3/07/2015

Un regalo para Rosa


Natalicio de Luxemburgo
John Berger
Foto
Rosa Luxemburgo, ilustración de John Berger

Homenaje del escritor a la espartaquista

¡Rosa!, te conozco desde que era niño. Y ahora soy dos veces más grande que lo que eras tú en enero de 1919, cuando te apalearon a muerte, pocos meses después de que tú y Karl Liebknecht fundaran lo que habría de ser el Partido Comunista de Alemania.
Con frecuencia surges de alguna página que leo –y algunas veces surges de la página que intento escribir–, me saludas con la cabeza y una sonrisa, y nos reunimos. No hay página, ni celda alguna de las prisiones donde en repetidas ocasiones te pusieron, que pueda contenerte.
Quiero enviarte algo. Antes de que me fuera obsequiado, este objeto estaba en el pueblo de Zamosc, al sureste de Polonia. Es el pueblo donde tú naciste, y donde tu padre fue comerciante maderero. Pero el vínculo contigo no es tan simple.
El objeto perteneció a una amiga polaca llamada Janine. Ella vivía sola, no en la elegante plaza central donde tú habitaste durante los dos primeros años de tu vida, sino en una casita común en las afueras del poblado.
La casa de Janine y su diminuto jardín estaban llenos de plantas en macetas. Había macetas incluso en el piso de su dormitorio. Y cuando tenía visitas, no había nada que le gustara más que señalar, con sus dedos de vieja trabajadora, la particularidad de cada una de sus plantas. Ellas le hacían compañía. Janine hacía chistes, y contaba chismes, con ellas.
Aunque no hablo polaco, el país europeo donde me siento más como en casa es Polonia. Comparto con los polacos algo de su orden de prioridades. A la mayoría de ellos no les intriga el poder, porque han sobrevivido a toda la mierda del poder que se pueda concebir. Son expertos en darle la vuelta a los obstáculos. No paran de inventar tácticas para irla llevando. Respetan los secretos. Tienen recuerdos duraderos. Hacen sopa de acedera con acedera silvestre (Rumex acetosa. Conocida como agrella, vinagreira o romaza). Quieren ser alegres.
Tú dices algo semejante en una de tus enojadas cartas desde la prisión. Le respondías a la doliente carta que te enviaba alguna amistad, y la autocompasión siempre te hizo enojar. Ser un ser humano, decías, es la cuestión principal, por encima de todo. Y eso significa ser firmes y claros y alegres; sí, alegres, pese a todo y cualquier cosa, porque chillar es el negocio de los débiles. Ser seres humanos significa que, si es necesario, con alegría avientes tu vida entera a la gigante balanza del destino, y al mismo tiempo te regocijes en la brillantez de cada día y en la belleza de cada nube.
En años recientes, en Polonia se ha desarrollado un oficio nuevo. Todo aquel que lo practica es conocido como stacz, que significa ocupar el sitio. Uno paga a algún hombre o mujer para que haga alguna larga fila y le retoma su sitio cuando ya está casi hasta adelante. Son colas para la comida, para los utensilios de cocina, para algún tipo de licencia, para algún sello gubernamental en un documento, para conseguir azúcar o botas de hule.
Inventan muchas tácticas para irla llevando.
A principios de la década de 1970, mi amiga Janine decidió tomar un tren a Moscú, como varios de sus vecinos lo habían hecho. No fue una decisión fácil. Apenas uno o dos años antes, en 1970, había ocurrido la masacre de Dansk y otros puertos marinos: cientos de los trabajadores de los astilleros se habían ido a huelga y la policía y los soldados polacos los acribillaron a tiros por órdenes de Moscú.
Y tú lo anticipaste, Rosa. En tu comentario sobre la Revolución Rusa de 1918 tú anticipaste los peligros implícitos en el modo bolchevique de responder a todo razonamiento. “Una libertad sólo para los miembros del gobierno, sólo para los miembros del partido –aunque éstos sean bastante numerosos– no es, para nada, libertad. La libertad es siempre la libertad de aquéllos que piensan diferente. De esta característica esencial de la libertad política depende todo lo que es aleccionador, pleno y purificante, y no de algún fanático concepto de la justicia. Si la ‘libertad’ se vuelve un privilegio especial, sus efectos se desvanecen”.
Janine tomó el tren a Moscú para comprar oro. El oro valía allá una tercera parte de su costo en Polonia. Al dejar atrás la estación Bielorusski, eventualmente encontró los callejones donde los joyeros autorizados tenían anillos para vender. Siempre había una larga fila de otras mujeres extranjeras que esperaban comprar. En razón de la ley y el orden cada una de estas mujeres llevaba un número con gis en la palma de la mano, que indicaba su lugar en la cola. Un policía era quien dibujaba los números. Cuando por fin Janine llegó hasta el mostrador preparó sus rublos y compró tres anillos de oro.
De camino a la estación, le atrapó la mirada el objeto que quiero enviarte, Rosa. Le costó apenas 50 kopek. Lo compró en el vuelo del momento, porque le hizo ilusión. Éste podría conversar con sus plantas metidas en macetas.
Tuvo que esperar mucho tiempo en la estación para tomar el tren de regreso. Como lo supiste en tu época, estas estaciones rusas se volvieron campamentos para los pasajeros que esperaban largo tiempo. Janine se puso uno de sus anillos en el cuarto dedo de la mano izquierda, y los otros dos se los escondió en sus partes íntimas. Cuando el tren arribó y ella se trepó, un soldado le ofreció un asiento en un rincón. Suspiró con alivio –podría dormir un poco. No tuvo problemas en la frontera.
En Zamosc vendió los anillos por el doble de la suma que pagó por ellos, y aun así eran considerablemente más baratos que cualquiera que se pudiera comprar en una tienda polaca. Después de deducir el boleto del tren, Janine había logrado una ganancia inesperada.
El objeto que quiero enviarte, lo colocó en el quicio de la ventana de su cocina.
Este objeto tiene algo de enciclopédico. Diderot explicó así, en 1750, la enciclopedia que justo acababa de ayudar a concretar: El objetivo de una enciclopedia es ensamblar todo el conocimiento esparcido por la superficie de la Tierra, con el fin de demostrar el sistema general a la gente que vendrá después de nosotros, de tal modo que los esfuerzos de los siglos pasados no sean inútiles para los siglos venideros, para que nuestros descendientes se vuelvan más letrados, puedan ser más virtuosos y más felices...
Es una caja de cartón delgado, del tamaño de una cuartilla antigua [de las conocidas como quartos. Su medida es de 23x30 centímetros]. Impreso en su tapa está un grabado a color del pájaro conocido en Europa central como papamoscas collarino, y debajo hay dos palabras en cirílico ruso: pájaros cantores.
Abre la tapa. Adentro hay tres hileras de cajas de cerillos, seis cajas por hilera. Y cada caja tiene un etiqueta con el grabado en colores de un pájaro cantor diferente. Dieciocho cantores diferentes. Y debajo de cada grabado, en letra muy pequeña, está el nombre del pajarito en ruso. Tú que escribiste furiosamente en ruso, polaco y alemán habrías podido leerlos. Yo no puedo. Tengo que adivinar a partir de mi vaga memoria de cuando he observado pájaros alguna vez.
Es extraña la satisfacción de identificar un pájaro vivo mientras vuela o desaparece tras unos setos, ¿no crees? Implica una momentánea y peculiar intimidad, como si en ese momento de reconocimiento uno se dirigiera al pájaro –pese al estruendo o las confusiones de otros incontables eventos– por su particular apodo: ¡aguzanieves!, ¡aguzanieves!
De los 18 pájaros en las etiquetas, reconozco tal vez cinco.
Las cajas están llenas de cerillos con cabeza verde. Sesenta en cada caja. Lo mismo que los segundos en un minuto y los minutos en una hora. Cada uno es una flama potencial.
La moderna clase proletaria, escribiste, no desarrolla su lucha de acuerdo con el plan establecido en algún libro o teoría: la actual lucha de los trabajadores es parte de la historia, es parte del progreso social. Y en el centro de la historia, en el centro del progreso, en medio de la lucha, es que aprendemos cómo debemos luchar.
En el interior de la tapa de la caja de cartón hay una breve nota explicativa (era la URSS de la década de los 70) dirigida a los coleccionistas de cajas de cerillos (los filumenistas, como se les conoce).
La nota brinda la siguiente información: en términos evolucionarios los pájaros preceden a los animales. En el mundo actual existe un estimado de 5 mil especies de pájaros. En la Unión Soviética hay 400 especies de pájaros cantores. Por lo general son los pájaros machos los que cantan. Los pájaros cantores han desarrollado cuerdas vocales en el fondo de sus gargantas, por lo común anidan en los arbustos, en los árboles o en el suelo, y son de gran ayuda para la agricultura cerealera porque comen y, por ende, eliminan hordas de insectos. Recientemente se han identificado tres nuevas especies de gorriones cantores en áreas remotas de la Unión Soviética.
Janine guardaba su caja en el quicio de la ventana de la cocina. Le daba placer, y en el invierno le recordaba del canto de los pájaros.
Cuando te encarcelaron por oponerte con vehemencia a la Primera Guerra Mundial, escuchabas a un carbonero, un herrerillo azul que siempre se quedaba cerca de tu ventana. “Venía con los otros a ser alimentado, y diligente cantaba su graciosa cancioncita: tsii-tsii-bey. Sonaba como la broma traviesa de un niño y siempre me hacía reír y yo le contestaba con el mismo llamado. Luego el pájaro se desvaneció con los demás, a principios de este mes, sin duda para hacer nido en otra parte. No vi ni escuché nada por semanas. Pero ayer sus bien conocidas notas vinieron de repente del otro lado del muro que separa nuestro patio de otra sección de la prisión; había alterado su canto considerablemente porque ahora cantaba tres veces seguidas en rápida sucesión: tsii-tsii-bey, tsii-tsii-bey, tsii-tsii-bey y luego se quedaba callado. Y eso se me metió al corazón, porque era tanto lo que me transmitía en este apresurado canto desde la distancia –toda la historia de la vida de los pájaros”.
Tras varias semanas Janine decidió poner la caja en la alacena debajo de la escalera. Pensó que esta alacena sería una suerte de refugio, lo más cercano a una bodega, y en ella guardó lo que ella llamaba su reserva. La reserva consistía en una lata de sal, una lata de azúcar para cocinar, una lata más grande de harina, un paquete de kasha (sémola o gachas de trigo sarraceno, cebada, centeno o trigo) y cerillos. La mayoría de las amas de casa polacas mantenían un guardado como medio de supervivencia mínima para el día en que, repentinamente, las tiendas ya no tuvieran nada en sus estantes, debido a alguna crisis nacional.
Una crisis así llegó en 1980. De nuevo comenzó en Dansk, donde los trabajadores se fueron a la huelga en protesta contra el alza en el precio de los alimentos, y su acción hizo nacer el movimiento nacional conocido como Solidarnosc [Solidaridad] que derrocó al gobierno.
La moderna clase proletaria, escribiste, no desarrolla su lucha de acuerdo con el plan establecido en algún libro o teoría: la actual lucha de los trabajadores es parte de la historia, es parte del progreso social. Y en el centro de la historia, en el centro del progreso, en medio de la lucha, es que aprendemos cómo debemos luchar.
Cuando Janine murió en 2010, su hijo Witek encontró la caja en la alacena debajo de las escaleras y la trajo a París, donde ha estado trabajando como plomero y albañil. Un día me la trajo y me la dio. Somos viejos amigos. Nuestra amistad comenzó jugando cartas juntos, de tarde en tarde. Jugábamos un juego ruso y polaco conocido como Imbecile. En él gana el jugador que pierda primero todas sus cartas. Witek adivinó que la caja me dejaría pensando.
Uno de los pájaros de la segunda fila de cajas de cerillos lo reconocí como un pardillo, por su pico rosado y sus dos estrías blancas en la cola. ¡Tsuuiit. Tsuuiit! A veces varios de ellos lo cantan a coro desde las copas de los arbustos.
“El que más ha logrado restaurarme a la razón es un amiguito cuya imagen les mando en un sobre. Este camarada que sostiene su pico, con gallardía, con su frente en alto y ojos de saberlo todo es llamado Hippolais hippolais, que en lenguaje cotidiano es el zarcero común”.
Estás presa en Poznan en 1917 y continúas tu carta diciendo: “este pájaro es un bicho raro. No canta una sola canción o una sola melodía como los otros pájaros, sino que es un orador público por la gracia de Dios, y se echa para adelante para hacer sus discursos en el jardín y lo hace con voz muy fuerte y plena de emoción dramática, brincándose las transiciones, buscando pasajes hasta llegar al arrebato. Parece plantearnos cuestiones imposibles, y luego se apresura y se responde solo, con sinsentidos, haciendo las aseveraciones más audaces, refutando acalorado opiniones que nadie ha expresado, para salir volando por entre esas puertas abiertas de par en par y de repente exclama triunfal: ‘¿no te dije, no te dije?’ Y de inmediato le advierte a todos, lo quieran escuchar o no: ‘¡te lo dije, te lo dije!’ (Tiene el sagaz hábito de repetir cada uno de sus agudas observaciones dos veces.)”
La caja del zarcero, Rosa, está llena de cerillos.
Las masas, decías en 1900, en realidad son su propio líder, creando dialécticamente sus propios procedimientos de desarrollo.
Cómo te puedo enviar esta colección de cerillos a ti. Si los matones que te asesinaron tiraron tu cuerpo mutilado a un canal en Berlín. Lo encontraron en el agua estancada tres meses después. Algunos dudaron de que fuera tu cadáver.
Puedo enviártela escribiendo estas páginas en estos oscuros tiempos.
Yo fui, yo soy, yo seré, dijiste. Vives en tu ejemplo para nosotros, Rosa. Y aquí está, te la estoy enviando a tu ejemplo.
Traducción: Ramón Vera Herrera

