Conferencia de la doctora Ingeborg Kraus del 25.11.2016 en Estrasburgo
Texto original: http://www.trauma-and-prostitution.eu/2016/12/02/prostitution-ist-gewalt-gegen-frauen/
Traducción: Adriana Zaborskyj
Con
motivo del día internacional contra la violencia hacia la mujer, se
reunieron el director de las regiones de Champaña Ardenas, Lorena y la
Alsacia, el director regional de la autoridad sanitaria, en trabajo
conjunto con las asociaciones: Centro de Información de los derechos de
la mujer y de la familia (CIDFF por sus siglas en francés), Movimiento
del Nido Francia y Penélope 67, para un simposio sin fronteras sobre el
tema: “Prostitución y salud: Retos y cambio de perspectivas en Europa”
Quiero
agradecer a los organizadores y organizadoras por este simposio
franco-alemán. Este gran evento, tras la introducción de la ley para la
reducción del sistema de prostitución en Francia al lado de Alemania,
tiene un valor simbólico para nosotros. Creo que, de hecho, hay que
despertar a Alemania. Alemania, que en muchos temas europeos lleva la
vanguardia, puede necesitar la ayuda de Francia y de Suecia.
Con
motivo del día internacional contra la violencia hacia las mujeres,
quiero presentar los dramáticos efectos de la prostitución tras su
legalización en Alemania e informar y probar que la prostitución es
violencia contra las mujeres. Para finalizar hablaré sobre tales efectos
psicológicos.
Quise enfocarme también en la violencia por qué las
discusiones políticas en Alemania no han incluido abierta y realmente
este aspecto. La prostitución se ha visto como un juego privado donde el
estado no se ha inmiscuido.[1]
1. Violencia en la prostitución:
Hay un gran estudio nacional del año 2004 en Alemania sobre el impacto de la violencia [2].
Entre las 10.000 mujeres encuestadas hubo 110 prostituidas, con los
siguientes resultados: 82% enumeraron formas de violencia psicológica,
el 92% habían experimentado acoso sexual, el 87% vivieron violencia
física y el 59% violencia sexual.
Hay un segundo estudio del año 2001 de Zumbeck en Alemania, con 54
mujeres prostituidas, que revela que todas ellas han experimentado
traumas [3]. El 70% fueron atacadas físicamente y el 68% sexualmente.
Entre las 10.000 mujeres encuestadas hubo 110 prostituidas, con los siguientes resultados: 82% enumeraron formas de violencia psicológica, el 92% habían experimentado acoso sexual, el 87% vivieron violencia física y el 59% violencia sexual.
La decisión “voluntaria” de entrar en la prostitución
requiere ciertas precondiciones. Las mujeres prostituidas que han
acudido a mi consulta, han tenido todas una historia de falta de
protección en su infancia y en consecuencia una falta de
auto-protección. Esas mujeres aprendieron muy pronto a “desconectarse”.
En este punto hay una gran variedad de estudios que demuestran la
relación entre haber sido víctima de violencia en la infancia y la
prostitución. Los estudios de Zumbeck en Alemania han mostrado que el
65% de las mujeres en su infancia fueron violentadas físicamente y que
el 50% sufrieron violencia sexual.
La violencia en la prostitución tiene muchas caras:
Comienza con una vestimenta ligera en el frío o también con tener que estar completamente desnudas.
En
la prostitución callejera prevalecen las malas condiciones de higiene,
no hay posibilidades de lavarse, no hay protección, no hay seguridad, es
oscuro, hace frío, se está expuesto a la mirada de los compradores de
sexo y de los transeúntes, quienes juzgan, minusvaloran e insultan, etc.
En
los burdeles primero las mujeres son encerradas. La autoridad la tienen
el propietario, lo que significa que él decide quién entra y quién no.
Cuando alguien busca tener contacto con las mujeres tiene que “caerle
bien” al propietario. El contacto con el mundo exterior está
estrictamente reglamentado. No cualquiera puede hablar con las mujeres.
Las mujeres no son libres.
En los burdeles las mujeres no tiene
libre determinación. No tienen derecho a hablar o a hacer demandas. Son
como lo describe Manfred Paulus: “prisioneras desde el comienzo de esas,
en gran parte, subculturas criminales bajo la luz roja. Dentro de la
jerarquía de ese medio ellas se encuentran en el nivel más bajo. Están
privadas de sus derechos, indefensas e impotentes”[4].
