“Armadas” con sus sprays de pintura, escalera en mano,
martillos y kufiyas, el 6 de agosto del 2024, un grupo de activistas
entraron en la filial británica de la fábrica de drones israelí de Elbit
Systems en Filton, Bristol.
Antes de ser desalojadas y detenidas por la policía británica
consiguieron pintar las instalaciones, dañar equipos y bloquear la
producción. El grupo se reivindicó como perteneciente a Palestine Action
y ha optado por la acción directa ante la inacción y complicidad de su
Gobierno de parar el genocidio en Gaza. Sus acciones son un grito
directo a la conciencia que busca paralizar la maquinaria de muerte de
la guerra colonial impiadosa y sin fin contra la población palestina.
Fundada en el 2020, Palestine Action se define como una organización
propalestina para desestabilizar la industria armamentística en el Reino
Unido mediante la acción directa. Su compromiso es acabar con la
participación global en el régimen genocida y de apartheid de Israel.
Desde su fundación, sus acciones, del mismo calado que la de la fábrica
en Filton, se han multiplicado por todo el Reino Unido.
Sus métodos son formas de resistencia civil como pintar, bloquear
edificios, encadenarse a infraestructuras, dañar equipos, busca
interrumpir la cadena de suministro de armas a Israel, especialmente de
la empresa Elbit Systems, con sede en el Reino Unido. Esta multinacional
sionista es una de las principales empresas de tecnología militar
israelí que produce esos horribles drones cuadricópteros siempre
presentes en Gaza que asesinan y causan el terror en la población
palestina.
Pero el establishment no ha demorado mucho en reaccionar.
Haciendo gala del abuso autoritario del poder, la respuesta del Gobierno
británico (presionado por el lobby sionista) ha sido
ilegalizar a Palestine Action, clasificándola como una organización
«terrorista» y juzgando las acciones de estas activistas bajo las leyes
antiterroristas. Es como si el Estado estuviera diciendo que pintar un
avión es más peligroso que la complicidad con las guerras. ¿Pintar de
rojo es terrorismo? ¡Qué absurdo y qué doloroso para la libertad de
expresión!
Las consecuencias por ser miembro o simplemente mostrar apoyo,
incluso con un simple cartel, o llevar una camiseta de Palestine Action
se ha convertido en un delito grave castigado con hasta 14 años de
prisión. Todavía tenemos presentes las imágenes de cientos de personas
(muchas de ellas bastante mayores), este verano, siendo arrestadas solo
por sostener un letrero.
En la actualidad hay 33 personas encarceladas por pertenecer a esta
organización (24 de las cuales por la acción de Filton) que llevan más de un
año en prisión. Al menos seis de ellas iniciaron una huelga de hambre el 5 de
noviembre de este año en protesta por el “abuso sistemático” en las cárceles, que
incluye que los guardias las llamen “terroristas”, les confisquen su ropa
—incluidas sus kufiyas palestinas— y restrinjan sus visitas y correspondencia.
Sus demandas van desde el cese inmediato de toda censura y restricción a su
correspondencia y comunicaciones, la libertad bajo fianza inmediata e
incondicional, el derecho a un juicio justo y transparente, hasta que dejen de
criminalizar la organización y el cierre definitivo de todas las instalaciones
de Elbit Systems en el Reino Unido.
El 19 de noviembre comenzó el juicio a 6 de las 24 personas encausadas por
la acción en Filton. Pero lo que está sucediendo en la corte de Londres es
mucho más que el destino de un grupo de activistas. Es un juicio sobre los
límites a la libertad de expresión, la propia democracia británica, y sus leyes
antiterroristas. Un momento crucial donde el Estado intentará justificar lo
injustificable abanderando la manida seguridad, mientras que las activistas
buscarán poner de nuevo a la industria armamentística «en el banquillo de los
acusados» ante la opinión pública, argumentar la desproporcionada prohibición y
la violación del derecho de libertad de expresión.
Hasta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
ha alertado que el Reino Unido está usando leyes antiterroristas para reprimir
la protesta legítima, lo cual debería preocuparnos por el precedente que puede
sentar en este camino ya avanzado de recortes de derechos y libertades civiles.
Las acciones directas de Palestine Action son una llamada directa a lo que
queda de conciencia en nuestras sociedades occidentales bienpensantes y
cómplices con un genocidio que continúa en Palestina, pese al supuesto alto el
fuego. Pedir la liberación de los 24 de Filton es un acto de justicia que debe
ir unido a la petición de la liberación de todos los presos y presas
palestinas. Están en juego nuestras democracias… y nuestras conciencias.
Alicia Alonso Merino. Feminista y abogada de derechos humanos.
Realiza acompañamiento socio-jurídico en cárceles de distintos países.
Colombia Informa /Resumen Latinoamericano, 25 de noviembre 2025.
CI.-
Un informe de la CEPAL revela más de 19.000 feminicidios en la región
en los últimos cinco años. Aunque 20 países ya tipificaron el delito,
organizaciones denuncian que las leyes no se traducen en justicia
efectiva.
Aunque cada 25 de noviembre se conmemora
el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer,
los datos confirman un preocupante recrudecimiento de este flagelo a
nivel global. La fecha, establecida por la ONU en 1999, rinde homenaje a
las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por la
dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana el 25 de
noviembre de 1960.
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La radiografía regional de la CEPAL
Un
reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL) ofrece una visión alarmante. El organismo reportó que, en
los últimos cinco años, se han registrado al menos 19.254 feminicidios
en la región.
La situación es particularmente crítica en 12 de los
17 países latinoamericanos con datos disponibles, que presentan una
tasa igual o superior a una víctima por cada 100.000 mujeres. Los países
con las tasas más elevadas son:
Honduras (4,3)
Guatemala (1,9)
República Dominicana (1,5)
Puerto Rico, Cuba y Bolivia (1,4 en los tres casos)
En
el otro extremo, Chile presentó la tasa más baja, con 0,4 casos por
cada 100.000 mujeres. En el Caribe, de nueve países y territorios que
informaron, solo seis (Surinam, Jamaica, Barbados, Belice, Granada, y
San Vicente y las Granadinas) registraron casos en 2024.
Avances legales, pero resultados insuficientes
Frente
a esta realidad, la CEPAL reconoce avances legislativos. Un total de 20
países latinoamericanos han incorporado en sus códigos el delito de
feminicidio, femicidio o homicidio agravado por razón de género. En la
mayoría (como Bolivia, Brasil, Colombia, México y Perú), se tipifica
como un delito específico, mientras que en otros, como Argentina y Cuba,
se lo considera una circunstancia agravante del homicidio.
Paralelamente,
16 países han avanzado en normativas para eliminar el matrimonio
infantil, una práctica nociva que afecta principalmente a las niñas y
adolescentes.
Sin
embargo, el informe es claro al señalar que estas reformas no han sido
suficientes. A pesar del robustecimiento del marco jurídico, persiste
una brecha crítica entre la ley y su aplicación efectiva. Diversas
organizaciones feministas denuncian la falta de acciones concretas y
resultados tangibles por parte de los sistemas de justicia, lo que
permite que la impunidad y la violencia sigan amenazando la vida de las
mujeres.
Un ejemplo de dicha impunidad ocurre con el caso de
Sharit Ciro Parra, una joven de 19 años víctima de feminicidio el pasado
8 de marzo en Ibagué. Aunque los responsables de crimen confesaron el
feminicidio, la justicia colombiana mantiene en impunidad el caso. De
hecho, el Juzgado 17 de Control de Garantías de Ibagué concedió la
libertad a Brandon Andrés Archila Cruz. Santiago Hurtado González y
Fausto Alexander Silva permanecen en prisión.
El perfil de las víctimas
La
CEPAL destaca que la mayoría de estos crímenes son perpetrados por las
parejas o exparejas de las víctimas. Además, la violencia feminicida
afecta a mujeres de todas las edades.
En ocho países analizados
(Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, México y
Uruguay), el grupo más afectado es el de mujeres de 30 a 44 años
(29,2%), seguido por el de adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años (28%).
