2/08/2017

Los periodistas pal café. . . . .



No son hechos aislados. Es una estrategia plena, firme y en curso, con la disimulada aceptación del gobierno mexicano (aunque su prescindible vocero, Eduardo Sánchez, habló de un no contundente, rotundo, lo que en la práctica mexicana puede significar que ni sí ni no, sino todo lo contrario). Estados Unidos ha decidido convertir a México en una versión de la Colombia que ha sido tripulada desde Washington para combatir el tráfico de drogas. Ello requiere una apertura de puertas mayor a la ya emprendida por Felipe Calderón, en particular en la franja mexicana sureña, que Donald Trump pretende convertir en su tercera frontera informal, con la presencia ya no disimulada de agentes y asesores militares operativos, más la tecnología y supervisión de los comisionados extranjeros.
La palabra clave es ayuda, y un primer paso en el posicionamiento público de esa estrategia se dio con la filtración de fragmentos de la conversación telefónica entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto. No se trataría de una intervención o una injerencia, sino una ayuda que ofrece el vecino fuerte ante la debilidad del contiguo, quien no puede con el problema. Aun cuando el gobierno mexicano, en concreto su canciller de Troya, Luis Videgaray, negó que se hubiera hablado en esa ocasión del envío de tropas a México, el propio Trump ha hecho saber, sibilinamente, que sí se habló en esos términos. Dijo el presidente de Estados Unidos que preferiría que Peña Nieto precisara los términos de lo conversado (como el hombre muy agradable que es y alguien a quien respeto), pero “ciertamente le ofrecí ayuda para derrotar a los cárteles de la droga, porque tenemos un problema (...) Ciertamente yo le ayudaría, si él necesita la ayuda”.
Ya estuvieron en Tapachula ni más ni menos que los jefes de los comandos Sur y Norte del ejército estadunidense, como se mencionó en la entrega de esta columna, el pasado 3 (Tapachula: el muro sur; Avance armado de EU: https://goo.gl/KwYYF9). Y ayer, el secretario mexicano de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informó que en fecha próxima estará en la Ciudad de México el nuevo secretario de seguridad nacional de Estados Unidos, el general retirado John Kelly, quien fue jefe del Comando Sur (de 2012 a 2016). Ambos funcionarios hablaron por teléfono (¿habrá filtración del contenido de la llamada?) y el hidalguense solamente dijo que las pláticas por venir se referirán a los temas de la agenda bilateral.
Kelly, ante un comité de la Cámara de Representantes, dijo que México podría ser un gran aliado en la lucha contra el tráfico de drogas, en especial en cuanto a la erradicación de los cultivos de amapola. Explicó sus planes concretos: por ejemplo, si le ayudamos (a México) a ir contra los cultivos de amapola, si les ayudamos a ir contra los laboratorios de producción y si les ayudamos a ir contra la heroína y las metanfetaminas mientras se mueven antes de llegar a la frontera. El general retirado es de la idea de perseguir a los criminales en los países donde se produce y por donde transita la droga, aunque también reconoce que es indispensable frenar la demanda de estupefacientes por parte de los consumidores estadunidenses.
Los secretarios mexicanos de la Defensa Nacional y de Marina, general Salvador Cienfuegos y almirante Vidal Francisco Soberón, respectivamente, por teléfono dialogaron también con James N. Mattis, el secretario de la Defensa de Estados Unidos. Según la información oficial, refrendaron su compromiso de atender los retos comunes de defensa, en forma conjunta con Canadá. Anunciaron que en abril se realizará, en Washington, la tercera reunión trilateral de ministros de defensa de América del Norte.
La nada encubierta Operación Ayuda cuenta con la ínfima capacidad de resistencia del gobierno mexicano, desmadejado sin compasión por la administración Trump en poco más de dos semanas vertiginosas en las que se ha anunciado la programada extinción del Tratado de Libre Comercio (con inmediatas consecuencias negativas para productores mexicanos) y se ha sostenido una grosera pretensión de que México pague por la construcción de un muro fronterizo que Trump ha decidido erigir.
Ayer mismo, un legislador republicano, Mike Rogers, quien preside el subcomité de seguridad del transporte en la Cámara de Representantes del vecino país, anunció que presentará una iniciativa para crear la Ley de Financiamiento Fronterizo 2017 (Border Funding Act of 2017, su denominación en inglés), que impondrá un pago de 2 por ciento a las remesas enviadas desde Estados Unidos (se mencionó, como vías para esos envíos, a Western Union y Moneygram), para así pagar el famoso muro. Según Rogers, con ese impuesto se recaudarían mil millones de dólares al año. La posibilidad de ese impuesto a las remesas enviadas por paisanos a sus familias es, sin embargo, solamente una parte del menú de opciones del que podría escoger Trump la que más le gustara.
En México, mientras tanto, las acciones gubernamentales continúan con la vista puesta en la propaganda interna, en la simulación. Peña Nieto estuvo en el aeropuerto de la Ciudad de México para recibir a 135 repatriados. La reunión fue en privado, en instalaciones de la terminal 2 del aeropuerto capitalino. El mexiquense difundió frases relativas al decoro y la dignidad que habrán de mantenerse en la relación con Estados Unidos, pues, aseguró, se puede llegar a buenos acuerdos con la potencia si hay respeto mutuo (el fatídico if). También mencionó que con el vecino país tenemos una gran colaboración y cooperación en distintas áreas.
Y, mientras el Rasputín de la Casa Blanca, el súper asesor Stephen Bannon, busca la manera de moverle el piso al papa Francisco, por liberal, según The New York Times, ¡hasta mañana, con la intención gringa de pedir contraseñas de cuentas de redes sociales a solicitantes de visas para conocer su orientación política (por lo pronto, en casos de los siete países a los que Trump ha etiquetado como amenaza)!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