En la prostitución parece que cerca del 90% de las mujeres de los países pobres de la Unión Europea vienen del este. Cerca del 30% son menores de 21 años. La mayoría no habla alemán y algunas son incluso analfabetas.
Las mujeres se encuentran en una relación completamente asimétrica frente a los hombres: “Hoy
en la prostitución parece que cerca del 90% de las mujeres de los
países pobres de la Unión Europea vienen del este. Cerca del 30% son
menores de 21 años. La mayoría no habla alemán y algunas son incluso
analfabetas. No practican sexo seguro, no pueden poner límites ni
negociarlos. Están en situación de inferioridad. No tienen poder para
hacer cumplir sus demandas. Por 30 euros hacen todo lo que los puteros
quieran. Están completamente desbordadas, completamente traumatizadas.”[5]
Una gran dificultad adicional está en que estas mujeres, en su mayoría,
son victimizadas por sus propias familias. Los ingresos procedentes de
su actividad van a familia en su país de origen. Así, el salir de la
prostitución está vinculado a profundos conflictos internos. No sólo se
liberan de la opresión de un proxeneta extranjero sino que se tienen que
separar de su propia familia. La prostitución, así como opera
actualmente en su mayoría en Alemania es, en realidad, peor que la
prostitución forzada ya que el tratante de personas no es un desconocido
sino la propia familia.
La altísima renta diaria de alquiler
también es violencia (hasta 180 € debe pagar diariamente una mujer). Lo
que significa que las mujeres deben atender hasta 6 puteros antes de
lograr ganarse un euro.
Las tarifas planas de los burdeles van
contra la dignidad humana. Es humillante saber que por 50 € se vende el
paquete completo incluidas cerveza y salchicha.
Las tarifas planas de los burdeles van contra la dignidad humana. Es humillante saber que por 50 € se vende el paquete completo incluidas cerveza y salchicha.
Los “compradores de sexo” se han vuelto aún más
perversos desde la legalización y las prácticas sexuales implicadas son
mucho más peligrosas. La violencia contra las mujeres prostituidas se ha
elevado gracias a ella. En muchos foros de puteros los hombres alardean
de cómo “le dieron” a una prostituida y le dan una calificación [6].
Obviamente lo ven como un derecho masculino dar una calificación a la
mujer por usarla de algún modo. Circulan listas-menú con deseos de los
puteros. Mientras en el extranjero esto es indignante y visto como
tortura, en Alemania se ha convertido en algo normal. Aquí un par de
ejemplos [7]:
AFF=
sexo anal con el puño (la mano entera por el ano), AO= todo sin condón,
Marrón-Blanco= juego con heces y esperma, DP= paquete doble (sexo con
dos mujeres) o doble penetración (dos hombres con una mujer), EL= chupar
los huevos, FF= follar con el puño, FP= francés puro (sexo oral sin
preservativo y sin eyaculación), GB= eyacular en la cara, GS= sexo
grupal, Kvp= caviar pasivo (la mujer se deja cagar), Nsp= seco natural
pasivo (la mujer se deja mear), OV= sexo oral (mamada o chupada), SW=
sanduche (una mujer entre dos hombres), tlb= sin tabú (TODO está
permitido), ZA= lengua en el culo (chupar el ano).
Por supuesto
estas prácticas riesgosas aumentan las tasas de infecciones. Hay un
estudio científico de la doctora Anna Wolff del año 2008, que da una
mirada al estado de salud con énfasis en las enfermedades de transmisión
sexual [8].
110 mujeres prostituidas fueron examinadas en Lübeck. El 26% tenían una
enfermedad de transmisión sexual que requería tratamiento. El 42% de
las mujeres padecían de una infección o una infección aguda.
Reinan
condiciones de trabajo desastrosas: las mujeres son completamente
dependientes del negocio: muchas trabajan, comen y duermen en los
burdeles.Viven en un mundo paralelo sin derechos y sin salida al mundo
exterior. La mujer mercancía está siendo explotada al máximo bajo las
más duras leyes del capitalismo en Alemania: Maximización del beneficio y
bajo costo, etc.
Los horarios de trabajo son peligrosos para la
salud: las mujeres prostituidas tienen que estar permanentemente
“listas” para los “clientes y duermen un máximo de 5 horas por noche.
