Si alguien tiene duda de lo revuelto que andan las cosas, que se asome a ver lo que ocurrirá en las marchas convocadas para el próximo domingo.
Además
de la marcha del impresentable Frente Nacional por la Familia, no
recuerdo otra que en su misma convocatoria haya causado tanta polémica
como #VibraMéxico. Hace 5 meses, cuando surgió la
iniciativa para la marcha #RenunciaYa, unos días después de la infame
invitación de Trump a México, el debate público se centró en la
idoneidad o no de la renuncia del Presidente. Pero en este caso, gran
parte de la discusión fue provocada, desde un inicio, por las formas en
que los convocantes han planteado la marcha.
Es incuestionable la
pluralidad de los actores que convocan. La huella de organizaciones que
combaten los excesos y abusos del gobierno, como Cencos, Artículo 19 y la Universidad Iberoamericana,
están en partes de la convocatoria, como en la exigencia al gobierno
para combatir la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad y
las violaciones a los derechos humanos. Hay, pues, organizaciones y
universidades que han sido solidarias con el derecho a la protesta en
otras luchas sociales.
Pero lo que hizo vibrar desde antes a muchos es la inclusión de otras personas y grupos como la Coparmex, que han tenido una clara agenda contra la protesta social en el contexto de lo que hemos vivido en los últimos años.
La
tensión tiene su historia. El derecho a la libre manifestación ha
estado en disputa desde el primer día del gobierno de Peña Nieto que
inició con la detención ilegal de más de 100 personas y
el homicidio de José Francisco Kuykendall, durante su toma de protesta,
pasando por la represión de las movilizaciones por Ayotzinapa el 8 y 20
de noviembre de 2014 en el Zócalo capitalino y hasta la legislación
aprobada para inhibir la protesta social en la Ciudad de México y en
otras entidades.
Además, el cartel de la convocatoria describe a la marcha como “respetuosa” y llama a acudir con vestimenta blanca. Ese sentido de pureza como muestra de “civilidad” también fue rápidamente criticado por muchas personas.
Aun
así, hubo oportunidad de desmontar esos elementos simbólicos de
exclusión con relativa facilidad, si no por los convocantes al darse
cuenta de las reacciones negativas que surgieron, sí por quienes no se
sintieron convocados. Si es plural, una protesta se llena de contenido
desde su convocatoria y la oportunidad de hacerlo creando, por ejemplo,
contingentes que pudieran exigir la renuncia del presidente para tener
un interlocutor digno frente a Trump, se había dejado pasar. Ayer por la
mañana ya era difícil encontrar los grises en la discusión, pues la
polémica fue alimentada por personajes públicos de gran notoriedad, como
Enrique Krauze o Leo Zuckerman, quienes han exaltado en importantes
espacios mediáticos, la necesidad de esa vacía unidad que pide el
gobierno, para no “hacerle el caldo gordo a La Casa Blanca”.
Precisamente
es ese llamado a la unidad, que para muchas personas parecía estar
homologado con el gobierno, fue el que provocó desconfianza y la
legitima preocupación de distintas personas.
No
cabe duda de que el gobierno federal ha intentado capitalizar la
indignación frente a Trump a raíz de las iniciativas ciudadanas que han
surgido. El pasado lunes, el vocero presidencial, Eduardo Sánchez,
empezó el recorrido en el noticiero matutino de Carlos Loret de Mola con
sus propios hechos alternativos, como que Peña Nieto —con 12% de
aprobación— es un Presidente fuerte y que hay unanimidad entre la
población. Pero la gota que derramó el vaso, fue la provocación de Isabel Miranda de Wallace al
convocar a una marcha alterna del Ángel de la Independencia al
Monumento a la Revolución, y afirmar que no es momento de cuestionarnos
los problemas nacionales por una necesidad de fortalecer a Peña Nieto.
Es obvio que Miranda de Wallace no se sentía cómoda con los términos de la convocatoria de #VibraMéxico,
pues a fin de cuentas están señaladas las violaciones de derechos
humanos que contrastan con su agenda llena de acciones como la marcha en
apoyo a las fuerzas federales y la embestida contra el GIEI y la CIDH
cuando señalaron las irregularidades en el caso Ayotzinapa y la grave
crisis de derechos humanos.
A pesar del claro intento de chantaje,
los principales convocantes de #VibraMéxico cedieron y convocaron a una
atropellada conferencia de prensa, apenas unas horas después del
anuncio de Miranda de Wallace, en la que explicaron que ambas marchas se darían a la misma hora para encontrarse en el Ángel de la Independencia.
Y así, Isabel Miranda de Wallace hackeó #VibraMéxico.
Sin
embargo, una alternativa ha surgido desde una organización convocante.
Cencos, a través de su directora, Ixchel Cisneros, difundió un video en
Twitter denunciando la intentona de Miranda y retomando la exigencia de
la renuncia de Peña Nieto, para llevarla a la marcha original del
domingo partiendo de la necesidad de contar con un gobierno que nos represente y rinda cuentas.
Al
final, la disputa por la convocatoria, la marcha y el mensaje, ha
comenzado y las posturas se van aclarando. Que cada quien marche, si
quiere, en el lado que mejor le represente y que cada quien se lleve sus
aprendizajes. En la calle cabemos todos.
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