De manera trágica, en 2024 también se registraron 78 feminicidios de
niñas menores de 14 años y 89 de mujeres mayores de 60 en esos mismos
países.
El caso de Colombia
En
Colombia, la situación es especialmente grave. El Observatorio de
Feminicidios Colombia reportó 621 feminicidios hasta septiembre de 2025.
Entre
estas víctimas, se encuentran 71 mujeres afrodescendientes, negras,
raizales y palenqueras. El mismo informe registró 14 transfeminicidios
en ese periodo, evidenciando cómo la violencia letal se ensaña también
con las mujeres trans.
Ciudad de México. Al concluir la
marcha por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia
contra las Mujeres (25N), integrantes de agrupaciones feministas
aseguraron que en México se sigue viviendo una violencia de género
estructural, pues de cada diez mujeres que mueren en forma violenta,
siete quedan impunes.
Además, señalaron que
92.5 por ciento de las violaciones sexuales que ocurrieron durante 2024,
no se castigaron, y 99.6 por ciento de las mujeres desaparecidas no
fueron localizadas con vidas.
Cristina Rodríguez
En
mítin frente a Palacio Nacional, corearon con signas como “¡Claudia,
escucha, no llegamos todas!”, Y “ ¡el patriarcado va a caer, va a
caer!”, denunciaron que precariedad laboral de las mujeres también
continúa, y es un factor que genera violencia.
Jorge Ángel Pablo García
Agregaron
que los casos de violencia vicaria siguen en aumento, pese a lo cual no
se ha tipificado como un delito a nivel nacional.
Los
contingentes, quienes se concentran en el primer tercio de la plancha
del zócalo, portaron carteles y mantas con la exigencia del cese de toda
forma de violencia contra las mujeres.
Cristina Rodríguez
Se
deslindaron de las “tendencias derechistas” que se han hecho presentes
en las calles para criticar al gobierno con “demagogia libertaria”.
Denunciamos
las pretensiones de estos sectores de derrocar al actual gobierno,
“sólo para aplicar medidas reaccionarias contra la clase trabajadora,
las mujeres y las disidencias como ya ha ocurrido en otros países cuando
la ultraderecha llega a gobernar”.
Nevenka Fernández demandó a su jefe, Ismael Álvarez,
entonces alcalde de Ponferrada, por acoso sexual y tuvo que abandonar el
país. Veinte años después vuelve a España para contar su historia en un
libro que espera que sirva a otras mujeres víctimas de maltrato.
Nevenka Fernández
(Ponferrada, 1974) vive fuera de España desde principios del siglo XXI.
Se vio obligada a abandonar el país después de demandar a su jefe, el
por aquel entonces alcalde de Ponferrada (León), Ismael Álvarez (Partido Popular),
por acoso sexual. Nevenka Fernández consiguió la primera sentencia en
España de condena a un político por violencia machista. Por aquel
entonces el acoso no estaba reconocido como tal ni los vientos eran
favorables. Ella tuvo que abandonar su ciudad. Una sociedad altamente
intoxicada por los medios de comunicación puso en tela de juicio el
testimonio de una joven que denunció lo que estaba sufriendo “para
sobrevivir”. Una joven que vio cómo miles de personas salían a la calle
para gritarle “A mí no me acosan si yo no me dejo” en una manifestación
en favor de su victimario. Una mujer que decidió convocar una rueda de
prensa para explicar su decisión y que no halló más que incomprensión
como respuesta mayoritaria.
Después de dos décadas en el olvido, su caso volvió a ser rescatado en un documental de Netflix en 2021. Las calles de este país ya habían asistido a manifestaciones contra la sentencia de la Manada. El feminismo ya había desbordado desde hacía unos años cada 8M,
y había tomado las sobremesas, las aulas, los medios. Una sociedad en
proceso de metamorfosis comenzaba a empatizar con la historia de esa
joven concejala de Hacienda que, tras cortar una breve relación con el
regidor del municipio, pasaba a esquivar sus constantes insinuaciones e
incluso tuvo que contener la respiración cuando este se coló en su
habitación de hotel para dormir con ella, en ausencia de todo
consentimiento, en una terrorífica noche. En su testimonio a cámara
describe cómo la rebajaba tras cada rechazo. Cómo la intentó anular,
ante un entorno que miraba hacia otro lado. Todo ello reflejado después
desde la ficción en la película Soy Nevenka, de Icíar Bollaín (2024).
Es septiembre de 2025 y Nevenka Fernández ya tiene 50 años. Vuelve al país para presentar su libro El poder de la verdad
(Penguin Random House Group, 2025). Ha decidido escribir su historia
por si a alguna mujer le puede servir. Ha elegido este momento porque ya
se encuentra fuerte y porque nota cierta madurez social. Explica a El
Salto que no le gusta nada ser la protagonista, pero entiende que tiene
que hacerlo. Lleva 24 horas atendiendo a medios, pero el cansancio no
hace mella ni en su tono de voz ni en sus gestos: se muestra despierta e
ilusionada. Le gusta mucho hablar, asegura, aunque haya tenido que
pasar tantos años en silencio. Ya no tiene miedo.
¿Cómo es para ti volver a una España en la que se ha experimentado un despertar feminista?
Es
una sensación muy gratificante. Han tenido que pasar muchos años para
que podamos empezar a ver un cambio importante. Desde que yo me marché
ha habido otros casos bastante mediáticos. Hemos vivido juntos y juntas
las extraordinarias manifestaciones contra La Manada, el #MeToo.
Personalmente, es algo muy emocionante porque creo que es muy necesario
que tengamos una conciencia colectiva de lo que significa para nosotras
poder expresar lo que sentimos y eso es algo que he podido hacer por
primera vez en mucho tiempo.
Has estado 20 años sin aparecer en ningún medio y estos dos días vas a parecer en todos.
Eso
es por un conjunto de cosas. Por un lado, es una madurez personal. Yo
ya estoy a punto de cumplir 51 años y eso, personalmente, también ha
sido importante. Hay un crecimiento personal, una distancia. También,
desde la emisión del documental, como dice un muy buen amigo mío, desde
que salí del armario, la comprensión ha tenido efectos curativos
extraordinarios. No esperábamos la reacción que ha tenido, aunque sí la
soñábamos. He recibido cientos de mensajes de apoyo. Me he dado cuenta
de que es una historia que representa muchas otras. Y, en ese proceso,
para mí es mucho más fácil poder contar mi historia desde ese lugar de
paz.
Le decía a mi familia antes de venir que sigo sin
ningún afán de protagonismo, pero entiendo que es importante que
hablemos. Necesitamos seguir hablando de las cosas que aún tenemos que
comprender. Espero y deseo que mi historia pueda ayudar como a mí me han
ayudado otras historias. Mi primera salida del armario ocurre porque
llevaba unos años escuchando otras historias. Sobre todo historias de
mujeres, pero no solo. Debo decir que, para mí, ha sido muy terapéutico
escuchar cualquier historia de maltrato. Durante unos años estuve en
contacto con una persona a la que admiro muchísimo, que se llama Miguel
Hurtado, que sufrió abusos sexuales en la Iglesia siendo un
adolescente.
Cuando decides denunciar al que era tu jefe, al
alcalde, ¿eras consciente de que estabas marcando un hito en la lucha
feminista de este país?
Yo era
consciente de que quería sobrevivir a una situación que, para mí, habría
significado la muerte. Entonces no me considero muy valiente por eso.
Hubo personas mucho más valientes en ese momento que se jugaban su
prestigio por decidir ayudar a aquella chica que les contaba que no
tenía otra opción más que hacer eso. Lo que yo hice lo hice para
sobrevivir. Pero también entiendo ahora la relevancia de aquel momento.
De
hecho, cuentas en el libro que hasta hace no muchos años no te habías
posicionado en la causa feminista porque tampoco se sabía muy bien lo
que era el feminismo.
