En 1968 se rompió la hegemonía masculina en las
secretarías de Estado del continente, más de medio siglo después la
paridad parece una utopía
Cuando uno lee los
anuncios de búsqueda de trabajo es habitual encontrar varios llamados
solicitando secretaria. Una profesión que está más vinculada a la mujer
que al hombre. En cambio, hablamos de secretarios de Estado, de
ministros, un rol que es casi exclusividad de los varones, al menos en
América Latina.
En el año 1968 el entonces presidente uruguayo Jorge
Pacheco Areco nombró a Alba Roballo como ministra de Cultura. Fue la
primera vez que una mujer ocupó ese cargo en la región. Habían pasado
mucho más de un centenar de años para que se rompiera ese círculo de
exclusividad masculina. ¿Pero cuánto ha cambiado hoy esta situación?
Colombia
es el caso emblemático en Sudamérica, en lo que tiene que ver con
igualdad en esta área. El gobierno de Iván Duque tiene un gabinete
paritario, conformado por ocho mujeres y ocho hombres. En cambio la
mayoría de los países están lejos de esto. Presidentes hombres que
eligen a los secretarios de Estado entre los de su propio género.
Con
la renuncia de Carolina Cosse al Ministerio de Industria –para ser
candidata a presidenta– en Uruguay quedaron en actividad cuatro
ministras: Marina Arismendi en Desarrollo Social, María Julia Muñoz en
Educación, Liliam Kechichian en Turismo y Eneida De León en Vivienda.
En
este segundo gobierno de Tabaré Vázquez, el jefe de Estado utilizó 16
ministros, cinco de ellos fueron mujeres. En cambio en su primer mandato
(2005 – 2010) fueron 26 los políticos que ocuparon la titularidad de
las secretarías de Estado y también hubo cinco mujeres. El porcentaje no
fue muy diferente en el gobierno de Pepe Mujica (2010-2015), utilizó
veinte ministros y solo cuatro fueron mujeres.
Claro que si se lo
compara con los gobiernos de la derecha del país la diferencia es
sustancial. Julio María Sanguinetti solo tuvo una ministra en su primer
gobierno (1985 – 1990) y dos en el segundo mandato (1995 – 2000).
Increíblemente en las administraciones de Luis Lacalle (1990 – 1995) y
de Jorge Batlle (2000 – 2005) el cargo fue exclusividad de los hombres, a
pesar que ambos utilizaron a 31 y 30 ministros respectivamente. Si
sumamos los períodos de gobiernos de derecha en Uruguay desde el
advenimiento de la democracia solo tres mujeres llegaron a ser ministras
y no todas cumplieron todo el período.
La conformación de un
gabinete paritario no está en la agenda de prácticamente ningún
candidato a presidente latinoamericano en los países que hay elecciones
en 2019, a pesar de que el acceso a este puesto de decisión política es
de muy difícil acceso para las mujeres.
Por ejemplo, en Guatemala
hay catorce ministerios y en este momento el gobierno de Jimmy Morales
tiene solo una ministra: Sandra Jovel en Relaciones Exteriores, a pesar
de que el presidente comenzó su período con dos secretarias de Estado
que ya no se encuentran en funciones.
En Argentina, Mauricio
Macri solo tiene a dos mujeres al frente de ministerios: Patricia
Bullrich en Seguridad y Carolina Stanley en Salud y Desarrollo Social.
En Bolivia de veinte carteras solo cuatro mujeres son ministras:
Gabriela Montaño en Salud, Mariana Prado en Planificación del
Desarrollo, Nélida Sifuentes en Desarrollo Productivo y Economía Plural y
Wilma Alanoca en Culturas y Turismo; finalmente en Panamá hay quince
ministerios y cuatro ministras: Isabel de Saint Malo en Relaciones
Exteriores, Eyda Varela en Economía, Zulphy Santamaría en Trabajo y
Michelle Muschett en Desarrollo Social.
En los países en los que
se han celebrado recientemente elecciones hay realidades diferentes. En
México, Andrés Manuel López Obrador mejoró sensiblemente lo de su
antecesor, Enrique Peña Nieto. El progresista conformó su gabinete con
ocho mujeres y once hombres, mientras que en el gobierno anterior
trabajaron 38 ministros y solo cinco fueron mujeres.
Muy
diferente es la situación de Brasil. En la administración de Dilma
Rousseff trece mujeres lograron ser ministras, mientras que en el nuevo
gabinete de Jair Bolsonaro, de 22 ministros solo dos son mujeres: Tereza
Cristina Correa en Agricultura y el insólito caso de Damares Silva, en
Mujer, Familia y Derechos Humanos, una ministra que pregona regresar
nuevamente a la era en la que “los niños vistan de azul y las niñas de
rosa”.
En 1968 se rompió la hegemonía masculina en las
secretarías de Estado del continente. Más de medio siglo después la
paridad parece una utopía. Para convertirla en una realidad la
responsabilidad no es exclusiva de los mandatarios que eligen sus
gabinetes, sino también de las ciudadanías que deben hacer valer su
voto.
Marcel Lhermitte es consultor en comunicación política
y campañas electorales. Periodista, licenciado en Ciencias de la
Comunicación y magíster en Comunicación Política y gestión de Campañas
Electorales. Ha asesorado decenas de candidatos y colectivos
progresistas en Uruguay, Chile, Francia y España fundamentalmente.
@MLhermitte
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