Santa Clara - California, 06 feb. 17. AmecoPress/Hoy.- El
instituto de Artes de California (CalArts) está dispuesto a cambiar el
mundo de la animación a través de la formación de un mayor número de
mujeres para que compitan y luchen por un espacio en una industria
diseñada y acaparada por hombres.
Por ello, los esfuerzos para encontrar un lugar para las
mujeres en los grandes estudios ha surtido efecto en los últimos años,
ya que más jovencitas están inscribiéndose en las escuelas de cine y de
animación.
Actualmente,
cerca de tres cuartas partes de los más de 250 estudiantes del programa
de animación de CalArts, son mujeres, entre las que se cuentan varias
hispanas.
Pero es allí, en la universidad, donde estas estudiantes
aprenden que la lucha apenas comienza, y que no es una sino varias las
barreras que tendrán que superar.
Por eso, la clase "La mujer
animada" de la profesora Erica Larsen-Dockray está ayudando a las
futuras animadoras a ser conscientes del reto que les espera.
La
realidad de lo que experimentan las mujeres en esta industria billonaria
dejó en shock a Ana Pérez López, una inmigrante española que tan sólo
asistió al simposio con el que culmina la clase, y que con dos horas
escuchando a sus compañeras le bastó para entender el duro camino que le
espera.
"Salí del simposio medio enfadada, no puedo creer que
estos datos sean reales. Hay 30 largos, y ¿cuántos han sido dirigidos
por mujeres?, todo el mundo piensa uno dos, ¡la respuesta era cero!",
explicó López.
Para Larsen-Dockray, el problema no sólo radica en
el porcentaje de participación de las mujeres en los grandes proyectos
sino en las posiciones que están ocupando.
"Están tratando de
traer más comunidades marginalizadas a los estudios, lo cual es
grandioso, pero tenemos que prestar atención al por qué tiene que ser
respetadas por quienes son y por las voces que traen a la mesa, no
porque solo están llenando una cuota", advirtió.
Aún más, las
anécdotas sobre el menosprecio hacia las animadoras sorprende
enormemente a Pérez López, que cursa su segundo año de maestría.
"Han
hecho declaraciones del tipo, es que si pones a una mujer en un lugar
de animación no sale humor sale drama. Vamos estamos en el siglo 21, yo
creo que esto estaba superado", aseveró.
El asombro de la
inmigrante española contrasta con el movimiento que en el último mes se
ha desatado contra Donald Trump y sus políticas.
"En nuestra clase
vemos desde la historia de como se ha visto la mujer hasta lo que está
pasando hoy, de como ha sido dibujada la mujer", indicó Larsen-Dockray
Al rechazo que sufren las mujeres que quieren escalar en la industria de
la animación, se suma un problema más intrínseco y antiguo: los
estereotipos con los que se dibujan los personajes femeninos en las
películas animadas, ellas tienen que ser hermosas.
A sus 20 años,
Jude Erica Estrada aprendió sobre como se ha encasillado a las mujeres
en un determinado cuerpo con cinturas, con narices pequeñas, color de
piel e incluso se les ha callado su voz porque no se les permite hablar.
En
su proyecto final de clase, la hispana, de ascendencia mexicana y
puertorriqueña, encontró que muy pocas de las multimillonarias películas
y programas de televisión animados que ve el público cumplen con tres
requisitos sobre las mujeres: que dos mujeres tengan nombre propio, que
dos o más mujeres hablen entre sí y que el tema del que hablan no sea
sobre los hombres.
En sus investigaciones, Estrada entendió que el problema se agudiza cuando el personaje femenino es latino.
No
obstante, esta comunidad encontró en esta jovencita una defensora. "Yo
quiero hacer la diferencia, yo no quiero hacer películas de mujeres que
limpian la casa o que nunca hablan y todo el tiempo está con la bebé",
sostuvo.
La titánica lucha de esta nueva generación de animadoras,
docentes y de universidades como CalArts también es contra el público
que está acostumbrado a los estándares impuestos por la industria.
"Mucho
de este contenido realmente es consumido desde la niñez, lo que afecta
como piensan, entonces ¿qué se supone que tengo que hacer si soy una
niña y este personaje me dice que tengo que poner una máscara en mi
cara? ¿qué pasa si eso no es lo que yo quiero hacer?", se preguntó
Larsen-Dockray.
En los últimos años, el avance de la tecnología y
de la industria de animación ha sido vertiginoso en términos de ganancia
y de posiciones de trabajo, ya que tres de las películas más
taquilleras del año pasado fueron animadas: "Finding Dory", "Zootopia" y
"The Secret Life of Pets".
Y mientras la industria de la
animación avanza creciendo, muchas hispanas, apoyadas por maestros como
Larsen-Dockray e instituciones como CalArts (una de las universidades
más importante de Estados Unidos), toman el reto de ganar una posición
en esta industria.
Estrada tiene un propósito claro y quiere que
sus personajes latinas tengan un trabajo, que sean felices y que no todo
el tiempo hablen de los hombres.
Entretanto, Pérez López está dispuesta a emprender una lucha aún más difícil y complicada.
"Ser
mujer e hispana son dos pecados para las animadoras, pero ser más que
hispana inmigrante, porque al final la industria está aquí", sentenció.
Foto:
La estudiante de ascendencia mexicana y puertorriqueña, Jude Erica
Estrada trabaja en proyecto de animación en el campus del Instituto de
Artes de California (CalArts) .
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Internacional – Economía – Empleo y género – Cine – Empoderamiento. 06 feb. 17. AmecoPress.
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