Garantiza el gobierno alimentación, educación y salud a niños de cruceros
Personal del CAIS Coruña recorre desde hace un mes calles y avenidas para ubicarlos
Están en riesgo de accidentes mientras sus padres venden agua, dulces o cigarros
La Secretaría de Desarrollo Social, por conducto del CAIS Coruña, aplica el programa Niñas y niños fuera de peligro, el cual tiene por objetivo proteger a los menores de 12 años que venden o acompañan a sus padres en la vía pública
Periódico La Jornada
Una caja de cartón sirve a Josué, de un año cuatro
meses, de cuna y silla. En una de sus muñecas lleva amarrado un mecate
que lo sujeta a la pared y no le permite saltar a la banqueta; Juan, de
menos de un año, gatea sobre el piso de tierra, muy cerca del anafre
donde hierve la comida que prepara su mamá. Mientras Carmen y Mario, de
cuatro y seis años, en el mismo orden, juegan con una pelota en un
espacio de no más de tres metros que divide la avenida.
Ellos son sólo algunos de los menores que sin importar las
inclemencias del tiempo pasan gran parte del día en un crucero, en la
esquina de una avenida o en un camellón de la Ciudad de México, con el
constante riesgo de sufrir algún accidente, mientras su mamá o papá
ofrecen botellas de agua, cigarros o dulces entre los automovilistas que
se detienen con la luz roja del semáforo
Para ellos el Gobierno de la Ciudad de México diseñó un modelo de atención denominado Niñas y niños fuera de peligro,
con el que busca garantizarles sus derechos a la alimentación,
educación, salud y esparcimiento, entre otros, y sobre todo evitar que
sufran algún daño, que incluso derive en la muerte.
De entrada el secretario de Desarrollo Social (Sedeso) capitalino,
José Ramón Amieva Gálvez, aclaró que no se trata de criminalizar a
nadie, ni de hacer una limpieza social, y mucho menos
retirar o quitarles a los padres a los y las niñas, sino de ofrecerles un espacio donde sus hijos puedan estar seguros mientras ellos trabajan.
Refiere que esta inquietud surge a raíz del fallecimiento hace unos
meses de una niña de tres años que fue atropellada en Viaducto y
Circuito Interior.
El secretario nos pidió ir al Ministerio Público para ayudar a la familia, al llegar la madre nos dijo que vendía en esa esquina, pero que se retiró para ir al baño. Deja a sus hijas, de siete y tres años, en el camellón, la mayor agarra de la mano a su hermana y cruzan la calle justo en el momento en que se pone la luz verde, narra Alejandro Nuevo Tinoco, responsable del nuevo modelo.
Hace casi un mes, personal del Centro de Asistencia e Integración
Social (CAIS) Coruña Jóvenes, a cargo de Héctor Maldonado, a bordo de un
camioneta con el rótulo
Niñas y niños fuera de peligrorecorre las calles y avenidas de esta urbe, localizando a los menores que pueden estar en riesgo.
El primer reto es informar y convencer a los padres de la bondad del
programa, después invitarlos a conocer las instalaciones donde estarán
sus hijos. De aceptar, firman una carta-compromiso, que se integra al
expediente que se abre a cada menor, con los resultados de las
valoraciones médica y odontológica que se les hace al llegar, resume
Maldonado.
Los padres son quienes ponen la hora para que el vehículo pase por
los pequeños para llevarlos al centro y luego regresarlos al crucero.
Después de escuchar a los brigadistas, Rosario, quien vende botellas
de agua en uno de los cruceros de Río Churubusco, acepta ir al CAIS.
Lleva en brazos a su bebé de dos meses, a su hija Carmen y su sobrino
Beto.
Sí me da confianza la ayuda que nos ofrecen; así puedo trabajar más tranquila, ahora tengo miedo de que mi hija se cruce la avenida o se la lleve alguien hasta con un dulce; habla con todos, responde mientras recorre las instalaciones.
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