“…millones
de mujeres en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la
igualdad y librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la
ONU, han sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida”
Anna Carolina Maier
Madrid,
12 ene. 14. AmecoPress/Theobjective.- Limitadas en sus posibilidades de
acceder a la educación y a los empleos, sometidas a normas religiosas y
sociales que transgreden sus derechos más básicos millones de mujeres
en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la igualdad y
librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la ONU, han
sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida.
En la India 92
mujeres son violadas cada día. En 2014 se registraron 33.764 casos de
violación, según datos publicados por la Agencia Nacional de Registro
de Crímenes. Esta semana, la Policía de Nueva Delhi reconoció que los
delitos contra las mujeres aumentaron 18,3% durante 2014, 31,6% en el
caso de las violaciones. La situación llega a tal punto que los propios
jefes policiales han recomendado que las mujeres reciban entrenamiento
para responder a los criminales.
El comunicado
de las autoridades ha sido divulgado después de que el fin de semana
cinco hombres fueron arrestados por someter a una turista japonesa a
una violación grupal. Los presuntos delincuentes han sido acusados de
despojar a la joven de 1.200 dólares en Calcuta y de mantenerla como
esclava sexual durante un mes en un sótano.
Otro caso que
conmocionó a la opinión pública ocurrió el 5 de diciembre, cuando una
joven de 26 años de edad fue violada por un taxista de Uber, a quien
había contratado para llevarla a casa después de una cena.
Las
desventajas de ser mujer en la India pueden observarse desde el momento
mismo de la concepción pues muchos padres realizan abortos selectivos
cuando se sabe que el feto es femenino, ya que temen que se conviertan
en una carga para la familia.
Los últimos
datos que ha dado la ONU muestran que por cada 1.000 varones que nacen
en el país, vienen al mundo 918 niñas, la cifra más baja desde que hay
registros, lo que se traduce en un desequilibrio que puede afectar a
toda la sociedad, y que pone al país “en situación de emergencia”,
según Mary John, del Centro de Estudios para el Desarrollo de las
Mujeres en India.
Para las niñas
que logran nacer, casarse es una de las pruebas más duras que tendrán
que enfrentar. Tienen que pagar una alta dote y algunas al no poder
costearla, se suicidan o mueren a manos de sus maridos. Entre 25.000 y
100.000 mujeres fallecen en la India cada año como consecuencia de este
requisito, según datos de la Fundación Vicente Ferrer.
Aunque la
igualdad de derechos para hombres y mujeres está presente en la
Constitución, 68% del país asiático sufre de violencia doméstica.
Sometidas por el islamismo
El avance del
islamismo en África y en Medio Oriente ha traído nuevos motivos de
preocupación para las mujeres. En Kenia, a principios de noviembre, una
joven que usaba minifalda fue atacada por un grupo de hombres que le
arrancaron la ropa por considerar que vestía de manera "indecente" y
que era una "Jezabel" (prostituta bíblica) que estaba "tentándoles". En
respuesta, cientos de personas, en su mayoría mujeres, comenzaron a
realizar protestas por los ataques y amenazas que sufrían por el sólo
hecho de llevar minifalda. El hashtag #MyDressMyChoice (Mi ropa, mi
elección) sigue siendo una consigna en el país para decir "basta" ante
casos similares.
En Kenia hay
más razones para temer ser mujer. Las calles de Nairobi se quedan
desiertas durante las Navidades, cuando las familias aprovechan las
vacaciones para volver a sus comunidades de origen donde la ablación
sigue siendo una práctica arraigada que marca todavía el tránsito
social de niña a mujer tras la llegada de la menstruación, según la
responsable de programas de la ONG Equality Now en el continente, Grace
Uwizeye.
A pesar de que
Kenia es uno de los países que más ha avanzado en la lucha contra la
mutilación genital femenina, pues en 2011 se estableció una ley que
prevé penas desde 3 años de cárcel hasta la cadena perpetúa, aún 27% de
las mujeres sufren la ablación.
En 28 otros
países de África se realiza esta antigua práctica, pero Egipto es uno
de los que encabeza la lista: 90% de sus mujeres han sido mutiladas.
En total, 140
millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias
de la mutilación genital femenina, según la Organización Mundial de la
Salud, pese a que es una violación de los derechos humanos y aunque no
hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a
cabo suelen alegar que tiene un respaldo religioso.
Ejemplo de
ello es el edicto islámico dictado en septiembre de 2014 por Abu Bakr
al Bagdadi, líder del grupo yihadista Estado Islámico, que ha ordenado
que todas las niñas y mujeres entre 11 y 46 años de Mosul, la segunda
ciudad de Irak, sean sometidas a la mutilación genital, cosa que era
poco común en ese país.
La irrupción
del Estado Islámico ha contribuido a que empeoren las condiciones de
vida de las mujeres. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos,
asegura haber documentado al menos 27 casos en que mujeres secuestradas
en Irak fueron vendidas como esposas a miembros del Estado Islámico por
1.000 dólares cada una (también fueron obligadas a convertirse al
Islam).