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2015 A 20 años de Beijing la sororidad es fundamental



Phumzile Mlambo-Ngcuka quien fuera de 2005 a 2008 vicepresidenta de Sudáfrica y hoy en día Directora de ONU Mujeres se dirigió a las cámaras el pasado 3 de marzo para hablar de los 20 años que han transcurrido tras la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Beijing, China (1995), e instar a partir de este 8 de marzo Día Internacional de la Mujer a “alcanzar un Planeta 50-50 antes de 2030”.
Su invitación se suma a las muchas que se han realizado para el avance de las mujeres alrededor del mundo desde que se dispusiera en 1995 poner en práctica la Plataforma de Acción firmada por 189 países para impulsar la equidad entre los géneros en los ámbitos de salud, educación, trabajo y en otros ámbitos. 

Pero esta la que fuera la más grande reunión internacional de mujeres en el mundo no se hubiera logrado sin el empuje y solidaridad de las más de 30 mil activistas que hicieron uso de la tecnología digital del fax para que se presionara a China para que Beijing fuera la sede de la conferencia y no la localidad rural de Huairou que se encontraba alejada de la ciudad, como el gobierno chino había decidido por temor a que los reflectores se dirigieran a China después de la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989. 

Esta movilización se convertiría en un momento crucial en el activismo feminista al hacer uso de la tecnología del fax y el correo electrónico -que se encontraba usando de manera incipiente en las oficinas no gubernamentales- para armar redes de apoyo entre las mujeres al mandar faxes de todas partes del mundo con peticiones al gobierno chino, Naciones Unidas y al entonces Secretario General de la ONU Boutros Boutros-Ghali para que Beijing continuara siendo la sede de la conferencia, 

A lo largo de la protesta que surtió frutos al conservarse Beijing como la sede oficial, el fax se transformó de una máquina chirriante de transmisión de información en una herramienta para la primera protesta global feminista a través de las tecnologías. ¿Quién diría que el fax se pondría al servicio del movimiento feminista en la década de los 90? 

Pero esta unión a través de las diversas feministas no es algo únicamente fruto de las tecnologías de la década de los 90, sino que es una labor de hermandad de siempre entre mujeres en donde las alianzas son fundamentales para lograr beneficios para todas en las sociedades profundamente patriarcales. 

Esta unión conocida como sororidad en español, y que viene del latín sor, cuyo significado es hermana, se deriva de la hermandad entre mujeres, y es el percibirse las mujeres como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión. 

Para la feminista Marcela Lagarde la sororidad es: "amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario". 

Entre los colectivos a nivel mundial que desarrollaron y contribuyeron ampliamente a la hermandad entre mujeres se encuentran las italianas integrantes del Movimento femminista romano (Movimiento feminista romano) (1971), librería de Mujeres de Milán (1975) y Diotima (1983).
 
Los modelos que estas agrupaciones armaron teórica y prácticamente son fundamentales al revisar el lugar de la sororidad en la sociedad. Mujeres de diferentes contextos e ideologías se unieron mediante prácticas de autocoscienza (autoconsciencia) y affidamento (cuidado entre mujeres). Ambas la autocoscienza y affidamento redefinen la presencia de la “otra” mujer en las vidas de las mujeres, a la par que la autocoscienza permite al individuo reinterpretar su storia (historia) personal a través de otra mujer y un affidamento le permite trazarlo con nuevos puntos de referencia. En estas prácticas de reconocimiento en común y validación, una mujer se ve reflejada a sí misma en otra mujer que a su vez le devuelve el reflejo de sus propias potencialidades que la primera mujer no sabía que tenía o era capaz de tener. 

