ABN 10/07/2008
Archivo.Caracas, 10 Jul. ABN (Pablo Siris Seade).- El gobierno panameño anunció este lunes 7 de julio, a través de declaraciones brindadas a la radio local RPC por su vicepresidente y canciller, Samuel Lewis Navarro, que tomarán las decisiones que correspondan en el marco de la ley en el caso de los “terroristas que habían sido condenados en nuestro país”, aludiendo a Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros terroristas cubanos que fueron capturados cuando preparaban un atentado contra Fidel Castro en ocasión de una visita de éste a la Universidad de Panamá en el año 2000.
Archivo.Caracas, 10 Jul. ABN (Pablo Siris Seade).- El gobierno panameño anunció este lunes 7 de julio, a través de declaraciones brindadas a la radio local RPC por su vicepresidente y canciller, Samuel Lewis Navarro, que tomarán las decisiones que correspondan en el marco de la ley en el caso de los “terroristas que habían sido condenados en nuestro país”, aludiendo a Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros terroristas cubanos que fueron capturados cuando preparaban un atentado contra Fidel Castro en ocasión de una visita de éste a la Universidad de Panamá en el año 2000.
La decisión de la corte Suprema de Justicia de anular por inconstitucionalidad los decretos de indulto que la ex presidenta Mireya Moscoso dictara un día antes de traspasar la presidencia a Martín Torrijos, tomó de sorpresa al gobierno panameño, que -sin embargo- parece estar dispuesto a exigir la extradición de “Bambi” (uno de los alias de Posada Carriles) y los otros terroristas cubanos acusados de pretender asesinar a Fidel Castro en el marco de una conferencia dictada ante cientos de estudiantes de la Universidad de Panamá, y que de haberse concretado pudiera haber provocado una verdadera masacre.
No es el “coco”, es Posada Carriles Cuando en 1954, Luis Clemente Faustino Posada Carriles, entonces de 26 años, inició sus vínculos orgánicos con la ultraderecha cubana, seguramente ni siquiera él mismo imaginaba que terminaría convertido en uno de los terroristas más buscados del planeta, y ahora con ochenta años de edad, los únicos respaldos que tiene son los de los sectores más recalcitrantes de esas mismas organizaciones terroristas a las que se vinculó en los años cincuenta y del patrón del que ha sido empleado toda su vida: el gobierno de los Estados Unidos. Posada Carriles inició su “vida política” en La Habana, y no lo hizo acercándose a causas idealistas, sino vinculándose a la terrible policía política del dictador Fulgencio Batista como informante a sueldo. Las fuerzas represivas de “El Hombre”, como se le conocía a Batista, fueron las responsables de cientos de muertes políticas y de los más escandalosos delitos de corrupción. Ya en 1957, demostrando su espíritu de superación, Posada Carriles aparece vinculado a la estadounidense Oficina Federal de Investigaciones (FBI) al suministrar paralelamente información a esta organización sobre los hechos que acontecían en la isla.
En 1960, a un año del triunfo de la revolución cubana, Posada ya jugaba en grandes ligas como empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que -según él mismo escribió en 1994 en su libro “Los caminos del guerrero”- “enviaba explosivos (C3), lapiceros de tiempo, mecha, cordón detonante, detonadores y todo lo necesario para actos de sabotaje. En aquel tiempo (1960), este tipo de actividades eran conocidas con el nombre de “Acción y Sabotaje”. Al ser descubierto por los servicios de inteligencia cubanos, Posada Carriles se asiló en la embajada argentina en La Habana, desde donde salió con salvoconducto hacia Miami a principios de 1961, iniciando inmediatamente sus actividades como integrante de la Operación 40, que terminaría con la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos en abril de ese mismo año, de la que no llegó a participar. Inmediatamente después de la fallida invasión, Posada Carriles prestó servicio en el ejército norteamericano, durante ese período, en la base de Fort Benning, en Georgia, e inmediatamente a su salida del mismo, comenzó a participar en la Operación Mangosta, cuyo propósito era promover sabotajes y otros actos terroristas que desembocaran en levantamiento internos y en el derrocamiento del gobierno, pero esta vez con la participación directa de Estados Unidos. En 1965, destacado en Guatemala por la CIA, participa del entrenamiento de grupos fascistas como el Ejército Secreto Anticomunista (ESA) y la Mano Blanca, que torturaron y asesinaron estudiantes, profesionales, y campesinos mayas sospechosos de participar en actividades izquierdistas (el genocidio guatemalteco produjo la muerte o desaparición de más de 200 mil personas, de acuerdo con la ONU).