Ya hay una propuesta concreta para que Estados Unidos se cobre ‘‘a lo chino’’ el muro fronterizo: un impuesto de 2 por ciento sobre las remesas de los paisanos. El año pasado marcaron un récord: 26 mil 970 millones de dólares. Las familias que los reciben suman cerca de 3 millones. Cada remesa oscila en 200 dólares, pero varía su monto. Se han citado diversos presupuestos para hacer el muro; algunos giran en torno a 10 mil millones. El autor de la iniciativa es el presidente del Subcomité de Seguridad del Transporte de la Cámara de Representantes, Mike Rogers, republicano de Alabama. Dice: ‘‘Intento presentar una legislación, la Ley de Financiamiento Fronterizo 2017 (Border Funding Act of 2017), que pondría un impuesto de 2 por ciento a esas remesas como Western Unión y MoneyGram. Eso generaría cerca de mil millones de dólares al año’’. Además de las remesas de nuestros paisanos están las de los ciudadanos de otros países. India, China y Filipinas son los mayores receptores.
Adiós a las juntas de conciliación
Será gradual la desaparición de las juntas de Conciliación y Arbitraje, para ser sustituidas por tribunales civiles. El cambio consiste en que las juntas dependen actualmente del Poder Ejecutivo –federal y estatales– y quedarán bajo la jurisdicción del Poder Judicial –federal y estatales, también. Quedó establecido el plazo de un año para adecuar las reformas que crearán los nuevos órganos. El personal que trabaja ahora en las juntas será conservado en el nuevo sistema, en su mayor parte. La cuestión es si mejorará la justicia laboral o sólo será un cambio formal del sistema.
TLC y tipo de cambio
Presentó CitiBanamex el análisis de sus expertos sobre la situación económica del primer trimestre del año. Contiene tres puntos destacables:
Foto1. La importancia del TLCAN ha disminuido. Su final implicaría que México debiera pagar para exportar a Estados Unidos las tarifas máximas permitidas por la Organización Mundial de Comercio, que son de sólo 3.5%. Es algo con lo que los exportadores pueden vivir. Así que son de importancia relativa las batallas telecianas que Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo se aprestan a librar dentro de 90 días.
2. Para 2017 el grupo bancario anticipa una mayor desaceleración: PIB de sólo 1.2%.
3. El tipo de cambio real histórico es de 16 pesos por dólar, aproximadamente. Sin embargo, lo calculan a $22.70 para finales de este año.
¿Cómo será México en 50 años?
En la situación crítica que vivimos es difícil imaginar que México llegará a ocupar el lugar número siete entre las economías del mundo. Sin embargo, hay quienes lo auguran. Y no es promesa del político mexicano. Felipe Calderón alguna vez presentó el plan 20-30, según el cual México sería una sucursal del paraíso en el año 2030. Se trata de un estudio ajeno a partidos realizado por la consultora PwC (PriceWaterhouse Coopers), el cual indica que el PIB se triplicará y superará los 3 billones de dólares. Los mercados emergentes seguirán siendo el motor del desarrollo mundial. Seis de las siete economías más grandes del mundo serán países hoy emergentes, liderados por China y la India en primero y segundo lugares. México ocupará el número siete. Sin embargo, necesitarán mejorar sus instituciones y su infraestructura de manera significativa si pretenden desarrollar su potencial de crecimiento a largo plazo.
Ombudsman Social


