1/16/2017

Los periodistas pal café. . . .



A medio mes del inicio de las alzas en gasolinas y diésel, las protestas continúan. Este fin de semana hubo marchas y manifestaciones en varias partes del país (en la Ciudad de México hubo, además, asambleas populares organizativas y convocatoria a más movilizaciones), en un proceso que, al repudio inicial del gasolinazo, va sumando denuncias y demandas locales y regionales. Así se vio, en especial, en Mexicali y en Tijuana, donde una de las proclamas principales fue en contra del gobernador de Baja California, el panista Francisco Vega de Lamadrid, a quien llaman Kiko, por la privatización del servicio de agua potable, y por acusaciones de corrupción contra ese gobernador y los presidentes municipales, también panistas, de las dos principales ciudades de esa entidad. Además de las marchas multitudinarias, en Tijuana se continuó con la obstrucción temporal del paso en casetas internacionales.
Hay elementos notables en esta persistencia de la indignación social. Las movilizaciones, en las que participan muchas personas usualmente ajenas e incluso críticas de esas formas de protesta, se han mantenido a pesar del intento de poderes oscuros por instalar el virus del miedo a través de grupos manipulables, sobre todo en el estado de México, pieza central de las maquinaciones de gobiernos priístas. No hay líderes formales, organización permanente ni participación de partidos (Morena y el PRD han hecho actos puntualmente circunscritos a su ámbito partidista, sin mezclarse expresamente ni participar con ánimo protagónico en las movilizaciones populares). Incluso, resalta el hecho de que en varios de los lugares donde más recia ha sido la oposición al gasolinazo (particularmente en ciudades del norte del país) no haya estructuras partidistas y sociales de izquierda con suficiente fuerza, y el reparto de votos electorales suela darse entre PRI y PAN.
Esa protesta persistente y creciente se está nutriendo de dos elementos evidentes. Por un lado, con cada discurso, conferencia de prensa o declaración circunstancial, el presidencialismo peñista confirma a los mexicanos que no puede dar marcha atrás ni lo va a hacer (pues la viabilidad presupuestal depende de estas formas de financiamiento extraordinario), con un fraseo tecnocrático que genera más irritación social y con muy desafortunadas expresiones a cargo del propio Enrique Peña Nieto (¿qué hubieran hecho ustedes? y la muerte de la gallina de los huevos de oro). Ese comportamiento declarativo de las autoridades constituye una forma de incitación al levantamiento cívico.
Por otra parte, tal como la gran mayoría de los mexicanos sabía y temía (aunque los altos funcionarios federales se esmeraban en asegurar lo contrario), el gasolinazo ha sido el preludio de una inflación generalizada. Ayer, en las tendencias de Twitter estaba en los primeros lugares la etiqueta #MexicoSinTortillas, que agrupaba los diversos comentarios y reportes relacionados con la elevación del precio de ese producto fundamental en la alimentación de los mexicanos. Con autorización oficial o sin ella, las tarifas del transporte público también son ajustadas por los concesionarios a la realidad económica derivada del primer golpe, el gasolinazo. Todo va subiendo de precio, en una economía que se agazapa, en espera de peores noticias.
El desasosiego nacional tiene como referente, además, la inminente toma de posesión del peor enemigo explícito de México desde la Casa Blanca, Donald Trump. Aún sin haber llegado al poder, el rubio multimillonario ha causado daños a la economía mexicana, como la supresión del proyecto automovilístico de la Ford en San Luis Potosí y las amenazas explícitas a otras marcas, en caso de que insistan en producir vehículos en plantas instaladas en México. La paridad cambiaria es otra de las áreas damnificadas. Y hay el temor de que pueda darse alguna maniobra contra las remesas enviadas por paisanos a sus familias en México.
Contra esa amenaza cantada, la administración de Peña Nieto no ha encontrado mejor fórmula que ceder la plaza y entregar al propio Trump las dos piezas centrales de lo que debería haber sido un eje de resistencia y ataque. El manejo diplomático en esta etapa peñista ha sido desastroso. El sexenio comenzó con José Antonio Meade Kuribreña como canciller, tan ajeno al tema de las relaciones exteriores como Claudia Ruiz Massieu, quien le sustituyó en 2015, y como Luis Videgaray Caso, nombrado éste para el cargo justamente por la presunta cercanía y buen entendimiento que tiene con el implacable verdugo que ahora despachará desde la Casa Blanca (la de Washington).
En materia de embajadores ante Estados Unidos, el peñismo ha transitado con un promedio de uno por año: Eduardo Medina Mora, quien luego dejó el cargo para ser impuesto como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Miguel Basáñez Ebergenyi, académico, amigo de Alfredo del Mazo González y del propio EPN, despedido con malos modos; Carlos Manuel Sada González, con amplia experiencia diplomática, ahora a cargo de la subsecretaría para asuntos de América del Norte en la SRE y, el más reciente, Gerónimo Gutiérrez, quien fue alto funcionario en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, con un perfil orientado a atender primordialmente los aspectos de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sin mayor sensibilidad ni vocación social, en un momento en que los paisanos requerirán de defensa y atención mucho más allá de lo burocrático.
Con ese cuadro de infortunios ya cumplidos o por cumplirse, resulta explicable que muchos mexicanos estén tomando conciencia combativa y se estén manifestando en las calles y las plazas. Falta ver si este despertar logra convertirse en acción cívica, social y política que sea perdurable y eficaz.
Y, mientras en el estado de México sigue la pugna entre priístas por la postulación de candidato a gobernador, y el flanco PAN-PRD continúa especulando con la posibilidad de presentar a Alejandro Encinas, ¡hasta mañana!, Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx




