11/14/2015

Queremos tener futuro


Palabra de Antigona

"Ahí estuvieron miles de personas, mujeres y hombres, funcionarias y activistas, migrantes, musulmanas y latinoamericanas, congresistas y algunas conocidas. Es decir, sin líderes visibles y con una fuerza de convencimiento y conciencia envidiable"

Sara Lovera

México DF., 10 nov. 15. AmecoPress.- Con esa frase. Tres palabras: “queremos tener futuro”, Berta Cao del Blog Cuarto Poder, termina su crónica de lo que fue la inmensa movilización del 7 de noviembre en repudio a la violencia contra las mujeres en España. La autora afirma “hemos hecho historia”, refiriéndose a la respuesta multitudinaria y sobre todo a la capacidad feminista para mostrar la indignación que la violencia machista genera y para exigir que las diversas instancias oficiales y partidarias cumplan con sus dichos.
Más de cien mil personas tomaron las calles en Madrid. Comenzaron su inmensa marcha en la puerta de lo que en México sería la Secretaría de Salud para caminar por la Gran Vía, siempre repleta de vehículos y calles cortadas por una intensa e inacabable tarea de obras materiales. Ahí estuvieron miles de personas, mujeres y hombres, funcionarias y activistas, migrantes, musulmanas y latinoamericanas, congresistas y algunas conocidas. Es decir, sin líderes visibles y con una fuerza de convencimiento y conciencia envidiable.
Igual que el 3 de junio, en Buenos Aires, donde la protesta incluyó 70 ciudades de Argentina; también en España las movilizaciones incluyeron otras ciudades de las comunidades autonómicas. Tras la denuncia, el conteo de agresiones o de asesinatos, como dice Cao, es claro que las españolas suman su consciencia a su protesta de redes sociales o de cartas y firmas.
Y explica: Hemos hecho historia, sí. Y lo hemos hecho porque queremos tener un futuro, porque nos queremos vivas. Por eso hoy mismo empezamos a trabajar para tener un mañana contigo, con tantas, con todas. Porque con el 7N hemos demostrado la fuerza y capacidad del feminismo y hemos pasado ya del #YoVoy7N al #YoFui7N para reclamar que se cumplan las mociones y proposiciones que los partidos políticos han aprobado en ayuntamientos y diputaciones; para exigir políticas de igualdad efectivas que acaben con la violencia de género. Y ¡Ay de quiénes no estén a la altura de la historia!
El manifiesto es aún más claro, de manera unitaria, exige que las violencias machistas sean consideradas cuestión de Estado, que se legisle para aumentar la protección a las mujeres y los y las menores que viven violencias, que se les pueda garantizar una vida mejor, que todas las mujeres tengan una vida libre de violencia machista.
También, dice, que la sociedad entera asuma este problema como común, que además de legislar hay que educar, prevenir y reflexionar sobre las violencias cotidianas a las que las mujeres son sometidas por la sociedad patriarcal. Cosa que en México hemos olvidado, tendiendo una gran cortina de humo llamado feminicidio. ¿Y las demás y cotidianas violencias que llevan a los asesinatos, qué? ¿Y la desigualdad y la discriminación? ¿Y el acoso y el hostigamiento?
El documento también incluyó, según informe de las organizadoras, acabar con la “normalización de la violencia machista” y se lamentan de la falta de respuesta y de reacción ante los feminicidios, incluso en periodos donde se han llegado a concentrar cuatro asesinatos en 72 horas.
Lamentablemente en México se llenan las calles por otras razones. Hace 20 años, mi maestra Teresita de Barbieri, me decía que se iba a lograr detener el asomo tremendo de la violencia desgarradora que vivió Ciudad Juárez, sólo cuando nos movilizáramos y llenáramos el Zócalo; mi directora de Cuadernos Feministas, Josefina Chávez, siempre sueña con un millón de personas movilizadas para detener la violencia contra las mujeres.
Ambas coinciden conmigo que necesitamos realmente convencer a la sociedad, como ha sucedido, aunque sea temporalmente, en esos 20 años por otras razones, como la desaparición forzada o la represión estudiantil, indígena o magisterial. Por las mujeres nada. Si Ayotzinapa concentra por 43 desaparecidos/asesinados tanta indiganción, porque la violencia machista no; porque las desapariciones de miles y miles de mujeres no moviliza. Lo que menudea es esta costumbre de contar a las muertas, de firmar cartas, de armar discursos y relatos; de hacer leyes y reformas constantes, de argumentos sufridos y listas de nombres y firmas. Pero de movilización nada.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de mujeres fueran políticos o futbolistas?”, dice Cao, cuando se refiere a la indiferencia que ahora movilizó a las feministas. ¿Dónde están las feministas en México? Organizando a mujeres, juntas, por ideas y estrategias conjuntas, ¿dónde? Los gobiernos estatales se ríen, discuten con las minorías vanguardistas con las que negocian; con las “expertas” y las miles o decenas de siglas sin mujeres atrás, sin redes reales. Se ríen los priistas, se burlan los perredistas, se tapan los ojos y los oídos los panistas, los partidos emergentes creen que nos ocupamos de “cosas sexuales” y no de los verdaderos problemas. Los gobernadores desvían alegremente los recursos para la prevención; nos ocupamos de “nuestras cosas” y no de lo importante.