Yo cuento
eso con un poco de vergüenza. Pero también con una intención tremenda
de contar que, incluso en mi propia mente, yo entendía que el feminismo,
aunque no había meditado mucho sobre ello, era lo contrario del
machismo. Y esas conversaciones yo las he tenido con mi familia, en
casa. Tenía una ignorancia absoluta sobre qué es el feminismo. Y eso
también ha sido una parte muy bonita de este proceso en el que
finalmente me doy cuenta de que cualquier persona que tenga un corazón
sano es feminista.
Nevenka Fernández tenía 25 años cuando entró en el
Ayuntamiento de Ponferrada. Tuvo que marcharse tras 2 años de acoso
sexual. David F. Sabadell
No solamente las mujeres, también los hombres, porque para
mí no es una guerra, no tratamos de pelearnos, esa guerra creo que,
además, nos perjudica. Cuando se estrenó la película Soy Nevenka
en el festival de San Sebastián, el aplauso que recibimos al finalizar
supuso no solamente un aplauso a Nevenka, sino que sentí que había ahí
un aplauso hacia ellos mismos, hacia la gente que había comprendido que
en esta lucha por los derechos humanos tenemos que estar todos.
Hemos
hablado de la ola del feminismo. Pero yo creo que eres consciente de
que también hay una contraola. Uno de los avances que señalas en el
libro y consideras como pionera, la ley de solo sí o sí,
ha vivido una reacción contraria por parte tanto de algunos medios de
comunicación como de la judicatura. ¿Crees que todo el mundo está
avanzando al mismo ritmo o hay estructuras todavía ancladas en un
sistema patriarcal como la judicatura?
Sí,
claro, pero eso es parte de la vida y parte del ser humano. He
comprendido que el objetivo no está tanto en pelearse contra los que no
piensan igual que tú, sino llamar la atención de esos que todavía no han
pensado realmente quién soy yo y qué significa todo esto. Y creo que en
esa situación seguramente haya muchas más personas que, si se lo
plantean, estarán en el lado bueno de la historia. Y yo quiero apelar a
esa capacidad, porque muchas veces se nos exige a las personas que hemos
sufrido abuso una responsabilidad tremenda, que tenemos que hablar, que
lo denunciemos en lugares públicos, oficialmente… Y yo creo que es tan
importante eso como lo que ocurre en el entorno, cómo recibe la persona
que escucha o que ve por primera vez una situación así. Ahí necesitamos
estar implicados todos. Yo nunca hubiese podido ser tan valiente de
gestionar esa carga, ese juicio y superarlo si no hubiese habido también
otros hombres y otras mujeres, no muchos, pero que estuvieron ahí.
Tú
sufriste acoso, pero en el libro cuentas que ni siquiera conocías esa
palabra hasta que te diagnosticó una médica en el Hospital Clínico San
Carlos (Madrid). ¿Cómo hiciste para integrar esa palabra y enfrentarte a
ella?
Yo, como la mayoría de
las personas que sufren maltrato de este tipo, me sentía culpable de lo
que estaba sufriendo. Primeramente fue un shock y un rechazo
absoluto, porque además lo veía como una debilidad mía. Yo sentía que
era una persona fuerte y pensaba “no me puede estar pasando esto a mí,
¿qué me estás contando?”. Y esto parte del desconocimiento de lo que era
el acoso, que no sabíamos y no entendíamos. Además, eso implicaba
reconocerlo; aceptarlo para mí implicaba que yo no era una persona
fuerte. Ha sido un proceso muy largo, lleno de momentos difíciles y
otros muy estremecedores. Finalmente he comprendido su significado.
Creo
que en eso evolutivamente la sociedad tiene más comprensión, algo que
ha ido de la mano de un conocimiento más amplio de toda esta dinámica de
poder y de otros conceptos que están entrelazados en esto. Y estoy
contenta de formar parte, de poner ese granito de arena, en esa
evolución.
Además, el acoso tiene unas
características específicas, más difíciles de detectar porque hay acosos
que no dejan huella física. Y por eso nos cuesta más asumir ese tipo de
violencia machista, ¿no?
Esto
es algo en lo que estoy pensando mucho en estos años, tratando de
investigar y de definir esto, porque es algo que para mí misma ha sido
muy difícil. Hay un libro fantástico que he leído, que tengo desde el
principio de los tiempos, que me regaló mi abogado en una de las
primeras visitas a su despacho, cuando estábamos investigando si esto
podía ir a juicio, y que se llama El acoso moral (Ediciones Paidós, 2000), de Marie-France Hirigoyen,
una psiquiatra francesa que es fantástica, que pone en palabras algo
que para mí, para cualquiera, es súper difícil de explicar. Ella tiene
una experiencia específica en esto del acoso.
El acoso es
difícil de explicar porque es una situación de maltrato cargada de
situaciones anodinas. Es un maltrato muy sibilino que comienza de una
forma muy difícil de detectar, casi como una broma. Hay un perfil que
está estudiado de este tipo de personas que abusan del poder que tienen y
que maltratan y que seguro que muchos hemos sentido en mayor o menor
medida o hemos visto.
Lo que me gustaría decirle a la gente es
que crean en lo que sienten. O sea, cuando uno está en situaciones donde
oyes algo u ocurre algo que te hiere, tú intentas quitarle
importancia… y esto se repite en el tiempo, llegas a casa desgastado,
empiezas a tener otra sintomatología como no poder dormir, estar
angustiado al volver al día siguiente y tener muchísimo miedo… O sea,
empiezas a tener una reacción que a ti mismo te cuesta reconocer, tú
buscas tu propia culpabilidad: “No he dormido lo suficiente, tendría que
haber comido más, no hay que tomarse esto en serio”. Yo ese proceso lo
recuerdo en mi mente sin saber que eso era acoso, sin pensar siquiera
nombres, sintiéndome culpable. Entonces les diría que crean en lo que
sienten. Después de darse cuenta de eso hay que buscar ayuda de alguna
manera. Yo siempre he dicho que hablar me salvó la vida. En realidad es
hablar, es escribirlo en un diario o hablar con un amigo, buscar la
ayuda de un profesional.
¿Por qué situaciones pasáis las personas que sufrís acoso?
Algo
muy característico del acoso es que ocurren discusiones en las que yo,
por ejemplo, te digo a ti que esta pared es verde y tú dices, que no,
que es morada. Con el gaslighting
hay un momento en el que yo te digo a ti que si no la ves verde tienes
que tener un problema porque todo el mundo como tú la ve verde. Creas
una situación de angustia en la persona que no lo ve verde. Obviamente
tiene que existir una relación de confianza en la persona que te está
diciendo que es verde.
Yo era una chica muy joven que
confiaba absolutamente en la amistad y en la buena fe de la gente que me
rodeaba y esto me machacó, me anuló totalmente como persona. Cuando
conseguí darme cuenta realmente de dónde estaba yo, había perdido la
vida, el contacto conmigo misma. No sabía quién era. No era nadie.
Un
día, Lucas [su actual pareja, entonces su amigo] escuchó una llamada
del alcalde y me dijo aquella frase “de este hombre no te habla como un
jefe, te habla como un amo”. En ese momento validó mi estado. Tuve mi
primer ataque de ansiedad. Es mucho más fácil si cuando está ocurriendo
puedes expresarlo y hay una receptividad. Cuando tú crees que van a
escuchar lo que dices es diferente que cuando estás delante de una
persona que sabes que no quiere escuchar, que le molesta porque no
quiere meterse en ese lío. El acoso ocurre porque hay un entorno que
consiente por acción u omisión que eso ocurra.
Y no solo que es consciente,
sino que incluso azuza para que suceda. En tu caso tú decides denunciar y
la reacción que se desencadena te produce un calvario por un lado
social y por otro lado jurídico. Empezando por hablar de lo social, ahí
los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy grande.
Algunos programas, como por ejemplo Protagonistas (Onda Cero) de
Luis del Olmo, te ponían en tela de juicio un día sí y otro también.
¿Alguien te ha pedido perdón? ¿Algún medio de comunicación?
