¿Alguien
ya leyó el breve texto de la SEP que anuncia, por fin, algo sobre el
fondo educativo de la mal llamada Reforma educativa? ¿El que indica, ni
más ni menos, los fines de la educación para el entero siglo XXI?
Los invito a leerlo con atención y verán que es un texto sorprendente.
Ya
desde su propio título nos asombra: no propone los fines de la
educación en el sexenio de Peña Nieto en su trecho final ni los que se
plantearon en el, esperemos muy breve, período de Aurelio Nuño en la
SEP. No. Son los fines de la educación para el siglo XXI. Tales son las
pretensiones de este documento de dos cuartillas que pretende resumir y
destacar la propuesta educativa de la SEP.
Preparados para ser iluminados, avanzamos en la lectura de este trascendental documento, cuyo primer párrafo dice:
"Nos
enfrentamos a la necesidad de construir un México más libre, justo y
próspero, que forma parte de un mundo cada vez más interconectado,
complejo y desafiante. En ese contexto, la Reforma Educativa nos da la
oportunidad de sentar las bases para que cada mexicana y mexicano, y por
ende nuestra nación, alcancen su máximo potencial."
Pero
no nos dejemos sorprender. Lo primero que habría que puntualizar es
que, como insistimos muchos maestros, no ha habido una Reforma
educativa. Con un lenguaje orwelliano que invierte todo, a las
contra-reformas el gobierno les llama "reformas" y al control
administrativo y burocrático de los maestros lo nombra "educativo".
Si
se examinan los documentos de esta contra-reforma (Ley General de
Educación, Ley General del Servicio Profesional Docente y Ley del
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) toda la compleja
cuestión de la educación se reduce a la promoción de la "evaluación" del
llamado "desempeño docente", instituyendo un control administrativo
sobre los trabajadores docentes. No por casualidad, en estos documentos
nunca se habla de fines educativos, nuevas formas de promover
aprendizajes, contenidos de enseñanza, reforma curricular, innovación
pedagógica, etc. En realidad, como nos consta por casi 30 años de
neoliberalismo en nuestro país, a los gobiernos neoliberales nunca les
ha importado la educación pública. Es por eso que en estos últimos años
hemos sufrido constantes recortes del presupuesto público para la
educación así como el cumplimiento al pie de la letra de los
lineamientos de los organismos financieros internacionales: no ampliar
la oferta de educación superior, promover la educación técnica, imponer
el absurdo de la prueba Enlace, instituir formas de "evaluación", etc.
Sin
embargo, admitamos que, como dice el documento de la SEP, necesitamos
construir "un México más libre, justo y próspero". Para ello no basta,
por supuesto, con reformar a la educación. En todo caso, para ello
requerimos de una profunda, radical y permanente revolución política,
económica, cultural, social, educativa, del país. O, por lo menos,
gobiernos que respeten el pacto político de la ya moribunda Constitución
de 1917. Porque, recordemos, la SEP de este documento es parte del
gobierno de Peña Nieto que no hace nada a favor de un México más libre,
justo y próspero sino todo lo contrario.
Contra la
libertad, este gobierno acosó y presionó para que saliera de la radio la
más importante periodista del país, Carmen Aristegui, por denunciar el
todavía escandaloso asunto de la Casa nada Blanca del presidente. Y no
mencionemos los incontables casos de represión a la libertad de
manifestarse contra medidas de este gobierno que ya tiene en su haber
muchos muertos y desaparecidos. Contra la prosperidad de la mayoría de
mexicanos, este gobierno ha promovido políticas que han aumentado la
pobreza, la exclusión y la desigualdad, eliminado además derechos
laborales y sociales. Contra la justicia, durante este gobierno hemos
constatado la impune y reiterada violencia de Estado en Tlatlaya,
durante la infausta Noche de Iguala y los 43 normalistas desaparecidos,
y, más recientemente, en Nochixtlán. También hemos observado el derrumbe
del Estado de Derecho en nuestro país y la impunidad imperante tanto de
delincuentes como de funcionarios políticos.
