Jorge Grajales
La Jornada
Cartel oficial de la segunda Muestra de Cine Fantástico y de Terror Iberoamericano
La producción de cine de género, que engloba al fantástico –integrado a su vez por terror, ciencia ficción y fantasía–, al igual que el thriller y hasta comedia de humor negro, es un filón que se ha explotado de manera creciente en Latinoamérica a lo largo de este siglo. Países que incluso tienen una industria cinematográfica prácticamente inexistente, han visto su nombre a relucir gracias a películas de este corte –como Ovnis en Zacapa, de Guatemala, o El Santuario de las Ánimas, de Ecuador–, mientras en otros, como en Argentina y el nuestro propio, se vive una pujanza que ha llamado la atención del extranjero. Para darnos una idea del estado actual de este género, Cinépolis alberga durante estos días la segunda Muestra de Cine Fantástico y de Terror Iberoamericano, en alianza con Blood Window.
Blood Window es una iniciativa que surge de Ventana Sur, el mercado dedicado al cine latinoamericano que se celebra anualmente en Argentina, realizada a la par por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de ese país y el Marché du Film, del Festival de Cannes, a raíz de la ya comentada ola creciente de producción de este tipo de películas en la región. Es así que este proyecto surge en 2013 para promover y apoyar dichos proyectos desde su creación hasta su distribución.
A partir de este pasado viernes 23 de junio y hasta el jueves 29 se podrán ver 10 películas en salas selectas de Cinépolis de tres diferentes entidades –Guadalajara, Puebla y Ciudad de México– de esta muestra, que está integrada por los siguientes filmes: 1974: La posesión de Altair de Víctor Dryere, México; El ataúd de cristal, de Haritz Zubillaga, España; El muerto cuenta su historia, de Fabián Forte, Argentina; El vigilante, de Diego Ros. México; Hipersomnia, de Gabriel Grieco, Argentina; Inicuo: la hermandad, de Alejandro Alegre, México; La región salvaje, de Amat Escalante, México; Madre, de Aaron Burns, Chile; Mal nosso, de Samuel Galli, Brasil, y Terror 5, de Sebastián y Federico Rotstein, Argentina.
De esta lista llama la atención que una de ellas, La posesión de Altair, tuvo ya su estreno en corrida comercial, mientras la argentina Hipersomnia se encuentra ya disponible para verse en Netflix México.
Llama la atención también que La región salvaje, película que no tuvo apoyo alguno de Blood Window, se encuentre en esta muestra. Quien esto escribe supone que se debe a que la película la compró Cinépolis para su distribución nacional y les serviría como indicador de si gusta. Curiosamente, una cinta previamente anunciada que sí tenía apoyo de Blood Window (Las tinieblas, de Daniel Zimbrón) fue eliminada de la lista final
De las restantes, varias se pudieron ver en el Festival Mórbido del año pasado (El muerto cuenta su historia, Inicuo: la hermandad, Madre y Terror 5), gracias a que dicho festival es colaborador de Blood Window.
Sin duda, La región salvaje se coloca, a juicio personal, como la película más interesante y lograda de esta muestra. El filme, que se pudo ver el año pasado en el festival de Morelia y recientemente en el Mix, bien podría describirse como el resultado que obtendría Andrej Zulawski si realizara una adaptación de El color que cayó del cielo, de HP Lovecraft o un cuento perdido de Los libros de sangre de Clive Barker ambientando en México.
La trama, acerca de un perturbador misterio guardado en una cabaña que así como puede causar muerte en su derredor, también es un liberador placer sexual que cambiará para siempre la vida de los protagonistas del reprimido poblado en su cercanía; se las arregla para hablar de temas concernientes a una realidad nacional que resaltan más con la intrusión del fantastique.
Por el contrario, Inicuo: la hermandad –una de las peores películas que tuve la desgracia de padecer el año pasado– es todo un despropósito narrativo en el que su director, Alejandro Alegre, confirma lo incompetente que es para contar una historia, algo que ya habíamos visto en su ópera prima de zombies Los infectados. Este caótico y desesperante esperpento de película, sin pies ni cabeza sobre un inocente atrapado en un edificio propiedad de una secta satánica, es el ejemplo perfecto de por qué el cine de género es denostado y despreciado. Ilógica dentro de su propia lógica y sin sentido alguno, se coloca en el extremo opuesto de La región salvaje como una anodina película hecha por entusiastas del género, pero sin un ápice de talento tras la cámara. Pero ese siempre es el riesgo que se corre dentro este tipo de muestras: encontrar estas disparidades que dan variedad al asunto.
En medio de estos filmes encontramos otros que van de lo propositivo a lo rutinario y complaciente. Un crisol que nos pinta que el cine de género iberoamericano todavía se está gestando y falta que entregue películas verdaderamente notables.
Pero no me crean; compruébenlo por ustedes mismos y fórmense su propia opinión, ya que todavía tienen hasta el jueves 29 para alcanzar a ver cintas de esta muestra en Cinépolis Universidad o Diana, si están en la Ciudad de México; en Cinépolis Galerías en Guadalajara, o en Cinépolis Boulevard en Puebla.
*Investigador cinematográfico especializado en cine de género y cultura popular. Desde hace 17 años tiene un cineclub en el Centro Cultural José Martí, donde realiza maratones nocturnos de películas poco conocidas que él mismo subtitula al español, actividad que ha quedado registrada en el corto documental del CUEC El rey del otro cine, proyectado en el Shorts Corner del festival de Cannes. Es autor también de los guiones de Sensus, el primer cómic en braille de Iberoamérica.
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