Friedrich Ebert.

Tras la campaña “Menstruación libre de impuestos”, Colombia se convirtió en 2018 en el primer país americano que eliminó el IVA de 16 % a los productos de higiene menstrual. Su vecina Venezuela mantiene en vigor esa tasa, y es aún más elevada (entre 18 y 22 %) en Argentina, Chile, República Dominicana y Uruguay.

A Colombia se sumaron Ecuador, Guyana, Jamaica, México -en cuyas calles se hizo campaña contra ese IVA-, Suriname y Trinidad y Tobago. Otros países han aplicado reducciones, como es el caso de Costa Rica, Panamá, Paraguay y Perú, mientras que en Brasil el IVA difiere entre estados y promedia 7 %.

Ese “impuesto rosa” incide obviamente en el precio de productos de higiene menstrual como toallas desechables, reciclables y copas, lo que se torna especialmente gravoso en países de elevada inflación y moneda depreciada, como Argentina y Venezuela.

Diez toallas sanitarias desechables, promediando los precios de las marcas más económicas, pueden costar menos de un dólar en México, 1,50 en Argentina o Brasil, 1,60 en Colombia, Perú o Venezuela, y casi dos dólares en Costa Rica.

“Es un problema importante”, destaca Saturno, “en un país como Venezuela, en el que la mayoría de la población vive en la pobreza y el salario mínimo –aunque ampliado con algunos bonos- todavía se mantiene en cinco dólares mensuales”.

Mujeres adultas, jóvenes y niñas participan de una sesión de intercambio de información y experiencias organizada por la asociación colombiana Princesas Menstruantes, que enfatiza la importancia de la educación para combatir los tabús y hacer de la menstruación una experiencia sana y tranquila. Imagen: Princesas Menstruantes

Entorno hostil, educación magra

“Si no puedes comprar toallas sanitarias con frecuencia, ese es el problema más pequeño. Lo peor es la pena (vergüenza) si al ir al trabajo la tela o el paño falla en tapar la sangre sobre la ropa o si agarras una infección”, dice a IPS Nancy *, quien a sus 45 años ha sido trabajadora informal en numerosas puestos y oficios en Caracas.

Madre de cuatro jóvenes, vive en Gramoven, humilde barriada del noroeste capitalino. Sus dos hijas, solteras de 18 y 22 años, han pasado por angustias como las de Nancy camino del colegio, en el vecindario, en el autobús y en el Metro.

“Es que el período no se ve como algo natural, los muchachos y hombres adultos lo ven como algo sucio, en los trabajos a veces no comprenden que si hay dolor uno debería quedarse en la casa, y cuando uno trabaja por su cuenta tiene que salir como sea, porque si no sales no ingresa plata”, comentó.

Saturno destaca que “la pobreza genera que adolescentes y mujeres falten a días de colegio (educación media)  o de trabajo por no contar con los insumos para atender su menstruación”.

“Se convierte en un círculo vicioso, porque se afecta su rendimiento académico o laboral, dificultando sus posibilidades de desarrollar su máximo potencial y acceso a mejores ingresos”, añadió.

Pero el problema “va mucho más allá de los insumos, no se agota en la obtención de productos, y comprende educación y condiciones dignas de trabajo para las mujeres”, dijo a IPS desde la ciudad colombiana de Medellín, la psicóloga Carolina Ramírez, quien dirige en esa ciudad la oenegé educativa Princesas Menstruantes.

Por ello “nosotras no empleamos el término ‘pobreza menstrual’ y hablamos de dignidad menstrual, reivindicando la necesidad de que la sociedad, las escuelas, los centros de labor y los Estados promuevan la educación en torno a la menstruación y se desmonte el analfabetismo en esa materia”, expuso Ramírez.

Como ejemplo mencionó el rechazo persistente al uso de tampones y copas “por los viejos pruritos de que la vulva no se toca, la vagina no se mira”, amén de que muchas áreas y colectividades en países latinoamericanos no solo carecen de espacios o útiles para esterilizar productos sino que a menudo no disponen de agua limpia.

Una preocupación que plantearon tanto Saturno como Ramírez es la de la gran vulnerabilidad en que están, en materia de salud menstrual y general, así como de seguridad, las mujeres migrantes en la región, que en los últimos 10 años ha recibido el aluvión de seis millones de personas desde Venezuela.

Otro tema preocupante es el de las mujeres en la mayoría de las cárceles de América Latina, pues están imposibilitadas de procurarse una higiene menstrual adecuada, al no acceder ni a productos desechables ni a posibilidades de esterilizar otros insumos.

En toda la región “se requieren mayores esfuerzos para derribar los tabú que se revierten en vulneración de derechos fundamentales a la salud, la educación, el trabajo y el libre tránsito, y para que la menstruación pueda ser una tranquila experiencia humana”, concluyó Ramírez.

* Los nombres han sido cambiados para proteger la privacidad de las entrevistadas.

ED: EG


Las chicas redibujan el futuro de la inteligencia artificial

 Este es un artículo de opinión de Diana Gutiérrez, gerente del Programa Mundial del PNUD sobre Empresas para la Igualdad de Género

Unas adolescentes dialogan sobre lo que ven en una computadora portátil en Juba, la capital de Sudán del Sur, como parte de la Iniciativa GoGirls, fundada por mujeres jóvenes dedicadas a las tecnologías de la información y que promueve la igualdad de género en la informática, incluidas las innovaciones de la inteligencia artificial. Imagen: PNUD

NACIONES UNIDAS – Hace unas semanas celebramos el Día de las Niñas en las Tecnologías de Información y la Comunicación (TIC) y vale preguntarse cómo podemos seguir moviendo la aguja de la igualdad digital para que más mujeres de las 259 millones que hoy están desconectadas puedan conectarse y convertirse en creadoras y no solo beneficiarias en la economía digital.

Las tecnologías digitales han impregnado prácticamente todos los aspectos esenciales de nuestras vidas. Desde las noticias que escuchamos a primera hora de la mañana, hasta los deberes escolares y la conexión con nuestros amigos y familiares.

Solo unos días después de su lanzamiento, ChatGPT tenía más de un millón de visitantes y ahora atrae a cerca de 100 millones de usuarios mensuales.