De ahí que la sororidad es una herramienta indispensable para el desarrollo de la subjetividad femenina y para que se logren metas en común como la Conferencia en Beijing de 1995 que aunque se ha traducido más que en logros concretos como la plena erradicación de los feminicidios, la criminalización de las mujeres por abortar, la inequidad en los salarios de las mujeres, y sólo en ciertos avances legislativos, creación de instituciones y etiquetación de presupuesto para las mujeres, que siguen dejando mucho que desear, se ha logrado introducir mediante la colaboración de las mujeres la importancia del verse la una en la otra a través de la sororidad que es la fuerza que subyace a esta nueva reunión del 8 al 20 marzo, en la sede de la ONU en Nueva York para replantearse la Plataforma de Acción de Beijing y lograr un "Planeta 50-50" como señala Phumzile Mlambo-Ngcuka.

Reinas y misses: cuando la violencia simbólica se ejerce con el auspicio del Estado


 

Son parte de festejos municipales, promociones de productos, iniciativas turísticas, cualquier excusa parece buena para presentar el cuerpo de la mujer como principal atracción, mujeres que encajan en un molde preciso, cada vez más jóvenes. Los concursos de belleza en sus múltiples formas, son una práctica extendida y naturalizada, y sin embargo, chocan con la letra de la Ley 26485, que define a la violencia simbólica como “la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, iconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”. Apeladas por esta contradicción entre un Estado que legisla contra la violencia al tiempo que auspicia este tipo de eventos, asociaciones de mujeres, organización de la sociedad civil y entidades públicas han comenzado a problematizar estas prácticas, contribuyendo a visibilizar su carácter violento, instalando el debate social y, sirviéndose de la ley para ganar algunas batallas. Los casos del Bikini Open, en Puerto Madryn; la Reina del Camarón y el Langostino, en Bahia Blanca; la ciudad bonaerense de Chivilcoy, donde fue aprobada en 2014 una ordenanza que obliga al Estado a abstenerse de la organización de estos eventos; y Orán, Salta, donde también se inició el debate social por el tema.  
concursoPor Sarah Babiker
COMUNICAR IGUALDAD- Octubre del 2014, miles de mujeres se dirigen desde todos los rincones de la Argentina hacia la ciudad de Salta en ocasión del XXIX  Encuentro Nacional de Mujeres. En las conversaciones y los ánimos de las participantes, un prólogo trágico: Evelia Murillo, maestra rural, había sido asesinada semanas atrás por intentar proteger a una de sus alumnas de un hombre que venía a abusar sexualmente de ella. Mientras, en la misma provincia, otras nenas se preparaban, muchas con el entusiasta apoyo de sus padres y madres, para participar en el corso infantil de los carnavales de Orán, desfile de niñas pequeñas vestidas a la moda “tinelliana” que muestran sus dotes seductoras antes de la pubertad, o, como lo describe gráficamente la activista de la asociación Takuapú de esa ciudad, Silvia Jenefe, “nenas bailando delante de todos reggaetones guarangos, que hacen perreo, imágenes que rayan la pedofilia con hombres adultos bailando entre ellas, y que se registran en videos que después son subidos a internet para mayor denigración de las menores”.  Desde la organización de Jenefe, señalan el rol que la objetivización continua de las mujeres tiene en el alto índice de femicidios en la provincia.
concurso2Venimos haciendo un monitoreo de los eventos públicos y privados, sobretodo en Orán, casos auspiciados por el estado municipal y que se llevan a cabo por empresarios de la noche que son los que manejan la cultura acá, y generan una cadena donde lo principal es la objetivación sexual  de la mujer. Corsos de conjuntos tropicales donde desfilan menores de edad, las letras de las canciones están plagadas de temas grotescos que ridiculizan y humillan a las mujeres” relata esta docente. La contradicción no se limita a que el estado autorice dichas prácticas, sino a que también las financia, otorgando, según denuncia Jenefe, fondos a los mismos empresarios de la noche, de las bailantas y las radios, que a través de la música que emiten y de los comentarios de sus locutores “cosifican a la mujer las 24 horas del día”.
Con más o menos carne a la vista, con chicas siempre jóvenes y a veces jovencísimas,  lo cierto es que la exhibición del cuerpo de la mujer, seleccionado y trabajado para satisfacción de la mirada masculina,  forma parte de las atracciones de muchas fiestas a lo largo y ancho del país. No ha sido hasta los últimos años cuando se ha comenzado a cuestionar este tipo de prácticas, visibilizando la violencia que ejercen.  La existencia de la Ley 26485 de Protección Integral de las Mujeres contra la Violencia, que por primera vez tipifica la violencia simbólica, ha dado respaldo legal a estas iniciativas. La colaboración entre organizaciones sociales y entidades públicas, junto a la creciente concientización de la sociedad, completan la ecuación.
No es un debate abstracto. El año pasado en la ciudad de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, se publicó la primera ordenanza que obliga a los poderes públicos municipales a abstenerse de auspiciar estos eventos. “Chivilcoy no escapa de la realidad del país, desde los últimos diez, quince años, el Estado venía organizando concursos de belleza, anteriormente existían este tipo de concursos, pero eran promovidos por organizaciones privadas” contextualiza Claudia Marengo, de la Secretaría de Género de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), organización impulsora de la iniciativa. “El campo sociopolítico de la ciudad posibilita que pudiéramos presentar la ordenanza, trabajamos el tema tanto desde el área de género de la CTA, como desde la Asamblea por los Derechos de la Niñez. En la búsqueda de avales vimos un quiebre importante, nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo muy grande.”
Los avales fueron en efecto muchos, comprendieron entidades públicas como la Comisión Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG), la Red PAR – Periodistas de Argentina en Red. Por una comunicación no sexista-, personalidades como Eva Giberti o la periodista Mariana Carbajal, o la Madre de la Plaza de Mayo de la Plata Adelina de Matti quien aportó apoyos desde esa ciudad. También militando en la calle descubrieron, en las adhesiones particulares, a una población joven concientizada sobre este tipo de eventos. Una propuesta con un gran respaldo que se tradujo en una rápida aprobación: a mediados de noviembre del año pasado “participamos en el plenario de concejales, fundamentando el proyecto y pudimos ver que había bastante aceptación”. Sólo un mes después, la ordenanza se trasladó al recinto y en la última reunión del año del Consejo Deliberante, con el voto favorable de 8 de los 13 concejales presentes se dio vía libre a la ordenanza. El resto se abstuvo, pero ninguno adujo desacuerdo con el contenido para hacerlo, nos narra Marengo. Ya antes de la votación, el Intendente de la Ciudad, Darío Speranza, había anunciado que durante su mandato no se auspiciarían este tipo de eventos.
Otro funcionario público, el director del Instituto Cultural de Bahía Blanca, Sergio Raimondi, tuvo que posicionarse cuando la asociación Acciones Feministas le invitó, el año pasado, a que “pusiera a consideración el cese de las elecciones de reina dentro de las actividades culturales vinculadas con el organismo que representa”. Lo hizo favorablemente, retirando el auspicio a este tipo de actividades durante su mandato.  En la nota, le recordaban que “estas elecciones son selecciones discriminatorias basadas en estereotipos opresivos de mujeres y niñas”, y “refuerzan concepciones patriarcales de los roles de las mujeres  en la sociedad, incluida la cosificación y degradación de las niñas, y generadoras de otras violencias”.  Silvia Bajo, integrante de Acciones Feministas y firmante de la nota, nos relata cómo su organización viene impulsando “la visibilización de esta práctica como una forma más de violencia”. En la investigación que la organización llevó a cabo previamente, pudieron constatar la proliferación de “festejos entorno a una actividad productiva que ineludiblemente traen aparejada una elección de la reina, central para la fiesta” observando que, de tan naturalizado que está este tipo de evento “no se había prácticamente cuestionado”.

concurso3Al cuestionarlo en Bahía Blanca, en particular frente a la elección en Semana Santa de la Reina del Camarón y el Langostino con su anual desfile en tanga, la nota dirigida a Raimondi se hizo pública, llegó a los medios, se generó el debate. Y aunque a veces se presentó en los medios como si se tratara de un enfrentamiento entre mujeres,  feministas contra postulantes a reinas, lamenta Bajo, el debate al menos quedó instalado. Además, la CONSAVIG respaldó la iniciativa, presentando una nota no sólo para el caso de Bahía Blanca, sino con destino también a otras municipalidades. Acciones Feministas se dio cuenta de que sus esfuerzos tenían una respuesta social “cuando nosotras decimos ‘¿Qué hace un intendente, diputado o diputada observando a una chica desfilar en tanga?’, este mensaje llega”. Frente a esta constatación, Bajo reconoce que persiste, en particular entre quienes promueven el evento, el argumento de la libertad de elección:Si las chicas quieren hacerlo, cuál es el problema, se preguntan”. “Pero en este debate no se cuestiona a las chicas, lo que se cuestiona es el papel del Estado”, subraya Bajo.