En
realidad, parece que este documento es el discurso de un gobierno cada
vez más impugnado que torpemente trata de encubrir con una retórica
falaz su práctica política. ¿Acaso no pretende sorprender este texto al
lector con una supuesta preocupación por un México más libre, justo y
próspero cuando el gobierno del que emana este documento se ha
despreocupado por la libertad, la justicia y la prosperidad de la
mayoría de mexicanos?
Pero esto apenas es el comienzo.
Después de la retórica falaz anterior empiezan a mostrarse los dientes
de la propuesta educativa. Así dice el segundo párrafo:
"El
principal objetivo de la Reforma Educativa es que la Educación pública,
Básica y Media Superior, además de ser laica y gratuita, sea de calidad
e incluyente. Esto significa no sólo que el Estado debe garantizar el
acceso a la escuela a todos los niños, niñas y jóvenes
—independientemente de su entorno socioeconómico, origen étnico o
género— sino que la educación que reciban les proporcione aprendizajes y
conocimientos significativos, relevantes y útiles para la vida."
Después cita, de manera parcial, lo que dice el Artículo Tercero Constitucional.
Pero
queda claro que lo principal de la Reforma Educativa, antes incluso de
lo que establece el Tercero Constitucional, es que la educación
reformada "sea de calidad e incluyente" y proporcione "aprendizajes y
conocimientos significativos, relevantes y útiles para la vida." Los
fines educativos se tornan ambiguos con los términos "calidad",
"relevantes y útiles". Pero el mensaje es contundente: la educación debe
ser útil para la vida, la vida dada; esa vida que, ni modo, tienen la
mayoría de mexicanos en este sistema socio-económico. ¡Sorpresa! La
educación debe ser útil, entonces, para el sistema social, económico y
político imperante.
Según la SEP del gobierno de Peña
Nieto, la educación que proporciona el Estado debe ser útil antes que
integral y armónica, antes que gratuita y laica, antes que científica y
en defensa de la independencia nacional, antes que democrática y para
mejorar la convivencia... Útil para el sistema. Sorprendente, ¿no?
Pero
este revelador texto que dice tanto por lo que afirma explícitamente
como por lo que dice implícitamente, prosigue y sabe guardar silencio.
Una vez que se fijó "el principal objetivo de la Reforma Educativa", se
puede citar de manera ritual al Artículo 3" Constitucional:
"El
Artículo 3º de la Constitución establece que el sistema educativo debe
desarrollar “armónicamente, todas las facultades del ser humano y
fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a los
derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la
independencia y en la justicia.”
Nótese que no se dice
nada sobre el caracter democrático de la educación, tal vez porque, como
se menciona al pueblo, el gobierno de Peña Nieto y su SEP lo considera
"populista". Ya sabemos que nuestro presidente arremete contra el
populismo al menor pretexto, aunque algunos (como el propio presidente
de Estados Unidos, Obama) le intentan clarificar el concepto. Así dice
la parte no citada: el criterio que orientará la educación
"SERA
DEMOCRATICO, CONSIDERANDO A LA DEMOCRACIA NO SOLAMENTE COMO UNA
ESTRUCTURA JURIDICA Y UN REGIMEN POLITICO, SINO COMO UN SISTEMA DE VIDA
FUNDADO EN EL CONSTANTE MEJORAMIENTO ECONOMICO, SOCIAL Y CULTURAL DEL
PUEBLO"
Quizás no fue citada esta parte porque la mal
llamada Reforma Educativa y estos Fines de la educación contravienen
flagrantemente el criterio democrático que debe orientar a la educación
según la propia Contitución que todavía nos rige.
Y, aunque resulte increíble, de estos "principios" se dice que se derivan los trazos de "los mexicanos que queremos formar":
"El
propósito de la Educación Básica y Media Superior es contribuir a
formar ciudadanos libres, participativos, responsables e informados,
capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen activamente
en la vida social, económica y política de México."
¡Sorprendente!
