Gloria Cuartas
"…Los secuestrados no son un tema "políticamente correcto", suena mejor decir que hay que ser fuertes frente a la guerrilla aún si se sacrifican algunas vidas humanas. Ante eso el silencio. Solo el tiempo puede abrir las conciencias y elevar los espíritus."
Querida Ingrid, necesito escribirte estas líneas que sé, llegarán a tus manos. Necesito hacerlo y alegrarme contigo y con la libertad, alegrarnos con la buena noticia de sentirte entre los tuyos.
Escribo porque las palabras en las noches, en el día, se entrecruzan, ellas se preguntan y se responden, ellas aun no saben como hacer público el relato de lo que tenemos para contarte, por ahora, sólo queremos acércanos a la mujer en la que confiamos regresaría con la esperanza de un nuevo camino para la paz .
Hago parte de un grupo de mujeres que nos llamamos las POLAS, integrantes del POLO, y de las mujeres que durante años esperamos tu regreso. Siempre intentamos acompañar los caminos que aunque escarpados, tu madre abría sin cesar aún a pesar de los grandes obstáculos que se cernían para impedir que regresaras.
Yolanda, y muchas otras mujeres por casi 10 años no dudaron en levantar su voz en el desierto, aun en medio de la más enérgica oposición en un país donde nombrar la palabra "Acuerdo Humanitario" era un absurdo.
Tu madre, con su trabajo constante, su coraje, su fuerza inquebrantable, su palabra clara y certera y sin temor para exigir garantías para tu vida se convirtió en un ejemplo para todas nosotras que creemos que sólo la forma civilizada del dialogó, de los acuerdos es la única salida posible para alcanzar la paz.
Querida Ingrid, Yolanda tu mamá, nos enseño el valor de la espera, el valor de la palabra. Supo de soledades en medio del total abandono del Estado, en medio de las oscuras indiferencias de amplios sectores del poder político, religioso, económico cultural y social del país.
Tu madre, acompasada por tu hermana, tu hija, tu hijo, supo que la solidaridad internacional era el camino para que el tema no quedara condenado a la política militar que Colombia se empeña en continuar para tratar los problemas relacionados con el conflicto armado.
Ellas recurrieron a la Francia de las mil trescientas ciudades que te acogieron y exigieron tu liberad, que mantuvieron siempre tu imagen para que se recordará que estabas presente y que todos estaban pendientes de ti y contigo de la suerte de miles de personas sometidas al sufrimiento.
Yolanda también confió en la solidaridad de la hermanas Venezuela, Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador, Cuba, en fin ella recorrió la América Grande sin descanso, ella nos volvió a enseñar que las mujeres no dan espera al amanecer para salir en busca de la libertad, su fortaleza, su templanza, su coraje, la sinceridad, la resistencia ante los "halagos del poder" y su empeño porque se garantizara la dignidad de todas las personas privadas de la libertad por causa del conflicto fueron su guía.
Ella, cobijo a muchas mujeres que arriesgándolo todo nombraban la vida, la paz, la libertad, los Acuerdos humanitarios, y que clamábamos y aun en presente, a gritos "no a los rescates a sangre y fuego…"Muchas de estas mujeres, madres, esposas, amigas, hijas, hermanas, siguen clamando por la libertad, sin riesgos, caminan por el derecho al retorno, por el derecho al amor, por el derecho a la libertad, por el derecho a la paz.
La vimos a ella, Yolanda en mil rutas con Piedad Córdoba, una mañana en Caracas, después su imagen en alguna parte del planeta, donde grupos solidarios, amigos, mujeres, las recibían como emisarias de la esperanza, emisarias de la alegría, eran las portavoces de las buenas nuevas... Yolanda con su rostro y mirada siempre erguida nos decía "Todo es posible aun en medio de la soledad", ¡ella esta viva!.
Estas dos mujeres no descansaron un solo día buscando el dialogo, la comunicación, Piedad y el Presidente Chávez nos hicieron llorar de alegría cuando privilegiando la palabra, la confianza, la verdad, asumieron la difícil tarea de la traer a la libertada a personas que la habían perdido y que parecía no importarle a la sociedad colombiana.
Cuantas veces ellas, Marleny Orjuela, Angela y tantas otras mujeres que señalaron la ruta femenina de la "cartografía de la esperanza", nos entregaron a otras mujeres la inevitable tarea de no dejarlas solas. Yolanda nos dio tu palabra, cuando tú no podías hablar, ella confiaba en tu regreso, siempre lo decía y no desfallecía como cuando en las noches del secuestro se dirigía a ti para contarte los caminos recorridos, las esperanzas y las solidaridades.
Tu hija, tu hijo vivieron la adolescencia luchando por tu libertad y ellos impidieron que miles de jóvenes heredaran odios, sus palabras fueron consuelo en épocas donde se sustenta el poder en odios, injusticias, corrupción, deslealtad y a nosotras nos dieron valor para seguir envejeciendo orgullosas de trabajar por la paz.
Quiero contarte que tu imagen ¡una foto de icopor! era casi real para nosotras, era nuestra compañía en las marchas, tu madre siempre no la confiaba y ella siempre iba con nosotras y caminaba, María Eugenia una de nuestras amigas, se pedía el derecho de llevarla hasta el final de la marcha. Después la recogíamos, te invitábamos a quedarte en casa después de largas horas de marcha, en casa se sentía tu energía, tu fuerza, sentíamos que estabas viva… al otro día en la mañana, la llevamos a casa de Yolanda, ella su rostro y tu rostro, nos daban fuerza para continuar extiendo el acuerdo humanitario.