FotoHoy a las 8 de la mañana regresa el noticiario de Carmen Aristegui sólo por Internet. Mujer indómita, ha sido víctima de las embestidas de dos presidentes: primero, el panista Felipe Calderón, y luego el priísta Enrique Peña Nieto. La primera fue en febrero de 2011. Carmen fue despedida por MVS Radio después de que hiciera referencia a una protesta de diputados del PT en Sán Lázaro. Habían colocado una manta con la fotografía del presidente Calderón en la que se leía: ¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? No, ¿verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país? Joaquín Vargas, uno de los dueños de la emisora, admitiría después, en 2012, que detrás del despido de la periodista hubo presión del gobierno federal. Fue recontratada y se estableció un código de ética. La segunda salida sucedió con motivo de un extenso reportaje sobre la Casa Blanca de la familia presidencial, publicado el 9 de noviembre de 2014. El inmueble había sido comprado por la señora Angélica Rivera a la constructora Grupo Higa, beneficiada por Peña Nieto con contratos gubernamentales. Semanas después, el 13 de marzo de 2015, MVS dio por terminada su relación con Carmen. No desapareció del mundo informativo. Su portal Aristegui Noticias en Twitter acaba de sobrepasar 7 millones de seguidores. CNN la conserva en su equipo de comentaristas. Y tiene en el diario Reforma un link a su portal y una columna semanal. Regresa el equipo: Denisse Dreser, Sergio Aguayo y Lorenzo Meyer. Pueden escuchar el programa, a partir de las ocho de la mañana, de lunes a viernes, conectándose por Internet a AristeguiNoticias.com. En YouTube al canal Carmen Aristegui. ¿Vuelve el autor de este espacio? Conéctese para que salga de dudas.
Propone recorte de mil millones al Senado
Ante las circunstancias adversas que atraviesa el país, la senadora independiente Martha Tagle propuso a su Cámara aplicar un recorte de mil millones de pesos a su presupuesto de 2017. Tagle pidió que el Senado trabaje este año con el mismo presupuesto de 2016, lo que implicaría renunciar al aumento de 120 millones de pesos que le autorizó la Cámara de Diputados. Adicionalmente se realizaría una reducción a cinco de los seis rubros en los que está etiquetado el gasto senatorial y que son considerados innecesarios o excesivos, entre ellos el presupuesto destinado a los grupos parlamentarios, a subsidios, combustibles y alimentos.
¿Transó Yunes con Peña Nieto?
Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena, acusó a Miguel Ángel Yunes, gobernador (alianza PAN-PRD) de Veracruz, de un presunto pacto con el gobierno federal para no revelar los nexos del presidente Enrique Peña Nieto con el prófugo de la justicia, Javier Duarte. A través de su cuenta de Facebook, AMLO declaró: Los problemas de Veracruz van de mal en peor. Yunes negoció con Peña Nieto, lo chantajeó con información sobre su asociación con Duarte, a cambio ha recibido 7 mil 500 millones de pesos que maneja discrecionalmente y continúa reinando en el estado la corrupción, la pobreza, el desempleo, la inseguridad y la violencia. Yunes respondió vía Twitter: en la democracia y el estado de derecho el que acusa debe presentar pruebas ¡hazlo! Vives del presupuesto, eso si está probado. López Obrador respondió también vía Twitter: “Si no es cierto que Yunes transó con EPN, que aclare por qué desistió de hacer la revelación que ‘cimbraría’ a México. Farsante y corrupto”. Ya son tres meses de fuga, desde el 12 de octubre que pidió licencia.