En esta idea incidieron desde 2003, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y otras organizaciones locales ante la convocatoria del OPEN BIKINI en Puerto Madryn. Alejandra Tolosa, entonces al frente de la delegación del INADI y actualmente integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM) nos cuenta como “cada año presentamos notas dirigidas a la gestión municipal, a otros auspiciantes privados y al organizador, poniéndoles en conocimiento sobre la existencia de la ley, el significado de violencia simbólica, y lo que entendíamos que implicaba este concurso. En 2012 el organizador, privado, pensó que estaban prohibiéndole el concurso y no lo organizó, así se generó un debate que llegó a los medios”.

El OPEN BIKINI volvió a la ciudad por dos años más, hasta que en 2015 se desplazó a Playa Unión, Balneario de la Ciudad de Rawson, probablemente por falta de auspicios en Puerto Madryn, considera Tolosa.

Estrategias legales contra la violencia simbólica

Como concuerdan las personas con la que hablamos, la Ley 26845 es una herramienta fundamental para visibilizar y dar respaldo legal a las iniciativas que persiguen retirar al Estado de la organización de estos eventos, una herramienta que puede articularse con otras leyes. “Nuestro proyecto está fundamentado precisamente en la definición de violencia simbólica así como en las leyes de protección de la niñez. Sin el marco de esta ley tendríamos que haber armado un proyecto diferente; este proyecto, como está, no hubiese sido posible” relata Marengo sobre la experiencia de Chivilcoy. “La ley es muy buena en la letra pero falta voluntad política, recursos, refugios, capacitaciones, así que mucho menos le van a dar bolilla a formas de violencia más sutiles como éstas. La ley sirve para interpretarla y trabajar, y si es difícil aplicarla a lo público, más difícil es aplicarla en lo privado, ese es el siguiente paso” reflexiona Verónica Bajo desde Bahía Blanca.

Algunos actores apuestan por reglamentar en primera instancia: condicionar o prohibir la participación de personas menores de edad y excluir las prácticas más discriminatorias (aquellas que incluyen entre sus requisitos ser soltera, no estar embarazada…) son acciones que forman parte de esta opción. Marengo admite que “hemos debatido mucho esta temática. No estamos de acuerdo porque por más restricciones que pongas la violencia simbólica sigue estando, el objetivo de estos concursos es poner a las mujeres a competir con su imagen de acuerdo a la visión del varón, y ése es un objetivo violento”. Así, si bien celebra que al menos con la regulación se empezó a hablar, “regular en sí mismo no soluciona el problema, el Estado no puede promover este tipo de eventos. Tolosa concuerda con esta idea: “La reglamentación sirve al menos para sacar a las menores mientras este proceso lento avanza, pero lo importante es que se visibilice la violencia simbólica que supone este tipo de concursos”.
Foto destacada: Elección de la Reina del Langostino y el Camarón.

Fuente : http://www.comunicarigualdad.com.ar/reinas-y-misses-cuando-la-violencia-simbolica-se-ejerce-con-el-auspicio-del-estado/
NOTAS RELACIONADAS:

“La violencia simbólica es considerada ‘la madre de todas las violencias’”


 

Mabel Gabarra es abogada y durante dos años -desde la sanción de la Ley 26485 de Protección Integral de la Violencia hasta el 2011- coordinó el Observatorio de Violencia del Consejo Nacional de las Mujeres, que tuvo como misión poner en funcionamiento algunos aspectos de la nueva normativa. En esta entrevista se refiere a la figura jurídica de violencia simbólica, sus alcances y también sus límites en el marco de un estado patriarcal y la forma específica que adquiere en los concursos de belleza.

Por Sarah Babiker

gabarr
COMUNICAR IGUALDAD- En diálogo con COMUNICAR IGUALDAD, la abogada Mabel Gabarra, especialista en violencia de género, reflexiona sobre la violencia simbólica, profundizando en torno a su eficacia para perpetuar las relaciones de dominación útiles al patriarcado. Tras su experiencia como coordinadora del Observatorio de Violencia del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), entre noviembre de 2009 y diciembre del 2011, Gabarra analiza el lugar de la Ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales  y las herramientas habilitadas tras su aprobación en la visibilización de violencias tan naturalizadas, con el fin de transformar la mirada de lxs argentinxs sobre prácticas y discursos que humillan y discriminan a las mujeres.
¿Cómo se creó el Observatorio de Violencia contra las Mujeres? ¿En qué consistió su labor de vigilancia de las expresiones de violencia simbólica durante su participación en el mismo?
15
En el mes de noviembre de 2009, el CNM convocó a  un equipo de profesionales de distintas disciplinas, entre las cuales me contaba, para la organización, diseño y puesta en funcionamiento del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, cuyo objetivo es  “el monitoreo, recolección, producción, registro y sistematización de datos e información sobre violencia contra las Mujeres” (art. 12) y  su misión “el desarrollo de un sistema de información permanente que brinde los insumos para el diseño, implementación y gestión de políticas públicas tendientes a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres” (Art. 13.) En el marco del Observatorio, durante el año 2011 a través de un convenio con la Universidad Nacional de Quilmes se realizó un relevamiento de  la violencia simbólica contra las mujeres en las pautas publicitarias de la televisión argentina. Los resultados del mismo daban cuenta de los altos índices de  violencia simbólica expresados en los avisos publicitarios, que la sociedad consume diariamente. Integrantes del Observatorio participaron además del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión -organismo integrado por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI)  y el CNM- cuyo objetivo entre otros es responder a las denuncias y reclamos sobre discriminación en programas televisivos o radiales,  realizar  un análisis de los mismos  y difundir sus conclusiones.

Mabel Gabarra

¿Qué novedades aportó la Ley 26485 para erradicar este tipo de violencia? ¿Existían otros mecanismos previos?

gabar3La ley no establece mecanismos sancionatorios de la violencia simbólica. El aporte más importante de la ley 26485 fue el de nombrarla y conceptualizarla. En su artículo 5 establece que la “violencia simbólica es la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, iconos o signos transmite y reproduce dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de las mujeres en la sociedad”.  En realidad, este tipo de violencia es  considerada la “madre de todas las violenciasya que subyace en todas las demás y se encuentra tan naturalizada, que es asumida como normal por quienes son sus víctimas. Nombrarla es ubicarla en el lugar de lo cuestionable, de lo reprochable,  de lo que debe ser considerado una violación a los derechos de las mujeres.  La transmisión y reproducción de la dominación de las mujeres es un elemento constituyente del orden patriarcal y por tanto la violencia simbólica que implica es su necesario complemento. “Este orden asegura la supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y de lo femenino. Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres “afirma Marcela Lagarde en su ensayo “Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia”.  La Ley 26485 condena la transmisión y reproducción por cualquier medio de mensajes, signos o iconos que impliquen discriminación, desigualdad o dominación porque naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad.  ¿Es ésta una declaración de principios que significaría  que el Estado argentino no tolera este tipo de violencia y por tanto, no acepta el patriarcado? La realidad nos muestra lo contrario, no sólo por parte del Estado sino de la sociedad en su conjunto. Para terminar con la subordinación de las mujeres en la sociedad se deben  analizar también  otros pilares del poder patriarcal que se reproducen y sostienen con una buena cuota de violencia simbólica.

¿Cree que la ley puede tener capacidad performativa visibilizando violencias que son normalizadas por amplias capas de la sociedad?
Efectivamente,  la sanción de la ley ha permitido una visibilizacion de la violencia simbólica. La  fuerza radica en haber puesto en evidencia que esta violencia, propia de un sistema patriarcal, no es normal ni natural, pero la ley necesita ineludiblemente de ciertas intervenciones para ser operativa y no quedar en una mera declaración de principios.  Es necesario implementar políticas públicas que las hagan efectivas, datos y estadísticas que permitan dimensionar la magnitud de la violencia,  mecanismos sancionatorios de su incumplimiento, articulaciones reales entre los distintos ámbitos estatales y,  especialmente,  controles por parte de la ciudadanía sobre quienes tienen la responsabilidad de visibilizar y hacer efectiva la ley.
¿Es posible que la violencia simbólica pueda ser condenada judicialmente siendo parte constitutiva del sistema patriarcal que sigue vigente e impregna todos los aparatos del estado y  la sociedad?
En su obra Las estructuras elementales de la violencia, Rita Segato se hace esta pregunta  respecto a las diversas formas de violencia psicológica que responden y acompañan el racismo estructural y el sexismo estructural, reproducidos ambos por un mecanismo sólidamente entrelazado en la economía patriarcal y capitalista del sistema. Encontrar una respuesta a estos interrogantes es un desafío y tiene relación con el rol que atribuimos al derecho y las leyes en la aplicación en concreto de este tipo de violencia. El derecho androcéntrico es el que ha imperado siempre, sin embargo desde hace más de un siglo, la lucha permanente del feminismo y el movimiento de mujeres ha ido encontrando y abriendo brechas para la visibilización y reconocimiento de derechos, negados durante siglos. Las leyes y el derecho son un piso, que permiten nombrar, visibilizar derechos y garantías y en ese sentido Rita Segato les  atribuye una “eficacia simbólica”. Considerado así, y siempre dentro de los márgenes del sistema, el derecho tiene que estar permanentemente reformándose y ampliando, para responder a los reclamos de quienes han sido excluidxs.  En ese sentido, la Ley 26485 ha sido un avance muy importante en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres, aunque a seis años de su sanción quedan muchas asignaturas pendientes.
gabar2
Entre reglamentar y prohibir, ¿en su opinión cuál es una la estrategia más viable para poner fin a estas prácticas?
En general, las prohibiciones sólo aumentan la necesidad de transgredirlas, creo que prohibir por decreto los concursos de belleza no tiene mayor eficacia, salvo que esa medida cuente con un amplio consenso parlamentario, gran aceptación social y,  simultáneamente, se creen instancias no discriminatorias ni violentas que los puedan reemplazar. Lo sucedido recientemente en Chivilcoy  resulta muy interesante para analizar cómo una  ordenanza del Concejo Deliberante  que prohíbe los concursos de belleza en las fiestas, por considerarlos discriminatorios y sexistas y que promueven la violencia contra las mujeres, ha provocado un gran debate acerca de esta práctica. Los concursos de belleza son una muestra cabal de violencia simbólica en tanto transmiten mensajes y estereotipos que reproducen desigualdad y discriminación y consolidan la subordinación de las mujeres. Lo importante es no quedarse sólo en la prohibición sino explorar vías que conduzcan a la transmisión de mensajes no discriminatorios, a través de la promoción de concursos, eventos y prácticas más solidarias e igualitarias, donde las mujeres no sean solo un cuerpo para exhibir o vender sino personas en el ejercicio de todos los derechos.