Vimos a Carlos Lecomte durante estos años, exigiendo tu libertad, él y el Profesor Moncayo solo eran los dos hombres que convocaban a jóvenes y miles de personas a rodear la vida, la paz.
Sabes Ingrid, nosotras las mujeres te seguimos esperando, un día estarás con nosotras aquí, en Colombia y juntas muchas mujeres podremos contarnos mutuamente los dolores de la guerra, te escucharemos, te acompañaremos.
Queremos que sepas que miles de mujeres portadoras de todos los dolores te esperan, mujeres que han visto sus dolor convertido en potencia política, tu puedes ayudarnos a seguir levantando la voz por la vida, por la paz, por la justicia, por la independencia a la justicia, por el derecho que tenemos las mujeres a parar esta guerra y buscar desde el dialogo caminos que nos permitan una paz no de vencidos, ni derrotados.
Necesitamos una paz con justicia social, tu voz puede ser puerto seguro para atraer apuestas por la vida y que Colombia pueda vivir asumiendo su realidad transformándola. Las mujeres tenemos mil y una soledad para contarte: Las mujeres desplazadas, las mujeres que siguen esperando al lado de los ríos que el cuerpo de sus seres queridos desaparecidos forzosamente, no se queden sumergido en el abismo de la indiferencia, de la impunidad.
Las mujeres violadas que casi no pueden ya ni hablar, las niñas y los niños, las mujeres sin derecho a la salud y al trabajo, a la educación porque la guerra se lleva los recursos de la vida.
Las mujeres que tampoco han podido saber crecer con el amor de sus seres queridos, las mujeres y sus hijos e hijas en las cárceles, queremos decirte que es inaceptable la retención de civiles, tu sufrimiento y el de miles de mujeres lo confirma, sus vidas y las de sus familias nunca serán las mismas.
Las madres, mujeres, de todos los soldados, de todos los ejércitos esperan a sus hijos, a sus hijas. Las mujeres políticas que por pensar distinto vivimos el acoso político y las amenazas de muerte son nuestro diario vivir todas nosotras te necesitamos.
Queremos decirte que mujeres de la cultura, religiosas, activistas por la paz, pacifistas, defensoras de derechos humanos, académicas, trabajadoras, no dudaron nunca, aun sabiéndose minorías en medio de las voces que convocan la guerra de seguir sonriéndole y confiando en la salida de paz con justicia para Colombia. Mujeres indígenas, afro, campesinas, rom, desde el campo y la ciudad se les impone nombrar, acoger la palabra paz, esa que significa sepulcro, silencio, terror, impunidad.
Nosotras las Polas, queremos contarte que la operación "jaque" nos dio mucho miedo. Porque no fue eso que Anastasia te escribía en su poema "Por un golpe de Suerte, por un golpe de magia, o un golpe de Dios, en tres años o 3 días, estarás de vuelta con nosotros".
Fue un golpe de guerra. Se privilegia la mentira, el engaño, la utilización de símbolos que en el imaginario colectivo son usados exclusivamente en situaciones guerra y tensión para salvar vidas, pero en este episodio se usaron para someter al contrario arriesgando la vida.
En ese escenario, se privilegia la alianza de "poderes" que rompen soberanías. Se escucha con fuerza que sectores de Israel, de Estados Unidos, en fin, no sabemos que tanto mas existe alrededor de esta "operación" un día seguramente la verdad se sabrá.
Es una situación compleja ALEGRIA por tu regreso y MIEDO por los que quedan, por el presente incierto. Se que es difícil explicarlo y mas difícil pronunciarlo en un país como Colombia, que hoy tiene un acumulado de ilegitimidad y corrupción que imposibilita éticamente dar lecciones de moral, pero las da.
Releo tu carta del 24 de octubre del 2007 desde el cautiverio y siento que tu nos puedes ayudar a no perder la esperanza:
"Cuando seamos incondicionales ante la defensa de la vida y de la libertad de los nuestros, es decir, cuando seamos menos individualistas y mas solidarios, menos indiferentes y mas comprometidos, menos intolerantes y mas compasivos, entonces ese día seremos la nación grande que todos quisiéramos que fuéramos. Esa grandeza esta ahí dormidita en los corazones. Pero los Corazones se han endurecido y pesan tanto que no permiten sentimientos elevados".
Ingrid descansa, abraza a la gente que amas. Te queremos aquí junto a nosotras trabajando por el Acuerdo Humanitario, por relaciones Internacionales que apuesten a la paz, a la libertad, a la Democracia.
Me gustaría que en tu corazón guardes el nombre de Apartadó, de San José de Apartadó, un nombre como el de muchos lugares de Colombia que guarda la esperanza de poder vivir, cuidar su territorio y saber un día, que paso con más de 1.200 personas asesinadas.
Queremos toda la verdad de la operación retorno, Orión.
Sabes, avanza después de muchas presiones internacionales una investigación que vincula al ejército con los paramilitares que siguen insistiendo en disparar muchos tiros y destruir la comunidad de paz, en muchos lugares de Colombia sigue el paramilitarismo imponiendo su plan de "desarrollo". Ingrid, no renunciamos al derecho a la paz con justicia social, que las guerrillas y todos los ejércitos sepan que las atrocidades de la guerra tienen que parar.
El 20 de julio será para nosotras otro día de las mujeres por el derecho a la libertad, por el derecho al Acuerdo Humanitario, por el derecho a señales humanitarias.