1/28/2015

¿Privilegios o derechos?

CRISTAL DE ROCA
Por: Cecilia Lavalle*


¿Por qué hay quienes se resisten tanto a la igualdad?, pregunté un día. Y un hombre sabio me contestó: “Porque la igualdad supone la cancelación de privilegios”. En Nuevo León hay un botón de muestra.

Este año electoral inicia en nuestro país con novedades. Una reforma constitucional (al artículo 41) que norma la paridad; leyes generales de Instituciones y Procedimientos Electorales, y de Partidos Políticos, con mandatos sobre paridad.

Una institución encargada de organizar las elecciones (Instituto Nacional Electoral), con algunas nuevas atribuciones, entre ellas, nombrar autoridades de los órganos locales, cosa que empezó a realizar bajo el principio de paridad.

Lo que no es novedoso son las resistencias, la oposición a la igualdad entre mujeres y hombres. Esa no ha variado desde el siglo XVII, en que comenzó a hablarse de igualdad. Muchos filósofos de la Ilustración no tuvieron ningún empacho en proclamar la igualdad como valor universal y, acto seguido, excluir a las mujeres. Pues haga de cuenta.

La muestra está en Nuevo León y la encabeza el Partido Acción Nacional (PAN), que a fines del año pasado recibió sentencia contraria por su simulación de paridad (en Jalisco emitió convocatoria para diputaciones locales y, aunque reservó la mitad de sus espacios para las mujeres, las ubicó sobre todo en distritos donde no ha obtenido triunfos).

En la resistencia a la paridad en Nuevo León le acompañan los partidos Verde Ecologista y del Trabajo.

Estos tres impugnaron una decisión de la Comisión Estatal Electoral (CEE), que acordó medidas para garantizar la postulación de mujeres en distritos ganadores, la alternancia de género en las planillas para ayuntamientos, y privilegiar a mujeres en las listas por el principio de representación proporcional (un principio que puede garantizar la paridad en los hechos).

Y en el colmo de una decisión contraria a los derechos de las mujeres, el Tribunal Electoral de Nuevo León decidió proteger los privilegios de los partidos.

Emitió una sentencia (J1-015/2014 y acumulados) en la que parece decirle al CEE: ustedes no deben tomar medidas que garanticen los derechos de las mujeres. Lo que deben hacer es esperar a que los partidos atropellen esos derechos; y cuando lo hagan, pedirles que dejen de atropellarlos; y si no hacen caso, esperar a que alguien impugne para tomar cartas en el asunto.

Ya en el siglo XVII Poulain de la Barre, filósofo que abogó por la igualdad, sostenía que el prejuicio está arraigado en intereses, configura actitudes, troquela conductas y determina ofuscaciones (Cazés, Daniel, “El feminismo en la obra de François Poulain de la Barre”).

Ante tal sentencia, María Elena Chapa, destacada política mexicana cuya trayectoria la ubica en primera fila en las causas de la igualdad, encabezó las impugnaciones a este fallo, en una lista de 37 ciudadanas y ciudadanos de distintas filiaciones políticas.

Es muy probable que la sentencia sea revocada en la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Los magistrados del Tribunal Estatal y los representantes de los partidos lo saben. ¿Por qué, entonces, afanarse en ir contra los derechos de las mujeres?

Porque están dispuestos a defender sus privilegios tanto como puedan. Porque, como sus ancestros de la Ilustración, son incluyentes en el discurso y excluyentes en la práctica.

Conviene recordarles que, en esa misma época y precisamente para exigir la inclusión de las mujeres en el principio de igualdad, nació el feminismo. Y esas son nuestras ancestras.

La meta se llama paridad. Sin simulaciones. Y no hay marcha atrás.

Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.

*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.
 

CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Cimacnoticias | México, DF.-

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