No
de esa manera y no sé si hace falta, no lo necesito. Yo creo que hace 21
años la sociedad, que somos todos, no estaba preparada para escuchar a
una mujer muy joven decir: “No señor, no voy a entregar mi dignidad
porque no está bien”. Piensa que en el año 2017 o 2018, cuando ocurren
esas manifestaciones multitudinarias, todavía hay mucha reticencia
dependiendo qué lugares. Aquí tuvo que ocurrir algo tan terrible como
esa violación grupal a una chica muy joven, en cuya vida seguramente hay
un antes y un después, y que conozco y sé que está fuera de España
porque se convirtió en imposible vivir con esa presión.
«Espero y deseo que mi historia pueda ayudar como a mí me han ayudado otras historias». David F. Sabadell
Y luego hay otro aspecto, que es que él tenía un gran poder,
mucho mayor quizás del que la gente cree, porque este no era un alcalde
de un pueblo. Había tenido otros puestos más importantes antes y tenía
muchos contactos con esa mentalidad.
Entonces se juntaron muchas
cosas. He oído mucho esto de “Nevenka era una chica de derechas”. Y es
curioso, la gente no sabe que yo estaba estudiando en Madrid, llevaba
ocho años allí entre la carrera y el máster y no había vuelto a
Ponferrada. Entonces llega una chica que nunca ha estado relacionada con
la política. Yo caí en el PP como podía haber caído en cualquier otro
sitio. En mi familia también hay gente de izquierdas. Yo no tenía una
idea política de nada y estos me convencieron. Una de las cosas más
importantes que me contaron es que eran un grupo de amigos que, por
encima de rollos políticos, lo que querían era luchar por nuestra
ciudad. Y esto me encantó. Yo me lo creí absolutamente.
Cuando
llega la denuncia, como yo estaba en el PP, ahí se mete también ese lado
político. La izquierda te deja sola porque eras una chica de derechas y
para la derecha obviamente era una traidora porque estaba exponiendo al
público algo, mientras que en España, en la historia, se ha pedido a
las mujeres buenas que callen y que accedan. Y que si te va mal, pues te
aguantes. Yo no podía aceptar eso. Comprendo que el momento fue duro,
pero yo no les tengo rencor.
El Partido Popular también cerró filas.
Sí, claro, como siempre.
Imagino que tampoco te han pedido perdón.
No,
pero creo que eso también es muy significativo. No tanto porque a mí me
duela, porque no me duele. Creo que cada uno debe ser quien es.
La
película intentó rodarse en Ponferrada y la productora no recibió
respuesta. Esa es la manera de actuar de gente muy cobarde que trata de
aparentar una cosa y por detrás actúan de otro modo.
Pero bueno,
si he conseguido encontrar esta paz es porque de verdad he hecho un
ejercicio muy grande para tratar de superar esas emociones negativas de
la ira, el odio, que por supuesto las he vivido. Perdonar no es un
regalo hacia el otro, es un regalo para ti mismo. No quería vivir de esa
manera. Me ha resultado mucho más fácil, lógicamente, yéndome de
España, empezando una nueva vida, en la que durante muchos años nadie
conocía quién era Nevenka. De hecho, ni mis mejores amigas sabían nada.
Has pasado también un calvario judicial. Tuviste un juicio donde el fiscal José Luis García Ancóscuestionaba
las decisiones que habías tomado porque no te habías ido. Te decía que
tú no eras una cajera de Hipercor que podía consentir que le tocara el
culo el jefe para dar de comer a su familia. No sé si has visto que,
recientemente, en España que este tipo de interrogatorios permanecen.
Hay algunos jueces que continúan en esa línea, como el interrogatorio del juez a Elisa Mouliaá.
Me entró mucha compasión por esta persona. Un juez es un representante
de la justicia que se supone representa unos valores de imparcialidad y
claro, cuando uno ve esto dice, ¿pero dónde estamos viviendo?
Pero
creo también que con esas imágenes uno entiende cosas que de otra
manera no las vemos, no pensaríamos que esto es verdad si no lo vemos.
En mi caso, el fiscal García Ancós fue muchísimo más duro en el
interrogatorio a puerta cerrada que duró diez horas. Y eso fue
tremendo. Yo ya había perdido todo, no
tenía nada que perder, no me hizo más daño que otras cosas. En
realidad, creo, como dijo mi abogado en el documental, nos ayudó.
Después de aquello hubo manifestaciones feministas pidiendo la dimisión
de ese hombre. Y ahora sigue ocurriendo.
De hecho, creo
que puedes comprender que algunas mujeres tomen la decisión de no
denunciar y no optar por el camino judicial, mucho menos si son mujeres
que están en una situación más vulnerable.
Sí,
por supuesto. Yo tenía 25 años cuando entré en el Ayuntamiento y 26
cuando me marché. Estaba soltera, no tenía hijos. Honestamente, pensaba
que reharía mi vida de una forma mucho más sencilla de lo que después
resultó que fue. Sé perfectamente que la solución, cuando tienes hijos,
cuando hay una dependencia, no es fácil. Y más si sabes que te van a
juzgar y no te van a creer. Por supuesto que entiendo eso.
Yo
siempre he dicho que hablar es distinto que denunciar, porque hablar
implica expresar qué es lo que está ocurriendo. Y eso es salvador,
porque no tienes que hablar con nadie públicamente. Es poder expresar
ese dolor y que ese dolor sea validado por tu diario, por un terapeuta,
por una amiga o por una comunidad que hoy en día está un poco más
sensibilizada y puede comprender mejor esta situación. Eso es lo que
salva, y no es fácil, pero creo que en el mundo en que vivimos hoy,
gracias a todos los avances que hemos hecho 25 años después, es algo que
es más posible y que todos tenemos en la mano.
Porque hay mujeres, además, que buscan otro
tipo de justicia, una justicia restaurativa alejada de la policía, de
los jueces. Una justicia comunitaria, digámoslo así.
La
comprensión tiene efectos curativos extraordinarios. Yo lo he vivido en
los últimos siete años, después de que se emitiera el documental. La
parte judicial es algo muy personal y cada uno tiene una manera de
resolver. Pero, para mí, hablar es una cosa que hay que hacer, hay que
atreverse a hablar, a mirarse y a saber quién eres. A ser valiente
porque merece la pena pelear por quiénes somos.
Tú
consigues una sentencia condenatoria pero que, entre otras cosas, no
reconoce la relación de poder y no reconoce las posibles lesiones que
generó en ti el acoso. ¿Esa sentencia fue para ti reparadora?
Yo
sentí que gané el día en el que en el juicio de instrucción se sentó el
juez a escucharme. Y yo sentí que ese hombre, que decidió después que
hubiera un juicio, entendió que había indicios suficientes después de
escuchar a todas las partes. Yo sentí que había ganado porque ese hombre
me escuchó y yo sabía que si me escuchaban iban a creerme. También
sabía que el juicio depende de muchas cosas y que yo no tenía ningún
control.
Después el juicio se ganó, y es verdad que eso no
repara todo el sufrimiento que ocurrió pero es significativo saber que
es posible.
En ese contexto, hubo mujeres valientes que salieron a manifestarse, que estuvieron a tu lado. Nos consta que hay algún colectivo de Ponferrada que está un poco dolido porque no han tenido quizás el espacio que debieran haber merecido en el documental.
¿En
serio? Pues que no tengan esa pena, porque yo lo sé. Y yo creo que la
importancia de las acciones de las personas no está en que lo sepa todo
el mundo, sino que tú has hecho eso de hacer el bien cuando nadie te ve.
Lo que ellas hicieron fue importantísimo. Yo lo sé y seguramente muchas
otras personas también lo saben.
Sí, pero es importante lanzar el mensaje de que una situación de violencia no sales sola, la importancia de la comunidad.
Sí,
lo que pasa es que yo no he tenido contacto con nadie y hasta que no
salió el documental no me expresé. Pero me consta. De hecho, creo que
hay una imagen de ellas en el documental, protestando contra el fiscal.
Todo lo que ocurrió con el fiscal, que después fue sustituido, no
hubiera ocurrido sin que esas mujeres pusieran ese altavoz y pusieran
luz en esa situación. Entonces para mí son una parte importantísima de
la historia. Siempre las he tenido presentes y con alguna he estado en
contacto.
