¿Por qué han caído los precios del petróleo en el mundo?
En los últimos meses, hemos presenciado una disminución significativa
en los precios internacionales del petróleo. De situarse arriba de 100
dólares, el barril llegó a un precio por debajo de los 40 dólares en el
mes de enero del 2015, como resultado de una estrategia emprendida por
Estados Unidos para golpear económicamente a países con los que se
encuentra en franca confrontación, y que reciben importantes recursos
de las exportaciones de hidrocarburos. Rusia, Irán y Venezuela son
ejemplos de ello.
Arabia Saudita, uno de los
principales miembros de la OPEP, y el mayor exportador de crudo a nivel
mundial, decidió mantener su nivel de extracción petrolera, a pesar de
que eso implica una sobreproducción, pues la demanda de este energético
va a la baja a raíz de la crisis económica que azota al mundo. Esta
política, evidentemente acordada con Obama, provoca la caída de los
precios del crudo, afectando a todos los países exportadores de
hidrocarburos, entre los que se encuentra México.
En
este contexto internacional, algunos presidentes de países afectados
denunciaron esta estrategia de estrangulamiento económico y buscaron
(sin éxito) una coordinación mínima para reducir la producción y
empujar el precio del barril hacia arriba. Entre ellos, están Maduro de
Venezuela, Putin de Rusia y Correa de Ecuador
Peña
Nieto no se atrevió a emitir la menor condena a la actuación de Estados
Unidos y Arabia Saudita, ni aceptó coordinarse con los otros países
productores, mostrando una total y vergonzosa sumisión al imperialismo
norteamericano, y aceptando sin más ni menos la disminución de ingresos
que conlleva esta situación.
El gobierno mexicano se
ha limitado a repetir que la reforma energética entreguista que aprobó
a todo vapor el año pasado, coloca al país en mejores condiciones para
enfrentar la situación actual, pero lo real es ya se escuchan voces
pidiendo bajarle más y más a las escasas limitaciones establecidas para
los inversionistas extranjeros en esa reforma, porque temen que un
negocio tan deprimido no atraiga a los capitales que ellos esperaban.
El secretario de hacienda, Luis Videgaray, pasó de asegurar que las
finanzas nacionales estaban protegidas por los seguros contratados para
situaciones como la que hoy priva en los precios del petróleo, a
anunciar un primer recorte del gasto público de este año, supuestamente
preventivo, dejando muy claro que esta medida no excluye la posibilidad
de nuevos recortes posteriores. Es decir, que después de las elecciones
de julio, seguramente vendrán nuevas reducciones presupuestales, muy
posiblemente más drásticas que las actuales.
¿De cuánto es el recorte y a quién afecta?
El viernes 30 de enero, Videgaray anunció un recorte al presupuesto de
la federación de 124 mil 300 millones de pesos, equivalente al 0.7% del
PIB. Además de afirmar que esta reducción presupuestal es la única vía
para hacer frente a los “ desequilibrios externos ”, los funcionarios
aseguran que fueron muy cuidadosos al momento de ver en qué rubros
aplicar la disminución de ingresos para no afectar demasiado al pueblo
de México.
Sin embargo, el mero anuncio del recorte
provocó que algunas de las casas medidoras de riesgo, como Moody´s,
rebajaran las expectativas de crecimiento de nuestro país, de un de por
sí raquítico 3.3%, a un 2.5%. Unos días después, el Banco de México
hizo pública una disminución similar en su proyección del crecimiento
del PIB nacional. ¿Qué significa esto? Que en el año 2015 habrá menos
generación de riqueza, es decir, menos empleos, y que los salarios
continuarán perdiendo poder adquisitivo, lo que repercutirá en una
fuerte disminución de la compra y venta de bienes de consumo.
Aun cuando Videgaray afirma que la reducción en la inversión
productiva, que afecta la situación económica del país, es sólo de 18.1
mil millones de pesos, lo real es que el recorte anunciado nos afecta
de muchas más maneras de las que el gobierno reconoce.
El presupuesto de PEMEX se redujo en 62 mil millones de pesos, y ya se
anuncia que esta empresa dejará de pagar obligaciones contraídas con
otras empresas nacionales y suspenderá proyectos ya calendarizados. Así
que además de los empleados de la descapitalizada paraestatal petrolera
que serán despedidos a causa de este recorte, también perderán su
empleo una cantidad aún indefinida de trabajadores de las empresas que
tienen contratos con PEMEX.
Hay que agregar a esta
situación que los defensores de la reforma petrolera argumentaban,
entre muchas otras falacias, que PEMEX se convertiría en una empresa
altamente productiva al competir “en igualdad de condiciones” con otras
empresas petroleras mundiales. Lo real es que la situación actual
convierte a PEMEX en una presa aún más fácil de digerir por los grandes
consorcios petroleros internacionales, pues no cuenta con recursos para
ninguna clase de competencia y la disminución de los precios del barril
hace que sus activos pierdan valor cada día.
De esta
manera, los grandes consorcios petroleros que logren sortear la
situación actual de los precios del crudo, podrán adquirir los bienes
nacionales en ese campo a precios irrisorios, y dentro de algunos años,
cuando los precios vuelvan a subir, multiplicarán la riqueza de sus
dueños a costa de todos nosotros. ¡Vaya negocio que han armado Peña
Nieto y sus secuaces!