Barack Obama pronunció su último discurso como presidente de la Unión Americana. A diferencia de la conferencia de prensa en la que Donald Trump intentó dar algunas claves de lo que presumiblemente serán las metas de su mandato, el mandatario saliente delineó con su conocida pulcritud, en forma pausada y articulada, lo que a su juicio son los retos para el país en el futuro inmediato, a partir de los avances sociales y económicos de los pasados ocho años. Las claves de las profundas diferencias que uno y otro tienen de entender la política y el deber ser son evidentes. El demócrata subrayó el peligro de apartarse del camino que permitió esos logros, mientras el republicano eslabonó una sucesión de adjetivos, mediante los que fue difícil encontrar una propuesta coherente sobre el rumbo del país. Las diferencias entre uno y otro discurso son abismales: esencia en uno y vacuidad en el otro. Por ahora vale dar cuenta de algunos puntos en los que Obama bosquejó las condiciones actuales de la nación y delineó una hoja de ruta, en contrapunto con la que, todo indica, Trump rescribirá a partir del próximo 20 de enero.
Enfatizó que hace ocho años muchos hubieran dicho que era demasiado ambicioso superar la mayor recesión ocurrida desde los años 30; rescatar la industria automovilística estadunidense de una quiebra inminente; comenzar el más largo periodo en la creación del empleo de la historia del país; abrir un nuevo capítulo de relaciones con Cuba; detener el programa de producción de armamento nuclear en Irán; eliminar al cerebro que perpetró el 9-11; ganar la igualdad en los matrimonios; extender a más de 20 millones de personas el derecho al seguro médico; doblar la capacidad de producción de energía renovable y sentar las bases para salvar al planeta de un desastre ambiental. Los resultados están a la vista. Advirtió que la sociedad no funcionará hasta que todos tengan las mismas oportunidades económicas y mientras uno por ciento amase la parte del león de la riqueza y el ingreso. Una de sus frases más contundentes fue cuando enfatizó que uno de los peligros para la democracia es la discriminación racial, y concluyó: Si somos incapaces de invertir en la educación de los niños inmigrantes sólo porque los vemos distintos, estamos minando nuestro futuro y el de nuestros hijos. Esos niños de color café, potencialmente representan la futura fuerza de trabajo en América.



