Su administración no es ejemplar y tan solo en los primeros cinco
meses de este año, la tasa de homicidios violentos es la segunda más
alta desde 1998, mientras que el descontrol en la lucha contra el crimen
organizado es tan evidente que los grupos que sustituyeron a los
Caballeros Templarios siguen siendo quienes mandan en una buena parte
del territorio michoacano.
De acuerdo con las cifras oficiales más recientes del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en estos
primeros cinco meses del 2017 se registraron 528 homicidios dolosos en
Michoacán, lo cual significa que a final de año seguramente se rebasará
la tasa más alta que se tenía en 20 años, que era de 533 homicidios
dolosos, cuando gobernaba Víctor Manuel Tinoco Rubí.
Michoacán es el estado que más atención ha tenido en los dos últimos
sexenios en la lucha contra el narcotráfico. Fue ahí donde en el 2006
Felipe Calderón lanzó la declaración de guerra contra el narcotráfico y
en el 2011 Enrique Peña Nieto puso en operación la estrategia militar de
armar a la población civil, representada por las autodefensas de tierra
caliente, para que fueran ellos quienes combatieran en su propio
terreno a los Caballeros Templarios.
De hecho, Peña Nieto impuso a Alfredo Castillo como un gobernador de
facto en Michoacán durante casi un año para desarmar a las autodefensas,
una vez que cumplieron su cometido y dejar puesta la mesa para que
llegara el nuevo gobernador: Silvano Aureoles.
El perredista llegó a Michoacán con la idea de seguir el proceso de
pacificación y desmantelamiento de los grupos criminales. Dijo que
actuaría con todo el peso de la ley y que no permitiría que hubiese
grupos civiles armados.
Pronto la realidad lo puso en su lugar. Otros grupos criminales como
Los Viagras, H3, los remanentes de los Caballeros Templarios y, sobre
todo, el Cartel de Jalisco Nueva Generación, se apoderaron tanto del
negocio criminal como del territorio, mientras que los asesinatos
violentos continuaron, así como los ataques a los periodistas.
Haciendo caso omiso a realidad en Michoacán, Silvano Aureoles ha
seguido construyendo sus planes de ser candidato presidencial por el
PRD, compitiendo con el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, que
también ha demostrado una incapacidad para combatir la inseguridad y la
violencia en su entidad.
De enero a mayo de este 2017, ha sido el segundo periodo más violento
en el estado de Michoacán de las últimas dos décadas. Los 528
homicidios dolosos registrados en estos primeros meses del año, se
traduce en una tasa aproximada de 105 homicidios dolosos por mes, 3.5
por día o uno cada 6.9 horas.
Ni en los gobiernos donde el crimen organizado estaba más fuerte como
fue en 2014 con el gobernador Fausto Vallejo y 2011 con Leonel Godoy
Rangel, el número de homicidios violentos fue tan alto como ahora con el
perredista Silvano Aureoles, que sueña con gobernar el país ganando la
elección del 2018.
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