(16 de enero, 2017. Revolución
TRESPUNTOCERO).- “La comunidad de negocios estadunidense en México ve
con buenos ojos el nombramiento de Luis Videgaray Caso como secretario
de Relaciones Exteriores: siempre ha estado ‘muy alineado’ con sus
intereses y será un ‘interlocutor muy válido para llevar adelante la
negociación’ con la administración de Donald Trump”, dice a Proceso,
durante una entrevista el argentino José María Zas, director general de
American Express en México.
El ejecutivo, también
presidente de la Cámara de Comercio Estadunidense en México (American
Chamber of Commerce of Mexico, A. C. o Amcham), considera que el
comercio será “el tema número uno” de la relación de los gobiernos
mexicano y estadunidense.
Además, explica al medio
que, las empresas afiliadas a la Amcham aprecian a Videgaray, quien ideó
y organizó la polémica visita de Trump a Los Pinos, junto con Jared
Kushner, yerno y director de campaña del magnate.
La
razón: el exsecretario de Hacienda “siempre estuvo muy alineado” con la
cámara, a la que “ayudó mucho, en muchas cosas”, subraya. Confirma que
la Amcham tiene un canal de comunicación directo con el nuevo canciller
y, de hecho, “lo tenemos con todas las secretarías”, precisa.
Durante
su campaña electoral Trump prometió a los electores estadunidenses que
adoptaría medidas proteccionistas para conservar los empleos en Estados
Unidos. Aseveró que renegociaría el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte e impondría aranceles a las empresas que producen bienes en
México para el mercado estadunidense.
El pasado
martes 3 de enero, la empresa Ford anunció la cancelación del proyecto
de construir una planta de ensamblaje en San Luis Potosí. Aunque la
empresa afirmó que esta decisión derivó de una estrategia comercial
interna, Trump se atribuyó de inmediato el mérito de la cancelación y
aseveró, en su cuenta de Twitter, que “sólo es el inicio, vienen muchos
más”.
Los siguientes dos días, el magnate fustigó en
la red social a General Motors y Toyota –de origen japonés–: denunció
sus decisiones de fabricar el modelo Chevrolet Cruze en Ramos Arizpe,
Coahuila, y de abrir una planta de ensamblaje en Guanajuato,
respectivamente. “Fabriquen en Estados Unidos o paguen grandes
aranceles”, amenazó.
Además, el periodista Mathieu
Tourliere, recuerda en el texto de Proceso, que el pasado lunes 9,
Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de Fiat Chrysler, afirmó que
consideraba “bastante posible que tengamos que retirarnos” de México si
Trump impone tarifas aduaneras muy altas. La empresa opera ocho plantas
de producción en Saltillo y Toluca, en las que trabajan 10 mil personas.
Y
en la conferencia de prensa que dio el miércoles 11, Trump confirmó que
pondrá un “gran impuesto fronterizo”. Les dijo a las empresas: “Si
creen que podrán vender (los productos fabricados en México) a través de
una frontera muy, muy porosa, no una frontera débil –de hecho ni
tenemos frontera, es un colador roto–, están equivocados. Pagarán un
impuesto fronterizo muy pesado”.
En tanto, Zas
reconoce que la actitud de Trump “trae nerviosismo” en la comunidad de
negocios. “Algunos lo interpretan como agresividad; yo lo interpreto más
como picardía política. Trump está haciendo un buen trabajo mediático a
través de Twitter; lo hace muy inteligentemente, lleva buenas noticias a
la sociedad estadunidense”, añade.
Hasta ahora
ninguna empresa afiliada a la Amcham ha recibido instrucciones del
equipo de Trump para reubicar su producción en Estados Unidos, dice.
“Por ahora” no están en peligro las manufacturas de capital
estadunidense establecidas en México, pero estima que las inversiones en
México se detendrán en los próximos seis meses, por lo menos:
“Como
no son claras las reglas del juego, por sentido común básico (como
inversionista) quiero ver qué va a pasar, como lo queremos saber todos. A
la medida que se esclarezca el panorama, yo creo que los buenos tiempos
van a volver”, sostiene el ejecutivo.