El tema que ha ocupado las dos últimas columnetas me ha ocasionado gran satisfacción, pues ha propiciado un alza considerable en las comunicaciones con las que la multitud me retroalimenta. Obviamente en este caso la mayoría tiene remitente femenino y, más obviamente, son dolidas, indignadas, fúricas reclamantes por los datos que he presentado.
Una familia de mi pueblo, plena de maestras (Norma, Elizabeth, Soledad, Lourdes, Carrillo y la directora en jefe, doña María de Jesús), me dice: “No es que ignoráramos las cifras que proporcionaste, pero, leídas de un trancazo, dan miedo, tristeza y harta muina. (Supongo que tan airada reacción se debe a que la familia es medio pariente de la señora Alvírez, fallecida en un barrio de Saltillo, allá por el año de mil novecientos, muy presente lo tengo yo.) Recuérdese que el móvil íntimo, profundo, que provocó la tragedia a la que hago referencia, fue la insensible y torpe negativa de Rosita a Hipólito a llevar a cabo un acto para el que, muy claramente había sido convocada: bailar. Hipólito fue muy derecho (así somos los de allá), y fundamentó su solicitud: Rosita, no me desaigres, la gente lo va a notar. El retobo, sin justificación alguna, de la señorita Alvírez fue la causa eficiente, la gota derramadora de una dignidad puesta en entredicho. ¿Usted qué hubiera hecho?
En esta columneta quisiera agotar ya los datos más duros sobre la situación femenina, porque tiene algunos otros en torno a los niños, ancianos y jóvenes que no deben pasar por alto. Comienzo entonces con una nota que publicó la revista Voz y Voto, que tiene como protagonista central al ínclito humanista, caballero andante, el sir Walter Raleigh xalapeño. Su antecesor pasó a la historia por su gesto galano y efectista de tender su elegante capa roja sobre un lodazal (de los que por fortuna no conocemos en CDMX) para que la reina Isabel, de la Inglaterra de ese entonces, mil quinientos y tantos (¿no será la misma que actualmente habita el Palacio de Buckingham?), pudiera ­cruzarlo sin mácula alguna en sus zapatillas (ella, que sin duda alguna era, totalmente Palacio). Pues el Raleigh autóctono, era el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con sede en Xalapa. En ese carácter asistió (gastos pagados), a Villahermosa, Tabasco, a una reunión denominada La paridad y la violencia de género en el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres, en la cual tuvo una brillante participación de la que destacamos algunos de sus más prístinos conceptos: Como mexicano (¿y como noruego o finlandés, no?) me duele que algunas mujeres ocupen cargos públicos a cambio del acostón, por estar bien buenas o por tener nalgas exquisitas. Ya imagino los intensos dolores que sufriría el declarante si esos cargos los hubieran obtenido las mujeres por una simple sentada y no por un acostón, si en vez de estar bien buenas, estuvieran menos que regulares y, por el contrario de nalgas exquisitas, las tuvieran plenas de soriasis.




Por segundo año consecutivo, en 2016 el INEGI nos sorprende con índices de precios que no parecen compaginar con la realidad o al menos con la coherencia. Tal es el caso del INPC y del índice correspondiente a la Canasta Básica.
Inflación al consumidor
Según el INEGI, el Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) únicamente tuvo un aumento de 3.36% en 2016; ello no obstante que el peso se devaluó 20.85% en el año frente al dólar encareciendo muchos de los insumos, productos y servicios que el país importa –buena parte sin justificación económica válida–, y que el índice de precios a que vende el productor (INPP) aumentó 7.73% en el año (Gráfico 1).
De los ocho grandes rubros que integran el INPC y que determinan sus variaciones, en cinco los precios superan el 3.36 global de 2016; en un caso, Ropa, calzado y accesorios, el índice fue casi igual (3.26); y en dos casos fue inferior: Vivienda (1.11), y Muebles y accesorios domésticos (2.19) (Gráfico 2).
Los cinco rubros (o subrubros) básicos con índices superiores al INPC fueron: Alimentos 4.48%; Salud 5.04; Transporte 4.25; Educación 4.59; y otros servicios 4.89%