Cómo Posada Carriles se convirtió en el “Comisario Basilio” En el año 1967, en Miami, Posada Carriles relata las circunstancias de su ingreso a la Digepol venezolana (policía política famosa por violar los derechos humanos) en los siguiente términos: “Un hombre elegantemente vestido se sienta en la banqueta contigua a la mía (en la barra de una bar, nota del periodista). Pide un whisky de marca en las rocas y, sin más preámbulo, me pregunta: -¿Es usted Luis Posada? Le contesté que sí y, a continuación me dice: -Me llamo Erasto Fernández, soy venezolano y pronto seré nombrado Jefe de la Policía Política en mi país. Ando en busca de algunos elementos que me ayuden a tecnificar el Cuerpo y me aseguraron que usted tenía conocimientos y que podría trabajar con nosotros.
Defendemos la misma causa, el comunismo trata de tomar el poder por la fuerza de las armas en Venezuela, ya ha habido desembarcos de cubanos en nuestras costas y tenemos informaciones de que se están preparando otros más. Además, sé que usted está sin trabajo. -¿Quién le dijo eso? -Un mutuo amigo, que trabaja en la Agencia, me dijo que estaba bien calificado y que seguramente podía contar con usted. -Le dijo bien, pues estoy interesado en su proposición. Dos semanas después, me encontraba rumbo a Caracas, en un avión de la línea aérea Viasa.” Posada Carriles, sin embargo, no había dejado de trabajar para la CIA, para la que -al menos oficialmente- prestó servicio hasta 1976. Se nacionalizó venezolano y fue instructor y comisario de la Digepol, los Servicios Especiales y la Disip. Luis Posada Carriles -alias Bambi, alias Basilio, alias Comisario Basilio, entre otros- llegó a hacerse tristemente célebre en Venezuela. Como instructor y como comisario encargado de operaciones en contra de las fuerzas de izquierda, Posada Carriles puso una saña sin precedentes en la forma en que decidía y ejecutaba las muertes, desapariciones y torturas de los militantes de estas pequeñas organizaciones guerrilleras.
La voladura del avión cubano En 1975 forma una empresa de investigaciones, que es utilizada como fachada para las actividades de penetración de la CIA en Venezuela y como cobertura de las actividades de los grupos terroristas de ultraderecha, unificados para ese momento en el Comité de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). Posada Carriles, junto con Ricardo Morales Navarrete (conocido como El Mono, también comisario de la Disip) recibieron el 7 de septiembre de 1976 a Orlando Bosch, quien se instaló en las residencias Anauco Hilton de Caracas, y a quien le asignaron a Hernán Ricardo como guardaespaldas. Este último, junto con Fernando Lugo, fueron los responsables de colocar el 6 de octubre de 1976 (un mes después de la llegada de Bosch) una bomba en el vuelo 455 de Cubana de Aviación, que hacía la ruta Georgetown, Puerto España, Barbados, Kingston y La Habana.
La voladura del avión cubano En 1975 forma una empresa de investigaciones, que es utilizada como fachada para las actividades de penetración de la CIA en Venezuela y como cobertura de las actividades de los grupos terroristas de ultraderecha, unificados para ese momento en el Comité de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). Posada Carriles, junto con Ricardo Morales Navarrete (conocido como El Mono, también comisario de la Disip) recibieron el 7 de septiembre de 1976 a Orlando Bosch, quien se instaló en las residencias Anauco Hilton de Caracas, y a quien le asignaron a Hernán Ricardo como guardaespaldas. Este último, junto con Fernando Lugo, fueron los responsables de colocar el 6 de octubre de 1976 (un mes después de la llegada de Bosch) una bomba en el vuelo 455 de Cubana de Aviación, que hacía la ruta Georgetown, Puerto España, Barbados, Kingston y La Habana.