De la violencia simbólica a la violencia mediática


 

¿Qué rol tienen los medios de comunicación en la reproducción de la violencia simbólica? Señala la abogada argentina Susana Chiarotti, integrante del Comité de Expertas de Seguimiento a la Convención de Belém do Pará: “Muchas de las manifestaciones de violencia simbólica se dan a través de los medios de comunicación. Poner límites a los medios es una tarea difícil ya que éstos reclaman libertad de prensa”. Aunque tienen un rol central en la reproducción de las violencias, también pueden ser aliados en la construcción de sociedades más igualitarias. Alejandra Tolosa, de CLADEM Puerto Madryn, observa que frente a las denuncias que las organizaciones sociales hicieron al Bikini Open que se realizaba en esa ciudad, la cobertura de los medios mejoró y algunos incluso dejaron de publicar sobre el tema.

Por Sarah Babiker

med
COMUNICAR IGUALDAD- Entre los cuerpos femeninos exhibidos como reclamo en los festejos municipales o para gloria de todo tipo de industria local, marca comercial, o discoteca, y los cuerpos exhibidos en los programas de máxima audiencia, y en las propagandas de los productos más dispares, hay una conexión, dos realidades que se retroalimentan fortaleciendo el entramado de la violencia simbólica. Como recuerda la abogada feminista Susana Chiarotti desmadejar dicho entramado no es fácil, aún contando con legislación favorable: “Muchas de las manifestaciones de violencia simbólica se dan a través de los medios de comunicación. Poner límites a los medios es una tarea difícil ya que éstos reclaman libertad de prensa, opinión. Aunque se creó la Defensoría del Público, que atiende esta cuestión, los mecanismos aún no están regulados adecuadamente. Al no haber sanciones claras  y explícitas que puedan mostrarse al resto de la sociedad, la norma pierde eficacia”.

Verónica Bajo, integrante de la asociación de Acciones Feministas de Bahía Blanca, identifica que la proliferación de este tipo de eventos en los últimos años tiene que ver con su correlato en los medios: “Es destacable el rol de los medios hegemónicos que están difundiendo una imagen de la mujer cuyo éxito depende del aspecto físico, vemos un crecimiento exponencial de la cosificación de las mujeres, de esta violencia simbólica en los medios”.

No es la única en señalar a los medios. Silvia Jenefe, de la organización Takuapú de Orán, provincia de Salta, denuncia el rol de las radios de bailanta en la promoción de la violencia simbólica, a través de la música que eligen y los comentarios de lxs locutorxs. Sus propietarios son los mismos que organizan los corsos que, durante los carnavales, exhiben a niñas y adolescentes hipersexualizadas como principal atractivo, al ritmo de temas musicales que cosifican y humillan a las mujeres. “Acá no se cumple la Ley de Medios” denuncia, “los mismos reciben todos los fondos mientras que nuestros medios son censurados, radios comunitarias que abordan temáticas sobre la infancia, sobre los pueblos originarios y que vamos abandonando por falta de recursos”. Para esta docente todo está conectado: “Hay que cambiar la cultura para lograr el cambio social. Al promocionar música basura, eventos basura, lo que consigues es una cultura basura, una sociedad basura”.

med2En 2012, después de que el productor de radio Marcelo Pérez Medel, promotor del Bikini Open, suspendiese el evento en Puerto Madryn, generando así un debate que llegó a los medios, “las organizaciones sociales denunciaron al organizador del evento ante el Observatorio de Medios contra la Discriminación, con una presentación concreta sobre la repercusión del concurso a nivel mediático en el marco de la Ley de Medios, junto a la Ley 26485 de Protección Integral de la Violencia hacia las Mujeres y a la Convención de los Derechos del Niño, dada la participación de menores de edad en estos concursos. El Observatorio entendió que en efecto se daba violencia simbólica en el concurso y convocó a una audiencia al organizador, quien no se presentó” relata Alejandra Tolosa, en aquel momento al frente de la delegación local del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). El certamen se haría los dos años siguientes por última vez en Puerto Madryn. Este año la propuesta se trasladó a Playa Unión, principal balneario de la ciudad de Rawson, donde contó con el apoyo de la Intendenta Rossana Artero y la presencia de la vedette Andrea Rincón como presidenta del jurado. De nuevo el INADI y organizaciones de mujeres denunciaron en una nota la participación de ambas en un concurso “que pone al cuerpo femenino de niñas menores de edad como objeto consumible, fomenta una sexualidad masculina basada en la dominación y en la violencia simbólica naturalizando al mismo tiempo prácticas referidas al consumo de cuerpos de niñas y adolescentes contribuyendo al incremento nocivo de la visión sexual contra éstas“.

Más allá de que el concurso se siguiera celebrando, la activista de CLADEM percibe mejoras en cómo los medios abordan el concurso respecto al pasado: “Antes los titulares eran ‘hot’ (calientes), con portadas llenas de primeros planos, y las fotos eran justo de lo que se trata el concurso, una fila de colas cada una con su número”. Con el debate social, evalúa Tolosa, se suavizó el lenguaje, y, “si bien los cuerpos no están menos descubiertos, el enfoque es menos obvio, las chicas salen de frente y hay muchos medios que ni siquiera sacan el certamen”.

Así, los caminos de ida y vuelta que conectan la violencia simbólica ejercida en reinados y concursos con su correlato mediático potenciándose mutuamente, sirven también para comunicar las iniciativas que visibilizan y denuncian las prácticas que en ambos espacios incurren en la objetivización de las mujeres, demasiadas veces, con el auspicio del propio Estado.

fuente: http://www.comunicarigualdad.com.ar/de-la-violencia-simbolica-a-la-violencia-mediatica/