Hace unas semanas, un grupo de líderes de la industria escribió una carta abierta para detener temporalmente el desarrollo de la IA durante al menos seis meses. Argumentan que las tecnologías de inteligencia artificial (IA) deben desplegarse bajo marcos reguladores estrictos, ser públicas y verificables, al igual que se desarrollan y lanzan al mercado los medicamentos y las vacunas.

No cabe duda de que la IA y el aprendizaje automático son un arma de doble filo.

Por un lado, estas tecnologías pueden ayudar a combatir el cambio climático.

Agronovate, en Nigeria, diseñó un dispositivo de almacenamiento inteligente que mantiene frescas frutas y verduras. En Marruecos, Atlan Space utiliza IA para pilotar drones que recogen datos y realizan misiones de vigilancia para seguir la pista de delitos medioambientales. Mientras, en la región del Sahel, los pastores utilizan la IA y los datos por satélite para alimentar al ganado con un sistema de vigilancia pastoral.

La IA también está luchando contra el retroceso de la igualdad de género.

La autora, Diana Gutiérrez

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está utilizando algoritmos basados en IA en Uruguay, Filipinas, Uganda y Colombia, para rastrear los medios de comunicación social, vigilar el discurso de odio de género y enviar señales a los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil.

Se trata de proteger a las defensoras de los derechos de la mujer, a las mujeres políticas y a las periodistas, que cada vez sufren más ciberacoso y otras formas de violencia digital, como el doxing (revelación de datos personales para hacer daño), el troleo (mensaje ofensivo) y el flameo (ataque verbal en línea),

Pero la IA también tiene un lado oscuro que puede agravar las desigualdades y causar daños, sobre todo a las mujeres. Las mujeres están cada vez más expuestas y atrapadas por la IA que produce falsificaciones profundas o imágenes digitales y audio que son artificialmente alterados o manipulados por la IA y el aprendizaje profundo para hacer que alguien haga o diga algo que en realidad no hizo o dijo.

Las consecuencias pueden ser devastadoras. A principios de marzo, cientos de anuncios de deepfake (imágenes falsas y maliciosas) sexuales inundaron Facebook e Instagram utilizando el rostro de Emma Watson, actriz británica y defensora de los derechos de la mujer.

Es innegable que los sesgos de género son reproducidos por las tecnologías de IA cuyos algoritmos son entrenados por programadores sesgados y moldeados por normas sociales discriminatorias, y esto puede tener resultados adversos, por ejemplo, cuando las mujeres solicitan créditos que se conceden con aplicaciones de puntuación de créditos basadas en IA, o cuando solicitan un puesto de trabajo que suelen desempeñar los hombres.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Para bien o para mal, la IA marcará el futuro de nuestro mundo y no solo tenemos que aprovechar su poder, sino también asegurarnos de proteger a los más rezagados de posibles efectos adversos.

He aquí algunas pistas para lograrlo.

En primer lugar, necesitamos marcos legislativos y reguladores sólidos capaces de exigir responsabilidades a las grandes empresas tecnológicas.

En segundo lugar, las empresas tecnológicas deben comprometerse aún más a abordar la incitación al odio y la violencia de género y a mantener sus plataformas seguras para todos. En todo el mundo, 38 % de las mujeres -es decir, casi una de cada cuatro- han sufrido violencia en línea. Las estadísticas son terribles y las grandes empresas tecnológicas, como Google, Amazon, Apple, Meta y Microsoft, deben ser más responsables y rendir cuentas.

En tercer lugar, el diseño de los productos digitales, incluidos los algoritmos basados en IA y la forma en que se entrenan, debe ser igualitario desde el punto de vista del género y guiarse por los principios de la ética digital. Las tecnologías deben diseñarse con los usuarios y abordar la privacidad y la seguridad, garantizando que todas las personas, pero especialmente las mujeres y las poblaciones marginadas por motivos de género, estén protegidas en los espacios digitales.

Y en cuarto lugar, necesitamos más diversidad en la industria tecnológica. Las grandes empresas tecnológicas están avanzando lenta pero constantemente en el aumento de la participación de las mujeres, no solo en la escala profesional, sino también en las funciones técnicas. Las grandes empresas tecnológicas mundiales, en promedio, alcanzaron casi el 33% de representación femenina general en sus plantillas y 25% en puestos técnicos en 2022. Aún queda mucho camino por recorrer.

La innovación digital puede cambiar realmente las reglas del juego en nuestro mundo moderno y hay mucho potencial y talento femenino ahí fuera para darle la vuelta al guión. Las jóvenes innovadoras ya están ayudando a redibujar el futuro de la IA con soluciones que abordan los problemas más acuciantes de la actualidad.

El PNUD cree firmemente que, ahora más que nunca, las fundadoras de empresas tecnológicas necesitan apoyo personalizado, programas de aceleración específicos y un mayor acceso al capital. Por eso apoyamos a miles de mujeres de todo el mundo con programas emblemáticos como el Programa de Mujeres Árabes Innovadoras o el Programa BOOST de Mujeres Innovadoras en Europa y Asia Central.

Vea algunas de las historias más asombrosas de jóvenes mujeres innovadoras apoyadas por el PNUD que están liderando el campo de la IA para el bien.

Samar Hamdy (Egipto), cofundadora de DevisionX y desarrollador de Tuba. ai, una plataforma para etiquetar, entrenar datos y desplegar aplicaciones basadas en IA con cero código; Mariam Torosyan (Armenia), la directora ejecutiva y fundadora de SafeYou, una aplicación móvil diseñada para reducir la violencia de género mediante funciones de seguridad y comunidad.

También las de  Sara Saeed (Pakistán) , directora general y cofundadora de Sehat Kahani, una plataforma de telesalud que conecta una red de profesionales de la salud predominantemente mujeres con los pacientes mediante una aplicación de telemedicina que permite la consulta médica en tiempo real e instantánea por chat/audio/vídeo, el diagnóstico electrónico, la farmacia electrónica y el asesoramiento sanitario; o Salua García (Colombia), cofundadora de Symplifica, un emprendimiento tecnológico con una aplicación móvil que facilita la formalización de las trabajadoras domésticas.

Sigamos apoyando a las chicas en las TIC, esas jóvenes innovadoras que están redibujando el futuro de la IA y acercando la igualdad digital.

Diana Gutiérrez es gerente del Programa Mundial del PNUD sobre Empresas para la Igualdad de Género y Líder Global de Género y Digital.

