Durante el segundo semestre del año pasado, 35.3 por
ciento de los hogares en zonas urbanas reportaron que alguno de sus
integrantes fue víctima de robo o extorsión; mientras, siete de cada 10
personas se sienten inseguras en sus comunidades. Estas cifras se
acompañan de una decreciente expectativa de que la seguridad pública
mejore, reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(Inegi).
Las localidades con mayor volumen de hogares afectados son Tláhuac,
con 55.7 por ciento, Tlalnepantla, con 55; Puebla, 53.2; Coyoacán, 52.1,
y Gustavo A. Madero, 51.9 por ciento, señala la Encuesta Nacional de
Seguridad Pública Urbana levantada en diciembre pasado.
Asimismo, se estima que 19.4 por ciento de las personas mayores de 18
años fue víctima de al menos un tipo de acoso o violencia sexual en
lugares públicos. La proporción escala a 27.2 por ciento en el caso de
las mujeres, pero también 10.1 por ciento de los hombres fueron
afectados por conductas que incluyen desde
comentarios ofensivoshasta violación.
En general, durante diciembre pasado 72.9 por ciento de la población
de las principales ciudades mexicanas dijo sentirse insegura.
Prácticamente nueve de cada 10 personas reportaron esta percepción en
Puebla, Tapachula, Ecatepec, Uruapan, Fresnillo y Tlalnepantla.
En cambio, Mérida, San Pedro Garza García, Saltillo, San Nicolás de
los Garza, Los Cabos y Puerto Vallarta son consideradas las ciudades más
seguras del país, y aun en ellas al menos una de cada cinco personas se
dijo vulnerable.
Con ese antecedente, en diciembre pasado 33.6 por ciento de la
población consideró que en los próximos 12 meses la delincuencia en su
ciudad seguirá igual, y 28.9 por ciento prevé un deterioro. En suma,
62.5 por ciento no tienen una perspectiva de mejora en la seguridad
pública.
Este indicador es uno de los que más se ha visto impactado por el
cambio político. En diciembre de 2018 –cuando dio inicio el gobierno del
presidente López Obrador– por primera y única ocasión desde que se
consulta, más de la mitad de los encuestados pensó que la seguridad
mejoraría en los próximos 12 meses.
En ese comienzo de sexenio, sólo 29.4 por ciento apostó por que en el
rubro todo seguiría igual y 19 por ciento adicional se decantó por un
deterioro. En suma, 48.4 por ciento no veía mejoría en los próximos 12
meses.
Pasado ese tiempo, con el incremento en cifras de homicidios y otros
delitos, actualmente las expectativas de que la inseguridad recrudezca
se cuentan en niveles similares a los de 2014, cuando al final de ese
año –tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzianpa– el
indicador se ubicó en 63.2 por ciento, para luego en 2017 y 2018 rebasar
70 por ciento.
Dora Villanueva
Periódico La Jornada
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