1/20/2017

2018, Barbosa y “adefesios” del PRD


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre 
La advertencia del coordinador de los perredistas en el Senado respecto a que en el Partido de la Revolución Democrática “hay quienes pugnan por alianzas con Acción Nacional para impedir que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia de la República en 2018”, es para que reflexionen los dirigentes de los grupos enquistados en la cúpula partidista, en particular la desprestigiada y aun devaluada (sin ser moneda) Nueva Izquierda, de la que proviene Miguel Barbosa.
El legislador poblano prevé que la “intención es quitarle a la izquierda electoral más fuerte de México entre cinco y 10 puntos”. Para ello, detalló, “quieren una coalición con el PAN en el estado de México porque prefiguraría la coalición PAN-PRD en 2018”. Abundó que “algunos adefesios” del sol azteca “están en ese cierre de filas con la derecha”, y que de continuar con esos acuerdos “es la ruta para la desaparición” del partido del 6 de julio, fundado por una diversidad ideológica y política aglutinada bajo el liderazgo –mutado en una suerte de cacicazgo– de Cuauhtémoc Cárdenas, después de que Carlos Salinas le “robó” la Presidencia aquél día de 1988, como denunció en múltiples espacios, pero sin la suficiente movilización.
Por desgracia no sería la primera ocasión que grupos y partidos de las izquierdas desempeñan aquel papel. Con independencia de las preferencias partidistas o la ausencia de ellas, aquél fue el rol desempeñado por Cárdenas Solórzano en 2006 y en corto lo explicaba como resultado de la persecución que emprendió López Obrador contra algunos de sus hombre en el Gobierno del Distrito Federal “por supuestamente ser corruptos”, sin previo aviso directo. “En tales condiciones era muy difícil que yo apoyara la candidatura de Andrés”, le escuché decir, palabras más palabras menos. Y con oficialmente .56 por ciento de diferencia en las urnas, Felipe Calderón se encaramó en la silla presidencial rodeado de militares e impulsado por buena parte de la plutocracia.
Para qué hablar de Patricia Mercado quien como candidata fue la primera en reconocer el “triunfo” de Calderón Hinojosa, el marido de Margarita Zavala, suspirante a Los Pinos y con atributos individuales para lograrlo, pero no con el lastre del padrinazgo del soldadito de plomo que impuso la guerra contra el narcotráfico para legitimarse en la Presidencia, pagarle a George W. Bush –el guerrerista global–, su apoyo, y responder al reclamo ciudadano de mayor seguridad pública.
Sin embargo, pareciera mejor advertir con mucha anticipación sobre los alineamientos y operativos políticos para perjudicar al candidato que por tercera ocasión aspira a despachar en Palacio Nacional y si pierde, por las buenas y/o por las malas (se entiende), se irá a La Chingada, rancho situado en Palenque, Chiapas. No cometerá el despropósito de su maestro y amigo que todavía en 2006 pretendió ser candidato presidencial. Pero el alumno superó al maestro y en lugar de asumirlo con orgullo legítimo, Cárdenas obstruyó la candidatura presidencial de AMLO. Y en 2012 la “apoyó” en forma tardía.
La “mafia del poder” en México –en España así denominan a la propia–, tiene varias cartas. Para algunos, el Revolucionario Institucional usará las “candidaturas independientes”, lo que por supuesto no significa que sean hechizas o formen parte de un compló, la política es harto compleja y las simplificaciones estorban el entendimiento. Lo cierto es que la posibilidad de que un candidato tricolor triunfe se observa, hoy, demasiado remota.

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