La Jornada
Con el abandono de la
mesa de negociación por parte del secretario Miguel Ángel Osorio Chong y
sin una fecha para retomar las conversaciones concluyó ayer el
encuentro que funcionarios de la Secretaría de Gobernación (SG) y el
subprocurador de la Procuraduría General de la República, Gilberto
Higuera Bernal, sostuvieron a puerta cerrada con habitantes de
Nochixtlán, familiares de las víctimas del operativo policial del
domingo 19, representantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación (CNTE), así como cuatro miembros de la Comisión Nacional
de Mediación.
Durante el encuentro los pobladores en-tregaron un pliego petitorio
de 13 puntos, entre los que se encuentran la abrogación de la reforma
educativa y la creación de una fiscalía especializada para investigar
los hechos del domingo 19. Del lado de las autoridades, se planteó el
compromiso de que el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación,
Roberto Campa, visite Nochixtlán en una fecha por definir, según los
acuerdos que, refirió él mismo, los representantes de la localidad
alcancen con las bases.
Debe recordarse que la reunión se produjo en un contexto de versiones
según las cuales los habitantes de amplias zonas de Oaxaca padecen
hambre y carencia de combustibles debido al supuesto desabasto causado
por los bloqueos carreteros que miembros de la coordinadora y sus
sectores sociales de apoyo mantienen en hasta 37 puntos del estado.
Sin negar las dificultades en la distribución de alimentos ni la
escasez de algunos productos, es claro que se han magnificado esas
circunstancias para presentarlas como un desabasto alimentario grave y
hasta crítico que, de acuerdo con la evidencia disponible, no existe.
Por otra parte, no debe ignorarse que la escasez de gasolina en los
puntos de venta de Oaxaca tiene precedentes ajenos a la movilización
social: en semanas recientes el combustible ha escaseado en otros puntos
del país no afectados por los cortes a la circulación, como Chihuahua,
en eventos que responden al reajuste de la comercialización de
combustibles generado por la reforma energética.
Las versiones que magnifican la situación para presentar a Oaxaca
como escenario de una auténtica emergencia causada por los bloqueos no
parecen inocentes, sino que abonan a la legitimación de soluciones de
fuerza que por ningún motivo deben ocurrir. En este sentido, las
acciones de espectacularidad mediática emprendidas o anunciadas por la
Secretaría de Desarrollo Social parecieran responder a una construcción
de argumentos para ejercer la violencia del Estado en contra de los
maestros.
Tales acciones han sido acompañadas por un ensordecedor ruido
mediático en contra de los maestros disidentes, a quienes se pretende
presentar como causantes e instigadores del malestar social que se vive
en la entidad.
Estas distorsiones tienen su correlato en la minimización de lo
ocurrido hace 12 días en Nochixtlán, cuando una decena de personas
murieron y alrededor de un centenar resultaron heridas en un intento de
la Policía Federal por despejar el bloqueo sostenido por maestros y
pobladores de la localidad oaxaqueña. Pese al saldo mortal del
operativo, hasta hoy no existe un planteamiento oficial de qué se está
indagando y cuáles son las líneas de investigación, silencio muy grave
en tanto la falta de justicia significa una continuación de la
violencia, así como por el historial negativo que la presente
administración pública federal viene arrastrando en materia de
procuración de justicia.
En tal contexto, es obligado recordar que, a casi dos años de la
desaparición de 43 estudiantes normalistas y el asesinato de seis
personas en Iguala, el gobierno sigue empeñado en sostener como
verdad históricauna versión que tiene graves inconsistencias, que ha sido refutada y que pareciera apostar más al olvido del caso que a una voluntad seria de esclarecimiento.
En el presente entorno de crispación social es indispensable que las
autoridades se conduzcan en estricto apego a la verdad, que se haga
presente la voluntad de procurar justicia de manera verosímil, que se
conjure la tentación de medidas de fuerza que agravarían el conflicto y
que el problema magisterial sea resuelto en paz por medio de la
negociación y la disposición de ambas partes a hacer concesiones.
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