La criminalización del feminismo

 tribunafeminista.org

(I parte)

Sandra Moreno

Hace unos días, Tribuna Feminista publicó varios artículos donde puso de presente que el sexo, entendido como realidad material incontestable, sigue siendo utilizando por el patriarcado como coartada para anular los derechos de las mujeres. Como nos demostró Gerda Lerner, desde el principio de la Historia, el patriarcado tradicional ha apelado a nuestra biología para negarnos los derechos y mantenernos en situación de subordinación. Y ahora, el patriarcado posmoderno niega nuestra biología con el inaudito fin de redefinir el concepto de mujer y desmantelar nuestros derechos. En ambos casos, estamos frente a manifestaciones de misoginia, es decir, de desprecio, hostilidad, violencia, intimidación, aversión y castigo hacia las mujeres, por el hecho de ser mujeres.

Y ambos casos suponen una violación de nuestros DDHH, que evidencian los graves retrocesos que estamos sufriendo las mujeres y niñas a lo largo y ancho del planeta, en prácticamente todos los indicadores que miden la desigualdad entre mujeres y hombres. Por si fuera poco, ahora las mujeres debemos lidiar con una nueva amenaza a nuestra dignidad, derechos y libertades que no vimos venir, porque resultaba insólita: el tener que afrontar la acusación de delito de odio por hablar de la realidad biológica del sexo, defender nuestros derechos y hasta por formular la pregunta «qué es ser mujer o madre». Como en el mito de Casandra, Janice Raymond y Sheila Jeffreys alertaron infructuosamente desde hace mucho tiempo del caballo de troya que suponía el transgenerismo para los derechos de las mujeres y niñas.

Precisamente, hace unos días, la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres (ACBM) nos mostró una nueva grave manifestación del sacrificio injusto que se está imponiendo sobre los derechos más básicos de las mujeres y cómo avanza la alarmante criminalización del feminismo, publicando la respuesta que la organización británica Sex Matters dio al Informe emitido por el experto independiente de la ONU en materia de orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, a la postre, uno de los firmantes de Yogyakarta10+. En su informe, éste cuestiona los trabajos de la Comisión de Igualdad y DDHH del Reino Unido sobre la Ley de Igualdad, al considerar que hablar sobre la realidad material de los dos sexos equivale a «odio» y perjudica a las personas trans.

En su informe, Madrigal-Borloz sugiere que preguntar «¿Qué es una mujer?» podría no superar los límites de la libertad de expresión y suponer la incitación al odio, señalados en el Plan de Acción de Rabat para combatir el discurso de odio. Y a lo largo de su reporte insiste en hacer graves afirmaciones sobre supuestas violaciones a los derechos de las personas trans en el Reino Unido, sin fundamentarlas fáctica ni jurídicamente. Como pone de manifiesto la ACBM, no sólo no aportó pruebas en las que apoye sus conclusiones, sino que hizo declaraciones en el Parlamento escocés desmentidas por los datos oficiales.

En su informe, Madrigal-Borloz sugiere que preguntar «¿Qué es una mujer?» podría no superar los límites de la libertad de expresión y suponer la incitación al odio

La postura irracional de Madrigal-Borloz, que reduce a transfobia prácticamente todo lo relacionado con la realidad biológica de las mujeres y la defensa de nuestros derechos, está siendo adoptada también por los Gobiernos de la izquierda posmoderna que reproducen en sus países estos desatinos en sus leyes y sus políticas públicas y acusan de delito de odio a las feministas.

Esta criminalización del feminismo per se ya ha llegado a España, como hemos podido comprobar en algunos actos de la reciente campaña electoral, donde algunas dirigentes políticas españolas, seguidas por sus adeptos, acusaban de transfobia a las feministas cuando preguntaban en sus mítines «qué es ser mujer o madre», o acerca de las víctimas de la violencia machista o nuestros derechos. Según se puede comprobar en los vídeos publicados en prensa y redes, la acusación de delito de odio por transfobia era la respuesta recurrente que daban las dirigentes políticas de la confluencia Podemos y Sumar y sus prosélitos, cuando las feministas preguntaban sobre cuestiones referentes a las mujeres. Lo cierto es que, según consta, en ningún momento se dijo nada sobre las personas trans. Esta acusación de transfobia hecha a las feministas es gravísima y jurídicamente resulta inaceptable, porque criminaliza al feminismo, como explicaré más en detalle en la segunda parte de este escrito.

El caso es que se están cumpliendo las predicciones fundadas que en 2020 hicieron al respecto las ocho Casandras españolas: Amelia Valcárcel, Ángeles Álvarez, Laura Freixas, Alicia Miyares, Angustias Bertomeu, Marina Gilabert, Rosa María Rodríguez Magda y Victoria Sendón, cuando  advirtieron de lo lesivo que resultaría la autodeterminación del sexo para los derechos de las mujeres y menores de edad. Por ello, resultan muy significativas las declaraciones de la relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas realizadas hace unos días.

Consciente de las crecientes amenazas e intimidaciones que sufren las mujeres que defienden los derechos de las mujeres, sean heterosexuales o lesbianas, la relatora de la ONU ha expresado su profunda preocupación por el deterioro de la calidad democrática que sufren los países occidentales, donde se está extendiendo la práctica de acusar de odio a las mujeres por defender sus derechos, restringiendo o impidiéndoles ejercer sus libertades de expresión, opinión, reunión y manifestación, entre otras. En palabras de Reem Alsalem traducidas por Tribuna Feminista:

Me preocupa la frecuente táctica de las campañas de desprestigio contra las mujeres, las niñas y sus aliados por sus creencias sobre la no discriminación por razón de sexo y las relaciones homosexuales. Tacharlas de «nazis», «genocidas» o «extremistas» es un medio de ataque e intimidación con el propósito de disuadir a las mujeres de hablar y expresar sus opiniones. Tales acciones son profundamente preocupantes, ya que pretenden infundirles miedo, hacerlas callar e incitar a la violencia y al odio contra ellas. Tales actos afectan gravemente a la participación digna de las mujeres y las niñas en la sociedad”.

Como veremos en la segunda parte, todas estas cuestiones puestas de manifiesto por Reem Alsalem son algunas de las expresiones más graves de lo que aquí denunciamos como la criminalización del feminismo y el creciente vaciamiento de los derechos humanos de las mujeres, que no son otra cosa que la misma misoginia de siempre, ahora exteriorizada también por algunas mujeres que ejercen posiciones de poder adoptando roles patriarcales.