La SEP del gobierno de Peña Nieto, el que asaltó al poder presidencial
comprando votos con las tarjetas de Soriana y manipulando las
conciencias con la televisión incluso desde antes de que fuera candidato
presidencial, dice que quiere formar "ciudadanos libres,
participativos, responsables e informados". La SEP del gobierno del
regreso del PRI a la presidencia, que reprime a sangre y fuego a los
maestros que luchan por sus derechos laborales, afirma desear formar
ciudadanos capaces de defender sus derechos (¿será para entrenar a la
gendarmería nacional creada en este gobierno?). Supongo que lo de
participar "activamente en la vida social, económica y política" se
reduce a consumir, trabajar y votar aunque se repitan los fraudes
electorales.
Después de toda esa mala retórica, por fin
llegamos a la propuesta educativa de la SEP. En la segunda página del
documento examinado, todo queda claro cuando se fijan los Logros
Esperados (así, con mayúsculas) de cada nivel educativo.
"Con
estos Logros Esperados, maestros, padres de familia, estudiantes,
autoridades educativas y comunidad, así como la sociedad en general,
contarán con una guía que permita orientar mejor sus esfuerzos para
alcanzar los fines de la educación."
Al final del nivel
preescolar los Logros Esperados son que el niño: "Expresa emociones,
gustos e ideas en su lengua materna Siente curiosidad por aprender
sobre su entorno y comienza a desarrollar el pensamiento lógico y
abstracto Conoce las reglas básicas de convivencia y participa en
actividades interactivas. Tiene autoestima, controla sus movimientos en
juegos y actividades físicas y desarrolla hábitos saludables. Habla
acerca de su familia, costumbres y tradiciones. Usa el arte y el juego
para expresar lo que siente. Practica hábitos que benefician al medio
ambiente como tirar la basura en su lugar."
O sea, que
el niño actúe como niño y crezca como niño. Pero el mérito de tales
Logros Esperados no serían de la SEP ni de la Reforma Educativa sino de
la familia, los juegos infantiles y las experiencias de la vida del
propio niño. No se necesita escuela para ello. ¡Asombroso! En realidad,
no hay sustancia educativa aquí, aunque nos quieran sorprender
estableciendo como criterios siete ejes transversales (lenguaje y
comunicación; pensamiento crítico; valores, convivencia y colaboración;
desarrollo físico y emocional; México y el mundo; arte y cultura; medio
ambiente) con los que se han borrado objetivos y contenidos
disciplinarios.
Estos criterios para establecer los Logros Esperados se repiten en cada nivel. Veamos.
Al
término de la primaria el niño: "Comunica sentimientos, sucesos e
ideas en su lengua materna y en español, tanto de forma oral como
escrita; se comunica en inglés en actividades simples y cotidianas; usa
las TIC para satisfacer su curiosidad y expresar ideas. Observa,
analiza y reflexiona con orden, cualitativa y cuantitativamente, acerca
de eventos del mundo natural y social. Sabe que sus actos tienen
consecuencias, respeta los valores y las reglas de su comunidad, y
aporta sus habilidades al trabajo conjunto. Identifica y autorregula
sus emociones, hace ejercicio físico y cuida su salud. Siente afecto y
sentido depertenencia a su comunidad y a México. Explora y disfruta el
arte, y despliega su creatividad en alguna actividad que disfrute, como
el canto, baile, teatro o dibujo. Sabe de la importancia del medio
ambiente y practica su cuidado, como, por ejemplo, no desperdiciar el
agua y reciclar la basura."
¿No les parece
sorprendentemente pobres los Logros Esperados de la primaria? ¿Sólo se
pretende que los niños se comuniquen en su lengua materna y medio en
inglés, se enganchen a sus celulares o compus, observen y piensen,
aprendan que sus actos tienen consecuencias, sigan las reglas, regulen
sus emociones y se ejerciten, quieran a México (aunque su fulgor
abstracto sea inasible), canten, bailen, dibujen, pero sin desperdiciar
el agua y reciclar? Creo que para eso tampoco se necesita escuela. Los
Logros Esperados al final de la secundaria son muy similares a los
anteriores aunque se enfatiza una progresión en los ejes transversales
que a veces parece absurda. Por ejemplo, según el documento, es hasta la
secundaria cuando el niño formula preguntas e identifica problemas,
pero no los resuelve porque eso lo hace hasta el final de la educación
media superior ¿Qué pasará con los pequeños que son preguntones (casi
todos) o los que sí resuelvan problemas en los ciclos anteriores?
¿Sabrá la actual SEP del gobierno de Peña Nieto la diferencia entre educación y educación formal escolarizada?
El
ser humano no es un ser vivo programado instintivamente para ser humano
sino que es un ser cultural que debe ser educado para que se vuelva
humano de cierta manera, dependiendo del contexto histórico, social y
cultural. La escuela es una estructura de acogida para tal efecto, pero
no la única: la familia tambien lo es, como también los medios de
comunicación de masas. Esas estructuras de acogida tienen como funciones
empalabrar o brindar una lengua materna a los humanos -lo que permite
comunicar y pensar de cierta manera-, que asuman sus roles y aprendan la
moral y la estética establecida (costumbres, tradiciones, artes y
cultura), que se sitúen en la historia (con pasado y futuro), con
identidad y sentido. Con o sin escolaridad, la educación forma a los
seres humanos, de modo que a partir de los dos años los niños están
empalabrados, regulados por una moral (con normas y reglas heterónomas o
preconvencionales), jugando y aprendiendo sus roles, etc. De hecho,
niños, jóvenes y adultos aprenden sobre todo de lo que se modela
socialmente, de lo que se exhibe públicamente, de las estupideces que se
difunden en la tele e internet, de lo que dicen y hacen los políticos,
como Aurelio Nuño mostrándose como un maestro represor e intolerante,
dando sus lecciones de mando/obediencia ante la sociedad entera. Esa es
la educación efectiva que ha promovido el Secretario de Educación
Pública que muchos reprobamos.
¿Y los contenidos disciplinarios de una educación formal y escolarizada?
¿En
realidad la SEP se propone eliminar los contenidos disciplinarios como
las ciencias de la vida, la literatura, la historia, el aprender a
sumar, restar, multiplicar, dividir, el conocer la historia del mundo y
de México así como otras tantas cosas emocionantes (y tal vez no tan
útiles, lo admito) por aprender, conocer, descubrir, discutir,
experimentar, compartir?
Como esta postura me
sorprendía, leí el "El modelo educativo 2016" de la SEP (¿alguien lo ha
leído? También es un documento sorprendente que merece otra lectura
atenta). Busqué en él lo que decía sobre los contenidos dusciplinarios y
encontré esta sorprendente afirmación: "la función de la escuela ya no
es enseñar a los niños y jóvenes lo que no saben".
-¿Por
qué? -Porque, dice el documento de la SEP, "las bases del conocimiento
disciplinario (antes) eran relativamente reducidas y estables, mientras
que en la actualidad el conocimiento aumenta y cambia a gran
velocidad."
O sea: los conocimientos disciplinarios
cambian tan rápido que no vale la pena transmitirlos por lo que es
necesario que los estudiantes aprendan a aprender.
Está
bien que aprendan a aprender (yo estudié en el CCH y ese era un
objetivo central en su proyecto educativo) y que se potencien el uso del
lenguaje, el pensamiento crítico, el desarrollo moral y ético, la
conciencia ecológica, incluso una alfabetización en TIC, etc., pero ¿sin
darle importancia a los contenidos disciplinarios?
Como tal vez esto resulte demasiado sorprendente, citemos a la SEP. Primero, sobre los contenidos disciplinarios:
"La
educación nunca ha sido una simple transmisión-adquisición de
conocimientos, ya que involucra el cultivo de diversos tipos de
inteligencia, del razonamiento lógico, el mundo de las emociones, el
desarrollo del carácter, y de todas las facultades y dimensiones del
educando. Desde luego, los contenidos que aporta el conocimiento
organizado en disciplinas, que se ha inculcado desde el surgimiento del
sistema educativo nacional, ha sido y será fundamental. Sin embargo, el
desafío radica en que, hasta hace unas décadas, la plataforma global del
conocimiento y las bases del conocimiento disciplinario eran
relativamente reducidas y estables, mientras que en la actualidad el
conocimiento aumenta y cambia a gran velocidad."
