Lev M. Velázquez Barriga
Resulta de suma preocupación
que los foros de consulta para el Acuerdo Nacional sobre la Educación
convocados por el nuevo gobierno carecen de temáticas que orienten a
generar puntos de ruptura con el proyecto neoliberal. Tal ausencia y el
haber privilegiado poner en la palestra a los detractores de los
maestros que en las calles, en las urnas y en las aulas colocaron
durante todo el sexenio la imperiosa necesidad de abrogar la reforma
educativa, desvía una demanda tan justa y sentida, que estos foros son
producto de la persistencia de las luchas magisteriales.
Las fracciones patronales del sindicalismo: Maestros por México y los
resquicios del SNTE, no sólo se encargan de rebajar el momento
coyuntural en que las resistencias magisteriales podrían romper con la
lógica neoliberal, sino que además están reposicionando la agenda de la
derecha para refuncionalizar la reforma educativa; a tal desviación
contribuye la participación de la burocracia que ha sido por años
adiestrada en el instrumentalismo de cualquier cambio que venga desde la
SEP. Ninguno de estos actores trasciende los marcos legales,
organizativos ni pedagógicos que fundamentan el despojo laboral y
profesional de los docentes, el desmantelamiento de la escuela pública
ni la formación para las nuevas formas de explotación laboral en el
capitalismo del siglo XXI; todo cabe en la actual reforma sabiéndolo
acomodar.
Sin embargo, desde el primer foro de Chiapas, los actores
magisteriales que crean rupturas con los marcos referenciales de la
reforma han sido consistentes. A pesar de que en cada sede se les ha
querido restringir y disolver en formatos acartonados de ponencias
individuales y en tiempos infinitesimales que no dan cuenta de la
voluntad e inteligencia colectiva, los docentes han sabido hacerse
escuchar por fuerza de la razón en las tribunas que les fueron negadas,
como sucedió en Monterrey, pero también desde los auditorios llenos de
indignación que reprocharon la presencia inaceptable del equipo político
estatal del SNTE en Veracruz y cuyos ánimos entusiastas pusieron de pie
al gobernador Cuitláhuac García, para corear al unísono de la mayoría:
va a caer, va a caer, la reforma va a caer.
Las distancias de los actores magisteriales democráticos no se ciñen
sobre la manifestación política de sus ideas. También han desarrollado
complejas expresiones en el campo de la pedagogía y la organización del
sistema educativo. Un ejemplo de ello son los maestros bajacalifornianos
del Movimiento de Resissstencia (evocando su origen en la resistencia a
la ley de ISSSTE) que en vinculación con el Instituto McLararen de
Pedagogía Crítica han elaborado un proyecto alternativo de educación y
una propuesta de nueva reforma educativa que sustituye los
aprendizajes clavepropuestos por la OCDE para atender la incertidumbre que generan los cambios constantes en la demanda del mercado laboral, por los
aprendizajes críticospara la formación histórica, patriótica, comunitaria, ética, científica, humanista, sensible, espiritual (no en sentido religioso) para el desarrollo pleno y holístico de la persona, para tener la capacidad de emanciparse de toda forma de opresión, poniendo en el centro de su propuesta al ser humano y no la rentabilidad de las habilidades para la economía de mercado, como lo hace el nuevo modelo.
Otro ejemplo es el colectivo Insurgencia Magisterial de Veracruz que
encontró un posible punto de ruptura en la Educación para el Bienestar
propuesta por AMLO, aunque éste no da mayores fundamentos de lo que eso
significa, pero que de algún modo podría hacer crisis con la propuesta
del equipo de Esteban Moctezuma Barragán que insiste en reciclar de la
tecnocracia reformista la calidad como el objetivo del nuevo pacto
educativo; se trata de conceptualizar, pensar, definir, construir e
inventar el contenido y el fundamento de lo que sería una educación para
lograr el bienestar de la comunidad de aprendizajes y de la sociedad
mexicana en su conjunto.
Del Observatorio Docente de la Comarca Lagunera, a través del cual
los maestros han jugado un papel muy importante en las rebeliones
académicas dentro del Consejo Mexicano de Investigación Educativa contra
la visión oficialista de la junta de gobierno del Inee, me parecen
rescatables para los próximos foros dos reflexiones del último de sus
encuentros: la primera es la necesidad de romper con la inercia inducida
que busca proponer en lo individual lo ya dicho en la reforma
educativa; sugerencias para mejorarla, aplicarla bien o agregarle lo que
le falta, señalar sus fallas técnicas sin develar lo que subyace, nos
lleva a reproducir la misma concepción pro empresarial de la educación
que hemos padecido las últimas tres décadas; se trata de pensar lo
nuevo, con otras lógicas y otras miradas desde la izquierda. La segunda
–y para evitar lo ocurrido en varias sedes, pero sobre todo en Toluca,
donde las fracciones gobiernistas secuestraron el espacio desde las
cuatro de la mañana para impedir el paso a los profesores democráticos–,
tiene que ver con la importancia de organizarse con tiempo, hacer valer
desde adentro en el discurso y desde afuera en la observancia de
cualquier anomalía, que la voluntad colectiva de los docentes que
irrumpieron la continuidad de la derecha histórica en el gobierno sea
escuchada y no suplantada por quienes no movieron ni un dedo para
defenderlos.
* Doctor en Pedagogía Crítica
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