1/19/2017

El año previo a las elecciones en México: gasolinazo y neoliberalismo



En su mensaje de Año Nuevo, el presidente de México, Enrique Peña Nieto confirmó la necesidad de aumentar el precio de la gasolina, argumentando que esto es indispensable para garantizar la existencia de programas sociales a fines de no empeorar la situación de los más desfavorecidos. Lo cierto es que el gasolinazo es una más de las medidas que se vienen tomando hace décadas y que profundizan la pobreza y desigualdad en ese país. Esto es evidente considerando el contexto económico, social y político en el que se generan las protestas en contra de las medidas oficiales.

El escenario socio-económico en México


En un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se sostiene que en México, el quintil (20%) de las personas con menores recursos apenas concentra 6.5 por ciento de todos los ingresos del país. En contra parte, el quintil más rico posee un 38 por ciento de los ingresos. Además, destaca que en México el salario mínimo se ha estancado por casi 20 años, siendo uno de los más bajos de América Latina [1]. En noviembre de 2016 el salario mínimo era de 1.725 pesos al mes. En zonas urbanas, el valor de la canasta alimentaria por persona es de por lo menos 1.346 pesos. A eso se suman gastos de la canasta no alimentaria que incluye gastos de transporte, vivienda, cuidados personales, salud, educación, recreación y vestido, que se calcula 1.361 pesos al mes por persona. Así, para que un trabajador/a supere el umbral de pobreza debería ganar lo suficiente para cubrir todas estas necesidades, es decir, ganar al menos 2.717 pesos [2].

Lo anterior está asociado a que los ricos son cada vez más ricos en México. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha entre ricos y pobres en México es cada vez más amplia. En la actualidad tenernos que el 10% más rico, gana 30 veces más que el 10% más pobre [3]. En México un multimillonario ingresa al año 2.053 veces lo que ingresa en promedio una persona situada en el 20% más pobre de la población [4]. Esto es parte de la explicación de por qué, para el 2014, 55,3 millones de mexicanos vivían en la pobreza [5].No sorprende entonces la afirmación de Peña Nieto sobre quiénes son los que consumen más gasolina: ‘‘60 millones de mexicanos, los de menores ingresos, sólo consumen 15 por ciento de la gasolina, mientras que 12 millones, 10 por ciento de la población de mayores ingresos, consumen 40 por ciento” [6]. Lo que prefiere dejar de lado el presidente es que el gasolinazo afecta sobre todo a los pobres porque al encarecer el transporte aumenta el precio de las canastas alimentaria y no alimentaria.

¿Fracaso de la reforma energética?
Lo otro que también prefiere obviar Peña Nieto, pero que es evidente, es el vínculo del escenario actual con la reforma energética. Esta reforma, con el petróleo como epicentro, fue pautada en el marco del Pacto por México suscrito por los tres principales partidos políticos en 2012 –Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). El gobierno de Peña Nieto planteó en su momento que los cambios estructurales en las industrias del petróleo y telecomunicaciones producirían tasas de crecimiento positivas. Sin embargo, desde un inicio (y continuando con la estrategia de gobiernos anteriores), el objetivo encubierto fue recortar la inversión pública en la empresa estatal de petróleo, PEMEX, para preparar el terreno que justificara su privatización.



Por un lado, esto implica una clara pérdida de soberanía, al poner el petróleo a disposición de empresas transnacionales, quienes garantizarían (supuestamente) una producción de “mayor calidad y eficiencia” (tal como sostiene el credo neoliberal). En los hechos el resultado está a la vista: el Estado transformó a Pemex en una empresa importadora de petróleo, desarticulando lo avanzado en petroquímica y abandonando la inversión es ese ámbito. La importación representa más del 50% y las empresas extranjeras no han invertido (como era de esperarse) en desarrollo tecnológico en petroquímica [7].

