8/07/2016

La velocidad del desprestigio



Leonardo García Tsao

Foto
Fotograma del biopic de Lance Armstrong, héroe caído en desgracia, dirigida por Stephen Frears, que narra uno de los mayores fraudes deportivos de la historia

Nuestra cartelera suele ser muy puntual cuando se trata de blockbusters hollywoodenses. En cambio, cuando se trata de estrenos europeos, el retraso es muy notorio, si bien nos va. Por ejemplo, la nueva película del británico Stephen Frears, Florence Foster Jenkins, está a punto de estrenarse en Estados Unidos, cuando aquí apenas se va a exhibir su anterior cinta, El engaño del siglo (así le pusieron los distribuidores a lo que simplemente se titula The Program).
Pocas cosas llaman tanto la atención de la cultura popular como un héroe caído en desgracia. Y el caso de Lance Armstrong resulta irresistible. Varios documentales se han hecho para testimoniar uno de los mayores fraudes del mundo deportivo, siendo el más notable de ellos La mentira de Armstrong, de Alex Gibney (curiosamente realizado el mismo año, 2013, en que Frears filmó su versión).
El arco dramático ofrecido por las trampas cometidas por el afamado y ahora infame ciclista no tiene pierde. Frears y su guionista John Hodge se basaron en el libro del periodista David Walsh para narrar cronológicamente cómo Armstrong (Ben Foster), reconociendo sus limitaciones para el ciclismo de altura, acudió al doctor italiano Michele Ferrari (Guillaume Canet) con el fin de hacerse de un programa de administración de esteroides, que no fuera detectado en las pruebas de antidoping.
Eso coincide con la detección de un cáncer testicular en el atleta que había hecho metástasis en su cerebro. Curado de la enfermedad, con los rigores del caso, Armstrong se dedicó a armar un equipo de ciclismo que se alineara al programa titular y le ayudara a ganar siete veces el Tour de Francia. Las investigaciones del propio Walsh (Chris O’Dowd), del Sunday Times, pretenden denunciar el engaño, pero el ciclista, escudándose en el chantaje sentimental de sus donaciones para la lucha contra el cáncer, ganó incluso una demanda contra el periódico.
Aunque El engaño del siglo pisa un territorio similar al del documental de Gibney, el hecho que sea una ficción vuelve paradójicamente más fascinante al personaje de Armstrong, cuya capacidad de mentira y corrupción parece comparable sólo a su necesidad de ser célebre. La habilidad de Frears para contar la historia de manera llana y directa va adquiriendo una mayor urgencia hasta que alcanza los matices de la tragedia de Ícaro: la vanidad es la perdición del héroe. Una escena clave muestra a Armstrong ensayando ante el espejo los diferentes matices con los que podría pronunciar la misma mentira ante una conferencia de prensa. Él mismo se la ha creído.
Por otro lado, la película no profundiza en la vida personal de su personaje. Frears nos brinda la imagen pública, pero deja al espectador la tarea de deducir el enigma que es Lance Armstrong. Aprovechando su enorme parecido físico con el ciclista, Foster –un actor cuyo amplio registro no ha recibido el debido reconocimiento– logra una encarnación verosímil que, sin embargo, se mantiene fría y cerebral, como para apuntalar su carácter enigmático.
Si bien El engaño del siglo también enfoca el valor del periodismo investigativo, el personaje de Walsh se reduce más bien a un cliché de sobra conocido. Más fuerza cobra, en cambio, la figura del ciclista menonita Floyd Landis, una tardía adición al equipo de Armstrong que también acepta integrarse al programa, pero luego se arrepiente. El actor Jesse Plemons, quien ha sobresalido interpretando a soplones en el cine y la televisión, expresa bien los oscuros motivos que lo llevan a delatar a quien era objeto de admiración mundial.
Lejos de la complejidad dramática de La reina (2006), anterior retrato de Frears a una celebridad aún viva, El engaño del siglo es, no obstante, uno de los contados estrenos –junto con Tres corazones, del francés Benoît Jacquot– que valen la pena en esta escuálida cartelera veraniega.
El engaño del siglo (The Program) D: Stephen Frears/ G: John Hodge, basado en el libro Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong, de David Walsh/ F. en C: Danny Cohen/ M: Alex Heffes/ Ed: Valerio Bonelli/ Con: Ben Foster, Chris O’Dowd, Guillaume Canet, Jesse Plemons, Lee Pace, Dustin Hoffman/ P: Anton Capital Entertainment, StudioCanal, Working Title Films. Reino Unido-Francia, 2015.
Twitter: @walyder

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