Astillero
La ruta del dinero // Cargo a Santiago Nieto // Odebrecht, Lozoya, EPN // Sexto reino del espot
Julio Hernández López
▲ El presidente Enrique Peña Nieto saluda a quienes asistieron a Palacio
Nacional para oír el mensaje por su sexto Informe de gobierno. Frente a
él, los empresarios Valentín Díez Morodo, Emilio Azcárraga, Alberto
Baillères y Carlos Slim.Foto Presidencia
El cargo que ocupará el
abogado Santiago Nieto Castillo en el próximo gobierno federal es más
importante de lo que parece. Como titular de la Unidad de Inteligencia
Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tendrá
asomo irrestricto a cuanto asunto político, electoral y fiscal le
parezca relevante en términos hacendarios. Y podrá habilitar a sus
jefes, el secretario Carlos Urzúa, y el presidente Andrés Manuel López
Obrador, de material firme, en términos jurídicos y técnicos, para
actuar contra la corrupción y la impunidad.
Conforme a la Presentación de la UIF, en la página oficial de la
SHCP, dicha unidad tiene el propósito de “coadyuvar en la prevención y
combate a los delitos de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita
–comúnmente conocido como lavado de dinero– y de Terrorismo y su
financiamiento”. Dicha UIF fue creada conforme a un decreto de Vicente
Fox Quesada, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7 de mayo de 2004.
Un indicio claro de la condición clave de ese cargo lo da el hecho de
que su titular haya sido Alberto Bazbaz Sacal, un hombre de extrema
confianza para Peña Nieto, al grado que el dicho Bazbaz fue el
procurador de justicia en el estado de México que manejó el tema de la
desaparición de la niña Paulette Gebara, cuyo cadáver fue
encontradoen el resquicio del colchón de su propia cama, en un desenlace absolutamente inverosímil. A pesar de ese demérito gravísimo, Peña Nieto lo nombró titular de la UIF en enero de 2013 y, desde ahí, Bazbaz utilizó la información fiscal
relevantepara propósitos políticos de su jefe. Desde enero de este año, es el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Nieto Castillo llegó a la Fiscalía Especializada para la Atención de
Asuntos Electorales en febrero de 2015, gracias a la promoción que a su
favor hizo la bancada senatorial del Partido de la Revolución
Democrática, encabezada por el poblano Miguel Barbosa. Su punto de
quiebre en esa fiscalía, adscrita a la Procuraduría General de la
República, se produjo cuando pretendió avanzar, con apego a sus
funciones y a la letra de la ley, en el caso Odebrecht y sus vertientes
en México, específicamente la responsabilidad del hasta ahora intocable
Emilio Lozoya Austin y los alcances de esos actos de corrupción hasta la
campaña electoral de Peña Nieto en 2012, más las infracciones graves
que habría cometido el Partido Revolucionario Institucional.
De un golpe, sin consideraciones, Nieto Castillo fue botado de la
mencionada fiscalía, mediante trastadas a cargo de Alberto Elías
Beltrán, quien había llegado al despacho principal de la PGR luego que
Raúl Cervantes Andrade había renunciado al cargo, habiendo dejado éste,
según dijo, todo listo para que el expediente del caso
Odebrecht-Lozoya-México fuera consignado ante la autoridad judicial (lo
que no ha sucedido, hasta ahora).
Nieto Castillo denunció los abusos cometidos para destituirlo y
anunció que buscaría que el Senado (la fuente de su designación) lo
restituyera en la fiscalía. El aparato peñista pasó entonces a una fase
de agresividad explícitamente mafiosa: primero, ofertas de dinero o
mejores cargos a futuro; luego, la divulgación de material de su vida
personal que impactaron a su familia y lo obligaron a anunciar que no
buscaría más el regreso a la oficina caliente.
Ahora, el ex fiscal podrá seguir investigando ese caso y muchos más,
desde la óptica de la mencionada Unidad de Inteligencia Financiera
(¿Nieto contra –Peña– Nieto?). La información que pasará por sus manos
no debe servir, como ha sucedido hasta ahora, para apretar o aflojar,
para consignar o amagar, conforme a los intereses y arreglos del
poderoso en turno.
En tanto, Peña Nieto se regalaba su último paseo regocijado por el
reino del espot, en un acto sin formalidad protocolaria en el que se vio
flanqueado por los morenos presidentes de las cámaras, Porfirio Muñoz
Ledo y Martí Batres, en un episodio más de la Transición de Terciopelo
(de Cierto Pelo, han tuiteado algunos).
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