Después
hace una cita a José Brunner que revela una enorme confusión entre
información y conocimientos (inadmisible en una SEP), según la cual el
"conocimiento de base disciplinario" se duplica cada cinco años y en
menos de cinco años, se duplicará cada 73 días. ¿En verdad la SEP cree
que el conocimiento disciplinario -es decir, las matemáticas, las
ciencias de la vida, la Historia, etc.-, cambia a tanta velocidad que no
vale la pena transmitirlo?
Por eso, su sorprendente conclusión:
"Por
ello, la función de la escuela ya no es enseñar a los niños y jóvenes
lo que no saben, sino aquello que necesitan para aprender a aprender. Se
requiere una formación que permita a las personas adaptarse a nuevas
situaciones mediante un proceso de educación permanente, que les asegure
apropiarse de conocimientos y competencias para desplegar su potencial a
lo largo de la vida."
Eso de pasar de lo estable (y
sólido) a lo cambiante (y líquido) y de la obsolescencia de la
información, pero ligándolo a la crisis de la educación, remite sin duda
a Zigmunt Bauman y su crítica a la sociedad líquida. Muchos han leído
la descripción crítica e irónica que hace Bauman de una tendencia
cultural del mundo contemporáneo (la sociedad líquida) como si fuera
algo bueno y una prescripción educativa. Algunos incluso han llegado a
la conclusión de que es inútil educar con conocimientos disciplinarios
pues se trata de ver a la educación como un proceso (y no como un
producto) para toda la vida. Otros la han tomado como fundamento para
una educación centrada en las nuevas Tecnologías de la Información.
Parece que la SEP al fin se moderniza y quiere promover la educación
líquida. ¡Sorprendente!
Pero Bauman está describiendo y
criticando esa modernidad líquida cuyo sustento es el capitalismo, en
su etapa neoliberal, que mercantiliza todo (incluso la educación) y
promueve ya no una sociedad de consumo sino una vida de consumo con
sujetos minimizados, educados en el consumo de mercancías volátiles y
obsolescentes, sin memoria, paciencia, seguridad, proyectos de vida,
relaciones humanas profundas y duraderas... Bauman habla del mercado de
la información, donde el "conocimiento" se expone en forma de cascada de
datos e informaciones que son fragmentarios e inconexos, de modo que
cuando ésta crece y se distribuye más rápido, no se aprende nada. Por
eso, afirma Bauman, la cultura líquida moderna no es una cultura del
aprendizaje sino una cultura del desapego, de la discontinuidad y del
olvido. Según Bauman, “la educación es víctima de la modernidad
líquida.”
No se trata, entonces, de asumir la cultura
líquida, como parece hacerlo la SEP del gobierno de Peña Nieto (quien
es, por cierto, un buen ejemplo del sujeto producido por la sociedad
líquida), sino de combatirla dejando de confundir información con
conocimientos y dejando de ver a la educación como mercancía
obsolescente. Bauman señala que la educación "debería ser una acción
continua de la vida y no dedicarse únicamente al fomento de las
habilidades técnicas." Pero lo fundamental para él es promover una
sociedad democrática, no aborbida por la sociedad y la cultura líquida.
Por eso dice Bauman: "Lo importante es formar ciudadanos que recuperen
el espacio público de diálogo y sus derechos democráticos, para así ser
capaces de controlar el futuro de su entorno y el suyo propio."