“Queremos ver
cuál es el resultado final del partido cuando el juego todavía no
empezó”, ejemplifica. Añade que a partir de la toma de posesión de
Trump, iniciarán las negociaciones y el diálogo con la nueva
administración.
Por eso es importante que el gobierno
mexicano, a través de Videgaray, tome el liderazgo y empiece a tener
reuniones con la nueva administración para ver cuáles son los puntos que
están en discusión”, plantea.
La Amcham vela por los
intereses de más de mil 400 empresas afiliadas, entre ellas gigantes de
las industrias automotriz, refresquera y química, aerolíneas,
consultorías globales, empresas petroleras y corporaciones del sector de
las nuevas tecnologías, las cuales suman 70% de las inversiones
extranjeras en México.
Esa cámara pretende “actuar y
ser considerada líder de opinión en la comunidad de negocios
estadunidense, ayudando a moldear positivamente las políticas que
impactan el entorno de negocios entre México y Estados Unidos”. Zas
afirma que la Amcham cabildeará en Washington para defender el acuerdo
de libre comercio.
El anuncio que Ford cancelaba la instalación de su planta en San
Luis Potosí tomó por sorpresa al gobierno del estado. Gustavo Puente
Orozco, secretario de Desarrollo Económico, dice que diariamente estaba
en contacto con la empresa automotriz, a la que reportaba los avances de
la remodelación del terreno donado para la fábrica. En ningún momento
la empresa aludió a una posible cancelación.
Es más,
dice Puente, el pasado 2 de diciembre Mark Fields, director general de
Ford Motor Co., reiteró la intención de trasladar la producción de su
modelo Focus desde una fábrica de Michigan a San Luís Potosí, pese a las
amenazas de Trump.
Puente no se esperaba la llamada
matutina del martes 10. “Yo pregunté: ‘¿Cómo, lo van a posponer?’ Y me
contestaron que no, que cancelaban el proyecto”, recuerda en entrevista
con Proceso. El directivo de Ford le explicó que la empresa había tomado
esa decisión por estrategia.
Sin embargo, las obras
en el terreno ya estaban avanzadas: prácticamente estaban listas 100
hectáreas, de las 280 que cubriría la planta, además de que se había
iniciado la instalación eléctrica, el tendido de fibra óptica y la
construcción de pozos de agua y de la primera nave.
“En
un convenio firmado en abril de 2016, el gobierno de San Luis Potosí
ofreció a Ford un paquete de incentivos: junto con el gobierno municipal
de Villa de Arriaga, se comprometió a comprar y dotar de
infraestructura el terreno de 280 hectáreas, conectarlo con la vía
ferroviaria –operada por la empresa estadunidense Kansas City Southern
de México– y donarlo a Ford.
Según el acuerdo, el
estado eximiría a Ford de pagar impuestos sobre nómina durante 10 años y
asumiría los gastos de ‘todas las licencias y autorizaciones federales,
estatales y municipales’. Además, el municipio condonaría a Ford el
total del impuesto predial y el impuesto sobre la adquisición final del
terreno”, se describe en la nota.
A su vez, Ford
pagaría a sus empleados mexicanos un promedio de 2.9 dólares por hora,
cerca de una décima parte de los 26 dólares por hora que gana un
trabajador del sector automotriz sindicalizado en Estados Unidos, según
The Wall Street Journal.
A cambio, la empresa
automotriz invertiría alrededor de mil 600 millones de dólares durante
siete años, generaría aproximadamente 2 mil 800 empleos directos e
intentaría “dar preferencia a proveedores locales”.
Tres
empresas extranjeras –que Puente no quiere identificar– pretendían
surtir la planta de Ford y también cancelaron sus planes de instalarse
en San Luis Potosí. “Por supuesto que es una mala noticia”, reconoce.
De
acuerdo con Zas, México todavía tiene ventajas competitivas para
recibir inversiones. “Si Estados Unidos no hubiera integrado su
industria automotriz a México, GM y Ford hoy no existirían. Estos son
los temas que es importante platicar en una mesa de diálogo con la nueva
administración”, afirma.
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