El muro Trump –programado por Bill Clinton y construido en su tercera parte por Baby Bush ante las narices anósmicas de los panistas locuaces Fox y Calderón (https://goo.gl/n7UF65)– comporta lecturas multifactoriales, como la contención de la epidemia de heroína/fentanilo (https://goo.gl/WCp3aj), que supera el vulgar mercantilismo unidimensional del fracasado TLCAN (https://goo.gl/5QEUMA).
Steve Horn aporta su hermenéutica: “el muro de Trump en la frontera con México puede ser el caballo de Troya para incrementar las exportaciones petroleras de EU (https://goo.gl/v2haKx)”.
Trump califica la terminación del ignominioso muro transfronterizo de grande, bello, poderoso, avalado por un tuit del premier israelí Netanyahu, quien opera el supremacismo racista del sionismo, similar al de los WASP (blancos protestantes anglosajones) del presidente 45.
Según Horn, Trump ha citado la penetración de drogas en la frontera, el incremento de crímenes y otras preocupaciones de seguridad nacional como la razón de su construcción. El inicuo pago del muro Trump por México puede ser resuelto mediante la aplicación de un 20 por ciento de impuestos a las importaciones mexicanas: el famoso ajuste fronterizo del Partido Republicano, que retribuye las materias primas exportadas por EU con un impuesto de rembolso mientras golpea las importaciones con una tarifa de 20 por ciento. A juicio de Horn, parte de esos impuestos podría ser generada ofreciendo incentivos al incremento de las exportaciones petroleras de EU a México.
Marc Thiessen, del ultraconservador neoliberal AEI, arguye que el ajuste fronterizo aliviaría el amplio déficit comercial de EU con México al recaudar 13 mil millones de dólares al año (https://goo.gl/XOtZu0). Así el muro Trump podría ser pagado en dos años.
Sin muro de por medio, en Alemania, primera potencia geoeconómica de Europa, el gobierno de Angela Merkel sufre también las consecuencias de su déficit comercial con EU por 59 mil millones de dólares, que Trump amenazó corregir (https://goo.gl/Pn1qac).
La contraparte del ajuste fronterizo radica en las exportaciones de petróleo de EU, y uno de sus proponentes es el representante texano por el Partido Republicano Kevin Brady, mandamás camaral del Comité Medios y Métodos, con poderosos vínculos con la gigante petrolera Exxon Mobil, que le ha gratificado su campaña electoral (https://goo.gl/0ysmbK).
Viene la parte fina, a juicio de Horn: “EU posee un puñado de gasoductos propuestos para atravesar la frontera de EU con México, varios propiedad del constructor TransCanada, de Keystone XL, y otro, el gasoducto Dakota Access, propiedad de Energy Transfer Partners, que enviaría el gas natural obtenido mediante fracking al sur de la frontera (https://goo.gl/lWR3CA)”.
En forma caústica, Horn había bautizado a TransCanada como TransMéxico cuando ganó la licitación para el gasoducto submarino a lo largo del Golfo de México (https://goo.gl/HhXAiU).
Por cierto, el premier de Canadá, Justin Trudeau –quien vendió al “México neoliberal itamita” como lo han hecho Israel y Japón hasta ahora–, cambió su gabinete con antelación a su renegociación comercial bilateral con EU, y su primera medida fue dar a Trump el acceso a los gasoductos Keystone XL/Dakota Access que había prohibido Obama.
Según US IEA, México es el mayor importador de los productos (sic) de petróleo crudo de EU en el mundo.
Horn rememora cómo la secretaria de Estado Hillary Clinton abogó por la privatización de Pemex, según filtración de Wikileaks (https://goo.gl/HK8tNA).




