2/11/2017

Programa Tiempo de Mujeres en CFRU la radio universitaria comunitaria de Guelph Ontario sab 11 feb 2017

TIEMPO DE MUJERES
Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
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MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy
Noticias de Género en la Red

es tema mundialmente conocido que las mujeres no tenemos las mismas oportunidades profesionales, laborales y existen largas brechas que nos separan de los hombres por lo que se ve que la igualdad nos esta quedando un poco lejos y es que entre un estado patriarcal y machista y una educación estereotipada el futuro no pinta bien, aún así el organismo con fama mundial ONU dice que el 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la ciencia y la igualdad de género son vitales para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la Agenda 2030. En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en esa materia, desafortunadamente, ellas siguen enfrentándose a barreras que les impide participar plenamente en esta disciplina, de acuerdo con un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%.

Y partiendo del primer tema nos preguntamos que pasa con las nuevas generaciones, por qué se perpetúa la violencia machista, que sucede cuando hoy con los medios de comunicación más a la mano podemos leer y entender que los seres humanos debemos partir del respeto y la igualdad, porque para ser respetados hay que respetar al de enfrente y ahi estamos nosotras, uno de los problemas son los estereotipos, mientras no trabajemos en estas etiquetas que limitan los pensamientos luego entonces solo obedeceremos pautas que han sido nuestros mayores obstáculos para avanzar, pensar en que un género tiene una capacidad limitada y otro no es ya un prejuicio que debemos trabajar y vencer


Y hablando de violencias y estereotipos encontre esta excelente lectura sobre la prostitución y por qué no debe ser considerada como trabajo, en oposición a las corrientes "regulacionistas" que defienden la prostitución como un trabajo legal y compatible con el pensamiento de Marx, el análisis de sus escritos revela que para él no existe emancipación posible en la actividad prostitucional,


- Constitución CDMX: derechos, dignidad y libertad a las mujeres -
 Y no podemos dejar pasar los derechos de las mujeres en la nueva Constitución de la CdMx, parece fácil cuando leemos un derecho o lo practicamos, pero no entendemos lo que hay detrás, de cómo un grupo conservador desea arrebartalo o ingnorarlo, aquí la importancia de la organización y las feministas quienes estamos y estaremos siempre observando y luchando por nuestros espacios, hoy leeremos como ha quedado la primer constitución de esta mi hermosa Ciudad de México y espero muy pronto hacer alguna entrevista para saber en que tenemos que seguir trabajando, hablaremos de  

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Tiempo de Mujeres

Todos los Sábados de 6 a 9 de la noche
(tiempo del Este)

La Impunidad en el Feminicidio de Nadia Alejandra Muciño Márquez




LA COLUMNA ROTA/FRIDAGUERRERA

“Si pidiera un deseo hecho realidad, pediría poder verla, para saber cómo era, su partida me destrozó completamente”. Fernanda


Nadia
Nadia fue la felicidad para sus padres, la mayor de cinco hijos nació el 5 de agosto de 1979, era una niña muy amada por sus padres, fue quien les dio sentido a sus vidas; era una excelente hermana, protectora con todos sus hermanos y hermanas, era muy amorosa, era feliz, les dábamos todo nuestro amor para que así lo fueran.
Sin embargo, Nadia, decidió a los 17 años irse a vivir en unión libre con Bernardo López Gutiérrez;  los primeros meses para ella fueron buenos, después inició la violencia, tuvo que aprender a hacer cosas en la  casa donde ahora vivía que no hacía cuando era soltera; lavar en una piedra porque ellos no tenían lavadora, prender y cocinar en un fogón porque no tenían estufa, Nadia no cumplió con las expectativas ni de la madre de Bernardo ni del propio Bernardo, iniciaron los maltratos, cuando se embarazo de su primer hijo Carlos, empezaron los celos, Nadia empezó a vestir con ropa muy grande para que no se le viera el cuerpo, después llegaron Uriel, y más tarde Fernanda.