Feminicidio y violencia feminicida



Miguel Concha

Son distintas a lo largo de la historia las luchas que construyen un movimiento más amplio de reivindicación de los derechos de las mujeres. Muchas de éstas incluso son poco o nada reconocidas en la historia oficial, y su importancia más bien ha sido rescatada por las mismas mujeres. Mañana conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, y por ello, en el contexto de esta efeméride, seguimos visibilizando a las mujeres víctimas de feminicidio. Continuamos exigiendo su aparición con vida, y seguimos demandando justicia para ellas, para todas.
Organizaciones feministas y defensoras de los derechos humanos de las mujeres han documentado estos casos a escala nacional. El Estudio de la implementación del tipo penal del feminicidio: causas y consecuencias, 2012-2013, presentado a finales de 2014 por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, da cuenta de la lastimosa realidad a la que las mujeres se enfrentan, pues las condiciones estructurales están dadas para que exista esta forma de violencia más extrema contra ellas.
Todos los estados, excepto Chihuahua, tipificaron el feminicidio, pero de ellos sólo en 14 es posible acreditar ese tipo penal. En los otros 17 en cambio es casi imposible poder hacerlo, y por ello las organizaciones de la sociedad civil exigen su homologación en toda la República.
La reforma al Código Penal Federal incluyó en esta materia las reformas a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República (PGR), y a la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la cual contempla la obligación de la PGR de emitir e implementar protocolos de investigación del delito de feminicidio con perspectiva de género. Sin embargo, de las 32 entidades federativas sólo 10 establecen esta obligación de elaborar y aplicar protocolos de investigación, y de éstas, sólo siete los han emitido, aplicado, y obligado su aplicación.
Según el estudio, en el periodo 2012-2013 3 mil 892 mujeres fueron asesinadas, aunque de estos casos sólo 613 son investigados como feminicidio, y únicamente en 1.6 por ciento de ellos hay sentencia. En 25 por ciento hay consignación; 24 por ciento se encuentra sujeto a investigación, y en 43.5 por ciento la autoridad no informa sobre la situación legal. En 80 por ciento se desconoce al agresor; 41 por ciento de las mujeres tenían entre 20 y 40 años, pero se desconoce la edad en 28 por ciento de ellos. En el 20 por ciento de los casos las mujeres fueron asesinadas por su pareja, y sus cuerpos fueron encontrados en la vía pública (21 por ciento) o en su domicilio (10 por ciento).
Las crueles y brutales formas como estas mujeres fueron asesinadas por razones de género ponen de manifiesto una cultura misógina y machista, producto de un sistema patriarcal en el que sus cuerpos y sus vidas son objetos que pueden ser lacerados y desechados en cualquier momento.
Pero el Estado es también causa estructural de este problema, pues a la hora de concretar la omisión de sus obligaciones de promover, respetar, proteger y garantizar la vida de las mujeres –obligaciones a las que se comprometió a través de las ratificaciones de la Convención de Belem do Pará, y la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)–, el feminicidio se realiza con el consentimiento de las instituciones.
Desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos señaló la responsabilidad del Estado mexicano en el caso Campo Algodonero, las familias, con el acompañamiento de organizaciones civiles y del movimiento feminista, y el apoyo de colectivos y personas solidarias, iniciaron diversas acciones, que van desde el logro de la tipificación del delito de feminicidio hasta la denuncia pública a escala nacional e internacional de la violencia feminicida que se padece en México.
Son las familias –las madres principalmente– las que se enfrentan primeramente a la estigmatización de sus desaparecidas o asesinadas; a la criminalización por parte del Ministerio Público cuando acuden a denunciar esos hechos, y a la victimización y la falta de acceso a la justicia.
En suma, en palabras de Marcela Lagarde, la violencia feminicida es el extremo, la culminación de múltiples formas de violencia de género hacia las mujeres, que atentan contra sus derechos humanos y las conducen a variadas formas de muerte violenta, y son toleradas por la sociedad y el Estado.
Y por lo que se refiere al tema de la Declaratoria de Alerta de Género, mecanismo establecido en la LGAMVLV, ninguna de las peticiones que han sido presentadas a la Secretaría de Gobernación desde la sociedad civil ha sido aceptada, aun cuando hay informes, con datos contundentes, que comprueban la urgencia de implementar dicho mecanismo. Es preciso entonces denunciar que la exigencia de estas familias y defensoras por obtener justicia ha tenido como consecuencia reprobable el acoso, el amedrentamiento, la persecución y la amenaza por parte del Estado, o de cualquier otro particular involucrado en estos casos.
Y es fundamental señalar que si bien garantizar a las víctimas el acceso a la justicia, el derecho a la verdad y a la no repetición es obligación del Estado, es el movimiento de las familias de las víctimas de feminicidio –mujeres de todas las clases sociales– el que se esfuerza por generar un tipo de justicia distinto al que se podría obtener en el campo de lo judicial: una justicia libre de relaciones de poder de los hombres hacia las mujeres. Una justicia reivindicativa a favor de las mujeres. Una justicia social libre del patriarcado.
Refrendemos este 8 de marzo nuestro compromiso con estas luchas.

Mujeres, las más explotadas por el capitalismo

MONEDERO


Por: Carmen R. Ponce Meléndez*


Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la llave maestra de la igualdad es el empleo; claro, siempre y cuando éste sea con calidad, un empleo con salario digno.
 
Lo cierto es que las mujeres trabajadoras en México tienen empleos precarios y salarios muy bajos, y el mercado laboral les ha dado presencia en la vida pública, pero con marginalidad y pobreza.
 
De tal forma que la diferencia sexual se convierte en desigualdad social y persiste la división sexual del trabajo.
 
En palabras de la feminista Cristina Marini: el trabajo ha representado un innegable momento de emancipación para las mujeres frente a la opresión masculina, pero hoy este factor sólo conserva de manera muy parcial la capacidad de encarnar una experiencia positiva (“Por amor o a la fuerza. Feminización del trabajo y biopolítica del cuerpo”).
 
Según esta autora, las mujeres no sólo son funcionales a un mercado de trabajo flexible, tanto en términos de entrada como de salida, según las exigencias productivas y sociales del momento, sino que condensan también en sí, en un único cuerpo, la posibilidad de asumir los roles productivo y reproductivo.
 
Tienen la ventaja de constituir un inmenso ahorro de costes para el capitalismo. Si existe una modalidad histórica que pueda encarnar la explotación total de la persona por parte del capitalismo, esta figura es femenina.
 
La fábrica, el hogar y el mercado son integrados en una nueva relación y los lugares de las mujeres resultan cruciales; deben ser analizados en relación a las diferencias entre mujeres; ya que como producto de la feminización del trabajo existen nuevas jerarquías entre ellas: entre la mujer rural y la urbana, las indígenas, migrantes; las trabajadoras formales e informales, o bien, las sindicalizadas y las que carecen de un gremio.
 
Son jerarquías femeninas con enormes desigualdades. El mosaico es complejo y fragmentando, individualiza y no permite reconocerse entre sí con objetivos comunes; aparecen nuevas líneas de separación y de jerarquías en las que el capital organiza a la sociedad y ejerce sus mecanismos de control.
 
El común denominador es que sus condiciones laborales y de vida son precarias aquí y en el mundo globalizado y globalizador. La precariedad individualiza, está construida sobre la base de contrataciones individuales, y por tanto las trabajadoras no tienen puntos de contacto visibles entre sí.
 
Por eso es insuficiente analizar o referirse a la feminización del trabajo sólo desde el punto de vista cuantitativo y su crecimiento (cuántas mujeres están en el mercado laboral). Es indispensable que se analice cómo están ellas en el mercado laboral, cuál es la calidad y condiciones de sus empleos, lo que lleva a las características de la economía informal.
 
Entre otras razones, porque cuando se habla de la feminización del trabajo se intenta subrayar no sólo el papel que las mujeres desarrollan en la economía, sino su papel paradigmático, único, diferenciado.
 
Las desigualdades son enormes no sólo entre mujeres, sino también respecto al universo masculino. A las jóvenes se les rechaza en el mundo laboral en mucha mayor medida que a los varones.
 
Cifras de la Cepal indican que el porcentaje masculino de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan es de 21.1; en cambio en las jóvenes este porcentaje crece a 78.9, más de las tres cuartas partes.


Y cuando por fin logran insertarse en un empleo, éste tiene condiciones muy precarias. La precariedad del trabajo, por otra parte, resulta también adecuada a la individualización y a la personalización de las trayectorias sobre las que se construyen la producción y la reproducción, esto es, la vida contemporánea.
 
Precariedad que ha sido introducida precisamente con la finalidad de facilitar la absorción de las diferencias en el circuito productivo, en la forma de un saber que de único e individual se ha vuelto colectivo y transmisible.
 
Cómo olvidar que la reforma a la Ley Federal del Trabajo se presentó con “perspectiva de género” por el hecho de legalizar la precariedad de los pagos por hora, supuestamente para atender las “necesidades laborales femeninas”.
 
Cuando en realidad tanto las mujeres del primer mundo como las del tercero son piezas de un vasto juego económico del que no han escrito las reglas; para empezar son reglas masculinas, algunas no escritas.
 
Existe una relación sistémica entre globalización y feminización del trabajo asalariado, y para muestra está el caso de la industria maquiladora en México, donde las estructuras susceptibles de ser transferidas al extranjero pueden utilizar mano de obra de bajos salarios en los países subdesarrollados, mano de obra femenina.
 
También está la creciente cadena de servicios entre mujeres que mantienen un nuevo orden. Las mujeres del Sur del mundo (entre ellos México), a través de los circuitos de la economía globalizada, son transformadas en sustitutas asalariadas –trabajadoras del hogar y niñeras– de la reproducción de las mujeres del Norte del mundo, en perjuicio de su propia capacidad de reproducción.
 
Es el caso de una buena parte de las trabajadoras mexicanas que emigran a Estados Unidos y laboran como niñeras y/o empleadas del hogar.
 
A todo este panorama se suma el progresivo desmantelamiento del Estado social, situación que prevalece en toda Europa. En México se ha presentado con la creciente carencia de seguridad social; implica una erosión del salario que favorece formas privatizadoras de la seguridad social, ante la falta de respuestas de las instituciones públicas.
 
La paradoja de este “modus operandi” es que la riqueza se produce como resultado de la cooperación de las mujeres, pero la extracción de dicha riqueza sólo y precisamente es posible por su condición fragmentada en diferentes situaciones individuales, donde priva la atomización de las condiciones laborales. En contraparte, se homologan el consumo, los estilos de vida, las marcas y los lenguajes.
 