Esta parte de salir a hablar de esto es muy
nuevo porque he tenido que pasar todos estos años y absorber toda esta
comprensión para poder expresarme y estar aquí. Y ya no tengo miedo.
Tú tienes dos hijos. ¿Cuándo crees que les hablarás de todo
lo que ha pasado? ¿Y qué quieres que ellos asimilen para seguir creando
una sociedad en la cual la violencia machista no tenga cabida?
Un
motor que nos mueve a los padres, a todos yo creo, es el futuro de
nuestros hijos. En la película ya participaron y fueron a un pase
privado, yo quise que vinieran. Aún no comprenden muy bien aunque ya
saben un poco lo que es el acoso, les dan charlas en el cole sobre bullying.
Entienden un poco, pero todavía no hemos podido tener esa
conversación. Han venido conmigo aquí, se metieron conmigo en una
entrevista en la radio con Julia Otero y cuando llegamos al hotel me
dijo uno: “He entendido lo que pasó”. Tenemos una conversación
seguramente pendiente, que será otro momento muy bonito. Para mí es
importante que sepan que sus padres pelean por lo que es bueno.
Cada día se registran 11 muertes violentas de mujeres por razón
de género y un total acumulado de al menos 19 mil 254 feminicidios en
los últimos cinco años en la región. Foto: Víctor Camacho
Ciudad de México. En 2024, al menos 3 mil 828 mujeres
fueron víctimas de femicidio, feminicidio o muerte violenta por razón
de género en 26 países y territorios de América Latina y el Caribe.
En
17 países de América Latina ocurrieron 3 mil 814 de estos delitos, y 14
en 9 países y territorios del Caribe, según los últimos datos oficiales
informados al Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Estas
cifras representan 11 muertes violentas de mujeres por razón de género
cada día y un total acumulado de al menos 19 mil 254 feminicidios en los
últimos cinco años en la región.
La
Cepal señaló que la violencia feminicida persiste en la región y afecta
a la vida de miles de mujeres y niñas, impacta a las comunidades y
limita el desarrollo, la igualdad y la paz en los países.
De
los 17 países de América Latina con información disponible sobre
feminicidio o femicidio en 2024, 12 registraron una tasa igual o
superior a una víctima por cada 100 mil mujeres.
Las
tasas más elevadas se observan en Honduras (4.3 casos por cada 100 mil
mujeres), Guatemala (1.9 casos por cada 100 mil mujeres) y República
Dominicana (1.5 casos por cada 100 mil mujeres), seguidos por Puerto
Rico, Cuba y Bolivia (todos con una tasa de 1.4 casos por cada 100 mil
mujeres). Destaca Chile, con la tasa más baja: 0.4 casos por cada 100
mil mujeres. En el Caribe, de los nueve países que informaron a la
Cepal, solo Suriname, Jamaica, Barbados, Belice, Granada y San Vicente y
las Granadinas registraron casos en 2024.
En la región, la mayoría de las muertes violentas de mujeres son perpetradas por las parejas o ex parejas de las víctimas.
“Seguimos
observando niveles inaceptables de violencia por razón de género contra
las mujeres y niñas en América Latina y el Caribe, incluida su
expresión más extrema: el feminicidio”, dijo la Cepal.
Señaló
que la violencia feminicida persiste como una grave y extendida
vulneración de los derechos humanos de las mujeres y niñas en la
región.
En el 2024, 14 países registraron 5 mil 502
femicidios frustrados, lo que evidencia la progresión de conductas
violentas que pueden culminar en el asesinato, y confirma la importancia
de fortalecer los sistemas de alerta, la valoración del riesgo de
sufrir violencia letal y la respuesta institucional oportuna para
prevenir todas las formas de violencia feminicida.
Laura Degrado Alonso. Efeminista. Resumen Latinoamericano, 25 de noviembre de 2025
Casi la mitad de las informaciones, un 43 %, minimiza o romantiza la violencia machista, un 16 % cosifica a las mujeres al reducirlas a su apariencia física, y un 11 % culpabiliza a las víctimas al desplazar la responsabilidad que debería recaer en el agresor.
Es la radiografía que deja el primer año de vida del Observatorio de Periodismo Machista, una
iniciativa impulsada por el grupo de investigación Bitartez de la
Universidad del País Vasco (EHU), Pikara Magazine y Comunicadoras 8M,
que en estos meses ha revisado 195 coberturas sexistas.
«El objetivo es didáctico,
no pretendemos señalar a ningún profesional ni a ningún medio. Queremos
acercar a la sociedad lo que es habitual en las aulas de Periodismo.
Ninguna alumna o alumno aprobaría con estos titulares», ha subrado la
codirectora de la iniciativa e integrante del grupo Bitartez de EHU,
Angeriñe Elorriaga.
La iniciativa, presentada este viernes en la
Asociación de Prensa de Madrid en vísperas del 25 de noviembre Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, busca
convertirse en un espacio que ayuda a poner el foco en cómo los medios continúan reproduciendo sesgos y estereotipos que impactan directamente en la percepción social de la desigualdad.
Para organizar el análisis, el Observatorio ha diseñado su propia taxonomía, compuesta por nueve categorías que recogen las distintas formas de sesgo detectadas.
Cada caso publicado va acompañado de tres elementos: una explicación de
por qué la pieza es machista, la referencia a si el medio implicado ha
corregido o no la información y una propuesta de titular alternativo que
solucionaría el problema de enfoque.
Titulares que cosifican o que culpabilizan a las víctimas
La categoría más numerosa es, precisamente, la que romantiza o minimiza la violencia machista, que
representa el 43 % de los casos y recoge titulares que diluyen la
gravedad de los hechos o camuflan delitos bajo expresiones ambiguas.
El segundo gran bloque, con un 16 %, lo forman los titulares que cosifican a las mujeres o reducen su presencia a aspectos físicos.
Es un patrón que va desde elogios superficiales a celebridades hasta
descripciones innecesariamente sexualizadas de figuras públicas.
En tercer lugar aparece la culpabilización de la víctima (11 %), un enfoque que sigue asomando en informaciones que desplazan la responsabilidad del agresor hacia la mujer afectada.
Otros patrones detectados incluyen la tendencia a vincular la relevancia de las mujeres con hombres (9 %), y citan el ejemplo «La novia de David Broncano reaparece tras la polémica con Melody», la invisibilización de sus logros (8 %) o el uso problemático de la propia palabra «mujer» como marcador excepcional (6 %).
También se observan estereotipos de género (5
%), diferencias en el modo de nombrar a hombres y mujeres (5 %) y
titulares que responsabilizan a las mujeres de conflictos sociales o
políticos (4 %).
Observatorio de Periodismo Machista con vocación pedagógica
El Observatorio funciona mediante un sistema de participación ciudadana en
el que el público envía casos a través de la web y las redes sociales, y
un panel de expertas con académicas, periodistas y especialistas en
feminismos analiza cada propuesta. Solo se publica aquello que genera
consenso unánime, con el objetivo de garantizar rigor y evitar
interpretaciones arbitrarias.
Además de identificar malas
prácticas, el proyecto quiere servir como herramienta formativa. El
grupo investigador ha explicado que el material generado ya se utiliza en facultades de comunicación,
y este curso se pilotará por primera vez en institutos de bachillerato
en colaboración con el Gobierno Vasco con el objetivo de que el alumnado
aprenda a identificar formulaciones discriminatorias y se pregunte por
qué titulares como «Tesla elige a una mujer para suceder a Elon Musk»
siguen siendo considerados «normales».
«Un periodismo sexista es un mal periodismo.
Es una cuestión de calidad, como lo es una falta de ortografía o
equivocarse en un porcentaje, porque no existe el buen periodismo
machista. Los medios son tan machistas como la sociedad, pero
si cambian pueden ser la palanca que nos ayude a conseguir una sociedad
más igualitaria», ha señalado el investigador de EHU, Iker Merchán
Mota, que codirige el proyecto.