Antonia la madre que no se cansará
Antonia aún con ese dolor que nunca se va y que se transmite en los ojos de una madre a la que le arrancaron la vida, detalla que; toda la vida de Nadia era de violencia, era hostigada hasta por la familia de Bernardo, “porque no era una buena mujer para Bernardo”. Los pequeños hijos de Nadia también eran violentados, Carlos el mayor era muy maltratado por su padre, no así Uriel, porque él se defendía, cuando veía que Bernardo le pegaba a su mamá el pequeño la defendía.
Nadia estaba muy maltratada, “parecía una pordiosera”, Nadia entonces empezó a trabajar con su madre que es bordadora, “le tratábamos de hacer entender que ella no merecía ese maltrato”, la respuesta de Nadia era, “Cómo voy a dejar a mis hijos sin su padre”
En el 2003 Bernardo empezó a beber, Nadia entonces al ver que el dinero era escaso, le pidió a Bernardo que la dejará trabajar y raramente accedió, entonces ella empezó a laborar como cajera, en una tienda de ropa, en el centro de la capital, todos los días al salir del trabajo, Nadia le hablaba por teléfono a sus hijos,  el 12 de mayo de 2003 Nadia le hablo a Antonia y a los niños para decirle que ya iba para la casa a llenarlos de besos y dulces que en ocasiones les llevaba; sin embargo, ese día ya no regresó.
El Secuestro de Nadia
Nadia fue desaparecida ese día, después de que, al llegar a su casa, encontrara a Bernardo, teniendo relaciones sexuales con una sobrina de él, al ver a Nadia, Bernardo la golpea, le fractura 2 costillas, Bernardo le dio indicaciones a uno de sus choferes para que la llevaran a una de las propiedades que tenía la familia de Bernardo, la encerraron en una casa durante dos semanas y media, Bernardo la secuestro y la tuvo ahí, cuando iniciaron la búsqueda cerca de la casa de Bernardo, el sujeto  la suelta le dio 800 pesos, y le dijo “Desaparécete porque si apareces, mato a Carlos”  y ella decide irse a mi pueblo”  fue entonces que se comunicó vía telefónica le llamo a Antonia, regresándole el alma al cuerpo,  contándole todo lo que le había hecho Bernardo.
Nadia tenía miedo de que, si denunciaba a Bernardo, asesinara a sus hijos, Antonia justo el día que cumplía 2 años Fernanda la menor hija de Nadia, el 2 de junio de 2003, los rescato de su padre, y los reunió con Nadia.
Nadia entonces decide denunciarlo, llego de Puebla para interponer la denuncia, estuvo en Teziutlán Puebla, durante 3 meses, Antonia enfrentó a Bernardo y al chofer que había ayudado a Bernardo, a secuestrar a Nadia.
Cómo dejar a mis hijos sin su padre
Nadia tres meses después llego muy cambiada, arreglada, bien, vivía sola, se estaba recuperando, estaba bien, entró a trabajar, iba ya a meter a los niños a la escuela, tristemente entre agosto y septiembre de 2003, se encontró a Bernardo, y entonces la convence y se la lleva, cuatro días después Nadia ve a Antonia, y le solicita su comprensión, nuevamente “Cómo voy a dejar a mis hijos sin su papá”, “va a cambiar”.
Antonia expresa “si antes no le dejaba marcas cuando la golpeaba, ahora, ya no importaba donde, la dejaba llena de moretes, la violencia encrudeció”.
El 10 de febrero de 2004, Antonia vio a Nadia, hicieron planes para festejar el 14 de febrero, “me dio un beso, me abrazó”, Antonia estaba bordando un vestido de novia, Nadia le pidió que hiciera su vestido de novia, asegurándole a Antonia que no se casaría con Bernardo, que, en algún momento, encontraría a un buen hombre y con él se casaría, planearon que comerían hamburguesas el 14 de febrero, fue el último día que la vio con vida. El 12 de febrero de 2004
Carlos, Uriel y Fernanda
Los pequeños hijos de Nadia y Bernardo, tenían entonces, 5, 4 y 2 años, Carlos el mayor recuerda muy bien lo que pasó, Uriel también tiene grabada en la memoria los hechos.
Isidro, “el Matute”, hermano de Bernardo y quien durante los 7 años que estuvieron juntos Bernardo y Nadia, la acosaba, le insinuaba acostarse con ella, siete años de acoso sexual, que Nadia también soportó, junto con los golpes e insultos que recibía de Bernardo.
Los ahora adolescentes recuerdan que ese día llegó, “Matute” a su casa, y entonces empezó a beber con Bernardo, “después mi papá y Matute echaron a mi mamá a la cisterna y ella les pedía que la sacaran; la sacaron y entonces la llevaron al baño. Mi papá agarró un lazo, lo amarró y lo pasó por un tubo: después Matute subió a mi mamá a una cubeta, le puso la cuerda a mi mamá en el cuello y mi papá quitó la cubeta. Luego se fueron. Después lleve a mis hermanos a pedir un cerrillo para prender una vela, porque estaba obscuro, la vecina preguntó por mi mamá y fue que le dijimos que estaba en el baño, la vecina al ver a Fernanda desnuda, tomo una camisa y se la puso a Fer”.

