En esta semana vimos en estas páginas de La Jornada dos
desplegados, el martes 3 y el miércoles 4, dirigidos a los mismos en lo
fundamental, y con las mismas firmas, planteando formas de unidad de la
izquierda y de los movimientos sociales, incluyendo implícitamente la
elecciones presidenciales en el primer caso, y explícitamente las
elecciones de gobernador en Puebla el año próximo, en el segundo
desplegado.
Están dirigidos a los principales partidos de izquierda, por conducto
de sus dirigentes: Carlos Navarrete del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), quien tenía la presidencia en ese momento; Alberto
Anaya, del Partido del Trabajo (PT); Dante Delgado, de Movimiento
Ciudadano (MC), y Bertha Luján, encargada del despacho de la presidencia
nacional de Morena.Están firmados por la
Comisión de diálogo con las fuerzas progresistas y de izquierda del consejo nacional del Partido de la Revolución Democrática, agrupación formada por: Ifigenia Martínez, Pablo Gómez Álvarez, Leonel Godoy, Luis Sánchez y Elpidio Tovar.
Pongo el acento en las críticas y rechazos a los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), no sólo porque estoy de acuerdo con ellas, sino porque un sector del PRD ha estado trabajando para participaciones electorales conjuntas con el PAN, y porque es importante la ruptura total con el Pacto por México, firmado al principio del gobierno actual por PRI, PAN y PRD, y con las
reformassubsiguientes.
Se plantea la formación de
una amplia coalición electoral capaz de ser gobierno, en la que converjan partidos, organizaciones sociales y ciudadanos para poner fin, al amparo de la Constitución, con el Estado fallido generado por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Se plantea
iniciar el diálogo fraterno, responsable y comprometido, para la construcción de un bloque político de las izquierdas de México, y un
diálogo público para construir la Plataforma de Unidad Progresista para México.
En el segundo desplegado se plantea algo similar para las elecciones de gobernador de Puebla del año próximo.
Los planteamientos coinciden con los que hemos formulado al respecto, en estas páginas y en otros lados. Pero de alguna manera se tendrán que tomar en cuenta los problemas que también son de conocimiento público.
La semana pasada, en este espacio, consideramos algunos,
principalmente en el Distrito Federal. No se deben plantear como trabas
que impidan el proceso unitario, pero sí deben consensuarse medios para
la solución de los mismos.
Si nos desentendemos de los abusos de autoridades, por ejemplo del PRD, la discusión del programa, por ejemplo, se contradice con esos aspectos de la realidad.
Supongamos que se sientan alrededor de la misma mesa los cuatro destinatarios de los desplegados, o sus representantes, que sería por sí mismo un gran avance, no pueden discutir sólo los principios, los puntos de programa, las alternativas al régimen. En algún lado, de alguna manera, se deben discutir los problemas que hay hasta en la calle, donde hay enfrentamientos en formas diversas. Vean mi artículo de hace ocho días. Las grandes empresas privadas y el apoyo que tienen de diversas autoridades
Tenemos que encontrar canales de discusión para ambos inconvenientes.
Sería un grave error tomar estas dificultades de pretexto para rechazar la discusión y perpetuar la pulverización de la izquierda. Esto último sería hacerles un gran favor al PRI y al PAN, y asegurarles que puedan seguir alternándose en el poder. En mi distrito del DF ya regresó el blanquiazul con esta elección. Si se hubieran sumado los votos del PRD y de Morena, habrían ganado, ya no digamos con los votos de los
Tal vez haya
Si sigue prevaleciendo el sectarismo en Morena, que recuerde lo que pasó en mi distrito.
Confío en que la discusión entre la izquierda pueda ser productiva. Y que lleguemos a
Si nos desentendemos de los abusos de autoridades, por ejemplo del PRD, la discusión del programa, por ejemplo, se contradice con esos aspectos de la realidad.
Supongamos que se sientan alrededor de la misma mesa los cuatro destinatarios de los desplegados, o sus representantes, que sería por sí mismo un gran avance, no pueden discutir sólo los principios, los puntos de programa, las alternativas al régimen. En algún lado, de alguna manera, se deben discutir los problemas que hay hasta en la calle, donde hay enfrentamientos en formas diversas. Vean mi artículo de hace ocho días. Las grandes empresas privadas y el apoyo que tienen de diversas autoridades
de izquierda. Y la protesta masiva de algunos de los afectados.
Tenemos que encontrar canales de discusión para ambos inconvenientes.
Sería un grave error tomar estas dificultades de pretexto para rechazar la discusión y perpetuar la pulverización de la izquierda. Esto último sería hacerles un gran favor al PRI y al PAN, y asegurarles que puedan seguir alternándose en el poder. En mi distrito del DF ya regresó el blanquiazul con esta elección. Si se hubieran sumado los votos del PRD y de Morena, habrían ganado, ya no digamos con los votos de los
chiquitosde izquierda. Pero eran enemigos mortales. Hay que decir que el gobierno del PRD en ese distrito supo ganarse el odio de muchos ciudadanos, pero sólo una minoría de ellos votaron por Morena, la mayoría, como dije, por el PAN. ¡Aguas, Morena!
Tal vez haya
dos mesaspara los dos aspectos del problema, pero, si es así, tendrían que estar bien coordinadas.
Si sigue prevaleciendo el sectarismo en Morena, que recuerde lo que pasó en mi distrito.
Confío en que la discusión entre la izquierda pueda ser productiva. Y que lleguemos a
los resultados esperados.
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