El 68 a medio siglo
Sitio emblemático de la memoria
▲ En la Plaza de las Tres Culturas se proyectó El grito,
documental de Leobardo López Arretche, restaurado por la filmoteca de la
UNAM, y se estrenó Olimpia, de José Manuel Cravioto, primera película
producida por la máxima casa de estudios sobre el movimiento del 68.
Tlatelolco ha trascendido como un espacio simbólico. Allí
se dio el último reducto de la resistencia mexica frente a los
conquistadores españoles. Fue escenario para la fusión de dos culturas
con la formación, en el Colegio de la Santa Cruz de Santiago, de los
primeros historiadores indígenas; fue cárcel de rebeldes idealistas
mexicanos como los hermanos Flores Magón o Pancho Villa. Pero sin duda,
dos acontecimientos recientes marcan este lugar: la matanza del 2 de
octubre de 1968 y la caída de varios edificios de la unidad habitacional
en el sismo del 19 de septiembre de 1985.
El contexto era inmejorable: la víspera del 50 aniversario de la
masacre estudiantil, y ayer Tlatelolco fue declarado por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y por el gobierno de la capital
Patrimonio Cultural Intangible como Sitio Emblemático de la Memoria
Histórica de Ciudad de México.
En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, las voces se
centraron en el paso de los acontecimientos en esta histórica zona, pero
sobre todo en los cruentos hechos de aquel 2 de octubre de 1968.
En esa fecha,
la resistencia civil del movimiento del 68 fue acallada. Un acontecimiento dio origen o encauzó una larga trayectoria de luchas por nuevos valores y libertades de los cuales gozamos hoy día, enfatizó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
No existe en esta ciudad un sitio de tal trayectoria, con símbolos materiales visibles y palpables, con esa historia y esa simbología intangible de resistencia, de transformación, de resilencia y de constante adaptación, como este lugar emblemático de Tlatelolco, sentenció el rector.
El ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, afirmó que esta plaza fue testigo hace medio siglo
de una de las violaciones a derechos humanos más graves que nuestro país tenga memoria. Y difícilmente se podría afirmar que se ha alcanzado verdad y justicia, pues no se sabe lo que realmente pasó, el por qué y el para qué, quiénes fueron los responsables y el número real de víctimas directas e indirectas.
El jefe de Gobierno capitalino, José Ramón Amieva, destacó la
importancia de Tlatelolco desde la época prehispánica hasta la
actualidad, y como una medida de reparación para las víctimas, anunció
el inicio del retiro de placas alusivas a actos encabezados por el
entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y el regente del Distrito Federal
en ese tiempo Alfonso Corona del Rosal.
El coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, Jorge Volpi, aseveró
que nunca como hoy se ha vuelto necesario recuperar el espíritu del 68,
pues gracias a éste se alcanzaron logros en términos de libertades y
derechos.
Sin embargo, acotó, “ninguno de los participantes en el movimiento
podría haber imaginado hace 50 años que el México de hoy iba a ser
infinitamente más violento e injusto (…) A las víctimas del 68 le
tenemos que sumar las de estos 50 años, y sobre todo las de los pasados
12: al menos 170 mil muertos y un número inconmutable de desaparecidos”.
Foto Jesús Villaseca
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
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