Carlos
Carlos es ahora un joven entonces tenía 5 años, ahora a sus 18 años, expresa la impotencia de no haber hecho nada, “me quedé pasmado, no pude hacer nada por ella”. Carlos aun la recuerda, “estaba un poco gordita, era güera, se peinaba su cabello, con cola de caballo, en su frente, peinaba unos cuernitos, no sé, recuerdo sus abrazos y sus besos, ella me abrazaba mucho. Solo espero que Bernardo se quede en la cárcel, para qué quieren que haga más daño, tengo mucho rencor contra el asesino de mi mamá”.
Uriel
El segundo hijo de Nadia, tenía entonces 4 años; recuerda como “primero se fueron a discutir a un cuarto, después sacaron a mi mamá, la echaron a la cisterna y después la llevaron al baño, y la mataron, porque Matute ayudó a mi papá a matarla, antes de irse cuando estábamos los tres, mi papá, nos dijo que si hablábamos nos iba a matar, que nos iba a quemar”. El (Bernardo) solo es el asesino de mi mamá, no, es más.
Fernanda
La pequeña Fer tenía entonces 2 años, ella no recuerda nada de lo que pasó, expresa tener miedo ya que “El Matute” está libre, y sí le asusta el que pueda lastimarlos, los grandes ojos de Fer se llenan de lágrimas y en una carta donde expresa la falta que le ha hecho su mamá, detalla “No tuve la fortuna de conocerla, y me dejó mucho dolor su partida, y desde entonces la extraño, tengo la ilusión de verla, de abrazarla, pero eso no va a poder ser, ahora solo le hago cartas, y le hablo a su foto, y me da mucho dolor que ella, no me pueda contestar”.
“si pidiera un deseo hecho realidad, pediría poder verla, para saber cómo era, su partida me destrozó completamente”.
Nadia fue asesinada el 12 de febrero de 2004; las autoridades señalaron que había sido un suicidio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tiene conocimiento del caso, quienes determinaron; El gobierno mexicano ha violado contra NADIA ALEJANDRA MUCIÑO MÁRQUEZ, los siguientes derechos: derecho a la vida (art. 4), derecho a la integridad personal (art. 5), a la libertad y seguridad personales (art. 7) derecho a las debidas garantías judiciales y al debido proceso (art. 8), a la igual protección de la ley (art. 24), derecho a la protección judicial (art. 25), todos ellos con relación al artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “Convención Americana”); además, el artículo 7 (deberes de los Estados para contar con los medios adecuados para prevenir, sancionar y erradicar la violencia) de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (“Convención de Belém do Pará”) .