Por otro lado, un dato fundamental es que PEMEX aporta al gobierno federal un tercio de sus ingresos anuales, en tanto que la renta petrolera representa el 6.8% del PIB [8]. De modo que su privatización repercute fuertemente en las finanzas públicas, lo que antes o después llevará a recortar aún más los programas sociales, sabiendo que en los últimos dos años, el gobierno de Peña Nieto quitó más de 9.000 millones de pesos a diferentes programas administrados por la Secretaría de Desarrollo Social [9].Finalmente, un dato revelador es que el ex Ministro de Hacienda, Luis Videgaray, no solo fue uno de los artífices y defensores de la reforma energética [10], sino que además fue el que organizó la visita de Trump a México durante su campaña a la presidencia. La actitud sumisa del gobierno frente a la impertinencia de Trump desató reacciones negativas en la población y Videgaray tuvo que renunciar a su cargo. Sin embargo, luego de que Trump es elegido presidente, Peña Nieto nombra a Videgaray nada más y nada menos que Canciller y le encarga que procure “relaciones de trabajo constructivo” con el presidente republicano, que en una ocasión elogió a Videgaray como “Ministro de Hacienda Brillante” [11]. Parece que una consigna inamovible de Peña Nieto es cuidar celosamente la sumisión al país del Norte, sin importar las condiciones que imponga la presidencia imperial.

El impacto del gasolinazo en las calles


El gasolinazo tuvo un fuerte impacto en la sociedad. Salieron a las calles miles de personas en Ciudad de México, Nuevo León, Sinaloa, Querétaro, Aguascalientes, Jalisco, Chiapas, Michoacán, Estado de México, Puebla, Tabasco, San Luis Potosí y Zacatecas. A las quejas contra el aumento de la gasolina se sumaron consignas de “Fuera Peña Nieto”. En varias localidades, las marchas pacíficas se mezclaron con saqueos y eventos violentos que resultaron en muertos, heridos y detenidos.
Lo siniestro es que según el secretario del Partido de la Revolución Democrática en Ciudad de México, Enrique Vargas Anaya, tanto el Partido de la Revolución Institucional (PRI, actualmente en la presidencia), como el gobierno federal y el Estado de México, contrataron a grupos de pandilleros para cometer actos vandálicos y rapiña para desestimar las protestas ciudadanas por el gasolinazo. El funcionario explicó que a los grupos les pagan de 800 a 1.000 pesos con la promesa de quedarse con lo que puedan robar en los primeros 15 minutos [12]. Lo mismo se denuncia en el caso de Puebla, donde se afirma que el gobierno pagó a saqueadores para violentar el movimiento callejero en contra del gasolinazo [13]. De esta manera, las protestas legítimas en la calle se han desvirtuado en pos de la violencia generada por estos grupos.

Nada más y nada menos que la cúpula de la iglesia católica en México se ha pronunciado en contra de las medidas impulsadas desde el gobierno, advirtiendo que “el país está en llamas” y no solo debido al gasolinazo: “la inseguridad y la violencia que se vive en todo el país son reflejo de la corrupción, el empobrecimiento, la falta de competitividad y la carencia de oportunidades” [14].

El gasolinazo en año previo a elecciones presidencialesConsiderando que estamos en año previo a elecciones presidenciales, vale la pena tener en cuenta las reacciones ante el discurso y la decisión de Peña Nieto de aumentar la gasolina. Uno de los que respondió directamente al presidente fue Cuauhtemoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y que desde 2015 es parte del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA, encabezado por Manuel López Obrador). Cárdenas afirmó: “El Presidente parece desconocer que los 4 años de su gobierno y los últimos 35 de neoliberalismo han sido de fracasos. Que los gobiernos se han desentendido de procurar el bienestar de las familias y proteger la soberanía nacional cayendo en un descrédito profundo” [15]. Además, instó a los mexicanos a “defender la industria más importante, la soberanía de nuestro país y el bienestar común de los mexicanos” [16].

