Autor:
Claudia Villegas
El Banco del
Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) audita el pago de
contratos por 5 mil millones de pesos que se pactaron para el desarrollo
de Tecnologías de la Información (TIC´s) y asesorías en esta área sin
que la institución cuente con licencias o desarrollos específicos para
su operación.
Nombrado por el gobierno de Andrés
Manuel López Obrador, el actual director de Bansefi, Rabindranath
Salazar, revisa al menos 12 contratos cuyos entregables tendrán que
demostrar que el dinero no se desvió a otros fines. El problema es que
aunque los entregables busquen respaldar que dichos contratos se
cumplieron en tiempo y forma, el banco –justo ahora que necesita toda su
infraestructura para dispersar los recursos de los programas sociales
que inició el gobierno federal– simplemente no cuenta con sistemas y
herramientas tecnológicas. Tampoco cuenta, por ejemplo, con terminales
ni con sistemas para administrar tarjetas de débito o crédito. ¿Cómo
operaba entonces este banco de desarrollo? Sencillo, a través de
convenios con una decena de compañías que realizaron servicios de
outsourcing para Bansefi en todas las áreas. Dicha terciarización de
servicios, sin embargo, habría dejado al banco de desarrollo simplemente
sin herramientas básicas, mínimas, para su operación.
Por ejemplo, los funcionarios de Bansefi
encontraron un contrato para el desarrollo de un sistema de crédito,
pero nunca lo recibió el banco de desarrollo porque, se argumenta, era
un contrato de terciarización y la institución no era dueña de licencias
o desarrollos. El peor de los mundos. Bansefi simplemente no es dueño
de nada.
Función Pública al tanto
Por ello, en ese banco de desarrollo,
próximo a cambiar de nombre por el de Banco del Bienestar, ya se dio
vista de estas irregularidades a la Secretaría de la Función Pública,
porque serán los exdirectores de la institución quienes tengan que
explicar qué sucedió con estos contratos. Anote usted los nombre de
Jorge Stefan Chidiac, Virgilio Andrade y, por supuesto, María Fernanda
Casanueva de Diego y Alejandra del Moral. Muchos directores para tan
pocos resultados. A Bansefi le ha realizado auditorías la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Auditoría Superior de la
Federación por la escasa transparencia de sus adjudicaciones directas,
de sus contratos de outsourcing pero, sobre todo, por los problemas que
presentaron para la dispersión de recursos en apoyo a víctimas de los
terremotos mediante recursos del Fonden.
El problema para el actual director de
Bansefi es que ahora para dispersar los recursos de los programas
sociales, una vez más, el banco de desarrollo enfrenta una
infraestructura deficiente e incompleta.
“En los últimos cinco años nos dicen que
se invirtieron más de 5 mil millones de pesos en tecnología, y si tú me
preguntas qué tiene el banco, te diré que nada”, dice en entrevista
Rabindranath Salazar.
En Bansefi se encuentran con un escaso
control de la operación y carteras vencidas. El software es un problema
porque no se generó un programa que permitiera que el banco fuera dueño
de sus licencias. Además, Bansefi está demandado por la empresa Telelink
que, de acuerdo con los registros de contratos que se pueden consultar
vía transparencia, recibió un contrato vía adjudicación directa por más
de 20 millones de pesos.
Así, aunque en los dos primeros meses de
operación Bansefi ha ahorrado más de 100 millones de pesos, la
inversión que se deberá realizar supera los 2 mil 700 millones de pesos
para dicha institución empiece a operar adecuadamente.
Claudia Villegas
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