BELÉM, BRASIL–. La selva amazónica, a menudo descrita como “el pulmón del planeta”, rebosa vida. Miles de defensores del territorio amazónico, tanto de comunidades indígenas como activistas aliados de su causa, han viajado a la ciudad tropical brasileña de Belém —puerta de entrada a la Amazonia— para transmitir el mensaje de que la selva se encuentra en un una situación crítica, pero que todavía es posible salvarla.
La atención de estos miles de activistas está puesta en la COP30, la trigésima “Conferencia de las Partes” de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés), un instrumento oficial que se creó tras la Cumbre para la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, con el propósito de negociar e implementar un tratado a nivel mundial destinado a limitar el aumento de la temperatura global causado por la actividad humana. Treinta y tres años después, las negociaciones avanzan a un ritmo peligrosamente lento, muy por debajo de lo que se requiere para evitar una catástrofe climática.
Esto quedó claro al concluir la primera semana de la COP30. Cientos de activistas llegaron en una larga caravana de flotillas a través del río, para participar en una importante marcha de la sociedad civil. El viernes 14 por la noche, una marcha liderada por indígenas llegó hasta el perímetro de seguridad del área restringida conocida como “Zona Azul”, a la que solo pueden acceder quienes cuentan con acreditación oficial de la cumbre. El grupo irrumpió por la fuerza en esa área, derribando una puerta. La policía de las Naciones Unidas logró contener la protesta, pero el incidente puso de manifiesto el nivel de frustración de la gente ante el fracaso de las deliberaciones para alcanzar una acción climática justa y eficaz.
Alessandra Korap Munduruku, presidenta de la Asociación Indígena Pariri, fue una de las líderes de la movilización. En 2023, Alessandra recibió el prestigioso Premio Ambiental Goldman por liderar una campaña que obligó al gigante minero británico Anglo American a retirarse de tierras indígenas, entre ellas las de su comunidad.
Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! en el marco de la COP30, Alessandra expresó: “Fue algo muy frustrante para nuestra gente, que realizó un largo viaje para llegar hasta aquí y quería que su voz fuera escuchada. Vinimos en una gran delegación y queríamos hablar, queríamos ser escuchados, pero nos lo impidieron. Yo tengo acreditación para ingresar a la COP, pero muchas de las personas [de la comunidad indígena] Munduruku que están aquí no la tienen, por lo que decidimos que era necesario interrumpir esta cumbre. Necesitábamos que la gente se detuviera a escucharnos […], porque somos quienes damos voz a lo que la selva está pidiendo. Somos nosotros quienes damos voz a lo que el río está pidiendo”.
Cerca de 190 países enviaron delegaciones a la conferencia climática de la ONU para elaborar una hoja de ruta que permita eliminar gradualmente el uso de los combustibles fósiles. Sin embargo, Estados Unidos está notablemente ausente. El presidente Trump se negó a enviar una delegación oficial, lo que marca la primera ausencia de Estados Unidos en estas cumbres climáticas. El mandatario estadounidense ha calificado el cambio climático como una “gran estafa” y ha retirado a su país del Acuerdo de París. Jean Su, directora de justicia energética y abogada de la organización ambientalista Centro para la Diversidad Biológica, habló con Democracy Now! acerca de la ausencia de Estados Unidos en la COP30: “Deberíamos celebrar el hecho de que ese factor de obstrucción no esté aquí y aprobar lo más rápido posible mecanismos clave, como una hoja de ruta para la eliminación gradual del uso de los combustibles fósiles. Aunque no esté ahora presente, Estados Unidos podría quedar obligado por esos acuerdos en el futuro”.
Estados Unidos es el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero; y ahora, en un momento en que se necesita una acción urgente para revertir el daño que ya se ha hecho, abandona las negociaciones. Al ser consultado, en la COP30, sobre si creía que Trump podría volver a sumarse a las negociaciones, el secretario general de la ONU, António Guterres, respondió: “La esperanza es lo último que se pierde”.
Hará falta algo más que esperanza para salvar la selva amazónica. Sônia Guajajara es la primera persona en desempeñarse a cargo del Ministerio de Pueblos Indígenas de Brasil.
Durante la cumbre climática, la ministra Guajajara dijo a Democracy Now!: “Más allá de los bosques, la gente debe entender que tenemos una cultura viva, que hay personas y una diversidad de comunidades que protegen la Amazonia. Es importante que el mundo sepa que no hay solo bosques y animales en la Amazonia. Hay personas que viven allí, que están siendo atacadas, agredidas, y cuyos derechos están siendo vulnerados. Estas personas necesitan protección”.
Uno de los objetivos más relevantes que Guajajara persigue en las negociaciones de la COP30 es el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas:
“Esperamos que protejan los territorios indígenas y que su demarcación sea adoptada como una política climática, una de las soluciones más eficaces para hacer frente a la crisis climática”.
La demarcación constituye un primer paso —complejo— en Brasil para proteger a los territorios indígenas ancestrales de proyectos extractivistas, como la tala, la minería y la deforestación de tierras para destinarlas a la ganadería. Días después de la protesta que se llevó a cabo en la COP30 bajo el liderazgo de Alessandra Korap Munduruku, su territorio y el de otras nueve comunidades fueron finalmente demarcados, una victoria que se logró con mucho esfuerzo y que requirió años de lucha.
La cumbre sobre cambio climático de la ONU de este año reúne el mayor número de personas indígenas acreditadas en la historia de estas convenciones: alrededor de 1.000. Estas delegaciones deben hacer frente, entre otros actores, a más de 1.600 lobistas de la industria de los combustibles fósiles, que también están presentes en la cumbre. Quien resulte vencedor definirá el destino de la Amazonia, y del planeta entero.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Al
grito de “asesinos, asesinos son ustedes; en la guerra contra el narco
las que mueren son mujeres” y “te cuento, te cuento, te cuento compañera
tu ausencia mi alma lacera”, integrantes de agrupaciones feministas
marchan hacia el zócalo capitalino en el Día Internacional para la
Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (25N).
El
contingente salió de la Glorieta de las Mujeres que Luchan y avanza por
Paseo de la Reforma hacia avenida Juárez para dirigirse al zócalo.
Las
mujeres, en su mayoría vestidas de morado, con motivo de la fecha,
gritan diversas consignas, entre ellas “no, no, no, no somos
infiltradas, somos las familias y estamos indignadas”.
Un grupo de encapuchadas realizaron pintadas en estaciones del Metrobús, banquetas y en vallas colocadas en el Zócalo de la CDMX durante las movilizaciones por el 25N.
El Día Internacional
por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se conmemoró
ayer en todo el mundo, cobra en México un significado particularmente
terrible por las desapariciones forzadas que se registran en diversas
zonas del país desde hace casi dos décadas. Las mujeres, además de
víctimas directas, son las principales damnificadas indirectas por ese
fenómeno, como muestra la composición casi completamente femenina de los
colectivos de búsqueda y localización de personas desaparecidas. Por
ello, el reclamo de presentación con vida de los seres queridos fue uno
de los gritos más oídos en las marchas realizadas en la capital y otras
ciudades. Asimismo, fueron centrales las exigencias de combatir la
violencia sexual, la impunidad, la precariedad y todas las formas de
agresión que sufren a diario.
La caminata, efectuada de la Glorieta de las Mujeres que Luchan al
Zócalo capitalino, se caracterizó por un ambiente pacífico que contrastó
con la violencia orgánica que caracterizó a la manifestación del 15 de
noviembre. Es de lamentar, sin embargo, la escasa participación en la
marcha de ayer, estimada por el gobierno capitalino en apenas un millar
de personas. En ese sentido, cabe preguntarse en qué medida el
vandalismo que se desplegó el sábado antepasado pudo actuar como un
inhibidor para movilizaciones sociales legítimas como la de ayer. No
debe omitirse que las participantes se deslindaron de las “tendencias
derechistas” que critican al gobierno desde la “demagogia libertaria”, y
denunciaron las pretensiones conservadoras de instaurar un régimen
hostil hacia la clase trabajadora, las mujeres y las disidencias.