Aunque se refería a los hombres, las reflexiones de Gerda Lerner sobre el poder patriarcal usado para eliminar a las mujeres rebeldes también se pueden predicar de algunas mujeres poderosas como estamos viendo en España: se da “preferencia a las mujeres dóciles y a aquellas que se adecúan perfectamente a la descripción del trabajo. Los hombres castigan con el ridículo, la exclusión o el ostracismo a cualquier mujer que se arroga el derecho a interpretar su propio papel o, el peor de todos los males, el derecho a reescribir el argumento”. Éstas son las tácticas de derribo que se están implementando contra las feministas radicales, las que combaten de raíz las causas de la opresión de las mujeres.

Mi reconocimiento a las valientes mujeres que llevaron el feminismo a los mítines de los partidos autoidentificados de izquierda, que hoy han podido comprobar que, sin el voto feminista, no pueden ganar las elecciones. Sin mujeres, no hay democracia. Y sin el feminismo, no es posible construir una sociedad justa y libr

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Guerras e imperialismo en las Américas: una crítica feminista a los 200 años de la Doctrina Monroe


Fuentes: Marcha Mundial de las Mujeres / Capire

En el documento de la Marcha Mundial de las Mujeres y ALBA Movimientos se discute el imperialismo y su rol en los conflictos armados en la región

El pasado 24 de abril de 2023, en el marco del Día de la Solidaridad y Acción Feminista contra las Empresas Transnacionales, la Marcha Mundial de Mujeres de las Américas y ALBA Movimientos publicaron un documento sobre cómo se relacionan las grandes corporaciones y los conflictos armados en el continente. En “Una mirada feminista a la guerra permanente a los pueblos: colonialismo, imperialismo y el conflicto en la cotidianidad de las mujeres”, la MMM Américas y el ALBA recuperan los impactos históricos de la Doctrina Monroe como marco de la política imperialista estadounidense.

El texto se propone a “analizar cómo esta doctrina impactó la dependencia latinoamericana y caribeña a los Estados Unidos, y cómo sus consecuencias siguen presentes en los tiempos actuales, impactando en nuestras vidas, en la militarización, la explotación de los bienes comunes y el despojo que hacen las transnacionales de los territorios del Abya Yala, de Nuestramérica”.

200 años después del establecimiento de esa política, es notorio el rol destructivo de Estados Unidos en los países de América Latina y el Caribe, que resisten al extractivismo, a las ocupaciones y bloqueos militares, a la explotación del trabajo y de la naturaleza.

Para analizar las coyunturas geopolíticas no podemos partir de la nada o quedarnos solo en el ahora. Nuestro continente está en la disputa imperialista desde el mismo momento que hombres europeos pisaron nuestra Pacha. Estas presiones sobre territorios y cuerpos americanos no cesaron con los triunfos de las gestas independentistas del siglo XIX.

A continuación publicamos un fragmento del texto, disponible íntegramente en portugués, español, inglés e francés.

(…) En los tiempos no bélicos, no podemos decir que disfrutamos de la paz. Esto se debe a que la visión de la paz, construida por la sociedad liberal como la ausencia de guerra, intenta ocultar, bajo intereses económicos, diversos conflictos, disputas y violencias que sufren los pueblos en sus territorios. Además, la mera existencia y mantenimiento de ejércitos militares como defensores de la soberanía y el orden imputan la inminencia de la guerra y el conflicto en la vida cotidiana de las personas. Es precisamente esta comprensión de la “paz” la que es objeto de críticas por parte de las feministas. Se impone una “no paz”, es decir, momentos cuando no hay enfrentamientos armados, pero vivimos bajo amenaza, en Estados que no garantizan los derechos humanos, que hipotecan nuestro futuro, que venden y explotan nuestros bienes comunes a las corporaciones transnacionales apoyadas por el poder bélico de los Estados Unidos de Norte América.

Nuestro análisis es que este modelo se organiza intensificando el conflicto entre el capital y la vida, en el que sigue utilizando los mismos mecanismos de acumulación desde sus inicios: el control del trabajo, de los cuerpos y de los territorios, utilizando siempre mucha violencia. Por eso, hablamos de una guerra permanente contra los pueblos, a través de los conflictos armados, la militarización de los territorios, el complejo policial, el control de las fronteras, la criminalización de la pobreza, con su fuerte rasgo patriarcal, racista y persecutorio contra los cuerpos disidentes.

 Posicionamos una mirada crítica a la construcción del militarismo como un engranaje para la estructura social capitalista, racista y patriarcal. El militarismo se basa en la disciplina, la jerarquía y el establecimiento de la superioridad masculina, es decir, del uso de la fuerza para el mantenimiento de la propiedad, los intereses elitarios y una pretensa “seguridad”. Para el militarismo, los conflictos sociales se resuelven a través de la confrontación, donde se toma al diferente como un enemigo a combatir y eliminar, como una amenaza a la seguridad, el desarrollo y la cohesión social. En este modelo, los hombres de las fuerzas armadas serían los proveedores de seguridad en caso de amenazas al Estado capitalista o a la propiedad privada, ya sea interna o externa. Con el dominio de las empresas transnacionales sobre la militarización, la política de seguridad se vuelve más y más privada, controlando los territorios a través de los ejércitos, las policías y los paramilitares, que no caminan en lados opuestos, sino que son caras de una misma moneda.

 La disputa del poder y situación de guerra permanente se clava en los cuerpos de las mujeres, la niñez y las identidades disidentes, quienes hemos visto como las violaciones y el feminicidio son practicas frecuentes que funcionan no solo para disciplinar a las mujeres e identidades disidentes, sino también como mensajes aleccionadores para el resto de la población.

(…) Las guerras son organizadas teniendo las ganancias de las empresas como eje central, y utilizando los recursos públicos para su financiación. Estados Unidos es un retrato ejemplar de eso: el país que intenta mantener un dominio imperial sobre el mundo es el que más invierte en presupuesto militar, en una cantidad creciente en los últimos años; mientras eso, su población no tiene acceso a derechos básicos de salud.

