En
su primer día de estancia en el Istmo de Tehuantepec, las madres
migrantes centroamericanas, integradas en la undécima Caravana “Una
madre nunca se cansa de buscar”, de visita el territorio mexicano,
denunciaron la falta de sensibilidad de los servidores públicos en las
cárceles de esta región oaxaqueña.
Las 39 mujeres, quienes buscan desde hace once años a sus hijos e hijas en territorio mexicano, llegaron la madrugada del sábado, acompañadas de defensores de derechos humanos, al Albergue Hermanos del Camino, que se ubica en Ciudad Ixtepec, fundado hace más de una década por el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra.
Tras su visita al penal de Ixtepec, a donde fueron vestidas con playeras que identifican la Caravana y portando imágenes de sus familiares en sus pechos, señalaron que recibieron un trato discriminatorio al momento de ingresar a los penales y manifestaron su tristeza ante el comportamiento insensible que reflejaron los custodios cuando ingresaron a los penales de Tehuantepec y Juchitán.
“A tres de nosotras estuvieron a punto de desnudarnos en el filtro para poder ingresar, cuando lo único de lo que vivimos es de la esperanza de encontrar a nuestro ser querido. Notamos mucha discriminación de parte de los encargados de los penales y de los custodios principalmente”, abundaron.
Martha Sánchez Soler, coordinadora del Movimiento Migrante Mesoamericano y de la Caravana, expresó su indignación porque la o el migrante llega a México y desaparece, es decir “Aquí no pasa nada”, por lo que parece que en este país son parte del “crimen perfecto”.
“En el Distrito Federal interpusimos denuncias por desaparición forzada contra el Estado mexicano”, dijo, e informó que esta Caravana ha dado frutos, ya que ha habido reencuentros “y eso nos da mucha satisfacción. De esta undécima nos sentimos orgullosas porque en Tabasco una madre se encontró con su hijo, son experiencias únicas que nos”, refirió.
MURAL Y MÚSICA ANTE UNA FOSA COMÚN
Después de abandonar el penal de Juchitán, la Caravana se dirigió en la parte trasera del panteón municipal, en un espacio utilizado como fosa común por la Subprocuraduría de Justicia en el Istmo, y del cual apenas el año pasado ellas tuvieron noticias. Se sabe que ahí están al menos diez migrantes sepultados en estado de No identificado.
La música de la banda envolvió el momento y de inmediato las lágrimas corrieron por el rostro de las mujeres, quienes cantaron, aplaudieron y colocaron flores y velas que traían para sus compatriotas difuntos. También sembraron plantas en señal de que la esperanza no ha muerto y que mientras tengan la oportunidad visitarán el sitio en posteriores caravanas.
Isis Rivera y Sandra Pérez, ambas de nacionalidad hondureña, reprobaron el trato que da el Estado mexicano a los migrantes porque, dijeron, son tratados como mercancía. “Si un migrante muere, simplemente lo entierran o lo tiran, quién sabe, en México se olvida que es ser humano y que merece un trato justo”. Se habla de que en este país existen más de 70 mil migrantes centroamericanos desaparecidos”.
Ahí mismo, integrantes del colectivo Bicu Yuba (Perro Rabioso) y de la Galería El Ocote presentaron como homenaje un mural de 18 metros, sobre la barda del camposanto, titulado “Que lejos estoy del lugar de donde soy”, como dice la canción mixteca oaxaqueña.
A este encuentro también asistió el titular de la Dirección de Vinculación del Ayuntamiento de Juchitán, Humberto López Gómez, quién encargó de la limpieza del sitio y dijo que será un espacio digno con vigilancia permanente.
Por: Diana Manzo
Cimacnoticias/Página3.mx | Juchitán, Oax.-
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