El panorama no es diferente
para CFE. Videgaray le quitó a esta empresa 10 mil millones de pesos de
cara a la licitación de 12 proyectos para que empresas extranjeras
desarrollen infraestructura eléctrica y de transportación de gas
natural. Hay una agravante: buena parte del dinero recortado provendrá
de los subsidios que se le asignaban a la electricidad, encareciéndola
aún más, perjudicando directamente en el bolsillo del pueblo.
Los 52 mil millones de pesos restantes saldrán de las demás
dependencias y entidades del gobierno, afectando, de manera especial, a
aquellas que tienen que ver con la educación, la salud pública, apoyos
al campo, el agua, el transporte y la investigación.
A la educación le recortan 7 mil 800 millones de pesos. ¡Como si en
este país no existieran más de siete millones de jóvenes que ni
estudian ni trabajan; como si sobraran profesores, aulas y demás
condiciones para educar; como si no hubiera miles de rechazados cada
año en el nivel medio superior y superior!
¡Como si
el campo mexicano estuviera en condiciones de garantizar la soberanía
alimentaria en lugar de obligar a miles y miles de campesinos a
abandonar sus tierras y a sus familias para emigrar a Estados Unidos o
a sembrar para el narcotráfico, se recortan 7 mil 188 millones de pesos
en programas destinados al campo! ¡Como si en este país sobraran
médicos y enfermeras para garantizar el derecho de todos a un servicio
digno de salud pública, le quitan 3 mil 339 millones de pesos al IMSS y
mil 500 millones al ISSSTE!
Al CONACyT le quitan 900 millones y a CONAGUA 6 mil 400 millones de pesos.
¡A la clase política y a los de arriba no se les toca ni un pelo!
Pasan tijera a servicios necesarios para la población, pero en cambio
no se toca el dinero destinado al gasto electoral y a los partidos
políticos, mismo que este año asciende a 37 mil millones de pesos.
Los exorbitantes sueldos de los políticos se mantienen intactos.
Enrique Peña Nieto, no sufrirá una disminución en los 204 mil mensuales
que gana, sin contar las casas que le regalan los empresarios
beneficiados con sus proyectos, la caja chica de todo presidente y
todas las prestaciones de las que goza. No será recortado un centavo de
los cientos de miles de pesos mensuales que gana cada uno de los
magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los jueces
del Tribunal Electoral o los consejeros del INE. No se tocará ni una
sola prestación y ni los lujos de los 500 diputados y senadores que
legislan siempre en contra del pueblo.
Los que
tienen pactos con los narcotraficantes, los que cuentan con abultadas
cuentas secretas en paraísos fiscales como Luis Téllez o Hank Rhon, los
de las lujosas y numerosas propiedades en Estados Unidos como los
Murat; los que usan dinero público para crear redes de prostitución,
como Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, ex líder del PRI en el DF; los
que se compran relojes de más de 6 mil dólares, como el comisionado
para Michoacán o el dirigente nacional del PRI; toda esta bola de
rufianes vividores nos piden ahora un sacrifico mayor y llaman a cerrar
filas con el gobierno de Peña Nieto para enfrentar la difícil situación
económica que se avecina.
Junto al recorte, también
se anunció la cancelación de un par de planes ferroviarios, pero al
proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México no le restan ni un
centavo. Este aeropuerto es una obra innecesaria, ostentosa e
insultante para la inmensa mayoría de los mexicanos, en la que el
gobierno invertirá cuando menos 169 mil millones de pesos. Bastaría con
cancelar el aeropuerto para evitar prácticamente todo el recorte
presupuestal; pero el gobierno no soltará fácilmente ese negocio que
además de ser muy redituable para unos cuantos, le permite cobrar
revancha contra los habitantes de Atenco.
La compra
del avión presidencial y la remodelación del hangar de Peña Nieta
adjudicada al Grupo Higa ̶el mismo de las casas de la Gaviota y
Videgaray ̶ costarán 7 mil 645 millones de pesos. Bastaría este dinero
para no disminuir un solo peso al sector educativo. Pero no será así
porque esta política económica se diseñó para no perjudicar a los
dueños del dinero. Las reiteradas declaraciones de que no se subirán
los impuestos, son para que los grandes empresarios sepan que el
gobierno no les pasará la factura a ellos, que pueden seguir generando
ganancias; que pueden seguir utilizando a la banca internacional para
resguardar sus millones de dólares de cualquier pago de impuestos, con
la ayuda de banqueros como los ingleses de HSBC ̶cuya red de evasión
de impuestos a través de cuentas en Suiza acaba de ser evidenciada a
nivel mundial ̶.
Tenemos que hacerlos retroceder
La convulsión económica que dio origen al recorte presupuestal, dista
de mejorar en el mediano plazo. De hecho, a finales de este año vence
el seguro petrolero, que garantiza un precio de la mezcla mexicana de
79 dólares por barril. Otro elemento que agudizará la crisis es la
deuda interna y externa que se encuentra en el punto más alto desde el
año 1990. Tan solo en los dos años de Peña como presidente, la deuda ha
crecido en más de un billón y medio de pesos (es decir, 1.5 millones de
millones de pesos), lo que significa un incremento de dos mil millones
de pesos diarios. Es claro que el gobierno recurrirá a otros ajustes
más duros en contra del pueblo, y que no se detendrá hasta que nosotros
le pongamos un alto.
Tenemos ante nuestros ojos el
abismo económico al que nos han arrastrado las políticas neoliberales,
enaltecidas y profundizadas por Peña desde que llegó al poder. La
decisión de evitar la caída que esta situación nos depara, es nuestra.
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