Corte de caja: de lo formalmente prometido a los resultados tangibles, el gobierno peñanietista reporta un voluminoso cuan creciente déficit con los mexicanos –a quienes ofreció mover a México–, que el inquilino de Los Pinos –junto con su gabinetazo– ha querido compensar a golpe de discursos (cada vez más huecos), mientras la realidad devora a los habitantes de este país.
¿Qué fue del júbilo inicial por la llegada del grupo que sí sabe gobernar? En diciembre de 2012 el recién estrenado inquilino de Los Pinos aseguraba que vienen, de eso estoy convencido, mejores tiempos para todos los mexicanos, porque éste es el momento de México, y a propios y extraños ofrecía resultados tangibles a corto plazo. La cereza retórica la daba el ex ministro del (d) año, Luis Videgaray: lo mejor está por venir.
Consumidas dos terceras partes del sexenio peñanietista el recuento político, económico y social es terrible, con ganas de empeorar en el tramo restante. Y si lo mejor está por venir entonces agárrense, que en cuatro días más a las barbaridades internas se sumarán las promovidas por el salvaje de Donald Trump, dispuesto a destrozar a México, y de pasadita a lo que queda del gobierno peñanietista.
A Peña Nieto le ha dado por pronunciar frases coleccionables que de nada sirven, pero que, supone, hacen más bonitos sus discursos, como la del ¿ustedes qué hubieran hecho? o la del cadáver de la gallinita. Entre las más recientes se cuenta la siguiente: la realidad se nos ha impuesto, nos ha alcanzado, pero se han tomado decisiones con sentido de responsabilidad, con carácter y con firmeza.
Lo anterior, desde luego, no es un reconocimiento de que la cruda realidad siempre ha estado presente, que nos ha hecho trizas y de que el inquilino de Los Pinos estuvo ciego cuatro años, sino un mensaje claro y directo a los mexicanos: jódanse, que el mega gasolinazo, y lo demás no se moverá un milímetro. La realidad es para ustedes y de la proporción que ordene el gobierno. Al mismo tiempo dice que se han tomado decisiones con sentido de responsabilidad, con carácter y con firmeza, y sí: son las mismas que a lo largo de 34 años han hundido al país.
¿Qué depara a los mexicanos el último tramo del gobierno peñanietista? Si las cosas van bien, más de los que hasta ahora han padecido, pero todo indica que será aún peor. Agarraos, pues.
En vía de mientras, y ya reconocida la realidad, Peña Nieto y sus muchachos prometen, otra vez, que no permitirá el aumento injustificado de precios, por mucho que las alzas en los productos básicos son de todos los días, ya por el raquítico comportamiento económico, la permanente devaluación del tipo de cambio, el mega gasolinazo y lo que se acumule.
En una economía de mercado libre, como la defendida a capa y espada por el actual gobierno y sus antecesores, sin traba alguna ni mecanismos compensatorios para el consumidor, ¿cómo impedirán los aumentos de precios y quién los calificará de justificados o injustificados? La Profeco es uno de los elefantes blancos del régimen, carece de dientes para proteger a sus presuntos protegidos y su labor, en el mejor de los casos, se limita a la conciliación entre las partes en pugna.
Algunos aumentos no impactan en otras áreas, pero los relativos a los combustibles sacuden hasta el sector más pequeño de la actividad económica. Con alzas hasta de 24 por ciento en gasolinas y diésel (más las que se registren en la primera mitad de febrero y, a partir del día 18 de ese mes, todos los días del año), ¿en serio cree el gobierno peñanietista que no se registrarán incrementos por el simple hecho de que él diga que no?
Si a lo anterior se suma la permanente devaluación del peso frente al dólar (que en lo que va del sexenio acumula 70 por ciento), en una economía que depende en grado sumo de la estadunidense y el estómago de los mexicanos también, ¿realmente considera que no habrá un alza generalizada, así sea paulatina en el mejor de los casos?



La presidencia de Barack Obama está en sus últimas horas antes de ser sometida a la historia. Su discurso de adiós, la semana pasada, una vez más resaltó su talento retórico y la elegancia de sus mensajes –conmovió a muchos hasta las lágrimas–, pero demostró que también es útil para disfrazar ciertas realidades. Asumió crédito por todo, y responsabilidad por casi nada.
Obama no sólo marcó historia por ser el primer presidente afroestadunidense; su triunfo detonó júbilo alrededor del país y del mundo con su mensaje de esperanza y cambio después de la pesadilla del gobierno de George W. Bush. Vale recordar que fue tan grande el suspiro colectivo mundial, que fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz antes de cumplir un año en la Casa Blanca.