Por otra parte, como fue expresado en pancartas y consignas, las
mexicanas tienen sobrados motivos para la irritación y el hartazgo ante
circunstancias y estructuras sociales que vulneran sus derechos de forma
sistemática. Pero también cabe reseñar los avances experimentados en el
último año. Más allá del simbolismo de ser la primera mujer en ocupar
la jefatura de Estado en la historia de México, Claudia Sheinbaum Pardo
encarna una agenda de género que ha estado ausente en el ejercicio del
poder de sus predecesoras en otros países.
Basta con recordar los recortes a programas sociales que
afectaron desproporcionadamente a las mujeres en los gobiernos de
Margaret Thatcher (1979-1990); la complicidad de Park Geun-hye
(2013-2017) con Japón en la reivindicación de las coreanas sometidas a
esclavitud sexual antes y durante la Segunda Guerra Mundial; los
obstáculos a la información sobre el aborto por parte de Angela Merkel
(2005-2021), o los graves abusos contra las mujeres kurdas en la Turquía
de Tansu Çiller (1993-1996).
En contraste, en su tercer día en Palacio Nacional, la presidenta
Sheinbaum remitió al Congreso un paquete de iniciativas de reforma
constitucional por las que se elevaron a ese rango la igualdad
sustantiva (es decir, la que atiende a los resultados y no sólo a las
formalidades), el combate a la brecha salarial, así como la paridad de
género en los gabinetes de la Administración Pública Federal y de las
entidades federativas.
Todavía como presidenta electa, ya había determinado convertir al
Instituto Nacional de las Mujeres en una Secretaría de Estado, con lo
cual la política de género adquirió un estatus ejecutivo y vinculante.
Además de continuar y reforzar los programas sociales cuyas principales
beneficiarias son las mujeres, la mandataria incluyó el enfoque de
género en la estrategia federal de seguridad, con la homologación del
tipo penal de feminicidio en toda la República, la obligatoriedad de que
todas las fiscalías estatales cuenten con fiscalías especializadas en
delitos de género, la ley “el agresor sale de casa”, entre otras
medidas.
En suma, en poco más de un año, el país ha experimentado importantes e
innegables avances en el combate a la mentalidad machista y la
violencia que ésta genera, logros que deben atribuirse a la incansable
lucha de mujeres como las que salieron a marchar, desafiando el
precedente violento del día 15 y dejando en claro que la justa
indignación no se contrapone a los cauces pacíficos de lucha.
Citlalli Hernández, secretaria de las Mujeres, durante su
intervención en la conferencia matutina en la que se mencionaron las
acciones y planes del gobierno federal para la erradicación en todos los
niveles de violencia hacia las mujeres. Foto Cuartoscuro
Ciudad de México. En el marco
del Día Internacional de Erradicación de la Violencia contra las
Mujeres, el gobierno federal presentó los avances del Plan
Integral contra el abuso, en el cual destaca la homologación del tipo
penal en los 32 estados del país. La secretaria de las Mujeres, Citlalli
Hernández dijo que se ha impulsado la modificación del artículo 260 del
Código Penal Federal para ampliar la definición de esta práctica,
establecer sanciones penales de 3 a 7 años de cárcel y multa entre 200 y
500 Unidades de Medida Administrativa.
Hernández
dijo que en paralelo se ha promovido la homologación de este delito en
los códigos penales estatales, por lo cual en 22 entidades las
iniciativas están inscritas, en diez más se presenta la iniciativa hoy.
La
secretaria dijo que se tipifica como acoso cualquier acto de naturaleza
sexual, tocamiento, caricia, exhibiciones sexuales explícitas. Estas
prácticas podrán realizarse en el ámbito público y privado, destacando
que ahora se perseguirá este delito de oficio estableciéndose que no
sólo se establecerán sanciones penales y económicas sino también la
obligatoriedad de quien incurra en esta prácticas de tomar talleres de
concientización de la violencia contra la mujer.
Hizo
un llamado a que esta campaña por la erradicación de la violencia a las
mujeres no es contra los hombres sino que es una lucha contra el
machismo, porque los hombres pueden caminar junto con las mujeres. Hay
muchos hombres que quieren abonar por una realidad justa y sin
violencia, un cambio cultural.
Consideró
necesario visibilizar que la violencia contra la mujer no es un conjunto
de casos aislados sino un problema estructural. El 70 por ciento de las
mujeres mayores de 15 años ha sufrido algún tipo de violencia y de esta
proporción el 49.7 por ciento ha enfrentado violencia sexual pues de
cada diez denuncias de abuso sexual, nueve son mujeres.
En
ocasión de este día internacional de erradicación de la violencia
contra las mujeres, se anunciaron un conjunto de actividades de difusión
a partir de hoy y durante los próximos 16 días.
Ciudad de México. En el marco
del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer,
las gobernadoras y los gobernadores de todas las entidades del país se
adhirieron al “Compromiso nacional por la vida, la felicidad y el
respeto a las mujeres”, anunciado este martes por el gobierno federal.
En
la mañanera de este 25 de noviembre, en la conmemoración de el llamado
25N, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacó este compromiso al
afirmar que todos los mandatarios del país se han comprometido a apoyar y
defender a las mujeres”.
Se realizó un
enlace con los 32 mandatarias y mandatarios estatales, quienes dieron su
respaldo a los diez compromisos presentados por la administración
federal.
Los diez puntos son: difundir la campaña permanente por la igualdad y contra las violencias para abonar al cambio cultural.
Acompañar
el proceso de homologación del tipo penal de abuso sexual; en
coordinación con las fiscalías y los tribunales del Poder Judicial
locales, garantizar que ninguna denuncia sea desechada o desestimada.
Instalar
una mesa de coordinación con las instancias de movilidad de las
entidades federativas para elaborar lineamientos y acciones de
prevención y atención de las violencias en el transporte público y
concesionado.
El quinto es que todos los
derechos para todas las mujeres en todas las entidades del país.
Homologar las leyes a favor de las mujeres, como violencia digital,
vicaria, con ácido, entre otras.
Creación de
senderos seguros en los espacios públicos con mayores índices de
violencia hacia las mujeres; realizar en las escuelas, los días 25 de
cada mes, actividades para fomentar la igualdad y el trato con respecto
entre niñas y niños.
Capacitar y certificar a las y los servidores públicos para que realicen sus labores con perspectiva de género.
Instalar
una mesa de trabajo permanente entre la Secretaría de las Mujeres, el
Poder Judicial y las fiscalías par actualizar y fortalecer los
protocolos de atención e investigación de las violencias, para agilizar
la procuración y acceso a la justicia de las mujeres.
Y
finalmente, acompañar con acciones puntuales la atención integral a las
víctimas indirectas de feminicidio (familias, hijas e hijos).
Por Mariana Carbajal. Página 12. Resumen Latinoamericano, 25 de noviembre de 2025
Argentina
tiene cifras de femicidios íntimos (los cometidos por la pareja o
expareja) que duplican los de España, con una población similar.
En los primeros diez meses del año, se registraron al menos 210 víctimas fatales de
violencia, de acuerdo con el Observatorio de La Casa del Encuentro.
Mientras los femicidios no tienen freno, ¿el Gobierno qué celebra?
Argentina tiene cifras de femicidios íntimos — es decir, aquellos
cometidos por la pareja o expareja– que duplican a las de España –con
poblaciones similares–, y profundiza el desfinanciamiento de políticas
públicas clave para la prevención, en sintonía con su posicionamiento de
negar la existencia de esta problemática. El Proyecto de Presupuesto 2026 deja sin partida al Programa Acompañar, que garantizaba un aporte económico a sobrevivientes de violencia de género, y también a la Línea 144.
Según pudo saber este diario, el Ministerio de Justicia dio la orden a
los organismos encargados de brindar patrocinio jurídico gratuito a
víctimas de violencia de género de no iniciar causas nuevas aunque haya
solicitudes de mujeres afectadas. La desprotección se agrava.