La brecha de la desigualdad
Las
limitaciones a las que son sometidas las mujeres se reflejan en otros
aspectos de su vida cotidiana. En Arabia Saudí, por ejemplo, tienen
prohibido conducir coches. En octubre pasado, algunas activistas
organizaron una campaña en Internet.
En diciembre,
dos mujeres fueron un paso más allá y desafiaron la norma al intentar
ingresar al país conduciendo un coche desde Emiratos Árabes Unidos.
Loujain al-Hathloul y Maysa al-Amoudi fueron arrestadas y serán
juzgadas por un tribunal creado para procesar casos de terrorismo.
Según el
informe sobre disparidad de género del Foro Económico Mundial de 2014,
Arabia Saudí se ubica en la posición 130 de 142 países analizados
(entendiendo el 1 como el país con mayor igualdad y 142 como el que
tiene mayor desigualdad).
El país que
ocupa el último lugar de ese ranking es Yemen, lo que no es de
extrañar, pues en esa nación –entre otros problemas- no está
establecida por ley una edad mínima para que las mujeres puedan casarse
por lo que muchas son forzadas a contraer matrimonio muy jóvenes: 14%
de las niñas se casan antes de los 15 años de edad y 52% lo hacen antes
de los 18.
Un informe de
Human Rights Watch demuestra que la práctica extendida del matrimonio
infantil pone en peligro el acceso de las niñas yemeníes a la
educación, perjudica su salud y las mantiene como ciudadanas de segunda
clase.
Entre los
casos recogidos por el informe de esta ONG está el de Reem, una chica
nacida en Saná que fue obligada por su padre a casarse a los 14 años
con su primo 21 años mayor que ella. La joven tuvo que contraer nupcias
contra su voluntad, y 3 días después del casamiento, su esposo la
violó. Luego de un intento frustrado de suicidio, se escapó con su
madre para ir a una Corte a pedir el divorcio. La sentencia del juez
fue: “No divorciamos a niñas pequeñas” y la pregunta inmediata de la
joven: “Entonces ¿cómo es que permiten que las niñas pequeñas se
casen?”.
El artículo 15
de la ley del estatus personal en Yemen, es la única protección legal
que tienen las niñas, señala que no pueden tener relaciones sexuales
hasta que alcancen la pubertad, cosa que en muchos casos, como en el de
Reem, no se cumple porque son violadas.
Adicionalmente,
según el informe del Foro Económico Mundial, Yemen es el peor de los
142 países estudiados para las mujeres debido al poco acceso a la
educación secundaria que tienen las niñas, solo 34% realizan estos
estudios. Las estadísticas dan cuenta de las consecuencias: 83% de los
hombres saben leer y escribir mientras 50% de las mujeres son
analfabetas.
Pakistán quedó
en el puesto 141 del Informe sobre disparidad de género. Allí sólo 25%
de las mujeres trabajan actividad que sí realizan 86% de los hombres.
Además, 42% de las mujeres no saben ni leer ni escribir y tan solo 31%
de las niñas ingresa a los estudios secundarios.
Afganistán fue
considerado en el año 2011 como el país más peligroso del mundo para
las mujeres, según un estudio de la Fundación Thomson Reuters, debido a
la guerra, los problemas de salud, la violencia sexual y física,
factores culturales, religiosos, falta de acceso a los médicos y falta
de derechos económicos. Esas condiciones son prácticamente las mismas
que presenta en la actualidad Siria tanto por la guerra civil iniciada
hace 3 años como por la ocupación en algunas zonas por parte del Estado
Islámico.
Diversas ONG
han constatado violaciones de derechos humanos como detenciones
arbitrarias, torturas, restricciones discriminatorias, ejecuciones
sumarias y uso de armas químicas e incendiarias contra mujeres y niñas.
La violencia
también hace la vida aún más difícil para las mujeres en Somalia, pues
en los refugios a los que deben acudir para protegerse de la violencia
armada entre el Ejército y grupos rebeldes como Al Shabaab siguen
corriendo el riesgo de ser abusadas sexualmente: en el último año se
han dado más de 1.700 casos de violación dentro de los lugares de
refugio, por parte de hombres vestidos con los uniformes del Gobierno.
33% de las víctimas eran niñas menores de 18 años.
El problema de
la violencia física o sexual tiene alcance global: 35% de las mujeres
en el mundo han sido víctimas de estas agresiones alguna vez en sus
vidas, según un estudio de Naciones Unidas de 2013. Etiopía y
Bangladesh son los que ocupan el primer lugar en este ranking mundial.
Para el Foro
Económico Mundial las perspectivas para las mujeres aún son muy
negativas en casi todo el mundo: continuarán con salarios más bajos que
los hombres, sufriendo más el desempleo, trabajando más horas por menos
dinero y teniendo más problemas para acceder a puestos de
responsabilidad. La organización proyecta que, al menos, hasta el año
2095 no existirá igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Foto:
La ablación genital es una práctica prohibida desde 2011, pero en esta
tribu Pokot en Kenia continúa siendo muy común. Aunque muchas se
resisten, es un rito obligatorio. (Siegfried Modola / REUTERS).
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