12/16/2015

Los ministros Piña y Laynez


La renovación de la Corte es también un momento para repensar la función del Poder Judicial

lasillarota.com

De carreras judicial y administrativa respectivamente, lo cual pareciera predeterminar sus perfiles, no elimina la incertidumbre acerca del rol que jugarán en la Suprema Corte. Ambos son juristas consolidados y conocedores. Como decisores, el Pleno y las Salas serán los ámbitos en los que se desplegará su presencia. Considerando a quienes sustituyen pareciera natural que Piña se integre a la Primera Sala y Laynez a la Segunda. Si esto sucede, la combinación de perfiles resulta interesante.

Más allá de la distinción simplificadora entre progresistas y conservadores, resultará interesante apreciar la dinámica de la Segunda Sala considerada como “conservadora” con la presencia de Laynez. Por su trayectoria y formación resulta particularmente llamativa la posibilidad de que aporte una perspectiva institucionalista en el enfoque de las cuestiones constitucionales. Y no me refiero a una visión “administrativista” sino a una perspectiva más amplia: aquella que puede considerar que el buen funcionamiento institucional es condición de efectividad de los derechos humanos. El derecho a un buen Estado es condición de eficacia de todos los derechos, diría Alexy.

Para esto Laynez tendrá que tomar distancia de sus posiciones de abogado de parte, de la parte pública pero finalmente de parte. Su vasta experiencia le da una posición privilegiada para aportar en la construcción del interés público, frecuentemente soslayado por visiones individualistas de los derechos humanos y por decisiones de poder adversas al interés general.

Piña, de integrase a la Primera Sala, será con Pardo los ministros de extracción judicial. La pertenencia a un gremio, implica prácticas, tradiciones, identidad institucional; sin embargo, la ministra Piña  dista de la ortodoxia. Jueza de carrera y con una formación académica enterada de la discusión constitucional contemporánea, tiene buenas bases  para aportar en  la formación de decisiones en la dinámica de la Sala.

La participación  de los nuevos ministros abre la expectativa sobre cuáles son sus respectivos discursos constitucionales. Probablemente la perspectiva desde la escuela analítica, el expertise procesal de la ministra Piña y el conocimiento amplio del derecho público y regulatorio del ministro Laynez, sean los nuevos ingredientes a apreciar en los debates de la Suprema.

Hay también extraordinarios retos. Sea en el terreno de los derechos humanos, en el de la organización de los poderes o en el de las políticas judiciales, hay un empedrado de problemas. En materia de libertades fundamentales, la Corte ha sido escenario de debates y decisiones centrales, sin embargo, entre  los pendientes para desplegar su función garante está el de los derechos de los contribuyentes.

La cuestión no sólo es relevante en términos del impacto en cada uno de los causantes y los ámbitos de definición de sus derechos; lo tributario se relaciona con las condiciones que posibilitan el desarrollo del país, no solamente en términos recaudatorios, sino respecto de sus condiciones de gasto y de rendición de cuentas.

Además de la función jurisdiccional, la política judicial es otro ámbito de oportunidades y retos. Para que el combate a la corrupción sea eficaz, para que la impunidad deje de ser uno de los estigmas nacionales y se reconstruya la confianza en las instituciones, la independencia, la objetividad e imparcialidad de la Corte es insustituible.

Los ministros no solamente participan en las sentencias, su influencia en el colegiado y hacia el conjunto de la judicatura es mucha. La fragmentación del colegiado, natural y necesario en la decisión de los conflictos debiera en perspectiva de construcción del Estado de Derecho propiciar dinámicas de cooperación y de inteligencia pública para construir políticas institucionales.

La renovación de la Corte es también un momento para repensar la función del Poder Judicial, en su conjunto, en lo aspiracional que todavía es el estado constitucional.

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