Isidro López Gutiérrez “El Matute” fue detenido, sentenciado y después puesto en libertad, Bernardo, se encuentra a la fecha detenido por violación, no así por el feminicidio de Nadia, las “autoridades declararon que Nadia se suicidó”, sin embargo, los hijos de la pareja, fueron testigos de los hechos.
A 13 años de tan deleznable hecho, Antonia ratifica que no se detendrá hasta que haya justicia para Nadia, porque al haber justicia para ella, la habrá para Carlos, Uriel y Fer.
Febrero 9 2017
Quieres contar una historia de feminicidio, búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
Verónica Villalvazo
solo cuento con mis ojos y mi mente son las herramientas  que uso para trabajar

“La mujer es el sostén fuerte de cualquier sociedad”


Entrevista a Stella Calloni, autora de "Mujeres de fuego"
Página/12

Stella Calloni habla de su libro "Mujeres de fuego". Entre las entrevistadas para su flamante libro, la escritora y periodista eligió a “mujeres que fueron fundamentales pero estuvieron en las sombras” como Gloria Gaitán, Fanny Edelman, Danielle Mitterrand, Nélida Piñon, Nidia Díaz, Rigoberta Menchú y Olga Orozco, entre otras.

“Las mujeres tuvieron un papel fundamental en las rebeliones antineoliberales en América latina”, afirma Stella Calloni. Imagen: Dafne Gentinetta.

“Necesito un día de 48 horas. Si no logro escribir todo lo que tengo, voy a andar por ahí diciendo: ‘no me dieron tiempo’”. A los 81 años, Stella Calloni dice que vive como “una vieja adolescente, una vieja dama indigna” que alza su voz como escritora, periodista, investigadora y especialista en política internacional. Apenas volvió de La Habana, Cuba –-donde participó como jurado del 58° premio literario Casa de las Américas–, retomó la escritura de una novela sobre Francisco “Pancho” Ramírez que empezó en 1993. Y tiene tanto material pendiente, entrevistas a muchas mujeres olvidadas, que se queja que le falta tiempo con una dulzura acentuada por una tonada entrerriana aquerenciada en su lengua. En la primera parte de Mujeres de fuego. Historias de amor, arte y militancia (Peña Lillo, Ediciones Continente), reedición corregida que incluye ilustraciones de Nora Patrich, Calloni dialoga con la colombiana Gloria Gaitán –hija del revolucionario Jorge Eliécer Gaitán–, la militante comunista argentina Fanny Edelman (1911-2011), la militante comunista chilena Gladys Marín (1938-2005), la dirigente francesa Danielle Mitterrand (1924-2011), la escritora brasileña Nélida Piñon, la salvadoreña Nidia Díaz, fundadora del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); con la líder guatemalteca Rigoberta Menchú, con la ex detenida desaparecida uruguaya Sara Méndez y con la poeta Olga Orozco (1920-1999). En la segunda parte del libro, traza el perfil de tres mujeres que dejaron llamas a su paso: la ecuatoriana Manuela Sáenz (1795-1856), las mexicanas Frida Kahlo (1907-1954) y Rosario Castellanos (1925-1974).

“A Fanny Edelman le tenía un enorme respeto porque fue una de las figuras más importantes y más desconocidas; tuvo una vida inquietante y maravillosa con todo lo que le tocó vivir, como la Guerra Civil Española. Fui eligiendo mujeres que fueron fundamentales, aunque estuvieron en las sombras”, cuenta Calloni en la entrevista con PáginaI12. “Creo que Gladys Marín fue unas de las mejores dirigentes comunistas que conocí; era muy valiente, se jugaba mucho, tenía una simpatía arrolladora, y ella sí entendía el marxismo latinoamericano, que debemos entender de una vez por todas. Fui a la ‘Fiesta de los abrazos’ y me parecía fascinante que mucha gente la paraba a Gladys y le decía: ‘Señora, yo no pienso como usted, pero la respeto mucho’”.

–Una de las coincidencias entre estas mujeres es que varias fueron militantes del partido comunista, como Frida Kahlo.

–Han banalizado tanto a Frida Kahlo que quería mostrar esta otra cara, porque yo nunca me olvido que cuando fue la invasión a Guatemala, Frida, que estaba en sillas de rueda, pidió que la llevaran a la manifestación contra la invasión en julio del ‘54, poco antes de morir. De ella quería contar también la mexicanidad de su vida, porque como digo en el libro eran mexicanos sus peines, sus flores, su estilo, sus polleras, todo. Frida rescató el proceso revolucionario mexicano, que tan dormido está en el continente porque no se habla nunca de la Revolución Mexicana. Rosario Castellanos vio a Chiapas antes de que nadie la descubriera. Las historias ocultas de este continente están un poco en estas mujeres, como cuando Fanny Edelman me contó que el Partido Comunista tenía escondido el sudario de Evita, algo que yo no sabía.