Comprender esta conexión entre el aumento del poder de las empresas transnacionales y la expansión de las guerras contra los pueblos es fundamental para organizar nuestra posición. La guerra contra los pueblos se expresa no sólo en conflictos y ocupaciones, sino en la vida cotidiana de un modelo marcado por el conflicto capital-vida. Son las empresas transnacionales las que acumulan más poder y riqueza a través de este conflicto.  La ofensiva del poder corporativo avanza sobre el trabajo, los territorios y los cuerpos de las mujeres utilizando la militarización como herramienta. En este sentido, es fundamental centrar nuestra acción contra el poder de las empresas transnacionales en la agenda anti-guerra. (…)

La doctrina Monroe, origen del imperialismo estadounidense

En un contexto de reacomodo de la hidra capitalista suscitado luego de los procesos de independencia de las Américas nace la doctrina Monroe en 1823. En un principio, la doctrina pone en papel la necesidad del naciente Estados Unidos de mantener fuera del continente a las potencias colonialistas que pudieran poner en riesgo su propia soberanía y derecho a la autodeterminación. Pero prontamente se volvió la base según la cual los gobiernos de Estados Unidos levantan sus ganas de dominación y explotación sobre el resto del continente.

 Resumida en la frase “América para los americanos”, la doctrina establece como un peligro para la propia integridad de los Estados Unidos de Norteamérica cualquier intención de un país europeo de extender sus intereses sobre el continente y un supuesto compromiso de intervenir para salvaguardar a las Américas del colonialismo. Pronto se definirían quienes eran los “americanos” a los que se refiere la doctrina Monroe. Para ello, los padres de la nación norteamericana hacen uso de una vieja consigna que animó a colonos ingleses y escoceses calvinistas a cruzar el océano e instalarse en Norteamérica: “el destino manifiesto”.

 El destino manifiesto es la idea que expresa que por designios de la providencia hay unos pueblos elegidos que tienen derecho a apropiarse de territorios. Esta ideología establece el derecho y prácticamente la obligación de varones blancos heterosexuales, que se autodenominan escogidos por la gracia divina para poseer territorios, cuerpos y explotarlos para su provecho. El fortalecimiento de la imagen del proveedor masculino, blanco, heterosexual, de las élites en formación como sujeto universal se convierte en el paradigma que orienta la construcción de la sociedad estadounidense.  

(…) Los procesos de colonización vividos en el continente se basaron, en general, en el establecimiento de estructuras militares y productivas capitalistas como forma de dominación del territorio y de las poblaciones originarias. Es con la guerra y la resistencia indígena que América Latina pasa a formar parte del mapa mundial. Y es también a partir de estos conflictos y de esta estructura militar colonial que se organizaron diferentes resistencias por la emancipación, como fueron los movimientos de las élites independentistas. Aunque basadas en la movilización y el apoyo popular a la libertad, estas élites políticas y económicas eran conscientes de que sería mucho más rentable fortalecerse sin la metrópoli como intermediaria. Se establecieron múltiples políticas, que articularon el racismo y el patriarcado como mecanismo de sometimiento de los pueblos originarios y de control, en especial, de las mujeres, a partir de la esterilización forzada, el blanqueo poblacional, la criminalización de la pobreza y la organización social fomentada por los Estados y garantizada por policías y militares.

 Durante el siglo XIX, la doctrina Monroe sirvió de justificación para más de 28 intervenciones armadas, y otras tantas intervenciones económicas desiguales. Resultó en procesos como la neo colonización de Puerto Rico, la anexión de la mitad del territorio mexicano a Estados Unidos, la intervención de Nueva Granada y la usurpación del canal interoceánico, los 36 años de guerras bananeras que instauraron dictaduras en toda Centroamérica y el Caribe, y cimentó las transnacionales de producción y exportación de frutas tropicales.

(…) Este relato de destrucción, de guerra permanente, también se impone con la misma fuerza sobre la diversidad de pueblos no blancos que hacen vida dentro de las fronteras de los Estados Unidos. Como ejemplo, traemos el doloroso recuerdo del Sendero de las Lágrimas (1830) desalojo forzado de aproximadamente 60 mil nativos americanos, un proceso de limpieza étnica que vemos una y otra vez glorificado en los westerns como la conquista y civilización del oeste. (…) El racismo se basa en los mecanismos coloniales apropiados para la formación de la sociedad capitalista latinoamericana, que siempre ha utilizado las fuerzas policiales y militares para garantizar su dominio político y económico y la ideología militarista para producir una sociedad controlada y disciplinada.

(…) La «paz», la «seguridad» y la «cohesión social» impuestas por el militarismo no reconocen las posibilidades de relación y convivencia entre la diversidad que podemos tener como humanos, y mucho menos respetan las vidas no humanas.

(…) Las mujeres no hemos sido sujetas pasivas en esta guerra permanente contra la vida. Las mujeres actuamos en la resistencia, sostenemos la cotidianidad con redes de solidaridad que garantizan la vida, tanto como nuestra diversidad cultural. Ponemos nuestros cuerpos para proteger territorios y bienes comunes, denunciamos las consecuencias de esta guerra sobre nuestros pueblos y también proponemos formas de reorganizarnos la producción y reproducción de la vida en nuestras comunidades. Construimos colectivamente propuestas para una paz verdadera, pautada por la justicia y la igualdad. (…)

Fuente: https://capiremov.org/es/analisis/guerras-e-imperialismo-en-las-americas-una-critica-feminista-a-los-200-anos-de-la-doctrina-monroe/

Retos para el feminismo

 Por Antonio Antón |

Fuentes: Rebelión

Es real la amenaza de la victoria de las derechas en las próximas elecciones generales del 23 de julio; constituiría una involución de los derechos feministas y los avances para las mujeres y colectivos LGTBI.

Es un reto inmediato que superar por el movimiento feminista y las fuerzas progresistas. Junto con el análisis de esta encrucijada hay que realizar una valoración más general.

Acabo de publicar el libro “Feminismos. Retos y teorías”. Desde el año 2018, con la reactivación feminista, de forma dubitativa y gradual he ido analizando esta interesante y compleja realidad y estudiando sus fundamentos teóricos. Tenía dos motivos específicos, uno sociopolítico y otro teórico.

