Los sueños y anhelos de Magda se truncaron, como los de cientos de
centroamericanos migrantes que atraviesan el territorio mexicano por la
frontera sur pero no así la norte, donde la tragedia les envuelve. Magda
murió tras caer del tren; según testigos la arrojaron. Unos dicen que
fue su pareja, quien fue detenido por los hechos; y otros, los guardias
del tren.
Defensores de Derechos Humanos del albergue “Hermanos en el Camino” que fundó el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra y que se ubica en Ciudad Ixtepec, manifestaron que este hecho es una prueba más de lo letal que es el “Plan Frontera Sur” y la falta de una política migratoria humana que proteja realmente a las personas en condiciones vulnerables.
“Las y los migrantes cada vez viven mayores situaciones de alto riesgo, su vida pende de un hilo muy fino; el 90 por ciento vive violencia desde que ingresa a México, comenzando por la frontera sur donde son asaltados, violados, golpeados e incluso asesinados, y qué decir de la norte en donde de igual forma sus derechos humanos son violentados”, señalaron.
Sarah Moebius, encargada de Mujeres Migrantes y Asuntos de Género del albergue Hermanos en el Camino, AC, relató que hace un mes Magda -de 18 años de edad y madre de un hijo de un año- llegó al refugio con el objetivo de llegar a Estados Unidos y reencontrarse con su madre, quién se encuentra delicada de salud.
“La mujer joven, originaria de Honduras, nos contó que en su país, su ex pareja y padre de su hijo de un año, le había hecho la vida imposible persiguiéndola por todo el país, hasta llegar a tal extremo de cortarle la mitad de un dedo con un machete.
“A pesar de la violencia que sufrió Magda en Honduras, continuó su camino por México. Magda fue víctima de agresiones físicas por su pareja actual, quien la acompañaba en el viaje, lamentablemente murió”, expresó.
Narró que durante su estancia en el albergue tuvo siempre el apoyo y solidaridad de sus compañeras y compañeros; sin embargo, dijo que por razones desconocidas, Magda decidió continuar su camino con él.
“Los jóvenes con los que se fue nos avisaron que Magda murió en la frontera de Nuevo Laredo, Tamaulipas, los medios informaron que se cayó de ´La Bestia´ por cansancio; sin embargo, sus compañeros de viaje dijeron que los guardias del tren la habían empujado y jalado hasta que ella cayó. Después, según otras versiones, las autoridades detuvieron a su pareja sentimental como responsable de los hechos, exigimos justicia”, recalcó.
Agregó que la muerte de esta joven madre de familia los ha llenado de reflexiones y desafíos y a la vez de coraje, debido a que se comprueba que las autoridades e instituciones en su país (Honduras) y el de tránsito (México) son incapaces de protegerla contra la violencia.
Agregó que el desafío social es alto, porque a la mujer migrante no se le valora, siempre se le relaciona que viene acompañada de un hombre, cuando muchas de las veces no es así.
“Las mujeres se vinculan de diversas maneras con la migración, como hijas, hermanas, tías, abuelas y madres que quedan atrás cuidando a la familia; un dogma de su vida cotidiana en donde el cuidado de los hijos injustamente se encuentra asignado de forma unilateral al género femenino. Pero también muchas que por propia elección luchan por un futuro digno para ellas y sus hijas e hijos, en muchos casos obligadas por la ausencia de un progenitor que se haga responsable o, no poco frecuente, por la violencia que sufren por parte de sus (ex)parejas”, señaló.
Por último, recordó que pensar en Magda es reconocer a una mujer joven, soñadora, llena de vida y con muchas ilusiones, sus ojos alegres que se esconden en su mirada firme, segura de sí misma y quién hablaba de su hijo como lo mejor que tenía en su vida.
“Estamos agradecidos en el refugio por haber conocido a Magda, su sueño lo llevaremos siempre, fue una gran mujer”, concluyó.
Defensores de Derechos Humanos del albergue “Hermanos en el Camino” que fundó el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra y que se ubica en Ciudad Ixtepec, manifestaron que este hecho es una prueba más de lo letal que es el “Plan Frontera Sur” y la falta de una política migratoria humana que proteja realmente a las personas en condiciones vulnerables.
“Las y los migrantes cada vez viven mayores situaciones de alto riesgo, su vida pende de un hilo muy fino; el 90 por ciento vive violencia desde que ingresa a México, comenzando por la frontera sur donde son asaltados, violados, golpeados e incluso asesinados, y qué decir de la norte en donde de igual forma sus derechos humanos son violentados”, señalaron.
Sarah Moebius, encargada de Mujeres Migrantes y Asuntos de Género del albergue Hermanos en el Camino, AC, relató que hace un mes Magda -de 18 años de edad y madre de un hijo de un año- llegó al refugio con el objetivo de llegar a Estados Unidos y reencontrarse con su madre, quién se encuentra delicada de salud.
“La mujer joven, originaria de Honduras, nos contó que en su país, su ex pareja y padre de su hijo de un año, le había hecho la vida imposible persiguiéndola por todo el país, hasta llegar a tal extremo de cortarle la mitad de un dedo con un machete.
“A pesar de la violencia que sufrió Magda en Honduras, continuó su camino por México. Magda fue víctima de agresiones físicas por su pareja actual, quien la acompañaba en el viaje, lamentablemente murió”, expresó.
Narró que durante su estancia en el albergue tuvo siempre el apoyo y solidaridad de sus compañeras y compañeros; sin embargo, dijo que por razones desconocidas, Magda decidió continuar su camino con él.
“Los jóvenes con los que se fue nos avisaron que Magda murió en la frontera de Nuevo Laredo, Tamaulipas, los medios informaron que se cayó de ´La Bestia´ por cansancio; sin embargo, sus compañeros de viaje dijeron que los guardias del tren la habían empujado y jalado hasta que ella cayó. Después, según otras versiones, las autoridades detuvieron a su pareja sentimental como responsable de los hechos, exigimos justicia”, recalcó.
Agregó que la muerte de esta joven madre de familia los ha llenado de reflexiones y desafíos y a la vez de coraje, debido a que se comprueba que las autoridades e instituciones en su país (Honduras) y el de tránsito (México) son incapaces de protegerla contra la violencia.
Agregó que el desafío social es alto, porque a la mujer migrante no se le valora, siempre se le relaciona que viene acompañada de un hombre, cuando muchas de las veces no es así.
“Las mujeres se vinculan de diversas maneras con la migración, como hijas, hermanas, tías, abuelas y madres que quedan atrás cuidando a la familia; un dogma de su vida cotidiana en donde el cuidado de los hijos injustamente se encuentra asignado de forma unilateral al género femenino. Pero también muchas que por propia elección luchan por un futuro digno para ellas y sus hijas e hijos, en muchos casos obligadas por la ausencia de un progenitor que se haga responsable o, no poco frecuente, por la violencia que sufren por parte de sus (ex)parejas”, señaló.
Por último, recordó que pensar en Magda es reconocer a una mujer joven, soñadora, llena de vida y con muchas ilusiones, sus ojos alegres que se esconden en su mirada firme, segura de sí misma y quién hablaba de su hijo como lo mejor que tenía en su vida.
“Estamos agradecidos en el refugio por haber conocido a Magda, su sueño lo llevaremos siempre, fue una gran mujer”, concluyó.
Magda, de 18 años de edad y madre de un hijo de un año | Foto: retomada del sitio pagina3.mx
Por: Diana Manzo
Cimacnoticias/página3 | Ixtepec, Oax.-
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