–¿Encuentra algún hilo que conecte la vida o la militancia de estas mujeres?

–Lo que me encanta de la historia de estas mujeres es que siempre encontré un anti dogmatismo que es muy importante. Así como digo que viví tantas vidas, las mujeres en sí vivimos tantas vidas: la vida de los hijos, la vida de los compañeros; la mujer es el sostén fuerte de cualquier sociedad. En este período histórico estamos viendo lamentablemente el trabajo brutal de los entretenimientos televisivos. Después de que la mujer había ganado sus lugares, la violencia contra la mujer volvió a partir del momento en que filman en una playa a las mujeres y lo único que muestran es la cola. No muestran los rostros; son objetos. Entonces salimos a las calles miles de mujeres a decir “ni una menos” y volvemos a casa a mirar la televisión, y sabemos que habrá una más cada día, si no nos damos cuenta de cómo se vehiculiza este proceso de volverla a convertir en objetos. Las mujeres tuvieron un papel fundamental en las rebeliones anti neoliberales en América latina.

–¿Cómo aprendió a entrevistar?

–La entrevista es un género maravilloso, que aprendí a manejar haciéndolo a golpes, como aprendíamos los de nuestra generación. Para mí fue fundamental elegir a estas mujeres, pero también tengo muchas entrevistas a mujeres que lucharon en las guerrillas centroamericanas. Tengo muchísimo material, lo que pasa es que me falta tiempo para conjugar una vida de periodista hoy en día con una vida de escritora. Estuve en zonas de conflicto y guerra, y pude ver el papel impresionante de las madres de las víctimas en toda América latina. Acá hay mujeres muy valiosas como Marta Dillon y tantas otras, que están luchando para que nuestra Latinoamérica vuelva a ser lo que debimos ser, lo que nunca nos dejaron ser. Estamos en el siglo XXI, y tenemos que una mujer por ser mujer y tener el valor de hacer algunas cosas, como Milagro Sala, está en una cárcel. La forma en que la presentan a Milagro Sala es la misma en que presentaban a las brujas que iban a quemar en la Edad Media. Hemos vuelto a la Edad Media o, mejor dicho, algunos se han quedado en la Edad Media.

Después de leer Mujeres de fuego queda claro que en los años ‘70 tanto los hombres como las mujeres querían cambiar el mundo, pero la impresión hoy es que sólo las mujeres quieren cambiar el mundo. ¿Coincide?

–Sí, me parece que esa percepción es correcta, porque estamos viendo el regreso de un machismo talibán que debilita a los hombres. Los hombres se debilitan cuando los ponen a jugar ese papel, cuando son los que siempre deciden las guerras. Y estamos un poco cansadas de que no existamos las que vamos a perder muchísimo en las guerras, porque mujeres y niños son las víctimas más desoladas de toda esta situación. Las mujeres nos animamos a decir que no es cierto que estas son guerras humanitarias y democráticas; son guerras coloniales, son invasiones. Si la OTAN inventó un ejército secreto allá en los tiempos de su nacimiento y puso andar operaciones como la Operación Gladio, imaginate hoy en día ser invadido por estos mercenarios contratados. Tengo el cable en que Arabia Saudita llama a mercenarios de todo el mundo y les ofrece tanta paga por su trabajo. La mayoría de las organizaciones anti guerra que han surgido en Europa están dirigidas por mujeres. Y es evidente que se ha profundizado un odio contra las mujeres en el poder, que es un odio de género. Y yo lo viví con Evita.

