Por campañas contra CaMa sin Photoshop
Ninguna
cicatriz es perfectamente lineal. Ya quisiéramos que las marcas que el
devenir de nuestros días va dejando fueran simétricas y recorrieran
nuestro cuerpo sin desentonar ni llamar la atención. Pero no. No somos
máquinas: nacemos, vivimos y morimos salvajes. El control absoluto no es
una cualidad humana.
Esta idea viene a mi mente cuando contemplo a docenas de mujeres –la
mayoría son integrantes del show bussines y las menos son protagonistas
reales de la enfermedad- posando para la campaña “Ponerle el pecho”,
cuyo objetivo es concientizar semidesnudas sobre la detección temprana
del cáncer de mama (CaMa). Una campaña que seguramente ha sido pensada y
diseñada con la mejor de las intenciones.
Me dedico a mirar una por una todas las fotografías y confirmo mi
sospecha: cuando se trata de famosas (ellas son el rostro más visible y a
la vez más visibilizado de la campaña), los rostros cambian, las
cabelleras flamean para la derecha o para la izquierda (¡vaya
diferencia!), la pose es más o menos provocativa, más o menos serena.
Pero la cicatriz (vertical, horizontal o diagonal) es siempre la misma:
recta, prolija, calculada.
Llama la atención, también, la preponderancia de la panza chata,
clara, firme. Ergo, la ausencia de adiposidad, rollos, pelos, curvas,
lunares, estrías. La mayoría de las mujeres elegidas para concientizar
acerca del cáncer de mama responden a un arquetipo de delgadez y
perfección. Y las que no encajan en ese modelo, pues serán retocadas.
Porque en el mundo en el que vivimos “esterilizar” la realidad ya es
cosa de todos los días y no hay legislación que lo sancione: el filtro y
el retoque se han naturalizado. No hay moral posible si hasta la
enfermedad se puede simular en un par de clics.
NI REALIDAD NI DIVERSIDAD
“A todas nos puede pasar”, reza el eslogan de la campaña. Pero me
pregunto: ¿está dirigida a todas (y ellos ¿qué pasa con ellos?) ¿Es la
mirada de una mujer con cáncer de mama la misma que la de otra que “hace
de cuenta que…”? ¿Da lo mismo mostrar las propias cicatrices y
enfrentarse a la mirada del otro que “jugar” a hacerlo? ¿Es necesario
recurrir al photoshop para sensibilizar a la población acerca de una
enfermedad tan real que afecta a 20 mil mujeres en Argentina, de las
cuales 7 mil mueren?
“Seamos reales en la salud y en la enfermedad. Mi cicatriz no se
parece nada a la de la campaña, la mía es real”, escribió Mona Silbert
en su cuenta de Instagram el mismo día que la campaña se difundió. A los
21 años le detectaron cáncer de mama y, hoy, diez años después, todavía
le duele mirar su cicatriz de frente. Profunda y dispareja, esa marca
es su “gran maestra”, pero también le aterra y le recuerda ese momento
oscuro en el que se perdió a sí misma.
Así lo relata. Así lo siente: “Hay dolores que no pueden ni deben
trucarse. Dejemos de photoshopear realidades que no tienen que ser
photoshopeadas”. Que así sea.
* Este artículo fue retomado del portal Cosecha Roja
Imagen retomada del blog clubargentina.com
Por: Valeria Sol Groisman*
Buenos Aires, Arg
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