Una nueva experiencia sociopolítica: la cuarta ola de reactivación feminista

El primero deriva de la nueva y masiva dimensión de la activación feminista, llamada la cuarta ola y de carácter internacional, que emplazaba a la intelectualidad crítica y al activismo feminista y progresista a una profundización analítica de sus características, sus causas y su impacto en el actual contexto sociopolítico, cultural y estructural. Desde ese punto de vista, me servían, con la correspondiente adaptación, los criterios teóricos y la investigación de la sociología crítica, particularmente, sobre los movimientos sociales y sus procesos de identificación, el impacto de la crisis socioeconómica y las políticas regresivas de austeridad y recortes sociales, la dinámica sociopolítica y de la protesta social desde 2010 y la reconfiguración político-electoral del campo progresista. Son elementos que situaban el marco del relanzamiento feminista. Así que me incorporé a la investigación sistemática desde la Sociología del género, desde una perspectiva crítica, sociohistórica y multidimensional, muy limitada entre la intelectualidad feminista.

Como explico en el libro, se entrelazaban tres procesos de desigualdad social y desventajas por sexo/género, que empeoraban la discriminación de las mujeres, daban signos de estancamiento cuando no de retroceso y chocaban con la cultura y las expectativas igualitarias, especialmente, ente las mujeres jóvenes: las dinámicas de precarización y segmentación del mercado de trabajo con las brechas salariales y laborales, junto con el sobreesfuerzo femenino por los cuidados y la reproducción social, agravado por el deterioro del Estado de bienestar y los sistemas públicos de protección social, así como la desigualdad en la representación y el reconocimiento femenino; la coacción de la violencia machista para seguir imponiendo la continuidad y el refuerzo de los privilegios masculinos y la subordinación femenina, y la marginación por motivos de opción sexual o de género, que dificultaba la libre expresión y libertad de mujeres y colectivos LGTBI.

Constituyen los tres grandes ejes de la problemática específica femenina y los desafíos para la necesaria transformación feminista, agotadas las políticas institucionales y normativas anteriores, por falta de operatividad reformadora sustantiva y algunas con elementos contraproducentes, como el punitivismo y el puritanismo existentes. Además, esta activación feminista y la acción reformadora progresista se han enfrentado a una fuerte reacción conservadora, regresiva y autoritaria de las derechas extremas e instituciones patriarcales que pretenden bloquear los avances en derechos y el cambio de actitudes, mentalidades y relaciones igualitarias y libres.

Desde el punto de vista sociopolítico, dentro del feminismo, he distinguido dos grandes corrientes: una moderada, basada en cierto formalismo y retórica pero adaptativa a las inercias desiguales y con mejoras muy limitadas y simbólicas, dominante entre las anteriores élites institucionales de influencia socialista; y otra transformadora, mayoritaria en el movimiento feminista de base, con fuertes exigencias reformadoras de carácter igualitario. Desde la influencia cultural e ideológica, dentro de cierto eclecticismo y pragmatismo, persisten las grandes corrientes filosóficas y de las ciencias sociales: socioliberalismo, estructuralismo y pensamiento postmoderno, cuyas aportaciones y deficiencias analizo en el libro.

Una reflexión crítica, sociohistórica y multidimensional

El segundo motivo para esta reflexión crítica es de carácter teórico. Además de esta tarea interpretativa y de análisis concreto, toda esta gran experiencia colectiva de la masiva activación feminista, con exigencia de cambios sustantivos y reales, ha manifestado otro reto significativo: su carácter reformador a gran escala y su valoración teórica. Está interrelacionado con la pugna por su representación social y política, así como por su orientación sociopolítica, su sentido cultural e ideológico, su vinculación con las estrategias de cambio, sus alianzas y su interseccionalidad.

Así, la masiva experiencia práctica del conflicto relacional ha desbordado la rigidez doctrinal y los intereses corporativos de la anterior élite feminista con posiciones de poder institucional, académico y mediático. Ante el resquebrajamiento de su credibilidad e influencia algunos sectores han reaccionado de forma fanática y sectaria, intentando apropiarse de la representación del llamado sujeto mujer, de forma abstracta para tapar su desarraigo en el sujeto sociopolítico feminista real y de gran influencia social, cultural y política.

Pero, también, esta ola participativa ha manifestado la dificultad interpretativa y estratégica de algunas de las nuevas activistas e intelectuales feministas, así como la inercia doctrinal de muchas veteranas muy dependientes de los esquemas de las distintas corrientes socioliberales, estructuralistas o postmodernas y la comodidad de su estatus. Se puede decir que el movimiento, la práctica social masiva junto con las activistas de base que han impulsado esta reactivación participativa, ha ido por delante de las distintas élites feministas -o aspirantes a serlo- y, en particular, de la teoría feminista y la orientación estratégica.

Dicho de otra forma, la mayoría de los millones de personas que han participado en las grandes movilizaciones feministas y los miles de mujeres activistas de base, más organizadas y estables, han demostrado un carácter realista y firme, un gran consenso de fondo en torno a esos grandes ejes reivindicativos -aparte de algunos temas controvertidos como la prostitución- dentro de una diversidad de sensibilidades y problemáticas, así como un tono unitario y democrático, en contraste con actitudes minoritarias intransigentes o prepotentes. En ese sentido, es una tendencia que enlaza con un feminismo realista, relacional, crítico y transformador como el aquí defendido.

Los ejes reivindicativos inmediatos y los repertorios de acción, así como los nuevos cambios normativos aun con sus límites, han sido, en general, acertados y suficientes para sostener esta dinámica expresiva y de avance en derechos; incluida la ley de libertad sexual, a pesar de su regresiva reforma punitivista. Pero esta dinámica ha demostrado una significativa limitación y fragilidad para avanzar en los dos planos: fortalecer la articulación cívica feminista y consolidar el proceso de reformas estructurales -preventivas, institucionales, protectoras, socioeducativas…- y su aplicación.

Es preciso potenciar un enfoque relacional, sociohistórico, democrático, multidimensional, popular y crítico, fundamental para interpretar la experiencia práctica feminista, sistematizarla con una visión integradora de conjunto y fundamentar sus estrategias de carácter igualitario-emancipador, renovando las mejores tradiciones feministas, progresistas y de las izquierdas transformadoras. Se trata de hacer frente a los retos sociopolíticos y estratégicos del feminismo y el proceso de cambio progresista, así como promover el propio debate plural y unitario entre las personas más activas e inquietas intelectualmente, y articular y dar mayor cohesión a la acción colectiva feminista.