Todo en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
 
Twitter: @ramonaponce
 
*Economista especializada en temas de género.
Cimacnoticias | México, DF.- 

Las Mujeres en la Política, enfrentadas a la misoginia y el despropósito


Palabra de Antígona
"Me río, porque la misoginia siempre descalifica a los hombres por corruptos, a las mujeres por incapaces"

 
Sara Lovera
 
México D.F., 02 mar. 15. AmecoPress.- Hace 45 años doña María Lavalle Urbina me dijo: “siempre que nos dan un encargo de relevancia a las mujeres, nos colocan en el lugar más difícil, donde es urgente hacer una limpieza o enfrentar una crisis; casi nunca nos elijen por nuestro valor real, aunque tras esa elección saben bien que haremos la tarea”, era una tarde de diciembre, el Secretario de Educación, Víctor Bravo Ahuja, le daría su nombramiento de Subsecretaria.
En el momento de mayor crisis económica y de seguridad en la capital del país, Victoria Adato fue nombrada procuradora del Distrito Federal; Dulce María Sauri presidió el PRI en plena crisis, justo durante la histórica elección del año 2000; a Beatriz Paredes la nombraron Subsecretaria de Gobernación precisamente cuando en secreto se sabía de la guerrilla en Chiapas; Rosario Robles quedó al frente del gobierno del Distrito Federal para afrontar la primera gran crisis de la izquierda en la sucesión del gobierno capitalino que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, estoy hablando de nombramientos, de cómo el poder las coloca en situaciones complejas. Del mismo modo las mujeres avanzan en sus derechos cuando las cosas no las pueden gobernar los hombres. Eso sucedió después de la segunda guerra mundial y se abrió el camino para el voto universal y participamos masivamente en momentos de una gran disputa por la nación y la aparición real de una fuerte oposición democrática al gobierno de Ávila Camacho.
Ahora vamos en paridad electoral en 2015, cuando la comentocracia habla de una de las mayores debilidades institucionales, cuando hay desconfianza e incredibilidad política, cuando los partidos pasan por su peor momento, cuando hay recelo, escepticismo y listas históricas enormes de la corrupción que ha caracterizado a nuestro sistema político, nuestro sistema universitario y otros muchos.
El dato de cómo son “invitadas” a un festín con probabilidades de conclusión violenta. Poco se analiza. Por supuesto quienes comentan por encimita no conocen. No saben de historia y menos de cómo las mujeres han intervenido en ella. Ni idea tienen de cómo se difundió y con que boca el constitucionalismo de Venustiano Carranza. Menos pueden tener idea de las mujeres que hacen bien su tarea, a veces mucho mejor que algunos politiquillos que tienen fama.
Lo digo porque ya leí todas las barbaridades sobre los cambios recientes en el gabinete de Enrique Peña Nieto. El 4 de febrero último, Alejandra del Moral fue nombrada Directora del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), donde el 80 por ciento de la clientela son mujeres de la informalidad. La necesita el Secretario de Hacienda para convencerlas de pagar impuestos, asunto prioritario no comentado.
Me río, porque la misoginia siempre descalifica a los hombres por corruptos, a las mujeres por incapaces. Ninguna de las anteriores, salvo la sabia de Lavalle Urbina, una de las ancestras que nos dieron los derechos ciudadanos, una de las dos primeras senadoras, con un curriculum vasto, maestra de origen, una de las primeras magistradas, organizadora, serena, asertiva, nadie se dio cuenta de que fue operadora fundamental durante la primera gran crisis SEP-CNTE y marcó la entrada de Elba Esther Gordillo, claro, la comentocracia sabe poco de historia.
Hoy en la picota han puesto a Arely Gómez González, quien será la segunda mujer en la Procuraduría General de la República, una vez que se ratifique en el Senado, la ligereza de los comentaristas la hacen inconfiable, sin discusión, por ser hermana de Leopoldo Gómez, vicepresidente de noticias en Televisa; es, además, descalificada por “falta de capacidad”, seguro porque nadie ha leído su historia de vida. Ya fue calificada al llegar al senado como integrante de lo que se conoció como Telebancada. Arely Gómez es una mujer del PRI, tiene una larga carrera en los temas de justicia; sus críticos no hablan de sus productos intelectuales y de su docencia; ¿quién habla de su proceso de conocimiento y sus puestos? desde secretaria de actas hasta el Senado.
Por eso nadie ha comentado estos días en serio su historia profesional y política. Interesante que en un blog de denuncia periodística como signo de su contenido, Sin Embargo recogió las declaraciones de Layda Negrete, investigadora asociada de México Evalúa, una ONG seria.
Layda Negrete dijo que la designación de Arely Gómez puede verse dentro de un potencial conflicto de interés dada su relación familiar con el Vicepresidente de Noticieros Televisa. Dijo que será importante evaluar el desempeño de la ahora funcionaria a partir de sus propios actos. Y puntualizó que Arely Gómez es otra persona, difirente a su hermano y algo más importante: Arely Gómez abrió la puerta de la sociedad civil para abanderar un proyecto de la ciudadanía organizada respecto al nuevo sistema de justicia.
“Ella tomó la propuesta de generar un Código Nacional de Procedimientos Penales que permitiera avanzar en implementación de la reforma de justicia penal, y en ese sentido tuvo las puertas abiertas en el Senado”, es nombrada ahora en ese marco y lo que será la nueva ley anticorrupción. Ahí, no en otra parte, es dónde será probado su desempeño.
Contó, según Sin embargo, que un grupo de organizaciones de la sociedad civil que se constituyeron en la llamada “Red por los juicios orales” impulsaron la idea de conformar un Código Nacional de Procedimientos Penales, para forzar y orientar a cada legislatura estatal a implementar la reforma a los tiempos establecidos en la Carta Magna, trabajo que la nueva procuradora apoyó.
Pero quiero decir algo más, Arely Gómez fue Oficial Mayor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en momentos en que ahí había un fraude. Es decir, su elección, no por amiga solamente o no por ser del sistema. ¿Se puede pedir al sistema elegir personal que le está en contra?, ha mostrado, como me dijo un amigo, capacidad para la operación y el desempeño profesional y político. Pero además tiene un curriculum que la avala. Se puede comparar con Marisela Morales Ibáñez, quien teniendo un historial vasto y muchos cargos, le tocó desempeñarse como Procuradora en la peor crisis del gobierno de Calderón, en 2008.
Me parece que la misoginia es distorsionadora del análisis político. Es verdad que el gobierno de Enrique Peña Nieto se enfrenta a la poca credibilidad; que parece débil su aparato asesor y que tiene que enfrentar la peor crisis de credibilidad de la época reciente, más el golpeteo internacional permanente, porque los intereses del petróleo tienen muchas aristas, sumado a sus errores. El error de la crítica que pretende ser incólume y limpia que ahora descalabra la opción de Arely Gómez, es creer que quienes están en el Ejecutivo son tontos. ¿Se llega por ser tonto? Me pregunto.
Lo mismo es el caso de las decenas de mujeres que este año accederán a los puestos Ejecutivos, tal vez varias gubernaturas, a las cámaras legislativas, a montones de municipios y cámaras locales. Mis similares, columnistas también se han llenado la boca estos días, ¿cómo? Dicen sorprendidos, Carmen Salinas está en la lista del PRI, pues de la misma forma que la actual Senadora y precandidata al gobierno de Sonora, la excelente deportista Ana Guevara. ¿O no es igual que haya sido candidata al gobierno de la ciudad por el Partido Acción Nacional, Isabel Miranda de Wallace?
Es histórico que los partidos políticos de cualquier signo han designado personajes con fama popular por ser de la televisión, el boxeo, el deporte o cualquier otro espectáculo. Me parece terrible la misoginia. El PRD impulsó en su momento a la famosa Irma Serrano, La Tigresa.
Vaya, sin hablar de los hombres que llenan las listas, muchos que no saben ni leer, cientos que nunca hicieron una raya en el agua –como decía mi abuela- esto por el objetivo de los partidos de ganar votos ¿se vale o no se vale? Para no hablar de los integrantes del Ejecutivo en los dos gobiernos de Acción Nacional, gobiernos en los que se sembró la violencia, se disminuyeron los derechos de las mujeres y creció la población porque escondieron los condones.
Y para qué recordar los gobierno de la ciudad de México en manos del Partido de la Revolución Democrática, ya se olvidó el desatino para contemporizar con Carlos Ahumada, aunque nadie valore lo que significó el papel de Rosario Robles en el gobierno del Distrito Federal, para las mujeres y para la población. La comentocracia no conoce la Ley Robles fundamental para el siguiente paso que fue la liberación del aborto.
Y no hay forma de acabar con este texto. Hay mujeres y hombres honestos y brillantes; hay mujeres y hombres todo lo contrario. Pero cuando se trata de “analizar” hay mucha ignorancia, mucha mala onda y sobre todo, lo que me asusta es la falta de conocimiento. No es posible escribir y difundir falsedades. Mi defensa de la libertad de expresión, inamovible desde hace 46 años, se conecta con lo que aprendí de mis ancestros y ancestras en el diario El Día, para decir hay que tener datos reales, investigación y conocimiento.
Mi sentimiento, si sólo escribiera con él, es que los gobiernos exclusivamente de hombres, con un patriarcado profundo, sólo generaron en la historia guerras, pasajes como el fascismo y destrucción. Y cuando hubo juego democrático donde participan mujeres y hombres, diferentes clase sociales, edades, representantes regionales y visión de futuro, la cosa cambia. Claro la comentocracia no conoce la vida cotidiana en México durante el juarismo, ni idea tienen de los entretelones fundamentales de los años 20, ni saben qué significado ha tenido la tarea histórica de la revolución mexicana, por supuesto menos saben de lo que ahora mismo, en la actual legislatura han hecho las mujeres senadoras y diputadas. En fin, para la comentocracia todo es corrupción y desgracia. Ni hablar.
Foto: Archivo AmecoPress. 

