Todas las mañanas, de lunes a viernes, llegaba a Berlín 245, en la
alcaldía de Coyoacán. Me abría la puerta la señora Maura, mujer afable y
quien había trabajado en el Partido Acción Nacional (PAN) desde hacía
cinco décadas: “Conocí a Carlos Castillo Peraza, a Vicente Fox, a Diego
Fernández de Cevallos, a Felipe Calderón; cuando llegaba a ir Margarita
Zavala al partido (en la época en que su esposo había sido Presidente de
México), era a mí a quien saludaba primero”, me contó la mujer. Y lo
comprobé: en marzo de 2017, siete meses antes de renunciar al PAN,
Zavala apareció en la casa y, entre aspavientos, abrazó a doña Maura.
Margarita Zavala llegó acompañada de Consuelo Sáizar, quien había
sido directora del Fondo de Cultura Económica (FCE) durante el sexenio
de Vicente Fox y presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes en la gestión de Felipe Calderón. Un grupo de aproximadamente 10
personas las acompañaban.
“Todos son militantes del PAN”, me dijo mi compañero Rubén Cota Meza,
haciendo un mohín despectivo, y volvió a sentarse frente a su
computadora. Fernando García Ramírez, nuestro jefe y operador de Enrique
Krauze, le había encargado a Cota un reporte sobre el “autoritarismo”,
el cual decía, entre otras cosas, que López Obrador mezclaba “un
nacionalismo revolucionario o neocardenismo (estatista en lo económico,
intervencionista y asistencialista en lo social y aislacionista en lo
internacional) con un liderazgo populista asentado sobre el carisma del
propio Andrés Manuel López Obrador y la coordinación de su red
clientelar”.
La idea —y buscando siempre dinamitar al tabasqueño— era presentarlo
ante la opinión pública como un amante del populismo y, peor aún, del
totalitarismo.
Ricardo Rojo, extrovertido y exultante, condujo al equipo de Zavala.
El dueño de Expertaria, exdirector de comunicación social de la
Secretaría de Economía durante la administración calderonista, mostró el
lugar a Margarita y a su equipo.
La casa estaba dividida en dos construcciones. En la primera había
cinco habitaciones amplias: la primera estaba habilitada como una sala
de juntas (había una mesa con 12 sillas, un pizarrón anaranjado y seis
pantallas Full HD en la pared); la segunda como una sala de monitoreo
(nueve pantallas Full HD y poco más de 20 equipos de computación); las
tres siguientes eran oficinas. Rojo ocupaba una, García Ramírez, otra
—que compartía con Gabriel García Jolly— y la tercera la ocupábamos Cota
y yo.
En la parte superior se habilitó un estudio de televisión. Ahí se
producían y grababan cápsulas, programas para internet y se editaban
memes y videos a favor de Margarita Zavala y Ricardo Anaya y, por otra
parte, en contra de López Obrador.
Los canales de Facebook por los cuales se transmitían eran, entre
otros, Prensa México, Política Meme, Injoportable, Napoleopez y
Populismo Autoritario.
Margarita Zavala, Consuelo Sáizar, Ricardo Rojo, García Ramírez y
Jesús Ramón Rojo (jefe de la operación en Berlín y colaborador del
empresario Agustín Coppel), entre otros personajes, participaron en la
junta. Ricardo Rojo les mostró el lugar y, ya en la sala de juntas, fue
el encargado de presentarles el proyecto antilopezobradorista.
Mediante un proyector, Rojo les habló de cómo posicionarían en sus
comunidades digitales, en el ciberespacio y en las redes sociales al
candidato panista, el que fuera (en ese momento todavía no se sabía que
Anaya se quedaría con la candidatura).
Dos horas después, García Ramírez nos llamó a su oficina. “La junta
fue muy productiva”, nos dijo. Una de nuestras tareas sería hacer
guiones que, poco después, se traducirán en cápsulas, videos y memes en
los diferentes portales que Ricardo (Rojo) y su equipo harán. Nos
informó que habría comunidades de todo: cristianismo, series
televisivas, futbol y todo lo que pudiéramos imaginarnos. “¿Cómo ves, Ric,
si haces unas páginas de literatura? Le dije a Rojo que te gusta la
literatura”. La pregunta —un mero ejercicio retórico— era, en realidad,
una orden. Sin saber nada sobre la administración de páginas, comencé a
ver cómo hacía para cumplir con la encomienda. De ahí saldrían tres
comunidades:
www.facebook.com/historianovelada/
www.facebook.com/espacioficcion/
www.facebook.com/terrorytemblor/
Las páginas —donde hice cápsulas literarias y hasta un programa que
conduje al lado de Gabriel García Jolly— fueron un fracaso de principio a
fin.
Incapaz de desempeñar un papel digno en ésa área y sin el menor talento para convertirme en una suerte de community manager, jamás logré hacer crecer a @historianovelada, @espacioficcion ni @terrorytemblor.
Las cifras de seguidores fueron ridículas: tres mil 53, cuatro mil
002 y siete mil 492, respectivamente. Pese a todo, me pidieron que
pautara.
“Te asignaremos cinco mil para que pautes tus páginas. Poco a poco te
iremos subiendo el saldo”, me informó Mayra Garza, contadora de
Expertaria. Y así lo hice. Como pagaba con mi tarjeta de débito, el
reembolso me lo hacían mediante una transferencia bancaria.
Cuando me pagaron mi primer reembolso, le envié a Mayra los datos de
mi cuenta bancaria y una imagen de mi tarjeta de débito, así como las
copias de los pagos que me había expidió PayPal y Facebook. Ella, a su
vez, me envió por correo electrónico, los datos fiscales de Expertaria:
Episodia SAPI de CV RFC: EPI170127I84 con dirección en Berlín 245, Col.
Del Carmen, Coyoacán, CP 04100.
Pese a los ineficaces esfuerzos antilopezobradoristas, Sergio
Navarro, el segundo al mando después de Ricardo Rojo, decidió abrir un
grupo de Telegram y, desde ahí, dirigir y darle seguimiento a la
operación. García Ramírez nos pidió que colaboráramos con Rojo. Cota y
Gabriel, como pudieron, alegaron cualquier cosa y lograron zafarse del
compromiso. Yo, por mi parte, me vi, de pronto, en las garras de una
granja de trolls que, conforme fue pasando el tiempo, fueron tornándose más feroces contra López Obrador.
*Editor, escritor y traductor.
Fue reclutado en 2016 para colaborar
en la campaña antiAMLO de Berlín 245.
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