Así, por mi parte, he pretendido contribuir modestamente a superar esas insuficiencias en el doble plano analítico y teórico, para consolidar un feminismo transformador igualitario-emancipador, hilo conductor de carácter sociopolítico por un cambio global de progreso. En ese sentido, expongo de forma sintética algunas controversias teórico-políticas explicadas en el libro.

Controversias feministas teórico-políticas

Las desventajas y la desigualdad por sexo/género persisten y esa grave realidad de discriminación justifica la activación feminista y la exigencia de reformas profundas, estructurales, relacionales y culturales. Frente a su infravaloración o su negacionismo se hace imprescindible el fortalecimiento del cambio feminista, junto con una dinámica transformadora de conjunto.

El movimiento feminista, en sus dos niveles, más restringido y más amplio de las personas partícipes en la acción por la igualdad y la libertad de las mujeres, tiene un carácter social y cultural. No es un movimiento identitario, en el sentido de excluyente o insensible ante otros procesos discriminatorios, sino que desde sus inicios hace más de dos siglos tiene, mayoritariamente, un componente universalista y solidario por un cambio de progreso. Y todavía más con esta cuarta ola feminista, inserta en un proceso de cambio global con dinámicas democratizadoras, interseccionales y populares. Así, apunta a la eliminación de los privilegios patriarcales de estatus y poder, amparados en el orden social e institucional establecido, y beneficia al conjunto de la sociedad, a su convivencia con unas relaciones justas.

El feminismo como corriente participativa en la acción igualitaria y emancipadora, es un actor social y cultural fundamental para las mujeres y colectivos LGTBI, en situación de mayor discriminación y subordinación en razón a su sexo/género u opción sexual. Pero también es un estímulo para el cambio de mentalidades, actitudes y posiciones del resto de la humanidad, basadas en el respeto mutuo, la igualdad y la reciprocidad.

Los procesos de identificación feminista se generan a través de una experiencia duradera, individual y colectiva, en esa acción igualitaria y emancipadora. La identidad feminista deriva de la participación y la colaboración prolongadas en ese proceso relacional, solidario y cooperativo. Tiene un sentido sociopolítico y cultural colectivo, de pertenencia a un grupo social definido, sobre todo, por su práctica social emancipadora y de apoyo mutuo, asociada a una realidad discriminatoria, unos objetivos transformadores y unos valores de igualdad, libertad y solidaridad.

Por tanto, la identidad feminista, como expresión del reconocimiento y pertenencia a un grupo social, depende de ese comportamiento duradero -aunque puede ser reversible, con altibajos y actitudes mixtas-, junto con la interconexión con otras identidades parciales (de clase, étnico-nacional…) que conforman la identificación múltiple de la persona o grupo social, cuyo equilibrio e intersección se expresa con diferente intensidad según los contextos, y vinculados con otras características neutras o superpuestas, como la propia ciudadanía universal y las características comunes como seres humanos, transversales o compartidas, y que no encajan en la diferenciación ideológica o de sexo/género.

En consecuencia, no deriva solo de la condición de ser -biológicamente- mujer o sufrir discriminación por la imposición de su papel social subalterno, aunque son factores de vivencia de la realidad que condicionan. Así, es distinta de la identidad de género, y se aleja de las versiones biologicistas o deterministas, para poner en primer plano la propia actividad relacional en la conformación de su identidad sociopolítica feminista.

En ese sentido, en nuestra identificación, en la definición de quiénes somos, influye más lo que hacemos, nuestras relaciones sociales y la posición o estatus público y privado. Cobra mayor dimensión la realidad del presente, el devenir personal y relacional, aunque condicionado por el pasado y su impacto y por el futuro y sus expectativas y aspiraciones que, a través de la propia voluntad, pueden ir marcando su trayectoria individual y colectiva. Pero la identidad colectiva, lo que somos, no la conforman prioritariamente las ideas o discursos -aun admitiendo su influencia performativa- sino, al decir convencional, los hábitos y costumbres, o en la versión postmoderna, la repetición de las normas relacionales, que configuran el comportamiento y el estatus real y reconocido, personal y socialmente.

Así, llegamos a los fundamentos de la sociología y la historiografía críticas, con la relevancia de los hechos sociales, el estatus y la experiencia relacional, condicionados por los contextos económico-estructurales, político-institucionales y socioculturales, así como convenientemente sentidos, interiorizados e interpretados desde los derechos humanos o los valores democráticos.

Estamos hablando de unas identidades sociopolíticas y socioculturales conformadas socialmente con sus trayectorias vitales; es decir, no están determinadas por una condición biológico-étnica o económico-estructural, ni forman parte de una naturaleza esencial. Tampoco son unas identidades definitivas y estáticas. Pueden ser variables y con distinta intensidad de su expresión, según momentos y circunstancias. Pero están configuradas por esa trayectoria y estatus vital, por esa experiencia relacional prolongada, en la que interviene la voluntad y decisión personal y grupal.

Por tanto, es unilateral el irrealismo de sobrevalorar las ideas y la subjetividad en la construcción identitaria, al igual que la confusión de la identidad con una simple decisión sobre la representación externa de un papel social. E, igualmente, es errónea la interpretación de que de su condición material, biológica o económica, se deriva automáticamente su conciencia y actitud política. El sentido de la realidad social y las mediaciones institucionales y socioculturales son fundamentales.

En consecuencia, la identidad feminista es positiva, ética y políticamente, y hay que fortalecerla, precisamente frente a la identificación machista, que es su oponente conservador, opresivo y reaccionario y, por tanto, negativa y a superar. La posición de ir más allá de la identidad feminista, a veces entremezclada con la identidad de género, puede conllevar la neutralidad o contemporización con el machismo y las desventajas femeninas. O bien, desplazar el foco de la tarea fundamental que conlleva la liberación de las mujeres y distanciarse de la actividad mayoritaria del feminismo y su representación pública.

La identificación feminista supone un sentido de pertenencia grupal, una cooperación solidaria, que no cohíbe la libertad individual; o sea, no es contradictoria con la autoafirmación individual sino todo lo contrario, integra el doble componente del ser humano, el individual y el social. Su carácter solidario, comunitario y de reciprocidad es garantía de reconocimiento personal y apoyo del vínculo social de las personas y de la acción igualitaria-liberadora.