Al igual que en años previos, para 2016 el dúo dinámico (EPN-Videgaray) prometió austeridad y más austeridad, recorte presupuestal aquí, allá y acullá (con especial saña en Pemex), menor endeudamiento y un cinturón cada vez más apretado en materia de gasto público. Y para 2017 lo mismo.
Ese fue el compromiso, basado en el hecho de que los precios petroleros se mantenían en el suelo y el ingreso público tendía a languidecer. Más con menos, decían un día sí y el siguiente también, no sin antes subrayar que los dineros públicos se destinarían a los programas de gobierno que den más resultados.
¿Qué sucedió con esas promesas y compromisos? Pues bien, como en tantas otras, el dúo dinámico simple y llanamente incumplió, y de qué forma.
De entrada, en 2016 el gobierno peñanietista incrementó el saldo de la deuda pública federal en un billón 533 mil millones de pesos, casi 20 por ciento más que en 2015. Sin ánimo masoquista, tal débito creció a razón promedio de 4 mil 200 millones de pesos por día (casi 3 millones por minuto).
Por si fuera poco, en ese mismo año de las arcas nacionales salieron alrededor de 500 mil millones de pesos para el pago de intereses, comisiones y gastos, aunque el primero de los conceptos referidos representó 95 por ciento del total pagado. Con todo, la deuda aumentó en más de 1.5 billones.
En los hechos, pues, el compromiso de reducir la deuda se convirtió en mayor endeudamiento y en una proporción que resultó ser la mayor en los cuatro primeros años de estancia en Los Pinos.
Pero más allá de ese pequeño detalle, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados realizó un ejercicio sobre el gasto público real durante 2016, es decir, en el año de la austeridad, los recortes y el cinturón apretado.
Los primeros que deberían protestar son los propios diputados (únicos facultados por ley en materia de aprobación del presupuesto de egresos de la federación), porque ellos decretaron un nivel de gasto menor al ejercido por el gobierno peñanietista, de tal suerte que la responsable de ejercerlo y repartirlo (la Secretaría de Hacienda) se los pasó por el arco del triunfo, una vez más, y los inquilinos de San Lázaro no dijeron ni pío a la hora de las modificaciones aplicadas.
De entrada, el análisis del CEFP detalla que el gasto neto pagado a lo largo de 2016 superó en casi 503 mil millones de pesos a los ingresos presupuestarios para ese año, al cierre de diciembre de 2016.
El gasto neto total observado (enero-diciembre) en 2016 superó en cerca de 580 mil millones de pesos el presupuesto programado, principalmente por el mayor gasto programable en los ramos administrativos (Los Pinos y sus secretarías).
Hasta allí no se alcanza a ver por ninguna parte aquello de la austeridad, el recorte y el cinturón apretado, pero por si las dudas el CEFP explica que 71.6 por ciento del gasto programable se destina a gasto corriente. Este tipo de erogaciones resultó cuatro veces mayor a las invertidas para generar mayor valor agregado a la economía o cuando menos para mantener el actual.
Sólo para dar una idea de qué se trata, en servicios personales (la ya famosa nómina burocrática) el gasto sumó poco más de un billón 110 mil millones de pesos.
Lo mejor del caso es que uno de los mayores incrementos en el gasto se registró en la dependencia a cargo, en ese entonces, de Luis Videgaray, es decir, de quien, a dúo con el inquilino de Los Pinos, se comprometió a no endeudar más al país, a ser austero y a apretarse el cinturón”, es decir, la Secretaría de Hacienda, que hasta el pasado 7 de septiembre formalmente estuvo a cargo del ahora aprendiz de diplomático.



A Veracruz le urge un buen gobierno que vaya más allá de las ilusiones creadas por Miguel Ángel Yunes Linares. A su vez, el mandatario está obligado a responder las expectativas generadas tras la crisis económica y moral que dejó el prófugo Javier Duarte y a resolver en lo posible la sensación colectiva de incertidumbre en el futuro.
Para el gobierno yunista no basta como táctica central caracterizar el deterioro institucional reciente –enfatizando en los perjuicios sociales de la corrupción– o la persecución de los saqueadores para demostrar que la suya sí será una gestión distinta, con una agenda puntual tan ambiciosa como factible pueda ser en las atroces circunstancias financieras de la entidad.
La tarea es enorme y para cambiar algo el estado de cosas habría que comenzar por restituir los derechos políticos, civiles y humanos de numerosos grupos de la población pisoteados en el pasado reciente. Ello hizo que la entidad entrara en un proceso de inestabilidad política con crecientes índices delincuenciales, cuyos efectos siguen tan vigentes ahora como en la peor época del duartismo.





De acuerdo con el estudio Índice de civismo digital, elaborado por la trasnacional Microsoft, 76 por ciento de los usuarios mexicanos de Internet no se sienten seguros en ese entorno. La mayoría de ellos (54 por ciento) perciben riesgos relacionados con contactos no deseados por medio de las redes sociales o del correo electrónico, particularmente en lo que se refiere a mensajes o solicitudes sexuales y la llamada extorsión sexual, consistente en amenazar con la divulgación en línea de la intimidad de las víctimas.

