12/14/2017

OCDE sobre la política de salud y el candidato del PRI

Asa Cristina Laurell

El destape de José Antonio Meade como precandidato a la Presidencia ha estado acompañado de una avalancha de elogios a su perfil de tecnoburócrata eficiente y probo en los diferentes puestos gubernamentales que ha desempeñado. Sería la garantía de la continuidad de las reformas emprendidas por Peña. El estudio económico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de México 2017 afirma que estas medidas han tenido éxito, así como que debieran mantenerse profundizando algunos aspectos. Continúa así su intervención en los asuntos internos de México y no cabe duda de que el precandidato priísta también es suyo.

La doctrina neoliberal de la OCDE es conocida y los sesgos en su narrativa de los sucesos es frecuentemente alarmante. El mencionado estudio dedica una parte a la salud que demuestra este hecho. El año pasado se involucró directamente en el debate sobre la reforma en la materia (ver) proponiendo entre otras cosas profundizar la participación privada en el sistema sanitario y uniformar el paquete de servicios de IMSS e Issste al del Seguro Popular, lo que perjudicaría a cerca de la mitad de la población.

La OCDE sostiene, ahora que se ha expedido una nueva Ley General de Salud, la cual garantiza un gasto más eficiente y transparente del Seguro Popular. No se hizo una nueva norma, sólo se añadieron incisos fortaleciendo el control de la Secretaría de Salud federal sobre el manejo del Seguro Popular, lo que equivale a una recentralización del sistema. Sigue sosteniendo que Prospera ha ampliado la cobertura a las familias pobres, omitiendo señalar que se trata de un esquema de vacunación, pláticas para el autocuidado y medidas preventivas según grupo de edad. Todas son actividades regulares del sistema de salud, y más bien se trata de requisitos para seguir en el programa.

La OCDE sostiene que el sistema de salud mexicano ha progresado, opinión que no coincide con el sentir mayoritario en el país, donde diariamente hay denuncias y movilizaciones sobre sus múltiples problemas. El estudio presenta en el cuadro 8 las recomendaciones hechas por ese organismo internacional y las medidas tomadas desde 2015, a pesar de que su propuesta de profundizar la reforma es de 2016. Llaman la atención que presentaavancesque no lo son y la falta de concordancia entre sus recomendaciones y lasmedidas tomadas. Presenta el Acuerdo Nacional para la Universalización de los Servicios de Salud como novedad, cuando no se distingue de los Acuerdos de Intercambio de Servicios, iniciados en 2010.

La falta de concordancia salta la vista en la recomendación de hacer obligatorio el seguro de salud, que en la columna demedidasseñala a las compras consolidadas de medicamentos del IMSS. Igualmente extraña es la recomendación de dejar a los nuevos asegurados elegir libremente a sus redes de proveedores de servicios donde, de nuevo, se señala comomedidatomada la compra consolidada de medicamentos. Respecto a la recomendación de convertir los hospitales públicos en entidades corporativas, o sea, de manejo autónomo con criterios empresariales, la OCDE resalta que el IMSS está evaluando un esquema de asociación pública-privada para cuatro hospitales, esquema que está en marcha en la Secretaría de Salud desde el gobierno de Fox.

Estas últimas dos recomendaciones parecen tomadas de los intentos de privatización del gobierno conservador de Inglaterra encaminados a desmontar el Servicio Nacional de Salud, que han ido de fracaso en fracaso. Por último, vuelve a proponer a México que incremente el IVA para disponer de mayores recursos fiscales, en vista de que la actual recaudación es la más baja de toda la OCDE. El único dato interesante es que estima que un manejo más eficiente del gasto en salud podría ahorrar 0.7 por ciento promedio del PIB, o sea, cerca de 25 por ciento del gasto público total en este rubro, sin hablar de corrupción.

¿Cuál es el mensaje de la OCDE sobre salud en la coyuntura electoral en México? Sostiene que la reforma en este campo va avanzando, aunque no con la velocidad deseable. Qué mejor entonces que un candidato presidencial tecnoburócrata eficiente que puede componer los desarreglos de esta reforma. En este sentido es un espaldarazo a Meade. Su único problema es que en México hay un casi consenso de que la reforma de salud no ha funcionado. Ciertamente, hay dos posiciones sobre qué hacer. Unos proponen su profundización y otros que se debe repensar el sistema sanitario para garantizar el derecho a la salud. Estas son las opciones en la materia para las elecciones.

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