Quinto poder
Por: Argentina Casanova*
Desde
hace tiempo se teme que las intención de los grandes corporativos de
comprar, invertir, sembrar, modificar y alterar la genética alimentaria,
la construcción de tecnologías de energía “limpia” que ensucia grandes
extensiones de territorios en los países pobres, la minería con sus
lavados de conciencia de los gobiernos que se proclaman justos y
democráticos, son en realidad mecanismos de intervención en los países
empobrecidos para salvar la distancia entre los países con futuro y los
que devastan sus recursos.
No se trata solamente de las “locas ideas” de chamtrailes y de
bombardeo aéreo a las nubes, sin contar el uso de plaguicidas que se
arrojan en cultivos en tierras donde sus poblaciones empiezan a
registrar altos índices de enfermedades respiratorias, alergias, cáncer y
hasta alteraciones genéticas.
“Luego de casi tres décadas de explotación, Chevron dejó una
gigantesca contaminación que es reconocida por expertos como el peor
desastre petrolero en el mundo, no sólo por los daños en las aguas y el
suelo, sino por el alto índice de indígenas y campesinos con cáncer.”
Son las noticias que dan cuenta de la civilización y su inexorable
paso hacia el uso de las tecnologías que por sí mismas no representan la
catástrofe, sino su consecución es el camino al desastre ambiental por
el persistente uso de energías no renovables y un uso irracional de los
recursos de los territorios de países empobrecidos a los que no les
importa contaminar.
Lo mismo un país pequeño de África que un gran país como México y las
mineras que no solo despojan a los dueños ancestrales aprovechándose de
males convencionales tercermundistas como la corrupción y la impunidad
que se sucede a los asesinatos de las personas que defienden la tierra
frente al desmedido y voraz consumo de voluntades de ciudadanía que cree
que realmente esas “inversiones” le significan algún beneficio a un
pueblo.
Pueblos-territorios que en unos años no tendrán más que agujeros
llenos de tierra muerta y aguas contaminadas imposibles de todo.
No. El futuro no es irreversible para todos, lo es para unos cuantos y
se hace extensivo peligrosamente en la impredecibilidad de la estupidez
de gobernantes que se sustraen a los compromisos ambientales y que
creen que no existe el “caos climático” porque ha aumentado el frío en
algunas zonas.
El futuro es irreversible para países tercermundistas, eufemísticamente denominados “en vías de desarrollo”.
Los diarios se llenan de testimonios de este genocidio selectivo: “La
compañía llegó para ahorrarse dólares usando tecnología barata,
contaminó ríos, destruyó selva, les quitaron la libertad a las
comunidades indígenas. Por eso empezó una batalla legal en 1993.”
La lucha de los pueblos indígenas contra las trasnacionales es, mucho
más que de lo que se ve, es al mismo tiempo un asunto de civilización
frente a la barbarie, es Calibán frente a Próspero donde la tecnología
tiene el rostro de Miranda frente a una Sycorax que atemoriza a los
civilizados con su exuberancia.
Y en medio de toda la tragedia, las mujeres llevándose los efectos
sin tener participación de un sistema patriarcal dominante, colonizador y
opresor, un sistema capitalista que apuesta al consumismo exacerbado de
bienes que depredan el ambiente para un uso instantáneo o de unos
cuantos. Derroche de recursos, desperdicio de alimentos, desliz de los
tiempos para acabar de una vez con lo acabable, los recursos y no dejar
nada para el futuro.
Y son también las mujeres las que sobrelidian con los efectos del
cambio en el clima, con las tormentas de la volubilidad humana frente a
los desastres naturales, las que sin cortar el árbol tienen la condena
de “reconstruir” un mundo que no tiene remedio en tanto mantenga el
mismo sistema de control y dominantes.
Mujeres pobres en zonas devastadas en un plan de despoblación de las
zonas marginadas con grandes volúmenes poblacionales, una suerte también
de eugenesias que tiene como vía el medio ambiente y los efectos de la
tecnologización per se.
Un mundo que se inventa con conciencia para los nuevos territorios
donde civilizaciones blancas y que se cuestionan el uso de la tecnología
para sustituir a un humano, la generación de la inteligencia artificial
como sustituto de una humanidad que extingue a propósito a los que
considera sustituibles.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Campeche, Cam.-
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