En
2010 la periodista chilena Mónica González Mujica fue galardonada con
el Premio UNESCO/Guillermo Cano de Libertad de Prensa. González realizó
distintitos trabajos de investigación durante la dictadura de Augusto
Pinochet, lo que la llevó al exilio durante un período considerable y a
estar recluida en prisión dos años. A la tiranía le desagradaba la más
mínima oposición, la labor de la periodista representaba una verdadera
afrenta. Al ser entrevistada por el servicio de prensa de UNESCO,
la galardonada señalaba los peligros de la libertad de prensa y del
ejercicio periodístico de la siguiente manera: "Hay dos problemas que
conducen a una amenaza creciente y acelerada sobre el derecho de la
sociedad a informarse (...) En muchos países se observa un modelo que
conduce a esa concentración de la propiedad, que va aparejada con otro
fenómeno: los grupos que se apropian de varios medios, concentrando
televisión, radio y prensa escrita, a su vez tienen intereses en otras
áreas de la producción: agricultura, minería, servicios, inmobiliaria…
Se produce por lo tanto una asfixia informativa impresionante, porque
el medio no puede informar objetivamente de las empresas donde su
propietario tiene inversiones. Eso es gravísimo y los periodistas están
perdiendo autonomía, dignidad, prestancias… convirtiéndose en simples
testaferros."
El acaparamiento mediático por grupúsculos del
poder económico es para González una grave problemática que mina el
derecho a la información y el que los periodistas puedan ejercer su
oficio de forma independiente. Los periodistas dejan a un lado su ética
y objetivo profesional convirtiéndose en propagandistas de los dueños
de los medios de comunicación, la gran mayoría de las veces aliados de
la clase política en el poder. Al final de cuentas, las opciones de
información son reducidas y las masas tienen que conformarse con una
sola versión de los hechos, aquella que conviene a los intereses de la
élite dominante.
En México la concentración de los medios de
comunicación es palpable. Televisa y Televisión Azteca dominan el 98%
de las opciones televisivas, en radio 13 grupos controlan el 80% de las
emisoras, en prensa escrita la situación es un poco distintita, no
obstante la nula pluralidad informativa genera un discurso homogéneo
siempre cómodo al sistema. Las pocas voces distintas son acalladas con
la agresión física, la muerte o bien la coacción con estímulos
económicos.
Haciendo referencia al documento “La Fallida
Actuación del Estado Mexicano para Proteger y Prevenir a Defensores y
Periodistas” emitido por el Tribunal Permanente de los Pueblos-
Capítulo México, se indica que en el presente escenario, en la nación
mexicana se violan los derechos de expresión, además citando a la
organización Artículo 19 se relata que de 2000 a la fecha 79
periodistas han sido asesinados y 18 desaparecidos, con lo cual se
obstaculiza en gran medida el ejercicio periodístico.
En
pocas palabras, la libertad de expresión está subordinada al poder, los
trabajadores de la comunicación atados a los intereses de sus patrones,
el discurso unificado no deja lugar a divergencias, la reproducción
cultural preserva el statu quo, sin verdadera denuncia; la injusticia,
la violencia, impunidad, nepotismo son consagrados valores cotidianos.
El sistema antagónico utiliza a los que deberían ser medios de
comunicación entre las personas, como medios de difusión de propaganda.
La agenda informativa es la que marcan el poder político y económico.
En esa agenda las luchas de los pueblos por la defensa de sus derechos
están relegadas a espacios minúsculos y en ocasiones nulos.
En la democracia posmoderna, no existe más derecho que los de la élite
gobernante. La democracia es solo para unos, creando una contradicción
semiótica solamente atenuada con la tergiversación del lenguaje actual,
medida muy utilizada para esconder sus verdaderos fines.
Los medios comunitarios. Resistencias a la hegemonía
La lucha por el control de la información no admite la mínima concesión
para los poderosos, en 2011 al aplicarse modificaciones al Reglamento
de Radio y Televisión, que permitían la existencia de radios
comunitarias, la imponente Cámara Nacional de la Industria de Radio y
Televisión impugnó tales reformas. Además las pantallas y espectros
radiofónicos sirvieron para emprender una campaña de desprestigio
contra las comunitarias.
El 18 de agosto la Red Nacional de
Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y
Todos” denunció en su comunicado número 10 los constantes actos de
acoso contra las radios comunitarias, quienes carecen de marco legal
que las protejan. El Estado a través del Instituto Federal de
Telecomunicaciones los amedrenta e inclusive utilizan la fuerza pública
para intimidarlas como en el caso de “La voz del Pueblo de Zacatepec” y
“Radio Axocotzin”, radios indígenas de Tlaxcalantzingo, Puebla, quienes
curiosamente habían denunciado actos de devastación ambiental por parte
de particulares.
La política estatal es en favor de los
medios privados, sus aliados en realidad y contra todo medio que pueda
dar a conocer una voz distinta a la oficial.
Para los
“testaferros”, presupuesto público para adular a los administrativos en
turno y cubrir con la mentira las tropelías de los empresarios
transnacionales y nacionales. A fuerza de falacias pintar un país
democrático y basto de libertades.
En contra parte, a pesar
de las limitaciones legales y los riesgos, las radios comunitarias son
una alternativa de información democrática e independiente del poder
hegemónico para el siglo XXI. Un ejemplo encomiable lo dan los países y
gobiernos progresistas del sur del continente americano.
Así
Venezuela siendo criticada tendenciosamente por las grandes
corporaciones mediáticas multinacionales, y sus filiales (junto a
algunos defensores de los derechos de los periodistas mal informado o
bien guiados por un análisis simplista de lo que pasa en el país
sudamericano) por la “falta de libertad de expresión”, da una muestra
encomiable hacia la pluralidad informativa, ya que junto a la creación
de alternativas estatales cono Venezolana de Televisión, VIVE y otras,
el Estado Bolivariano en los últimos tiempos ha creado redes de medios
comunitarios para el ejercicio de información alternativa y popular.
Son más de 300 medios comunitarios promovidos por la Revolución
Bolivariana en beneficio de la comunicación alternativa. Apenas un
granito de arena, donde todavía un número importante de la información
es manejada por privados, aquellos que vociferan en Caracas por
libertad, pero curiosamente en otras latitudes sus similares las
sofoca, invocando a la legalidad.
Retomando el diagnóstico de
la periodista González y analizando la actual situación, la presencia
de medios de comunicación comunitarios y alternativos, es condición
necesaria para la pluralidad de concepciones, es requisito para
diversificar el discurso en búsqueda de una mayor democracia y libertad
de expresión. Para el siglo XXI ante el latente fracaso de programa
unipolar, la comunicación comunitaria es espacio social para el
encuentro dialógico hacia la construcción de paradigmas sociales más
avanzados. Un verdadero reto para los ciudadanos, periodistas y
gobernantes populares.
*El autor es Licenciado
en Docencia en Lengua y Literatura por la Universidad Autónoma de Baja
California, Profesor de Educación Básica y Media Superior.
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