Infravalorar la necesidad de fortalecer la conciencia e identificación feministas lleva a desvalorizar el reconocimiento y la formación del propio sujeto feminista como agente transformador de las relaciones de desigualdad por sexo/género; o bien, a alejarse de la dinámica real de la acción igualitaria-emancipadora del movimiento feminista actual, en pro de otros objetivos particulares o el simple individualismo, impotente para las personas en desventaja.

El incierto futuro y su impacto feminista

No es momento de detallar un balance general, que explico en el texto hasta el último conflicto sobre la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’, con la incertidumbre de que este proceso de cambio político-estructural feminista puede haber tocado techo por el freno institucional dominante. Solo hago una consideración general en cuanto a las perspectivas y desafíos para superar el posible bloqueo.

Independientemente de los resultados de las inmediatas elecciones generales, con la deseable victoria de las fuerzas progresistas y la nueva composición del Gobierno de coalición, es imprescindible abordar un nuevo impulso reformador en los dos planos, de gestión institucional y normativa y de la articulación más consistente del propio movimiento feminista. Se trata de seguir reequilibrando las inercias desigualitarias de todo tipo frente al riesgo de estancamiento, con la falta de implementación real y sustantiva de las políticas públicas feministas, incluidas las últimas aprobadas, y el peligro de retroceso o inaplicación.

Desde mi punto de vista tiene que ver, sobre todo, con el campo de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en todos los ámbitos: relacional, socioeconómico y laboral, de estatus, cultural y simbólico, así como de reconocimiento y representación en las estructuras sociales y de poder. Y más allá de las reformas parciales implementadas y contando con el agotamiento reformador, las dificultades de la negociación colectiva y el bloqueo empresarial de la Ley de Igualdad, habría que apostar, conjuntamente en los dos planos, la activación feminista y la gestión político-institucional, por un nuevo proyecto transformador igualitario, articulado y de conjunto, para la nueva etapa.

En definitiva, el desafío es claro e imprescindible, según el nuevo equilibrio gubernamental y político-social del feminismo y las fuerzas progresistas: afrontar los riesgos del simple continuismo con las inercias dominantes que mantienen una arraigada desigualdad de género o los peligros de involución reaccionaria; prevenir la consecuencia de cierta frustración feminista tendente hacia la pasividad respecto del cambio colectivo y con la individualización de las demandas y la acción liberadora; así como fortalecer la dinámica igualitaria-emancipadora del feminismo, en el conjunto del proceso transformador del país.

Desde la diversidad cultural-ideológica y la relativa fragmentación organizativa del feminismo, es legítima la aspiración a construir una determinada corriente sociopolítica diferenciada, o tener más peso en la representación y orientación del conjunto. Es el contexto de la dura pugna discursiva y de influencia entre distintos grupos y élites feministas, que exigiría un mayor respeto al pluralismo democrático y un talante unitario y constructivo.

El núcleo más duro del feminismo institucional anterior, de impronta socialista, ha estado desbordado por las insuficiencias de su gestión formalista o superficial y está quejoso de su papel subalterno en todo este proceso de la cuarta ola feminista, junto con la prevalencia institucional de Unidas Podemos en el Ministerio de Igualdad; pero no ha podido impedir ni reorientar -a pesar de sus intentos divisionistas y distorsionadores- la dimensión mayoritaria del feminismo transformador, ni el avance en derechos feministas… hasta el freno práctico y simbólico de la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’, aunque ha necesitado de su combinación con la ofensiva político-mediática de las derechas y la implicación de la propia dirección socialista. Así, con la vista puesta en el nuevo ajuste gubernamental, no ceja en su empeño de retomar su protagonismo dirigente en la próxima etapa política.

No obstante, la dirección socialista deberá buscar una solución menos traumática y regresiva, en el marco del nuevo gobierno progresista de coalición -y siempre que las fuerzas progresistas ganen a las derechas-. En ese contexto de adaptación a los equilibrios políticos e institucionales que se están configurando es cuando aparece la posibilidad de conformar una orientación política y una gestión institucional moderadas, corrigiendo la dinámica transformadora y de avance de derechos de esta legislatura y con otra representación. En todo caso, el sentido de la política pública feminista y la continuidad de su gestión institucional está en entredicho, y va a depender del peso representativo de la izquierda transformadora y la unión de Sumar+Podemos, en el nuevo Movimiento Sumar, y su equitativo reflejo gubernamental.

Por otro lado, en el campo social y cultural, aparte de los riesgos de cierta frustración feminista por la posible impotencia reformadora desde las nuevas instituciones públicas, combinada con la indignación y la oposición cívica en el caso de una involución derechista, hay otra tendencia moderada en marcha: la adaptación a ese estancamiento transformador y el escapismo articulador hacia la simple actividad cultural y discursiva que legitime a sus representantes, pero sin cambios sustantivos.

Se combinaría así la aspiración individualista de idealizar el discurso y sus portavoces como fuente de construcción de una realidad sociopolítica, un nuevo postfeminismo que encaje con un contexto normalizador del cambio de progreso, junto con una adaptación al marco del esperado equilibrio de fuerzas sociales y políticas con un papel secundario de los movimientos sociales, en este caso la propia movilización feminista, y la izquierda transformadora.

En resumen, en los próximos meses confluyen las dos dinámicas, la pugna por la consolidación o el retroceso feminista, en la interacción entre los dos campos, el social y el político-institucional. La estrategia progresista debería estar clara: ampliar la conciencia e identificación feminista, no difuminarla; debilitar el machismo y la reacción ultraconservadora; consolidar el propio movimiento feminista en cuanto sujeto sociopolítico y cultural; fortalecer el cambio feminista de las relaciones de desigualdad y discriminación por sexo/género en un proceso reformador global de carácter igualitario y democrático.

En ese sentido, queda pendiente una reflexión sobre la dinámica transformadora y el papel de los movimientos sociales y, específicamente, su carácter interseccional como movimiento cívico unitario y progresista, con su correspondiente colaboración y su autonomía respecto del proceso político-institucional y la trayectoria de las fuerzas políticas progresistas en la próxima etapa, con el impacto deseable de una mayoría gubernamental de progreso, unitaria y feminista.

Antonio Antón. Miembro del Comité de Investigación de Sociología del Género de la Federación Española de Sociología (FES)

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