Y la posibilidad de recibir ayuda y asistencia depende, azarosamente,
del lugar donde se vive: en algunas provincias como la de Buenos Aires,
se amplían los dispositivos de atención y acompañamiento.
Un
relevamiento realizado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y
Género (ELA) y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ)
sobre el Proyecto de Presupuesto 2026 elaborado por el gobierno de
Javier Milei encontró que se dejó de usar la etiqueta que identifica los
fondos dedicados a los programas para los derechos de las mujeres, y
que sólo se incluye una partida identificada como “Protección de
Víctimas de Violencia”, desdibujando la especificidad de género, sin
dejar en claro qué contempla y con un recorte total del 89 por ciento frente a 2023. “Esta opacidad vuelve imposible monitorear la información”, advierten las organizaciones.
En 2023, más de 100 mil personas fueron beneficiarias del Programa Acompañar, en 2024, solamente 3572 y en 2025, ni una sola.
Se trataba de un acompañamiento psico-social y económico, equivalente
al salario mínimo, vital y móvil durante un plazo de 6 meses (que Milei
redujo a 3 meses) dirigido a mujeres y LGBTQ+ que estén atravesando
violencia de género de alto riesgo. El informe de ELA y ACIJ destaca que
su sitio web permanece desactualizado y el tablero de monitoreo del Programa fue dado de baja.
La
Línea 144, uno de los dispositivos de atención, contención y
asesoramiento frente a violencia de género más conocidos e
históricamente usado por la población, cada vez se usa menos: entre el
3º trimestre de 2024 y el 3º trimestre de 2025 las comunicaciones
cayeron un 29,6 por ciento a nivel nacional y las intervenciones, un
48,7 por ciento. La dotación de trabajadoras pasó de 138 a 79, una
reducción del 41,7 por ciento.
“A pesar de estos recortes,
y gracias al esfuerzo de sus trabajadoras, la línea 144 continúa en
funcionamiento y es vital para muchas mujeres y LGBTQ+”,señaló a
Página 12 la abogada Natalia Gherardi, directora ejecutiva de ELA. “En
particular, es importante recordar que tanto la Ciudad de Buenos Aires
como la provincia de Buenos Aires tienen equipos y recursos humanos
propios, lo que contribuye a sostener la atención con los estándares de
calidad y especialidad adecuados”, agregó.
Lo más llamativo es que
la meta de cobertura proyectada para la Línea 144 a nivel nacional baja
de 180.000 mujeres (2023) a 60.000 (2026), un tercio, de acuerdo con el
Proyecto de Presupuesto 2026. Es decir, se proponen lisa y llanamente responder a menos personas que lo requieran.
También
tuvo recortes significativos el Régimen de Reparación Económica Para
las Niñas, Niños y Adolescentes (RENNYA), hijas e hijos de víctimas: en
2023 se registraron 270 dictámenes favorables. Para 2024 y 2025 solo se
cuenta con información al 1er semestre de cada año, con 67 y 57
dictámenes favorables respectivamente, una caída de 14,9 por ciento
entre 2024 y 2025, de acuerdo con datos oficiales.
“El Estado
nacional no solo recorta los recursos económicos destinados a atender
las violencias, sino que además se retira como ente rector de las
políticas públicas que son fundamentales para establecer un piso mínimo
en las provincias”, advirtió Gherardi. Este retroceso se da en paralelo
con iniciativas legislativas y discursos públicos que refuerzan estigmas históricos sobre las mujeres que atraviesan situaciones de violencia de género,
que descreen de su palabra y que promueve la idea de que si no hay
prueba, entonces mintió. En esa línea, se han planteado propuestas para
agravar las penas para los delitos de denuncias falsas y falso
testimonio –sólo para casos vinculados con violencia de género, no para
situaciones de fraude a los seguros por ejemplo, que son mucho más
frecuentes–. “Todo esto, de la mano del desmantelamiento de políticas
públicas de acompañamiento, sostén y patrocinio jurídico. Las mujeres entonces quedaron libradas a su suerte.
Y es claro que cada vez van a denunciar menos porque sin acompañamiento
emocional y jurídico, con pocos recursos económicos y sin programas
sociales de apoyo, es complejo sostener denuncias. Sería un error concluir que como han bajado las denuncias, hay menos casos”, alertó Gherardi.
“Perder
la articulación federal es un retroceso enorme. En las provincias, el
compromiso, la institucionalidad y el apoyo político y financiero en
esta temática es dispar, sobre todo en un contexto de restricción fiscal
que impacta en muchos otros sectores: se les ha transferido a las provincias toda la responsabilidad sin los recursos”, explicó la experta.
Cifras vergonzosas de femicidios
Las
estadísticas muestran que Argentina sigue teniendo cifras vergonzosas
de femicidios. La vivienda sigue siendo el lugar más inseguro: ahí se
produce la mayoría de los asesinatos de mujeres. Desde el 1° de enero al
31 de octubre de 2025, el Observatorio de Femicidios que dirige la Casa
del Encuentro registró 191 femicidios y vinculados de mujeres y niñas, 1
lesbicidio, 2 transfemicidios y 16 femicidios vinculados de varones
adultos y niños. Entre los datos más relevantes figura que 190
hijas/hijos quedaron sin madre, el 52 por ciento son menores de edad;
De
acuerdo las estadísticas del Observatorio de Femicidios de la Oficina
de la Mujer de la Corte Suprema, en 2022 hubo 0,96 víctimas directas de
femicidio cada 100 mujeres; en 2023, se registra un aumento y se llega a
una tasa de 1,05 cada 100 mil; y en 2024, efectivamente hay leve
descenso a 0,95 cada 100 mil. En la mayoría de los casos, el femicida es
la pareja o expareja de la víctima, un dato que se mantiene
históricamente desde que hay registros oficiales.
“Si los
femicidios bajan es probable que sea por los dispositivos en las
provincias que se mantienen. Se deberían restablecer y ampliar los
programas que garantizan la autonomía económica a las mujeres que
atraviesan situaciones de violencia, con apoyo de los municipios y las
provincias”, consideró Gherardi. La provincia de Buenos Aires acaba de crear por decreto 2640/2025 del gobernador el Programa de Fortalecimiento para la salida de las violencias de género, que reemplazará al Acompañar en ese territorio.
En
2022 el 59 por ciento de los femicidios en Argentina fue cometido por
una pareja o expareja; en 2023 fueron el 64 por ciento; y en 2024 fueron
el 54 por ciento. Esto quiere decir que de las 228 víctimas directas de femicidio en 2024, 114 fueron asesinadas por una pareja o expareja. España tiene
aproximadamente la misma población que Argentina, y las mujeres
asesinadas por una pareja actual o anterior en 2023 fueron 58 (el año
anterior habían sido 50). Es decir, la mitad que en el país.
Sin
embargo, la inversión en políticas públicas para enfrentar esta
problemática tan grave viene en picada desde que asumió Milei: en 2024,
cayó un 62 por ciento en términos reales respecto del año anterior, con
reducciones drásticas en el Programa Acompañar –donde se había ya
registrado recortes de más del 80 por ciento–.
“En los últimos
tres años se redujo en términos reales en un 87 por ciento en el mejor
de los casos el presupuesto para enfrentar la violencia de género”,
advirtió Gherardi.
La directora ejecutiva de ELA indicó que el retroceso no es solo institucional sino también simbólico y social:
“Crecen los discursos de odio y la idea de que hay una avalancha de
falsas denuncias que legitiman la impunidad y erosionan la confianza que
las mujeres, como toda la ciudadanía, necesitan tener en el sistema
judicial”.
En tiempos de crisis y restricciones presupuestarias la
prevención y atención temprana de los hechos de violencia permite un
uso más eficiente de los recursos del Estado. La investigación de ELA
“Invertir en prevención de la violencia doméstica: ¿opción o necesidad?”
demostró que al Estado le cuesta hasta 22 veces más intervenir en los
casos de violencia donde la mujer se encuentra en riesgo alto o altísimo
frente a los costos de intervenir en situaciones de bajo riesgo.