–¿En qué sentido vivió ese odio?
–Una de mis tías, María Inés, que fue una maestra rural, era peronista. Y con mi tía fui a ver a Evita cuando estuvo en Paraná. Evita era bellísima, como una figura de cera, pero además la amé porque iba todos los domingos a misa con mis tías a las seis de la mañana, porque para sufrir teníamos que sufrir temprano (risas). Y llevaban a las niñas de los asilos y yo me sentía tan mal con mi guantecito, un sombrerito y un tapadito, porque entraban las niñas del asilo con sus cabezas rapadas y unos delantales grises. Todos los domingos, después de misa, tenía fiebre porque siempre fui muy sensible y muy rebelde, y había visto la desolación de los peones rurales que iban de un lugar a otro. Evita puso un hogar de niños y terminó con los asilos. Las señoras de la beneficencia tenían estos asilos con chicas del campo, ya sean huérfanas o no huérfanas, y las preparaban para llevarlas a servir a su casa. Todas terminaban sirviendo como criadas. El término criada significa que no les daban un salario ni nada. Les daban una piecita, la comida, y en general tenían que soportar ser las mujeres con las que se podían iniciar los hijos de las señoras. Antes que ninguna otra cosa, diría que fui evitista. La alegría que me dio cuando a esas niñas les hicieron vestidos bonitos, les dejaron crecer el pelo... Y sabía por mi tía que Evita se presentaba a cualquier hora en la noche para ver cómo las estaban cuidando. Qué percepción tenía Evita del dolor de los otros y cómo devolvió la bronca que arrastraba de su niñez haciendo justicia. Cuando vine a Buenos Aires en el ‘56, tenía a Evita en mi cabeza.

El azul intenso de los ojos de Calloni parece un océano de emociones que emergen a la superficie. “Después viví en la casa de Ana María Pedroni, la hija del poeta José Pedroni, que era comunista, y en ese momento tuve mucha relación con la gente del Partido Comunista. Nunca hay que olvidar que el Partido Comunista tuvo un papel fundamental en la cultura, porque casi todos los pintores y escritores de esos tiempos salieron de ahí -recuerda la escritora y periodista-. Al peronismo todavía no se lo ha mirado desprejuiciadamente, verdaderamente. Se lo mira desde un lugar de prejuicio ‘pro’ y de prejuicio ‘contra’. Pero al peronismo hay que estudiarlo por el efecto que produjo a nivel de masas. Me acuerdo de que mi mamá le escribió una carta a Evita. En la escuela tenía un solo libro que se llamaba Paso a paso, porque nunca le mandaban libros. Mi mamá buscaba ese papel gris donde se envolvían el arroz o los fideos en los almacenes del campo, y le pedía que le dieran una cantidad. Los cortaba como en hojas y a la noche los cosía. Esos eran los cuadernos que tenían los chicos del campo”. La mamá de Calloni era “más bien radical”, pero le escribió a Evita y al poco tiempo llegó a La Paz un camión con zapatos, ropa, libros, cuadernos, lápices. “Mi mamá me educó viendo la injusticia y no dejándola pasar de largo. Yo admiraba a Evita y, como me decía Fanny Edelman, es una figura que tenemos que reconstruir de otra manera, porque fue inolvidable a nivel de masas –plantea–. Siempre respeté mucho al Partido Comunista, porque capacitó a mucha gente, lo que pasa es que faltaba que surgiéramos a partir en nuestro mundo latinoamericano. Nada puede surgir si no conocés tu realidad. Ese tejido rumoroso que hay debajo de la sociedad es un mundo de mujeres. Las mujeres tejen y destejen constantemente. Y, de alguna manera, con Mujeres de fuego quise hacer un pequeño homenaje a algunas mujeres que para mí son símbolos”.

–¿Por qué está escribiendo una novela sobre “Pancho” Ramírez hace varios años?