Llama a comerciar con nuestros hermanos en cultura e idioma
La situación de nuestra patria hoy es angustiosa; está colmada de incertidumbre, miedo y rabia. Las opiniones están dadas; las preguntas de lo que va a suceder, de lo que vamos a hacer, de lo que no queremos que suceda, han estado dadas en las semanas recientes. Han surgido ya las críticas bien fundamentadas a los responsables de esta terrible situación, quienes merecen juicio político, porque son los que condujeron a México por los caminos equivocados y con perversos propósitos.

Hay países cuya historia hace que uno los quiera y admire más. Cuando un periodista le preguntó al famoso torero español Manolete sobre los efectos de una embestida en el albero de la plaza Monumental, éste respondió que en México hasta las cornadas daban gusto. País hospitalario, alegre y cordial, con una historia llena de actos heroicos, dignidad y patriotismo. Los protagonistas de sus luchas de Independencia fueron dos curas, Morelos e Hidalgo, ambos eliminados por los españoles que 300 años antes, con un puñado de 500 hombres y muchos aliados indígenas, se habían tomado a sangre y fuego el imperio azteca.

Mucho ha pasado en el transcurso de estos 100 años. México ha vivido transformaciones profundas en el ámbito político, económico y social y nuestra Constitución no ha estado exenta de estos cambios.

En la primera noche de la “era Terminator/Negociator”, Donald Trump bailó con Melania My way, el melodioso himno universal del valemadrismo. Ella lucía, como siempre, espléndida, y él le musitaba al oído “…To think, I did all that, and may I say, not in a shy way... I did it my way”, que, traducido, suena menos glamoroso: “Pensar que yo hice todo esto y, permítanme decirlo, sin timidez… a mi manera”.

La conmemoración del centenario de la Constitución Mexicana nos obliga a profundizar sus raíces, contenidos y mutaciones, más allá de los ramplones comentarios que la clase política esgrimió en Querétaro el pasado 5 de febrero. En primer lugar, la Constitución pretendió construir un pacto social normativo, después de un largo periodo de conflagración militar y reyertas entre grupos revolucionarios. Buscaba por un lado construir nuevos consensos y, por otro, corresponder a las históricas demandas de justicia social de campesinos, obreros y una masa amplia de marginados que habían sido ultrajados durante el dilatado gobierno de Porfirio Díaz. La Constitución de 1917 es una apuesta moderna y liberal, tendiente a fortalecer un gobierno estable sustentado en una presidencia fuerte. José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, expone que la Constitución tiene dos funciones, la primera regulatoria de la vida social y la segunda es una función aspiracional, e indica que empezó muy liberal, pero ha venido cambiado en un sentido no sólo liberal, sino democrático con sentido social. Tenemos una Constitución que ha tenido un proceso de transformación y ha avanzado próxima a las grandes teorías del constitucionalismo. Si bien la Constitución abrazó causas sociales y reconoció derechos y reivindicaciones sociales populares, tuvo rasgos autoritarios y restrictivos, especialmente en materia religiosa.

En una presentación pública reciente, uno de los arquitectos del TLCAN dijo que una característica importante del tratado es que generó zonas de excepción o islotes en que campea el estado de derecho en México. Me dejó pensando.

En medio de la presión que llega del renovado norte amenazador, el grupo dirigente político del país se empeña en montar trampas y nulificar la ya de por sí enclenque democracia. El priísmo se aferra, con todas las mañas de su nutrido repertorio y compacto elenco, a prevalecer en el candelero decisorio. Saben muy bien que sus posibilidades de ganar de nueva cuenta la gubernatura en el estado de México son pocas, por no decir francamente mínimas. Sin embargo, se aprestan, a cielo abierto y sin rubor, a utilizar todos los instrumentos asequibles a su elástica y precaria conducta ética. En especial pasan lista a los subterfugios de ley que bien conocen por pasadas prácticas para hacer ganar a sus candidatos. Las ilegalidades, que también han sido profusamente usadas en el pasado, volverán a ocupar lugar preponderante en sus tácticas electivas. Aun así no las tienen todas consigo, a pesar de saber que las penas, si las aplican, serán reducidas a su mínima expresión.
Una de las personas más influyentes en el gabinete de Trump es el economista Peter Navarro, hoy director del recién creado Consejo Nacional de Comercio. Es autor del libro intitulado Muerte por China, en el que acusa al gigante asiático de ser el factor determinante en la desindustrialización de Estados Unidos y, además, de manipular constantemente el tipo de cambio para promover sus exportaciones.

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