Muchas
mujeres viven como nómadas en Alemania. No tienen un lugar fijo de
residencia y son trasladadas de un burdel a otro para ofrecer variedad a
los compradores de sexo. Muchas veces no saben ni siquiera dónde están.
La
Organización de las Naciones Unidas quiso hacerse aconsejar en asuntos
de prostitución y sus preguntas fueron: “¿cómo funciona lo del derecho
reproductivo en mujeres prostituidas?”. Mi respuesta fue que es
completamente absurdo hablar de derecho reproductivo en tal contexto.
Las mujeres embarazadas actualmente son muy buscadas por los compradores
de sexo. Ellos quieren sentir el cuerpo del niño dentro de la mujer
durante el sexo. Por esto son tan frecuentes los abortos tardíos en el
extrajero o las mujeres entregan en libre adopción al niño poco después
del parto. Para servir a ese mercado el objetivo es embarazar nuevamente
a las mujeres tras el nacimiento del niño. En Berlín actualmente el
sistema de adopción debe tener más bebés para entregar que padres que
buscan adoptar [9].
El estrés y la situación emocional de las mujeres embarazadas durante
el ejercicio del sexo como en una línea de montaje no solo es
perjudicial para la futura madre sino para el desarrollo del niño en el
vientre materno.
La violencia no solo tiene lugar en la
prostitución. Las mujeres tampoco tienen protección fuera de ella:
experimentan violencia física por parte de sus proxenetas, los dueños de
los burdeles y los tratantes de personas hasta la muerte. Viven
violencia psicológica a través de las miradas despectivas y la exclusión
de la sociedad. No son tomadas en serio, son discriminadas y serán
siempre “ex-putas”.
Y es que también en la llamada “prostitución
de lujo” tiene lugar la violencia. La sobreviviente alemana de la
prostitución, Marie, lo describe así [10]: “el
“respeto” de los hombres hacia mi no era respeto hacia mi directamente
sino al billete que habían invertido. Para trabajar en la prostitución,
sobrellevar los olores de hombres desconocidos y sentir su piel sobre el
propio cuerpo, una mujer tiene que sobrepasar todos sus límites. Aunque
yo no experimenté nunca el tipo más horrible de prostitución, esa vida
me alcanza aún después de haber salido de ella y es una ola que aún me
golpea”
La sexualidad requiere la interacción de la mente y el cuerpo. Para
posibilitar que una persona extraña penetre el propio cuerpo es
necesario desconectar funciones naturales, que de otra forma serían
inevitables: el miedo, la vergüenza, el miedo a lo desconocido, el asco,
el desprecio, el olor, el dolor, etc. Esta desconexión es un fenómeno
que se llama disociación. El alcohol y las drogas ayudan además a
sobrellevar el dolor psicológico. Solamente bajo la condición de una
disociación patológica es posible el uso de la vagina como un
instrumento de trabajo libre de sensaciones.
2. Los daños psicológicos a causa de la prostitución:
En
Alemania no hay controles de salud y prevención para mujeres en
situación de prostitución. Debido a esto hay muy pocos datos recogidos
sobre los efectos de la prostitución. Por lo tanto las mujeres han sido
entregadas a un medio violento y perjudicial.
El estudio de Zumbeck del año 2001 encontró que el 60% de las mujeres en la prostitución han desarrollado un pronunciado trastorno por estrés postraumático.
El estudio de Zumbeck del año 2001 encontró que el 60%
de las mujeres en la prostitución han desarrollado un pronunciado
trastorno por estrés postraumático. Los estudios de Schröttle y Müller
del 2004 prueban un alto consumo de medicamentos: 67% de las mujeres en
la prostitución toman calmantes para el dolor y el 38% tranquilizantes.
Sin
embargo quiero señalar que el aumento de los daños psicológicos en las
mujeres que aún se encuentran en la prostitución a menudo no es fácil de
mostrar. Hace poco hice acompañamiento a una mujer a quien el comprador
de sexo le introdujo clavos en la vagina. Su comentario al respecto
fue: “no me duele, todo está bien señora Kraus”. A menudo los centros de
consejería y la policía no entienden qué significa disociación y qué
formas puede tomar. El dolor psicológico será por primera vez accesible
para las mujeres solo cuando encuentren el camino de salida de la
prostitución.
Los periodistas me preguntan enfáticamente con
frecuencia si de verdad a las mujeres les va tan mal en la prostitución.