–Mi familia era ramirista y artiguista; aunque Ramírez se peleó con Artigas, eso era posible. Ramírez fue la principal retaguardia que tuvo Artigas. No me gusta cómo los historiadores encierran en una cajita la historia de los caudillos. Busqué un personaje muy especial que se llama Vinicio Terza, hijo de un italiano que estaba en el ejército portugués –esto es ficción–, que en una parte dice: “yo no quiero ser el juez, sino el amante de aquellos días”. Yo no los estoy juzgando, los muestro como eran, con sus altibajos, sus momentos heroicos y sus momentos de debilidad, porque no hay nadie perfecto, por suerte. El narrador es un niño que pierde a sus padres en Uruguay, lo adoptan unos franciscanos y lo educan. Cuando Aimé Bonpland estuvo en la Argentina, Ramírez lo invitó a Entre Ríos; pero la ficción en mi novela está en que hay un botánico que conoce al niño, que quiere salir del convento y se escapa a Entre Ríos con el botánico. Y como el chico escribe, queda como escribiente de Ramírez. La novela descontractura la historia y la cuenta desde otra mirada. Ramírez y Artigas se enfrentaron al final, pero Artigas no quiso volver a Uruguay no por Ramírez, sino porque muchos lo habían traicionado. Si nosotros seguimos ocultando la verdadera historia, que tiene tantos recovecos, tantos laberintos, nunca vamos a poder asumirnos como lo que somos.

–¿Cuándo terminará la novela?

–En unos meses prometo que la termino (risas). Lo que me divierte mucho es que soy víctima de percepciones equivocadas. A mí me han puesto como “una militante desorbitada de la izquierda”, sin saber que a los 16 años había leído a (Franz) Kafka. Que eso es lo que servía para el periodismo que se hacía antes: el periodista tenía que ser un tipo culto. En los años ‘60 o ‘70, para conquistar a alguien necesitabas tener un libro en la mano. Soy una mujer con todas sus imperfecciones, pero muy divertida, porque si hay algo que me ha mantenido en este mundo horroroso es un humor que no me puedo sacar de encima nunca. Tengo 81 años y ahora que estuve de jurado en Cuba en el premio Casa de las Américas con varios jóvenes, me decían: “Estela, estamos hablando todos como si fuéramos de la misma edad”. Como vivo como una vieja adolescente, como una vieja dama indigna, nunca voy a dejar de tener buen humor. Nunca me lo van a sacar porque también creo, como (Arturo) Jauretche, que la revolución no la hacen los pueblos tristes.

La ficha
Stella Calloni nació en Pueblo Leguizamón (La Paz, Entre Ríos) en 1935. Cuando llegó a Buenos Aires, se relacionó con poetas como Olga Orozco, Héctor Negro y Alfredo Carlino, y entabló relación con varios miembros del Partido Comunista Argentino, y con peronistas de la resistencia y trabajadores. En los años ‘60 participó en el proyecto del Movimiento de Unidad Latinoamericana junto con Gregorio Selser, uno de sus grandes maestros. Trabajó en diversos medios de prensa de América latina y colaboró en revistas de Estados Unidos, Francia e Italia. Fue corresponsal en zonas de conflicto y de guerra; es corresponsal de La Jornada de México en América del Sur. Durante la dictadura cívico-militar se exilió en México y Panamá, donde trabajó como editora de la revista Formato 16 y como guionista del Grupo Experimental de Cine Universitario de la Universidad de Panamá. Como corresponsal del periódico mexicano Unomásuno, cubrió la Revolución Sandinista desde Nicaragua. Publicó los libros de poesía Los Subverdes (1975), Carta a Leroi Jones y otros poemas (1983) y Poemas de Trashumante (1998). El libro de relatos El hombre que fue yacaré, finalista en Casa de las Américas en 1992, fue publicado en la Argentina en 1998 y en Cuba en 2014. Es autora de Nicaragua: el tercer día (1992), Operación Cóndor (1999), que reeditará de manera ampliada y con nuevo título: Operación Cóndor: pacto criminal (2001); La invasión a Irak: guerra imperial y resistencia (2003), Recolonización o independencia: América latina en el siglo XXI (2005), junto con Víctor Ego Ducrot; y Evo en la mira. CIA y DEA en Bolivia (2009), entre otros. Ha recibido numerosos premios y distinciones como el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, (Cuba, 1986), el Premio Rubén Darío (Nicaragua, 2008), el Premio de la Escuela de Periodismo TEA (2003) y el Premio Rodolfo Walsh de la Universidad de La Plata (2012), entre otros.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/18439-vivo-como-una-vieja-adolescente