Desde MORENA se considera que la actual situación crítica abre un espacio para la redefinición de alianzas previas a las elecciones. Lo perciben como una oportunidad para que representantes de municipios y Estados del PRD revisen su alianza con el Partido de Acción Nacional (PAN) y en cambio busquen una alianza con las izquierdas.El PAN estuvo en el gobierno de la mano de Felipe Calderón (2006-2012), gestión que apuntaló las medidas neoliberales. El organismo de estadísticas nacionales (INEGI) advirtió a fines de 2012 que en el sexenio de Calderón se llevó a cabo el menor crecimiento de la economía Mexicana en 24 años [17]. La CEPAL confirmó este diagnóstico en 2012, ocasión en la que un ex director de la División de Desarrollo Económico de dicho organismo afirmaba: “México vive el agotamiento del modelo exportador aplicado desde fines de los ochenta y que cobró forma en 1994 con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte” [18]. Es decir, la economía mexicana se vio perjudicada por el tratado de libre comercio asimétrico firmado con Estados Unidos y Canadá. Pero el economista sostenía también que otro factor que explicaba la debacle era la crisis de producción del sector petrolero, el más importante de la economía mexicana [19]. 

Esta declaración deja en evidencia que la desarticulación de PEMEX, es parte de la neoliberalización que vienen llevando a cabo tanto de gobiernos del PAN (especialmente la administración de Vicente Fox), como del Partido de la Revolución Institucional (PRI), destacando el sexenio de Salinas de Gortari.Pero el sexenio de Calderón se destacó además por la implementación del programa de “lucha contra el narcotráfico” en conjunto con Estados Unidos, la Iniciativa Mérida. La guerra contra el narcotráfico tuvo como contraparte el saldo de 60 mil muertos y 150 mil desplazados. Hasta su último día en el gobierno, Calderón “continuó haciendo caso omiso de los indicios fehacientes de violaciones a derechos humanos generalizadas, como detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, cometidas por fuerzas policiales y de seguridad” [20]. De hecho, en noviembre de 2011, fue acusado ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad que dejaron a México en situación de crisis humanitaria [21]. A pesar de esto, la esposa de Calderón, Margarita Zavala se presenta como legítima candidata a la presidencia por el PAN y es primera en intención de voto en las encuestas, con un 30% frente al candidato de MORENA, López Obrador [22].

Ante este escenario, algunas voces sugieren que debería apostarse por una unión de las izquierdas, liderada por MORENA y el PRD, sumando a agrupaciones de izquierda que estén por fuera de los partidos políticos pero que coincidan en la importancia de una unidad, así como de agrupaciones sindicales y organizaciones agrarias y populares. Por el momento, tal como está el panorama, a menos que haya una unidad, el PAN es el que tiene mayores posibilidades de ganar. Si este proceso de un bloque único de la izquierda progresa, un sector creciente del PRD se unirá a ésta y no al PAN, aumentando la posibilidad de que éste último pierda influencia [23].Un dato más que ayuda a comprender este “pedido de unidad” es que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Congreso Nacional Indígena (CNI), acordaron en participar de forma independiente en las elecciones presidenciales de 2018, previa realización de consulta para postular a una mujer indígena como candidata [24]. 

La noticia generó inmediatamente reacciones en MORENA, debido a que en las elecciones presidenciales de 2006 y el 2012 el movimiento zapatista llamó a no votar por Manuel López Obrador, de modo que la candidatura independiente podría ser un factor de competencia, o llevaría a dividir el voto en la izquierda [25].En los hechos, la izquierda institucional, en particular el PRD, carece de credibilidad justamente debido a alianzas con partidos de derecha y conservadores que han implementado sin tregua las reformas neoliberales. Hasta ahora, el zapatismo nunca se había presentado de modo independiente a elecciones. 

MORENA obtuvo relativamente buenos resultados en los comicios de junio de 2016, cuando se eligieron representantes para la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y gobernadores. Pero también en esas elecciones se hizo evidente que el gran ganador es el abstencionismo [26]. El año electoral puede ser una oportunidad para que la izquierda agrupada en partidos políticos logre primero, ganar el interés y la confianza de la gente en la democracia, para lo cual precisará, entre otras cosas, de un proyecto serio que muestre con claridad los pasos a seguir para un cambio de rumbo real a favor de las mayorías.

Notas:

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