9/22/2014

El espejo si miente


Ricardo Raphael
Hay una tarjeta postal que me divierte mucho y me angustia a la vez. Se trata de un gato flaco y relamido que se mira al espejo y en vez de su reflejo se topa con el de un león grande y melenudo. Al costado del retrato aparece una leyenda que dice: “Sólo tú sabes quién eres realmente”. 
Es muy común que, según nuestra propia percepción, las personas tengan una idea errónea de sí mismas. Por eso es hilarante que el gato se crea león. Lo angustioso viene cuando ese gato soy yo, y el reflejo del león es la visión distorsionada que mis ojos me entregan de mi propia imagen. 
Por eso es sano repetirse, parafraseando a Magrit, que eso que vemos no es un león. (Luego vienen las ganas de romper el cristal aunque con ello nos provoquemos siete años de mala suerte). 
La encuesta México, las Américas y el Mundo es un espejo que cada dos años nos permite a los mexicanos tomar conciencia de nuestra mirada común con respecto al extranjero. La última edición, publicada hará cosa de dos semanas, refleja con énfasis nuestras ganas de ser león, aunque nos sepamos gato. 
Por ejemplo cuando el sondeo pregunta a los encuestados si estarían dispuestos a considerar una nacionalidad distinta a la mexicana, el 52% responde contundentemente que no. “Mexicanos o nada,” afirma la interpretación. 
Sin embargo, más delante, cuando el investigador inquiere si esas mismas personas estarían dispuestas a aceptar la anexión de México a los Estados Unidos —suponiendo que con ello podría cambiar la situación económica— la respuesta resulta positiva en más de un 60%. 
¿!Cómo¡? Mexicanos o nada pero estaría bien si México se anexa, como Puerto Rico, a la bandera de las barras y las estrellas. ¿Será que del otro lado de la frontera no se deja de ser mexicano o que la mexicanidad llega hasta donde el patrimonio aguanta? 
Otra contradicción entretenida de esta encuesta aparece cuando se pregunta cuáles son los dos países que más inspiran como modelos para seguir. Entre los líderes y los analistas encuestados no aparece Estados Unidos. Los dos prototipos son Alemania y Brasil. 
¿Existen en el orbe dos países más distintos? ¿Será que los mexicanos nos percibimos como la mezcla justa entre la disciplina germana y la sangre que hierve al son latino? 
Para interpelar mejor el caso vale imaginar aquí al hijo de un alemán y una brasileña, o hacer lo contrario: al vástago de una madre alemana y padre brasileño. No debe ser tarea fácil. 
La tercera contradicción tiene que ver con nuestro sentido de justicia hacia los migrantes. Según esta encuesta, 74% de los mexicanos está de acuerdo con que los extranjeros voten, 92% con que tengan un trabajo —en igualdad de condiciones— y 94% que la familia del migrante vaya a vivir al país donde este se encuentra. 
Sin embargo, tales cifras caen al suelo cuando se trata de Guatemaltecos, Hondureños o Salvadoreños que vienen a México. De acuerdo con este estudio, el aprecio por los migrantes extranjeros en territorio mexicano podría estar relacionado con el pantone de la piel. 
Por último, según esta investigación, más de la mitad de la población encuestada opina que la migración de mexicanos hacia los Estados Unidos le hace mal al país. Se percibe que por obra suya las familias se desgarran, las comunidades se quiebran y México extravía talento. 
Sin embargo, cuando se pregunta al mismo encuestado si estaría dispuesto a migrar, 42% responde afirmativamente. Esta cifra llama la atención si se compara con la que se obtuvo dos años atrás: (32%.) 
Esto quiere decir que en sólo 24 meses creció en un 10% el número de personas que considerarían abandonar el país, aún si con ello su familia sufre desgarramiento o su comunidad se vacía. 
Esta encuesta que hace casi una década se diseñó por los investigadores Guadalupe González y Jorge Chabat, y que hoy desde el CIDE coordina el David Crow, es la única que permite conocer cuánto han ido cambiando las percepciones de las y los mexicanos hacia lo que ocurre más allá de nuestro ombligo geográfico. 
Cabe insistir con que es un espejo donde el gato suele no serlo, ni el león, león. Entre otras razones, por ello es un instrumento muy interesante de medición.

@ricardomraphael

Periodista 

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