Pero
ya sabemos que los gobiernos neoliberales niegan la ciudadanía pues han
secuestrado el espacio público (la cosa pública: la república), negando
el diálogo con la sociedad así como sus derechos democraticos. La
educación como proceso y para toda la vida tiene sentido en una sociedad
verdaderamente democratica, más allá de la falsedad de la democracia
representativa, como lo señala Cornelius Castoriadis:
"La
importancia de la educación en una sociedad democrática es
indiscutible. En un sentido, se puede decir que una sociedad democrática
es una inmensa institución de educación y de autoeducación permanente
de sus ciudadanos, y que no podría vivir sin eso. Porque una sociedad
democrática, en tanto sociedad reflexiva, debe apelar constantemente a
la actividad lúcida y a la opinión ilustrada de todos los ciudadanos. O
sea. exactamente lo contrario de lo que sucede hoy, con el reinado de
los políticos profesionales, de los «expertos» de los sondeos
televisivos. Y no se trata, no esencialmente en todo caso, de la
educación que da el "Ministerio de Educación". Ni tampoco de la idea de
que con una enésima "reforma de la educación" nos acercaríamos a la
democracia. La educación comienza con el nacimiento del individuo y
acaba con su muerte. Tiene lugar en todas partes y siempre. Los muros de
las ciudades, los libros, los espectáculos, los acontecimientos, educan
-y hoy, en lo esencial, "deseducan"- a los ciudadanos."
Regresemos al documento de la SEP. ¿Realmente la SEP le da tanta importancia a las TIC?
En
la última etapa, con los Logros Esperados al término de la educación
media superior, se revelan otras sorpresas, entre ellas que con las TIC
se pretende sustituir a los maestros. El documento de la SEP dice que al
final de la educación media superior se plantea como Logro Esperado que
el joven "utiliza las TIC para obtener, procesar, interpretar
información y comunicar con eficacia." O sea, que puede ser educado sin
profesores, solo e individualmente, por las TIC.
¿Y la
importante idea de aprender con, de y para los otros, pues somos
intersubjetividad que puede llegar a ser comunidad educativa para
potenciarnos? ¿Y el encuentro ético, el hacerse responsable del otro,
que supone el verdadero acto educativo? ¿Y el papel del maestro que
promueve procesos dialógicos y experiencias de enseñanza/aprendizaje,
que es apoyo, modelo y guía, que da y se da, con tacto y amorosidad, en
el encuentro educativo para suscitar la valoración y el amor al
conocimiento así como el placer del aprender?
Por
supuesto que educar, en la escuela y fuera de ella, es promover y apoyar
la autonomía pero la escuela debe además fomentar el amor al saber y el
goce del aprender. Para ello no basta fomentar ciertas capacidades y
habilidades en el lenguaje, pensamientos, valores, etc., sino que
requieren promoverlas aprendiendo contenidos disciplinarios que permiten
ampliar y profundizar una conciencia del mundo, de la humanidad y de sí
mismo. Con ella podemos situarnos histórica y socialmente, adquiriendo
identidad así como capacidad de dar sentido y proyecto a la existencia.
Como
se espera que el alumno utilice las TIC para educarse, tal vez por eso
ya no necesitará educación superior. En todo caso, este pretencioso
documento de la SEP no dice significativamente nada de la Educación
Superior. De modo que la educación media superior se presenta
implícitamente como terminal y no propedéutica para la educación
superior. Así interpretamos este escandaloso silencio porque desde hace
años los organismos financieros internacionales han ordenado a los
gobiernos neoliberales desalentar este tipo de educación y los gobiernos
mexicanos recientes han sido muy aplicados al respecto. O porque
nuestros gobernentes puensan que las TIC pueden sustituirla...
Aunque
he leído, reflexionado, citado y transcrito casi todo el documento de
la SEP pretenciosamente titulado "Los fines de la educación en el siglo
XXI", espero que muchos lo lean y se escandalicen por lo que dice y
propone. Y entonces muchos más demandarán que Aurelio Nuño y su equipo
salgan de la SEP. También demandaremos, como maestros y gente interesada
en la educación escolarizada, que el viviente antimodelo educativo que
es el presidente Peña Nieto deje la presidencia (muchísimos alumnos
saben que nuestro presidente no lee y sospechan que no estudió para
adquirir su título). Y quizás nos organizaremos para sacar a los
neoliberales del poder. Entonces, entre todos y democráticamente,
emprenderemos reformas educativas, políticas, económicas, culturales y
sociales para instituir un México más libre e igualitario, justo y con
Estado de derecho, próspero e independiente, ecologista y, sobre todo,
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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