9/04/2018

Astillero :Julio Hernandez

Astillero
La ruta del dinero // Cargo a Santiago Nieto // Odebrecht, Lozoya, EPN // Sexto reino del espot
Julio Hernández López

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▲ El presidente Enrique Peña Nieto saluda a quienes asistieron a Palacio Nacional para oír el mensaje por su sexto Informe de gobierno. Frente a él, los empresarios Valentín Díez Morodo, Emilio Azcárraga, Alberto Baillères y Carlos Slim.Foto Presidencia
El cargo que ocupará el abogado Santiago Nieto Castillo en el próximo gobierno federal es más importante de lo que parece. Como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tendrá asomo irrestricto a cuanto asunto político, electoral y fiscal le parezca relevante en términos hacendarios. Y podrá habilitar a sus jefes, el secretario Carlos Urzúa, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, de material firme, en términos jurídicos y técnicos, para actuar contra la corrupción y la impunidad.
Conforme a la Presentación de la UIF, en la página oficial de la SHCP, dicha unidad tiene el propósito de “coadyuvar en la prevención y combate a los delitos de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita –comúnmente conocido como lavado de dinero– y de Terrorismo y su financiamiento”. Dicha UIF fue creada conforme a un decreto de Vicente Fox Quesada, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 7 de mayo de 2004.
Un indicio claro de la condición clave de ese cargo lo da el hecho de que su titular haya sido Alberto Bazbaz Sacal, un hombre de extrema confianza para Peña Nieto, al grado que el dicho Bazbaz fue el procurador de justicia en el estado de México que manejó el tema de la desaparición de la niña Paulette Gebara, cuyo cadáver fue encontrado en el resquicio del colchón de su propia cama, en un desenlace absolutamente inverosímil. A pesar de ese demérito gravísimo, Peña Nieto lo nombró titular de la UIF en enero de 2013 y, desde ahí, Bazbaz utilizó la información fiscal relevante para propósitos políticos de su jefe. Desde enero de este año, es el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Nieto Castillo llegó a la Fiscalía Especializada para la Atención de Asuntos Electorales en febrero de 2015, gracias a la promoción que a su favor hizo la bancada senatorial del Partido de la Revolución Democrática, encabezada por el poblano Miguel Barbosa. Su punto de quiebre en esa fiscalía, adscrita a la Procuraduría General de la República, se produjo cuando pretendió avanzar, con apego a sus funciones y a la letra de la ley, en el caso Odebrecht y sus vertientes en México, específicamente la responsabilidad del hasta ahora intocable Emilio Lozoya Austin y los alcances de esos actos de corrupción hasta la campaña electoral de Peña Nieto en 2012, más las infracciones graves que habría cometido el Partido Revolucionario Institucional.
De un golpe, sin consideraciones, Nieto Castillo fue botado de la mencionada fiscalía, mediante trastadas a cargo de Alberto Elías Beltrán, quien había llegado al despacho principal de la PGR luego que Raúl Cervantes Andrade había renunciado al cargo, habiendo dejado éste, según dijo, todo listo para que el expediente del caso Odebrecht-Lozoya-México fuera consignado ante la autoridad judicial (lo que no ha sucedido, hasta ahora).
Nieto Castillo denunció los abusos cometidos para destituirlo y anunció que buscaría que el Senado (la fuente de su designación) lo restituyera en la fiscalía. El aparato peñista pasó entonces a una fase de agresividad explícitamente mafiosa: primero, ofertas de dinero o mejores cargos a futuro; luego, la divulgación de material de su vida personal que impactaron a su familia y lo obligaron a anunciar que no buscaría más el regreso a la oficina caliente.
Ahora, el ex fiscal podrá seguir investigando ese caso y muchos más, desde la óptica de la mencionada Unidad de Inteligencia Financiera (¿Nieto contra –Peña– Nieto?). La información que pasará por sus manos no debe servir, como ha sucedido hasta ahora, para apretar o aflojar, para consignar o amagar, conforme a los intereses y arreglos del poderoso en turno.
En tanto, Peña Nieto se regalaba su último paseo regocijado por el reino del espot, en un acto sin formalidad protocolaria en el que se vio flanqueado por los morenos presidentes de las cámaras, Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres, en un episodio más de la Transición de Terciopelo (de Cierto Pelo, han tuiteado algunos).
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