En días recientes la empresa Demos SA de CV, editora de este diario, comunicó a sus trabajadores la impostergable necesidad de ajustar el contrato colectivo de trabajo a fin de dar viabilidad a la organización y a su producto informativo en las circunstancias actuales, caracterizadas por una crisis generalizada del periodismo impreso, una difícil e incierta situación económica nacional y una distorsión en las finanzas de la propia Demos que ha llevado a destinar más de 90 por ciento de sus ingresos al pago de salarios y prestaciones.

El Congreso debe tomar medidas para no ir al despeñadero
El resquebrajamiento de nuestro país, en la economía, en la educación, en los niveles intolerables de corrupción-impunidad en todo el sistema de justicia, hace indispensable una decisión del Congreso de la Unión, con miras a proteger, antes de que lleguemos todos al despeñadero, a los diversos sectores de la población de México, enfocada a dos elementales aspectos:

La tormenta arrecia. Amenazan vientos fríos y huracanados del norte, que se acentuarán desde el próximo viernes, y un ciclón se forma a ras de tierra en todo el país. No hay dónde refugiarse.

Es tal la contaminación que padece Ulán Bator, capital de Mongolia, que el presidente Tsakhiagiin Elbegdorj reconoció que registra niveles catastróficos. Vivir en Ulán Bator significa hacerlo en un medio ambiente peligroso e inseguro, por lo que es inevitable adoptar restricciones, dijo. Entre otras, desalojar a miles de familias nómadas que en invierno migran de la estepa para refugiarse del intenso frío en las áreas pobres de la capital. Elbegdorj sostiene que los campesinos no saldrán de sus lugares de origen si tienen allí trabajo en nuevas industrias y condiciones adecuadas para soportar el crudo invierno.

En un contexto de grave crisis política e institucional acentuada por las protestas sociales detonadas por el gasolinazo, y en una coyuntura signada por las promesas de Donald Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) e imponer aranceles a productos manufacturados que ingresen a territorio estadunidense provenientes de México, a lo que se suma la amenaza de extender el muro fronterizo y expulsar a 2 millones de indocumentados con antecedentes penales, Enrique Peña Nieto decidió designar a su mil usos, Luis Videgaray, como secretario de Relaciones Exteriores.

Fracasó la estrategia del miedo. La represión asesina, las cortinas de humo mediáticas y los provocadores violentos no lograron apagar el fuego de la indignación ciudadana. Al contrario, hicieron crecer aún más la llama de la protesta y la esperanza.

Esta nueva crisis de la economía mexicana tiene sus propias interpretaciones de tipo convencional. Una de ellas parte del impacto de las medidas que el gobierno de Trump aplicará para proteger el mercado y a los trabajadores estadunidenses.

Desde el 2 de enero de 2017 una imagen me acompaña en la mesa en la que trabajo. En blanco y negro, está impresa en papel bond. Es una foto de John Berger. Se ha ido, dicen que dijo ese día su hija para avisarnos a todos que había muerto. Parecería que con su partida estaba reviviendo una conversación del domingo 18 de octubre de 2009 en la que se expresaba que todos somos peregrinos en nuestra vida, transeúntes. Quizá por eso, en la cabañuela de febrero de este año, parecía que había abierto la puerta de su casa para una de sus tantas caminatas por el mundo. Esta vez salió a andar por el universo, al infinito.
La hostilidad manifiesta de Donald Trump contra el pueblo mexicano (no contra su gobierno ni sus magnates, que le parecen nice guys) se basa en una mentira monumental. Es lo que encabrona. Nadie niega que en San Diego, Pilsen o Queens operan pandillas de mexicanos maloras, ni que el brazo de los cárteles es largo en función del mercado estadunidense. Pero tales bandas nunca son tantas ni tan fuera de control como las compuestas por los propios ciudadanos estadunidenses. Sabido es el efecto corruptor de las ciudades de Estados Unidos para miles y miles de jóvenes centroamericanos y mexicanos. Un ejemplo: la temida Mara Salvatrucha fue producto combinado de la fórmula: miseria colonial en El Salvador-paramilitares y guerra-exilio a Los Ángeles y San Diego-contacto con la violencia yanqui-fácil acceso a los guns-alto valor de las drogas-expulsión ulterior de la Tierra de las Oportunidades.


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