El ácido tranexámico reduce la muerte por sangrado en mujeres con
hemorragia post-parto, sin efectos adversos, confirmó un ensayo mundial
de WOMAN (World Maternal Antifibrinolytic), realizado con más de 20 mil
mujeres en 21 países, incluidos los que tienen las tasas más altas de
muertes maternas.
Así lo dio a conocer la revista The Lancet el 29 de marzo, en su número
10,080 volumen 389, en donde explica que las mujeres a las que se
administró el ácido tranexámico eran mayores de 16 años, tenían un
diagnóstico clínico de hemorragia post-parto y estaban en 193
hospitales.
Recibieron un gramo de la sustancia vía intravenosa, y hubo un grupo de
control al que se le administró placebo, además de la atención
habitual. El ácido tranexámico se administró tan pronto como fue posible
después de la aparición de sangrado.
Las muertes por sangrado se redujeron significativamente en un 19 por
ciento con el uso de ácido tranexámico y el resultado fue más positivo
en relación al tiempo de administración, ya que la mortalidad materna se
redujo en un 31 por ciento si el medicamento era administrado en el
plazo de 3 horas posteriores al nacimiento del bebé.
El estudio, titulado “Efecto de la administración de ácido tranexámico
sobre la mortalidad temprana, histerectomía y otras morbilidades en
mujeres con hemorragia post-parto: un estudio doble ciego, ensayo
internacional, aleatorizado, controlado con placebo”, define la
hemorragia post-parto, como la pérdida de sangre de más de 500
mililitros (ml) dentro de 24 horas siguientes de dar a luz y es la
principal causa de muerte materna en todo el mundo, responsable de
alrededor de 100 mil muertes cada año.
En el estudio –que fue realizado con fondos de la Escuela de Higiene y
Medicina Tropical, Pfizer, Departamento de Salud del Reino Unido,
Wellcome Trust, y la Fundación Bill y Melinda Gates- se explica que más
de 200 millones de mujeres quedan embarazadas cada año y a pesar del
gran progreso durante las últimas tres décadas, las muertes durante el
embarazo y el parto siguen siendo un grave riesgo (en gran medida
prevenible) para las mujeres en alrededor de 75 países donde se produce
98 por ciento de la mortalidad materna. La cifra se eleva a 99 por
ciento cuando se habla de países de bajos y medianos ingresos.
La ONU estima que 532 mil muertes maternas ocurrieron en 1990 y ese
número se redujo a 303 mil a finales de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM), en 2015; sin embargo siguen ocurriendo, y 18 por ciento
son causadas por hemorragia, motivo particularmente importante de la
mortalidad materna en África y Asia.
Es así que el estudio se realizó en Paquistán, Nigeria, Uganda, Kenia,
Camerún, Sudán, Tanzania, Nepal, Zambia, Albania, República Democrática
del Congo, Bangladesh, Etiopía, Burkina Faso y Ghana.
EL ESTUDIO
Para elegir a las mujeres del estudio, se tomó en cuenta el diagnóstico
de hemorragia posparto primaria, es decir, que presentaban “pérdida de
sangre estimada de más de 500 ml después del nacimiento vaginal o 1,000
ml después de la cesárea o cualquier pérdida de sangre suficiente para
comprometer la estabilidad hemodinámica”, es decir que sus signos
vitales (temperatura, presión, frecuencia cardíaca y respiratoria)
fluctuaban e impedían una regular circulación de la sangre.
Una parte de las 20 mil mujeres fueron elegidas al azar para
administrarles el ácido tranexámico, mientras que al resto se les
suministró un placebo, aunque estuvieron bajo los tratamientos
habituales indicados en casos de hemorragia.
En 2012, en un reporte de esta investigación, publicado en The Lancet,
las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomendaban que el ácido tranexámico se utilizara para el tratamiento
de la hemorragia post-parto cuando los uterotónicos (fármacos que
producen una contracción uterina adecuada) no lograban controlar la
hemorragia o cuando se piensa que el sangrado es debido a un
traumatismo.
De igual manera, se mostró que no hay evidencia de que la
administración del fármaco aumente el riesgo de eventos tromboembólicos
(formación de coágulos de sangre, trombos, en los vasos sanguíneos).
Sin embargo, el efecto ácido tranexámico varía según la causa de la
hemorragia o el tipo de nacimiento. No impidió, por ejemplo que se
hiciera histerectomía (extirpación de útero y a veces de trompas de
Falopio y ovarios), ya que ésta se practica poco tiempo después de la
aparición de la hemorragia pos-parto primaria y no hay tiempo para que
la sustancia alcance a tener algún efecto.
El ácido tranexámico sí reduce sustancialmente el número de
laparotomías (cirugía para examinar el abdomen o área del vientre) para
controlar el sangrado, aunque la histerectomía sigue siendo el último
recurso para controlar el sangrado y la muerte por desangramiento en
lugares de altos índices de ingreso a hospitales, sobre todo en África y
Asia, donde muchas mujeres son anémicas y la disposición de sangre es
limitada.
Consideran los expertos que las investigaciones futuras deberían
evaluar la disponibilidad de ácido tranexámico para administración
alternativa, no intravenosa, ya que esto puede facilitar su indicación
en espacios de atención primaria de salud (atención de primer nivel,
según se define en México).
Los investigadores reconocen que en muchos lugares donde la mayoría de
las muertes maternas ocurren en la casa de las mujeres, es poco probable
que se les pueda administrar el ácido tranexámico por vía intravenosa,
por lo que sugieren que se hagan estudios para que la sustancia esté
disponible para administrarse por otras vías.
El descubrimiento de nuevas formas de prevenir la muerte materna,
especialmente de sangrado, continúa siendo una alta prioridad y los
estudios publicados por WOMAN en la revista The Lancet hoy en día
constituyen un hito importante en esta búsqueda.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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