Quieren escuchar diagnósticos. Muchas mujeres presentan de hecho
trastorno de estrés postraumático, pero no solo eso: también trastornos
de ansiedad y depresion son frecuentes.
Pero, ¿qué diagnóstico se
le da a una mujer que está tan traumatizada que no habla?. ¿Qué
diagnóstico se le da a una mujer que ya no siente el dolor cuando le
meten clavos en su vagina?. Nos topamos con frecuencia con los efectos
de múltiples traumas.
Una de mis colegas, que trabaja con un programa de salida de la prostitución, me dijo que solo algunas pocas mujeres logran salir. Las mujeres “trabajan” hasta que se desmoronan físicamente
Una de mis colegas, que trabaja con un programa de
salida de la prostitución, me dijo que solo algunas pocas mujeres logran
salir. Las mujeres “trabajan” hasta que se desmoronan físicamente. Es
solo una cuestión de tiempo hasta que eso pasa.
¿Por qué ocurre
esto?, me pregunto. Porque la voluntad de estas mujeres está rota. Ellas
no ven ningún futuro para sí mismas, no tienen sueños, ni identidad
aparte de la prostitución. Están reducidas a la naturaleza construida de
ser “prostitutas” y no encuentran ningún camino para salir de allí.
Están atrapadas en su trauma y su vergüenza.
Las jóvenes que llegan a Alemania están completamente desbordadas,
completamente traumatizadas. Muchas piden psicofármacos y drogas después
de sus primeras experiencias. Dicen que de otra manera no se podría
soportar este “negocio”. Algunas mujeres están unas pocas semanas y
dicen: “aquí estoy muerta, ya no puedo sonreir”. Algunas lo soportan por
años y afirman: “Tengo niños y casa, tengo que seguir adelante”. Las
mujeres están profundamente traumatizadas, desarrollan depresiones,
pesadillas, dificultades físicas. Tienen reacciones psicosomáticas como
dolores de estómago. Están enfermas y se sienten enfermas. Se expande
una gran desesperanza dentro de ellas.
Lo mismo informa Jana
Koch-Krawcak cuando, como trabajadora social, va al burdel. Allí se
encuentra con mujeres desvalorizadas, que han perdido completamente el
contacto consigo mismas. Reaccionan con miedo o con apatía. Parece obvio
que necesitan cualquier cosa menos sexo. Pero allí se encuentran los
compradores que se burlan de su “maldición”. Se rien y se divierten.
¿Cómo funciona esto?. Me hago la misma pregunta que Caroline Emcke se hizo en su libro “Contra el odio”[13]. Si, ¿cómo funciona esto de no ver la urgencia de las personas, sino solamente las necesidades propias?, ¿cómo es esto posible?
Esto es posible porque los hombres piensan que tienen derecho a tener sexo y para eso les está permitido usar a las mujeres.
Esto es posible porque los hombres piensan que tienen
derecho a tener sexo y para eso les está permitido usar a las mujeres.
La mujer está atrapada en una imagen socialmente construida, a saber: en
una imagen de “bestia sexual insaciable”. Se le niegan sus demás
necesidades, se le deshumaniza, ella es tan solo eso. Esto permite al
comprador de sexo cualquier forma de falta de escrúpulos, su empatía
está bloqueada y en su lugar se encuentra la indiferencia.
Por
medio de mecanismos de represión y juegos mentales la sociedad se engaña
y la política se sacude la responsabilidad. Se niega la violencia y se
oculta la realidad. ¿Y para qué todo esto?
Todo esto para
proteger un tema fuertemente tabú, y es la sexualidad masculina y su
dócil e irrestricto concedido derecho a su despliegue. Gracias a lo cual
se protege también a la industria del sexo y sus vertiginosas
ganancias. Alemania es El Dorado para proxenetas, dueños de burdeles y
traficantes por la ley del 2002 y seguirá siendolo por la ley del 2016.
“La normalización de la prostitución tiene también efectos
tremendamente devastadores para la sociedad en general: apoya y
consolida actitudes jerárquicas discriminatorias de los hombres hacia
las mujeres en la nación. ¡La prostitución es violencia contra las
mujeres!. Afianza y promueve relaciones de género patriarcales, es el
símbolo del poderío masculino sobre la mujer así como el envilecimiento
de las mujeres como colectivo” [14].¡Gracias!
Dra. Ingeborg Kraus
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