Y no podemos armar lo que hicieron las argentinas en junio ni esta inmensa marcha nacional en España porque además estamos cada quien con nuestros “asuntos” y “luchas”, aisladas y sin conexión. Lo intentamos hace unos años, creamos un pacto para denunciar la persecución de mujeres que abortaban e iban a la cárcel ¿se acuerdan? Y después, nada, nuevas agrupaciones, membretes, historias sin historia; cada quien atiende a su juego, como Antón Pirulero.
Mientras el fenómeno de la violencia crece. Es indignante la impunidad por hostigamiento y acoso, como el caso de los funcionarios de la Procuraduría General de la República, como antes lo ha sido el pomposo eje de la cultura en el Museo de Arte Moderno y lo significó la indiferencia en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y ello puede suceder por esta desarticulación que nos acosa.
Esta muestra en España, en un momento de enorme crisis económica y política, de elecciones autonómicas y de la jefatura de Estado; en medio del anuncio de un proceso de separación de Cataluña y de un 25 por ciento de paro laboral, certifica con claridad el proceso educativo para comprender la discriminación femenina, el reconocimiento de la migración y de la violencia machista, tanto como un acumulado de organización de las mujeres.
Ello a pesar de que durante todo el gobierno exitoso del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, las mujeres feministas gozaron de un gran tutelaje del Estado, lo que no significó para ellas sujeción al o a los gobiernos y tampoco esos gobiernos pensaron en tratarlas como dependientes o vasallas.
Lo que quiero decir es que el tutelaje, político y económico del Estado, por ley y respeto a la ciudadanía, sólo pude darse en estados realmente democráticos como lo que sucedió en España tras la muerte de Franco. Sin ese proceso no hay más que simulación y vasallaje. Mi contacto diverso con el movimiento feminista español me hace afirmar que si reciben, si cobran, si tienen edificios proporcionados por el Gobierno para operar, pero con sentido democrático ni el gobierno les pide sumisión, ni ellas se asumen como súbditas; negociar no es entregarse, pero cumplir con la ley tampoco es compra de conciencias. Entender esto es bien difícil, sobran los hechos y las anécdotas, donde quienes manejan los presupuestos lo hacen como si fuera su patrimonio y no el de la sociedad, etcétera.
Tenemos que soñar en crear esta fuerza transformadora que nos ayude realmente a enfrentar la violencia contra las mujeres.
Cao afirma claramente lo que es indiscutible. El Movimiento Feminista ha vuelto a sacar músculo en las calles de Madrid 20 meses después de aquella gran manifestación que fue ‘El Tren de la Libertad’. Sin apoyo de la mayoría de los medios de comunicación. Sin rostros conocidos. No se puede negar que esta marcha se ha construido desde abajo, paso a paso, ‘verso a verso’, hasta hacer historia.
El 7N ha sobrepasado las expectativas de sus convocantes. Ha superado el mejor de los sueños de quienes empezamos, allá por diciembre, un diálogo virtual sobre la necesidad y la oportunidad de movilizarnos en Madrid para gritar “Basta ya” después de un año, 2014, en el que el repunte de la violencia de género nos parecía insoportable. No sabíamos que 2015 iba a ser más brutal, más salvaje. Porque salvaje es asesinar premeditadamente a quien dicen amar.
No creamos el 7N para apelar a las conciencias, sino para conseguir que se incluyera la violencia de género en las agendas políticas. Para demostrar que las mujeres somos sujeto político y exigir que se nos trate como tal.
Hay que destacar la presencia en la manifestación de mujeres jóvenes, muchas y muy jóvenes, con consignas novedosas (“Si el amor te aprieta, no es tu talla”, “No es un caso aislado, es el patriarcado”) que se han combinado con las tradicionales (“Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, “Contra el machismo, ni un paso atrás”) o las más inquisitivas (“Escucha, machista, estás en nuestra lista”, “Cuidado, os avisamos, somos muchas más que cuando empezamos”). También han estado las mujeres latinoamericanas, mujeres inmigrantes que comparten luchas y reivindicaciones. Vinieron las jóvenes musulmanas, que quieren cambiar el mundo y no con los vándalos del ISIS. Estuvieron las alcaldesas, las concejalas, las diputadas y otras mujeres en cargos públicos de mayor o menor representación. Y hombres de todas las edades, acompañando en la lucha.
El 7N es un nuevo hito en la lucha feminista que quizás tampoco pase a la historia, aunque desde el 15M no había habido una movilización como ésta en Madrid. Nunca antes había habido en nuestro país una marcha tan numerosa convocada por el Movimiento Feminista.
Veremos.
Foto: Archivo AmecoPress. 

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