Estereotipos sobre la violencia de género

DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Por: Teresa Mollá Castells*



Como sabemos, el mundo está lleno de estereotipos en todos los sentidos y la violencia de género no iba a ser una excepción.


En mi condición como formadora en prevención de este tipo de violencia, suelo poner un ejercicio a mi alumnado en el que les pido que me enumeren los tipos de violencia de género definidos por el Consejo de Europa y que, como sabemos, son seis: física, psicológica, sexual, económica, espiritual y estructural, y además que me pongan un ejemplo de cada uno de ellos.

Como es natural, la variedad de ejemplos es bastante amplia en casi todos ellos. Pero hay dos temas que son recurrentes y me llaman mucho la atención.

A la hora de poner ejemplos sobre la violencia espiritual casi siempre son coincidentes en el mismo ejemplo: Hombre de religión musulmana que se casa con una mujer no musulmana y la obliga a convertirse al Islam y a llevar velo y vivir según sus costumbres.

Y a mí, que saben que soy una preguntona, siempre me surgen dudas ante estas afirmaciones, como por ejemplo: ¿Por qué se tiende a infantilizar la opinión de las mujeres y de entrada, no se les concede capacidad propia para decidir sobre su conversión o no a otra confesión religiosa?

O ¿por qué en el simbólico colectivo persiste la idea de que estamos las mujeres occidentales mucho más avanzadas y que esa teórica conversión no deja de ser una marcha atrás en las vidas de las mujeres que deciden dar ese paso?

¿Acaso no estaremos practicando un hipócrita etnocentrismo con las mujeres de otra parte del mundo porque nos creemos superiores?

Y por último, ¿por qué nos fijamos sólo en las mujeres musulmanas y no en las judías, o las cristianas, o budistas o las hindúes, o las que practican cualquier otra confesión? ¿Acaso nuestro grado de conocimiento del Islam es tan elevado que nos permite hacer esos juicios de valor tan concretos?

Las grandes religiones monoteístas, todas ellas, conllevan una importante carga misógina entre sus textos sagrados. E incluso algunos de esos textos como la Biblia, lleva pasajes muy explícitos en los que se invita a golpear a la mujer o se le ofrece como moneda de cambio para salvar la vida de otro hombre. Pero no sé por qué razón siempre vemos la paja en el ojo ajeno.

El momento histórico que estamos viviendo con el avance del Estado Islámico y su denigrante trato a las mujeres; los atentados de París, Nueva York, Madrid, Londres y otros por parte de Al Qaeda; el secuestro de más de 300 niñas nigerianas por parte de la guerrilla radical Boko Haram; el trato que los talibanes dan a las mujeres, etcétera, están aumentando considerablemente sentimientos racistas e islamófobos.

De eso no cabe ninguna duda. Pero de ahí a negar a cualquier mujer del mundo a decidir si se quiere o no convertir libremente al Islam, desde mi punto de vista hay un abismo puesto que se está cuestionando, como decía antes, su capacidad de libertad de elección y eso es, en sí mismo, infantilizar su libertad e incluso coartarla si como consecuencia de ese cuestionamiento no se siente libre para actuar.

Las mujeres, sin buscarlos, ya tenemos suficientes salvapatrias que se creen en la obligación moral de “salvarnos” de nuestros propios errores e indecisiones, como para que encima las propias mujeres nos convirtamos en lo mismo, pero de cara a las decisiones de otras mujeres del mundo.

A las mujeres nos sobran salvapatrias camuflados de príncipes salvadores y no faltan compañeros de lucha cotidiana por una equidad real y no ficticia que es en la que nos encontramos.

Y de pasada las mujeres hemos de revisar de vez en cuando nuestro propio espacio simbólico, para no repetir esquemas androcéntricos y etnocéntricos con otras hermanas del mundo que sufren las consecuencias del patriarcado infinitamente más que nosotras.

El segundo aspecto que siempre me llama la atención al leer los ejemplos del alumnado es el referente a la violencia estructural. Casi siempre ponen también el mismo ejemplo; el de las grandes compañías que no tienen presencia de mujeres en sus máximos órganos de dirección.

Ni una sola persona ha puesto como ejemplo la agresión que van a llevar a cabo los del desgobierno con la prohibición de interrumpir su embarazo a las mujeres menores de edad sin consentimiento paterno.

Tampoco nadie ha incluido en sus ejemplos el desigual reparto de la riqueza entre mujeres y hombres o el retorno progresivo de las mujeres a las labores de cuidado de personas mayores, menores y dependientes como consecuencia de los recortes en educación, sanidad y la “congelación” de la Ley de Dependencia.

O la reforma educativa que vuelve a distribuir roles tradicionales a mujeres y hombres sin ningún complejo, o las últimas reformas laborales que nos condenan todavía más a las mujeres a futuras pensiones (si no las quitan antes) paupérrimas, por no haber cotizado en condiciones durante nuestro periodo vital en el que podíamos trabajar, ya que lo dedicamos a cuidar de nuestros seres queridos y, en el mejor de los casos teníamos contratos a tiempo parcial.

Tampoco nadie alude a las dobles y triples jornadas que realizamos las mujeres. Y, al menos para mí, todo esto es violencia de género estructural e incluso, en algunos casos institucional, puesto que se ejerce como consecuencia de ser mujeres.

Y ya en el colmo de los colmos aparece una corriente educativa de cuyo nombre prefiero no acordarme, que predica que la existencia de príncipes y princesas es necesaria para socializar correctamente a nuestra niñez.

¡¡¡Hay que fastidiarse!!! Coeducar sin cuestionar las bases de sometimiento hacia las mujeres que llevan implícitos los mandatos del amor romántico. En fin...

La violencia de género estructural lleva implícita en demasiados casos su invisibilidad y esa característica es precisamente la que la hace tan difícil de detectar.

Y son las propias estructuras de poder las que la alimentan y mantienen. Y ahí precisamente radica, al menos desde mi punto de vista, la necesidad de desnudarla para hacerla visible y así reconocerla y poder combatirla.

Es una de las esencias del patriarcado que pretende mantener el sometimiento de las mujeres de forma lo más férrea posible, para no perder privilegios históricamente otorgados y disfrutados, pero que sea tan invisible que apenas se note.

Y un claro ejemplo de lo que digo, aparte de los anteriormente mencionados, es el uso sexista de los lenguajes, sobre todo los multimedia y los orales y escritos.

Con el pretexto de la “economía de recursos” se quedan anclados defendiendo el genérico masculino y continúan invisibilizándonos a las mujeres, que somos más de la mitad de la población mundial. Y se quedan tan a gusto.

Y si entramos en los lenguajes multimedia, llevan los cuerpos de mujeres a tal estado de cosificación que da vergüenza verlo y, además, los utilizan para reforzar el mandato de su deseo para que los cuerpos de mujeres se acerquen lo más posible a esos modelos que ellos desean.

¿Son o no son estas utilizaciones de los lenguajes violencia de género estructural contra las mujeres? A mí sí me lo parece y por eso lo denuncio desde estas líneas como reclamo a una reflexión.

Si buscamos y pretendemos la desaparición progresiva de la violencia de género, debemos aprender a detectar todos los tipos, puesto que el más grave, ya sabemos, son los asesinatos de mujeres por ser mujeres, pero antes de esos crímenes las víctimas sufren mucho y de muchas maneras.

Además habrá que aprender a que de una forma u otra todas somos víctimas, puesto que todas sufrimos el patriarcado. Aunque unas más que otras, de eso no tengo ninguna duda.

Detectar esos otros tipos de violencia para denunciarlos y desmontarlos es vital para evitar los asesinatos. Y en ello nos va la vida.


*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.


Cimacnoticias | España.- 
Imagen retomada del sitio europarl.europa.eu