Las posteriores investigaciones, y el juicio que se llevó adelante, probaron que Orlando Bosch y Luis Posada Carriles fueron los autores intelectuales de este atentado que dejó 73 personas muertas, entre las que se encontraba la selección nacional de esgrima de Cuba. Un larguísimo juicio mantuvo durante nueve años detenido a Posada Carriles, por las maniobras dilatorias de su defensa y por las renuncias de los jueces que se negaban a tener esa “papa caliente” entre las manos. Sin embargo, permaneció recluido en Venezuela hasta que se fugó de la cárcel en 1985, y con el apoyo de la CIA se instala en El Salvador. Irán-Contras y atentados en Cuba Alrededor de 1985 se vio involucrado, junto con el coronel Oliver North en el escándalo Irán-Contras, en el que se demostró que altos funcionarios del gobierno de Ronald Reagan dirigían una red de tráfico ilegal de armas con destino a Irán, cuyos beneficios iban a la Contra nicaragüense.
En 1992 funda con otros terroristas el Frente Nacional Cubano, una nueva organización que tiene el objetivo de desarrollar atentados en la isla, particularmente en el sector turístico, de forma de afectar gravemente la economía de ese país. En 1997 reconoce en una entrevista que le hace el canal Univisión (Miami) la autoría intelectual del atentado perpetrado contra un hotel en La Habana en el que muere un ciudadano italiano. La operación fue llevada adelante por un ciudadano salvadoreño al cual Posada reclutó en ese país. Se impidió una masacre Instalado en Panamá desde el año 2000, nuevamente es detenido junto con Orlando Bosch luego de comprobarse su intervención en la preparación de un atentado contra Fidel Castro en el transcurso de una conferencia que sería dictada en la Universidad de Panamá frente a cientos de estudiantes.
Las investigaciones demostraron que la potencia del artefacto explosivo hubiera provocado la muerte de al menos 300 personas. La presidenta panameña Mireya Moscoso, el último día de su período de gobierno, indultó por decreto presidencial a Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, y los otros cubanos participantes de la preparación del frustrado atentado. La excusa para esto fue que su sucesor, Martín Torrijos, seguramente accedería a extraditar a estos terroristas cubanos a Venezuela, donde -según ella- serían ajusticiados. En el 2005 es detenido en Estados Unidos acusado de haber ingresado ilegalmente -lo que hubiera significado la inmediata expulsión del país en caso que el acusado en cuestión fuera mexicano-, y desde entonces el juicio migratorio que se sigue en su contra se ha convertido en la excusa para no extraditarlo a Venezuela.
El reclamo por la extradición Destacados intelectuales del mundo entero acusan al gobierno norteamericano de proteger a Posada Carriles para evitar que hable de sus relaciones con los sectores más radicales del exilio cubano y con ese mismo gobierno, particularmente con la CIA. Plantean asimismo, que esta actitud dual del gobierno norteamericano en relación al terrorismo hace poco creíble la justificación de medidas que ese país ha tomado nacional e internacionalmente. Por último reclamaN que un connotado terrorista sea amparado por Estados Unidos, mientras Los Cinco (ciudadanos cubanos que se habían infiltrado en organizaciones terroristas de Miami y que enviaban informes a Cuba para -precisamente- impedir actos terroristas) estén presos desde hace más de diez años. La República de Cuba, frente a la falta de colaboración de los organismos internacionales de Policía, ha decidido resignar sus reclamos de extradición de estos asesinos, a cambio que sean extraditados a Venezuela para rendir cuentas del crimen de 1976.
Panamá, que ahora ha anulado el indulto decidido por la presidenta Moscoso, se suma a la lista de países que exigen que Posada Carriles sea juzgado por sus actividades terroristas. Mientras tanto, los crímenes de Posada Carriles a lo largo y ancho de nuestro continente, permanecen impunes.
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