De más de
setenta países y 164 organizaciones llegaron mujeres campesinas a la
Asamblea de Mujeres de La Vía Campesina (LVC) en el País Vasco, este 17 y
18 de julio. Con perspectivas y propuestas que sacuden lo establecido,
no sólo en el injusto mundo que vivimos, también dentro de su propio
movimiento. Feminismo campesino y popular llaman a esta identidad en
construcción, que desafía al capitalismo y al patriarcado al mismo
tiempo, rechaza todos los racismos, violencias, discriminaciones y
xenofobias.
Es la quinta vez que se reúnen como mujeres de este movimiento –la
articulación campesina global más extensa que haya existido– que del 19
al 22 de julio sostiene también su séptima conferencia mundial. Tanto
jóvenes como mujeres han ido construyendo su espacio propio,
convocándose en asamblea los días anteriores a la Conferencia de todo el
movimiento. Desde allí discuten colectivamente sus aportes específicos,
antes de integrarse como delegadas y delegados a la Conferencia
general.
Muchas llegaron a esta V Asamblea de Mujeres por primera vez. La
expectación y el entusiasmo se siente a flor de piel. La dedicación,
casi magia, del colectivo autogestionario de intérpretes coatí, hizo
posible la traducción simultánea en 11 idiomas: árabe, bahasa indonesia,
castellano, coreano, euskera, francés, inglés, japonés, portugués, ruso
y tailandés. Entre muchas otras cosas, esta arquitectura que hace
posible tender puentes solidarios de comunicación entre tantas lenguas,
permite una diversidad de miradas y experiencias que nutre y fortalece
no sólo a las mujeres, sino a toda la Vía Campesina.
Son mujeres de todas las edades, campesinas, indígenas, trabajadoras
del campo, pescadoras, pastoras, artesanas, migrantes. Todas trabajan
por la soberanía alimentaria, todas tienen que luchar contra la
discriminación y la violencia, que se manifiesta de muchas maneras.
Desde los salvajes feminicidios y ataques a las campesinas que resisten
en Honduras –ocho muertas en la lucha y mil 800 criminalizadas,
detenidas, violentadas en años recientes– a la discriminación laboral y
política en Europa, el silencio impuesto a muchas mujeres en regiones
enteras, la persecución y desposesión de tierras, cultivos y casas a las
mujeres en Palestina; el arco de injusticias se expande globalmente. Es
una situación que afecta a las mujeres, no sólo campesinas.
Pero aquí la particularidad es la construcción de un feminismo
campesino y popular, que por primera vez plantean asumir como tal en
toda LVC. Un feminismo desde las mujeres del campo, con identidad
campesina y desde la identidad y luchas de los pueblos.
Varias de las fundadoras de la Vía Campesina recuerdan que al origen,
hace poco más de 20 años, había una sola mujer en el comité coordinador
internacional (CCI). Era Nettie Wiebe, de la National Farmers Union
de Canadá, con la energía de las muchas que la apoyaban. Llegó a la V
Asamblea, a compartir su experiencia y también lo que considera los
mayores desafíos. Recuerda que comenzaron pidiendo
mayor participaciónpara las mujeres en todas las instancias de La Vía Campesina. Los compañeros se fueron más allá y acordaron que las mujeres debían ocupar el 50 por ciento de los lugares en las instancias de coordinación y decisión (porque en LVC el cuerpo colectivo y pensante es mucho más que la suma de sus partes, muchas de las cuáles aún siguen en proceso de entender y asumir las reivindicaciones de género). La regla de paridad se hizo rutina en toda la organización. Sin embargo, debaten en esta Asamblea, la paridad no era una meta, apenas un camino. A muchas aún les cuesta ocupar los espacios que reclamaron, porque para poder hacerlo se requiere que todo el trabajo, tanto productivo como reproductivo y las tareas militantes sean compartidas, algo que muchas organizaciones locales y nacionales campesinas necesitan entender, integrar y apoyar. Entre los grandes desafíos, plantea Nettie Wiebe, está definir posiciones comunes frente al poder, definir más profundamente entre todas las regiones y diversidades de LVC qué es el feminismo campesino y qué tipo de lucha eligen como mujeres. Perla Álvarez, de la organización de mujeres campesinas e indígenas Conamuri de Paraguay, agrega:
el patriarcado repliega nuestro trabajo al ámbito privado, el capitalismo no lo reconoce, el racismo niega todas nuestras identidades. Por eso, continúa,
no es posible separar la lucha contra el capitalismo de la lucha contra el patriarcado y el racismo.
Una lucha que parte de reconocer las diversidades,
geográficas, culturales, de género, por eso ya hay también sectores
LGBTI en varias organizaciones campesinas, como el MST de Brasil y
organizaciones de Vía Campesina en Europa. La diversidad sexual y de
género también tuvo su espacio en el programa de la VII conferencia de
LVC.
Las asambleas anteriores de mujeres de la Vía Campesina establecieron
campañas globales por las semillas y contra la violencia, campañas que
siguen y donde los ataques en éstos y otros temas recrudecen todo el
tiempo. La V Asamblea de Mujeres decidió llamar a la primera conferencia
internacional de mujeres del campo, no sólo para organizaciones de la
Vía Campesina sino para establecer lazos de análisis, alianzas y caminos
de lucha con muchas más mujeres rurales. Será todo un reto, que desde
ya asumen con la misma energía, cariño y rebeldía que cultivan en este
espacio.
*Investigadora del Grupo ETC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario