La
Orden Monseñor Gerardi a los Derechos Humanos 2015 fue entregada a
Margarita Rivera, en representación de las mujeres ixiles que declararon
en el juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt, y a Saúl Méndez y
Rogelio Vázquez, actualmente presos, quienes la recibieron a través de
sus esposas, Zenaida Mérida y Carmelia Mérida.
Esta distinción reconoce así a dos polos de la lucha social de Guatemala: por un lado, la enfrentada por las mujeres ixiles contra la política del Estado contrainsurgente que provocó miles de muertes y terror en décadas pasadas y, por otro, la que asumen líderes y movimientos indígenas y rurales, que se oponen al modelo extractivista, a la destrucción de la naturaleza para generar ganancias al capital.
Monseñor Gerardi fue asesinado en 1999, dos días después de hacer público el informe de recuperación histórica “Guatemala, nunca más”, que documenta los impactos de violencia en este país centroamericano, los mecanismos del horror, el entorno histórico y las víctimas del conflicto.
VOLVEREMOS A DECLARAR, SI ES NECESARIO
María Tzup, una de las mujeres ixiles reconocidas por el testimonio que dieron en el juicio de Efraín Ríos Montt, dijo en su idioma que sentía tristeza y alegría, porque durante muchos años ellas han luchado por justicia, al igual que por los derechos de las mujeres y los hombres, de la niñez y juventud.
Recordó que su pueblo fue víctima de muchas atrocidades durante la guerra, violaciones sexuales, masacres y desapariciones forzadas, al igual que les fue negada la salud y la educación.
Hizo también un llamado al nuevo gobierno, para que no se entrometa en las cuestiones de justicia, porque la ley se debe aplicar. Aseguró que volverán a dar sus testimonios todas las veces que sea necesario para demostrar que ellas dicen la verdad. Según la Corte de Constitucionalidad, el juicio seguirá en enero próximo.
SAÚL, ROGELIO, ZENAIDA Y CARMELIA
La distinción para Saúl Méndez y Rogelio Velázquez, recibida por sus esposas Zenaida Mérida y Carmelia Mérida --ya que ambos siguen privados de libertad a pesar de que un tribunal los declaró inocentes-- tiene gran contenido simbólico, porque tanto ellos como ellas son víctimas de una política represiva ejecutada por instancias estatales en contubernio con una empresa.
Zenaida y Carmelia, sin sus compañeros de vida durante 36 meses, han tenido que velar por sus hijas e hijos, han seguido procesos judiciales aberrantes y enfrentado múltiples retos como mujeres.
Cuando se conocen los pormenores de las falsas imputaciones contra ellos, se puede entender hasta qué punto las instituciones públicas son capaces de violar las garantías constituciones de representantes comunitarios pobres, quienes junto a sus vecinos en Santa Cruz Barillas se pronunciaron contra la explotación de sus bienes naturales, concretamente de sus recursos hídricos.
“Recibo este reconocimiento en nombre del sufrimiento de nuestro pueblo, de todos los compañeros presos políticos (en total hay nueve) y para exigir justicia por todo el daño que nos ha hecho la empresa española Hidro Santa Cruz”, dijo Carmelia con la convicción de seguir luchando.
Las palabras de estas galardonadas ratifican la vigencia de ambas luchas en Guatemala porque, sin justicia por los crímenes contra la humanidad, nunca se logrará una verdadera paz y, sin respeto a la voz de las comunidades que rechazan la minería y las grandes hidroeléctricas, tampoco se aplicará un modelo que beneficie a las mayorías, en especial a las niñas y las mujeres, en lugar de privilegiar a grandes empresarios.
* Periodista mexicana, residente en Guatemala y coeditora de la publicación feminista LaCuerda.
Imagen retomada del sitio paraqueseconozca.blogspot.mx
Por: Rosalinda Hernández Alarcón*
Cimacnoticias | Guatemala, Guat.-
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