Pedro Echeverría V.
1. El pasado marzo el muy conocido periodista Riva Palacio publicó un
artículo: La paradoja del “Peje”. En él asienta que López Obrador en
cada campaña ha tenido una “curva de aprendizaje”. ¿Qué ha aprendido
según el periodista? a) a respetar, b) a no usar frases peyorativas, c) a
participar en debates, d) cambió de tono su discurso, e) y ahora acepta
su derrota. Después de 2006 y 2012 “AMLO ya es más maduro… y los
resultados asombrosos”. ¿Ese cambio de comportamiento, ese acomodo, ese
ser igual a los demás políticos, ayuda al desarrollo del pensamiento
crítico o, por el contrario, lo hace más sumiso al sistema? Si los votos
cuentan, ¿se vale conquistar esos sufragios adoptando una conducta
servicial y plenamente burguesa?
2. Yo parto de la idea de que el 90 por ciento de los votos son
producto de la televisión, la propaganda y el dinero, aunque duela
reconocerlo. Aunque el dictador Díaz declaró en 1908 al periodista
gringo Pearson que “el pueblo mexicano ya estaba maduro para la
democracia”, la realidad es que después de un siglo, el pobre pueblo
mexicano es manipulado por una clase política que controla el poder y el
dinero. Está tan jodida la población que por lo menos después de un
siglo de brutal miseria y opresión, no ha podido levantarse para acabar
con sus explotadores, y lo más grave es que parece que pasarán muchas
décadas más. El que AMLO esté aprendiendo a acomodarse al sistema me
parece muy negativo para el pueblo.
3. Personalmente apoyé en sus marchas y plantones a AMLO cuando Fox
quiso desaforarlo en 2005, así como en las protestas cuando el brutal
fraude electoral calderoniano de 2006. Me convencía más el López Obrador
“primitivo” de 2005/06 (como dice Riva) que el AMLO de 2012 y de 2017,
civilizado domesticado, respetuoso de las instituciones, que aunque vea
que es brutalmente defraudado no protesta. ¿Igual de domesticado se
espera que sea si ganara la Presidencia de la República? ¿Debe respetar a
la TV, a los empresarios, al PRI, al PAN, aunque estén causando mucho
daño y malestar contra el pueblo? Yo espero un pueblo movilizado y
siempre listo para salir a defender sus derechos en las calles, plazas y
escuelas.
4. López Obrador no se ha cansado de repetir que su lucha es pacífica
y su gobierno así será. Y tampoco yo me he cansado de señalar que las
luchas de los pueblos son siempre pacíficas y quien las hace violentas
es el gobierno y las fuerzas armadas a su servicio que son siempre las
que las violentan. ¿No es acaso el pinche gobierno de la burguesía el
que bloquea el paso a cualquier marcha o manifestación de protesta de
los trabajadores? ¿Quién arroja los gases lacrimógenos, lanza los
caballos y los perros contra los manifestantes y dispara balas de goma y
de verdad para dizque dispersar a quienes protestan? Aplaudo que por
fin los descontentos estén defendiéndose con piedras, palos, varillas
metálicas, resorteras, del salvajismo militarizado.
5. Es una mentira que al pueblo no le agraden las confrontaciones
cuando éstas son necesarias. La población hace muchas décadas que está
cansada de la explotación, la opresión, la mentira y de vivir en la
miseria y la pobreza. La paz no puede ser de las bayonetas, los
sepulcros o de los muertos, sino una paz justa que descanse en la
igualdad entre los seres humanos. Afortunadamente López Obrador sabe que
por el camino del fortalecimiento de las fuerzas armadas y la represión
no puede darse la justicia; que la protesta social sólo puede
solucionarse mediante un diálogo respetuoso que nunca huela a
imposición. López Obrador no necesita un aprendizaje que lo domestique
sino que al contrario debe exigir la igualdad. (27/VI/17)
alterar26@gmail.com
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