El “teniente Salcedo” dice que desde ese piso se disparaba con armas
calibre 22 y de alto poder, y que ello también sucedía desde tres
departamentos del decimosegundo piso: el 1201, alquilado a la familia de
Minor Franco; el 1202, alquilado a Hans Kiloro; y el 1204, donde vivía
la familia de Amalia Garza de Huerta.
Los datos anteriores constan en una tarjeta del fondo de la Dirección
de Investigaciones Políticas y Sociales, del Archivo General de la
Nación. La tarjeta –que retomó el informe de la Femospp– no tiene fecha y
está firmada por el capitán primero de Caballería, Juan Manuel Rojas
Hisi.
Del contenido de dicha tarjeta se colige que el entonces secretario
de Gobernación sabía que miembros del Estado Mayor Presidencial habían
ocupado departamentos de edificios que rodean la Plaza de las Tres
Culturas, desde los cuales se hicieron disparos el trágico 2 de octubre
de 1968.
Seis años después, José Salvador Lima Luna, hijo de Rebeca Zuno, se
convirtió en administrador de la Unidad Tlatelolco y un año después fue
diputado por el PRI del segundo distrito electoral de la Ciudad de
México, el cual comprende a Tlatelolco. Obtuvo ambos cargos cuando
Echeverría era presidente de la República.
El penthouse del Molino del Rey ya no existe. Los cuatro pisos
superiores del edificio fueron desmontados después de que resultaron
dañados en el temblor de septiembre de 1985.
Marta Ortiz Izquierdo ha vivido prácticamente toda su vida en ese
edificio. Habita el departamento 301. En octubre de 1968 tenía 13 años y
desde la ventana de su habitación fue testigo de la matanza en la Plaza
de las Tres Culturas.
Recuerda que el penthouse del edificio Molino del Rey no estaba
habitado. En semanas previas al 2 de octubre llegó un camión militar del
cual soldados bajaron cajas que metieron a ese departamento. Cuenta que
los vecinos pensaron que un oficial del ejército y su familia se
mudarían ahí.
El 2 de octubre se percató de que desde ese y otros departamentos de pisos superiores disparaban hacia abajo.
–¿Hacía la Plaza? –se le pregunta.
–Disparaban contra los soldados… Y estos respondían: todo los pisos de arriba quedaron con marcas de balazos.
Este texto se publicó el 30 de septiembre de 2018 en la edición 2187 de la revista Proceso.
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